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Capítulo 21

A la hora de la cena Ayla nota un comportamiento diferente, sobre todo Cruz, quien comía de forma descontrolada, ahora usa cubiertos. Hace gala de sus habilidades de etiqueta al igual que sus hermanos. Es notable la falta de Llantén en la mesa, al igual que la presencia de los señores De Luca.

Azrael llama su atención en ese momento, tomándose con sus iris verdes oscurecidos por su rara obsesión por verla comer. Al verlo tan nervioso e inquieto, ella aleja el tenedor con un trozo de carne y no prueba nada, a pesar el aspecto y el aroma sean irresistibles.

—¿No tienes hambre? —le pregunta la mujer, haciendo que levante la mirada de su plato.

—No, probé algo cuando estaba en la cocina. —Ayla ve al castaño de las rayas suspirar. Ahora él le debe un gran favor a cambio.

—Entonces Ayla, ¿a cuál de mis hijos amas más? —pregunta la señora De Luca, provocando que el ambiente de repente se torne pesado e incómodo—. Sé qué elegir es imposible pero haz un esfuerzo.

Todas las miradas ahora están sobre la morocha, ella traga saliva, sintiéndose intimidada, más aún por los ojos del hombre escamoso. Todavía siente la sensación de estar asfixiándose.

—Cada uno es especial a su manera —se limita a responder. La mujer está un poco decepcionada, sin embargo no hace más preguntas porque su esposo toma la palabra.

—¿Quién de ellos fue el primero en acostarse contigo?

—Papá —protesta Mako.

—Debemos saberlo, así nuestros nietos sabrán quién de ustedes es su padre —contesta en su defensa—. ¿Pudiste hacerlo Cruz? ¿Al fin eres un hombre? —agrega, entonces Azrael aclara su garganta.

—Padre, ahora no es el momento más oportuno para hablar de ello.

—Además tenemos una importante fiesta a la cual asistir —comenta Mako sonriendo—. La hija de los Dorian nos invitó.

—Oh, entiendo. Tu padre y yo volveremos a casa cuando la cena acabe. Fue muy agradable visitarlos —responde su madre.

Una hora después...
Como es de costumbre Cruz se queja del traje que debe usar, diciendo que no quería ir a una maldita fiesta. Entonces, para distraerlo, Azrael le recordó que es su turno de pasar tiempo con Ayla.

La familia De Luca se presenta en la fiesta mientras Ayla camina tomando el brazo del castaño. Ella rápidamente nota que todos, además de vestir ropa muy costosa, también tienen características animales y debido a esto es el centro de atención por no poseer ninguna de estas características.

Todos me miran como si fuera un bicho raro, se dice a sí misma al apretar con fuerza en brazo de Cruz.

—¿Estás bien Ayla? —le pregunta al notarla un poco nerviosa—. No tengas miedo, estoy aquí.

Él lame su mejilla, haciendo que suelte una risa por las cosquillas que sintió. Ambos están junto a Azrael y Mako mientras observan a su alrededor. Pero Cruz siente el aroma de la comida y se lleva a la muchacha con él hacia las mesas de bocadillos.

Ayla comienza a salivar un poco ya que estaba muriendo de hambre, entonces comienzan a comer, teniendo cuidado de tomar jugo para no atragantarse.

—Vaya. Cruz y ella son tal para cual —comenta Gala cuando se acerca a los otros dos hermanos—. Unas criaturas encantadoras.

—Hola —saluda Mako con una sonrisa.

—Saben comportarse cuando quieren —responde Azrael en un tono hostil.

—Siempre tan amargado Azz, ¿no te avisaron que es una fiesta?

—¿Por qué lo haces? Esta mañana estabas llorando por Llantén —al mencionarlo la expresión de Gala cambia rápidamente—. ¿De verdad lo querías? No te veo tan triste ahora.

—¡Cállate! —Gala voltea y camina hacia la barra ya que necesita un trago. Mako mira molesto a Azrael para luego seguir a su amiga para consolarla.

—Estos bocados están deliciosos —comenta Cruz mientras le enseña la comida a Ayla. Ella asiente y toma la pieza que tenía en sus dedos. El castaño queda paralizado cuando siente los labios de ella tocarlo, además ese cálido aliento hace que un escalofrío recorra todo su cuerpo.

Ayla lo mira curiosa mientras mastica el bocadillo, y una sonrisa aparece en su rostro. La razón, el rostro rojo de Cruz. Él inevitablemente recordó la vez que lo tocó.

—Yo... Tengo un problema —murmura mientras toma su cola para ocultar su entrepierna—. Ya vuelvo.

Ella lo ve alejarse y tropezar con unas cuantas persona. Cruz buscar desesperadamente un baño para calmarse, abre puertas y puertas hasta toparse con uno. Con rapidez abre el grifo para mojar su rostro, sin embargo al levantar la mirada ve a Ayla reflejada en el espejo.

—¡Ah! —exclama por el susto y vuelve a tomar su cola—. ¿Por qué me seguiste?

—Es mi culpa que estés así, ¿verdad? —responde en un tono suave.

Él asiente mientras baja las orejas, junto a su mirada, entonces siente las manos de la muchacha en su pecho, quitando el saco del traje y luego desarmando el nudo de la corbata.

—Ayla, no. Estoy bien así —dice al tomarla de las muñecas para detenerla—. Mako dijo que estabas triste por lo de Llantén y no quiero aprovecharme de eso —agrega, haciendo que una sonrisa aparezca en el rostro de ella.

—Debes quitarte toda la ropa para el baño —murmura mientras deshace los botones de su camisa.

—Oh, cierto —asiente y rasca su nuca. Él mismo se quita los pantalones y todo lo demás antes de entrar a la fría tina. A pesar de estar todavía excitado por la presencia de Ayla, el agua fría rápidamente lo calma. Pero también lo hace tiritar.

El baño sólo dura unos minutos, entonces sale y se sacude como lo haría un cachorro, salpicando un poco hacia ella.

—Gracias —dice cuando toma la toalla que tenía la morocha en sus manos. Cruz seca su cuerpo de forma rápida y ata la toalla a su cintura, de repente oye y siente aire cálido golpear sus orejas.

—¿Está bien? —indica mientras tiene el secador en su mano. Ayla revuelve su cabello castaño para que cada rincón de su cabeza se sequen incluso las orejas. Luego pasa a secar la cola, la cual está bastante húmeda.

—Se siente bien, gracias —susurra, dándole una sonrisa la cual ella devuelve—. Pero se supone que no debería ser así, los libros y los vídeos dicen que debo tener control. Papá espera que ya sea un hombre y eso.

—Ya lo eres aunque no hayamos hecho nada. Hum, espera, si hicimos algo.

—Ayla necesitaré otro baño si sigues —responde al apartarse un poco. Si sigue tocándolo volverá a estar excitado y sabe que no es el momento ni el lugar indicado. 

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