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Pacto con el Diablo

Hola de nuevo, espero que estén todas y todos muy bien como siempre.

Bueno... ¿Qué les puedo decir? Creo que este capítulo es el que más fanservice tiene de todos los que he escrito hasta ahora y es hora de confesarles algo.

La pareja principal de este fic iba a ser en un principio Dipper y Wendy. Sí, yo antes era un fiel seguidor de esta pareja, hasta que la nación del capítulo 10 de la segunda temporada atacó. No sé a cuantas o a cuantos de ustedes les haya pasado lo mismo, pero después del capítulo 2; donde Wendy manda literalmente al pobre de Dipper a la friendzone y luego de lo visto en el capítulo 10; muchos cambiamos de pareja favorita en un instante. Tal vez sea solo Alex jugando con nuestros sentimientos pero ni modo. Es lo que hay.

Espero que les guste el capítulo, hay algunas cosas que quiero comunicarles pero eso será hasta el final. Les tengo una buena y una mala noticia. Gracias por todos sus comentarios, los leo y respondo todos a menos que no tengan una cuenta en fanfiction por los motivos que ya he dicho muchas veces. Por cierto, revisé este capítulo minuciosamente tratando de encontrar faltas de ortografía, según yo ya no debería de tener pero a veces la perspectiva nos traiciona y es posible que encuentren alguno que se me haya escapado, si ese es el caso sepan perdonar.

Gravity Falls Es una obra perteneciente a Disney. Todo lo escrito y expresado dentro de este Fanfic tiene como propósito principal el enriquecer al Fandom de la misma. Todos los personajes utilizados dentro de esta historia son una creación y propiedad original de la talentosísima y brillante mente e ingenio del animador estadounidense: Alex Hirsch. Nada será utilizado con fines lucrativos o comerciales. ¡Disfrútenlo!

Gravity Falls Fanfic: La Novia de Dipper

Capítulo 7: "Pacto con el Diablo"

—Como te iba diciendo, Dipper... Algunos chicos subestiman la importancia de decirle a una chica acerca de sus sentimientos. Es común que los chicos prefieran expresarse a través de acciones en vez de palabras. Si eres uno de esos casos, tal vez deberías saber que las chicas necesitan escuchar un "te quiero" de vez en cuando. Sí se te dificulta encontrar las palabras adecuadas, puedes escribirlas previamente en una nota, enviarle una tarjeta con las ideas que hayas escrito, o ya de perdida un mensaje de texto. —Decía Pacifica, montada sobre el lomo de su yegua favorita, portando una blusa lila con ataduras sujetadas a la altura del ombligo, una falda de tonos morados, botas de color café y un gran sombrero vaquero; debajo del cual mantenía sujeto su largo cabello por medio de una trenza.

—Cielos... Y yo que creía que lo que se debía de hacer al momento de estar en compañía de una chica era seguirla a todas partes y reírme de todo lo que dice. —Dijo Dipper, consternado, paseando junto a la niña de cabellos rubios por las planicies traseras de la mansión. Montado sobre su propio equino. Usando a su vez un atuendo similar al de Pacifica, pero perfectamente orientado hacia un chico de su edad.

—¿Estás bromeando cierto? —Pacifica giró la mirada para preguntarle—. Hay cientos de factores que debes tener en cuenta a la hora de mantener una conversación con una chica. Antes que nada debes aprender a escucharla. Si sabes escuchar, tu chica realmente lo valorará y el vínculo entre ustedes se fortalecerá.

—Todo eso suena muy complicado... —Dipper comenzó a desanimarse.

—¿Complicado? No tiene nada de complicado. Tú eres el único complicado aquí. —Pacifica lo reprendió—. Pero creo que no puedo exigirte nada más. Apenas eres un niño de tan solo doce años al que no le puedo pedir la gran cosa.

—Si no me equivoco, los dos tenemos la misma edad. —Le reclamó.

—Sí... Pero recuerda que nosotras maduramos mucho antes que ustedes.

—¿A sí? ¿Quién lo dice?

—Todo el mundo. —La niña finiquitó—. Seguramente en la escuela lo habrás escuchado.

—¿Te molestaría continuar con la explicación? —Dipper torció la boca, molesto.

—Como quieras. —Dijo, para enseguida soltar una ligera risilla que ocultó de la vista de Dipper—. Para aprender a escuchar a una chica primero debes eliminar todas las distracciones posibles. Como por ejemplo, dejar de leer ese estúpido diario cada vez que te hablo.

—¡Oye! Eso solo pasó una vez. —Alzó las cejas.

—Cuatro veces para ser más exacta, Dipper. —Lo miró con malos ojos—. Por tal motivo, debes percibir las señales no verbales. Me refiero a los gestos, las expresiones faciales y las miradas. No escuches solamente con tus oídos, sino con tus ojos, para que puedas tener una visión más profunda de lo que ella esté sintiendo. Mira las cosas desde su punto de vista. Tu chica puede estar molesta por algo que a ti no te molesta, o ella puede estar planteando un escenario en el cual no quieras participar, pero debes intentarlo. Ponte en sus zapatos para tratar de entender qué te está transmitiendo de una manera más clara. Así no estés de acuerdo con su opinión o actitud, deja tu mente abierta y hazle sentir que ante cualquier conflicto tú siempre estarás de su lado.

—Espera, Pacifica... Me duele el cerebro... No entiendo cómo va a ayudarme todo esto a fingir que soy tu novio.

—¡Santos cielos, Dipper! ¿Cómo se supone que vas a mejorar con esa actitud tan negativa? Los medios de comunicación deben creer que eres todo un caballero. ¿Sabes lo que pasaría si se dan cuenta que elegí a un patán como pareja para el día del amor?

—De acuerdo... Pondré todo de mi parte para no hacer un mal trabajo... —Suspiró desanimado—. Sigamos con la lección.

—Eso es todo por ahora. —Dijo la chica.

—Espera... ¿Qué? ¿A qué te refieres con qué eso es todo por ahora?

—No puedo continuar enseñándote mientras estemos en medio de una carrera. —Le guiñó el ojo.

En ese momento, Dipper se dio cuenta de que Pacifica lo había guiado sin su consentimiento hasta una pista de carreras improvisada llena de lodo, cercana a los corrales propiedad de la familia. Cuando Dipper quiso retroceder; supo que era muy tarde como para dar marcha atrás. Probablemente porque las enseñanzas de como escuchar a una chica por parte de Pacifica ya estaban dando sus primeros resultados. Entonces, Pacifica tiró de las cuerdas de su caballo para ponerse en marcha.

—¡Vamos Dipper! ¡No te quedes atrás! —Advirtió la niña.

—¡Aguarda un poco, Pacifica! —Gritó aterrado, dándole accidentalmente un pequeño impulso a su propia montura con las hebillas de sus botas; ocasionando que el animal comenzara a correr—. ¡No sé cómo controlar esta cosa!

Pacifica tomó rápidamente la delantera sin muchas dificultades. Mientras tanto, Dipper se aferraba con su propia vida al asiento del caballo para no sufrir una aparatosa y dolorosa caída, ya que nunca en su vida había montado a caballo. La carrera continuó y Dipper parecía estar acostumbrándose a la velocidad, ya que por unos pocos segundos logró apreciar la espalda de Pacifica dentro de su propio rango de visión. Pasados unos segundos, Dipper no supo cómo explicarlo con palabras, ya que en el fondo parecía estar divirtiéndose. De alguna manera, el estar compartiendo una experiencia de esta naturaleza con una chica lo alentaban a tener otra perspectiva de la vida. Pocos segundos después, Pacifica se percató de como el muchacho comenzaba a acercarse peligrosamente hacia su posición. Sin embargo, no le costó ningún trabajo colocar una nueva y enorme ventaja sobre su competidor, el cual poco a poco comenzaba a sentir una confianza mayor en sí mismo.

—¡Tu puedes hacerlo, Dipper! ¡Puedes alcanzarla! —Se dijo a sí mismo.

La distancia entre ambos comenzó a disminuir nuevamente. Pacifica abrió completamente los ojos, sorprendida, ya que no creía como un chico citadino como Dipper pudiera presentar alguna amenaza.

—¡Ríndete Dipper! ¡Nunca podrás ganarme! —Río mientras corría.

—Eso ya lo veremos... —Dijo Dipper, tratando de aumentar aún más la velocidad de su montura sin pensar en las consecuencias. No obstante, ya era demasiado tarde para hacer algo al respecto, ya que al cruzar la línea que había delimitado el comienzo; Pacifica se detuvo de golpe. Dejando a Dipper continuar por sí solo.

—¡Pacifica...! ¿Por qué te detuviste? —Dijo Dipper, asustado por no saber cómo detenerse—. ¡Ayúdame!

—¡Lo estás haciendo muy bien, Dipper! ¡Sigue así y en muy poco tiempo lo tendrás dominado!

—¡Me quiero bajar! —Gritó, a punto de ponerse a llorar—. ¡Alguien ayúdeme! ¡Por favor!

De repente, en un momento de suma desesperación y una alta subida de adrenalina; Dipper perdió el equilibrio y cayó fulminante sobre un gran montículo de sucio fango, el cual le ayudó a que la caída no fuera tan dolorosa.

—¡Mi espalda! —Se quejó—. ¡Auch! ¡Me duele!

—Eso fue divertido. Estoy segura que una vez que aprendas a controlarlo a la perfección podrás dar una mejor pelea. —Mencionó Pacifica sonriente, acercándose con su caballo hasta Dipper.

—¿Dónde aprendiste a cabalgar de ese modo? —Dipper preguntó, sin levantarse de la mugre—. Eso fue increíble. Lo haces como una profesional.

—Gracias... Creo que esas clases particulares de equitación que tomé hace un par de años me sirvieron de mucho.

—Déjame adivinar... Te enseñó otro campeón olímpico.

—Así es. —Afirmó, ofreciendo gentilmente su mano para ayudar al muchacho Pines a ponerse de pie. Sin embargo, Dipper tenía otros planes, ya que al momento de sujetar la mano de Pacifica; este la jaló hacia él, provocando que la chica también cayera sobre el fango.

—¡Dipper...! ¿Por qué hiciste eso? —Le preguntó molesta, tratando de quitarse el lodo del rostro y del cabello.

Pacifica esperaba una respuesta congruente por parte de Dipper, pero lo único que encontró fue una bola hecha de tierra directamente en el rostro, seguida del sonido de la risa de Dipper.

—Debiste haber visto tu cara cuando caíste. —Dipper echó a reír.

—¡Me las vas a pagar muy caro, Dipper Pines! —Pacifica gritó, juntando lodo en sus manos para formar una enorme bola y comenzar a perseguir a Dipper con ella.

Pacifica no se dio cuenta sino hasta mucho tiempo después que la diversión había comenzado a hacerse latente. Pronto sintió como regresaban aquellos días cuando ella apenas era una niña pequeña de seis años. Una época dónde ser feliz era aún más sencillo. Al terminar la batalla, ambos chicos permanecieron recostados sobre la mugre, completamente agotados y sin aliento. En ese momento, Pacifica se dio cuenta de que esta había sido la primera vez en mucho tiempo que se divertía de esa forma.

—Será mejor que vayamos a cambiarnos. —Pacifica sugirió—. Aún nos quedan muchas cosas por hacer. Ahora me ocuparé de pulir un poco tus casi nulas habilidades en el mini golf.

Ambos niños se levantaron y se dirigieron hacia el interior de la mansión, luego de llevar a los dos caballos a su respectivo establo. Acto seguido, Pacifica se dio una apropiada ducha en uno de los más de veinte cuartos de baño que había dentro de los aposentos de la mansión. Entretanto, Dipper haría lo propio pero en otro diferente. Al entrar, Dipper se quedó perplejo al contemplar la clase de lujos con los que contaban los padres de Pacifica, ya que el cuarto en sí no tenía absolutamente nada que envidiarle a una suite presidencial ubicada en alguno de los hoteles más lujosos del mundo. Pisos con calefacción, bañera de mármol tallada a mano y espejos anti neblina eran solo uno de los pocos aditamentos que podían contemplarse a simple vista.

—Siento que pierdo una fortuna tan solo con respirar en este lugar. Sé que esto no es lo correcto, pero no tengo otra opción. Estoy todo lleno de lodo... —Decía mientras se desvestía y se metía en el agua caliente de la tina—. Me pregunto cuánto dinero habrán invertido los padres de Pacifica para mantener un lugar como este. —Miró hacia el techo y su mente comenzó a divagar—. Me siento contento al ver a Pacifica tan feliz... Jamás imaginé verla tan alegre después de lo que sucedió ese día durante la fiesta. Me da la impresión de que no se había divertido tanto como hoy en varios años. Aún me es difícil imaginar que sus padres sean tan horribles personas. Debe ser muy difícil convivir con ellos todos los días. Estoy de acuerdo que el dinero puede llegar a cambiar mucho a las personas, pero si tan solo ellos pusieran más empeño en velar por los intereses de su hija... Todo sería muy diferente. No entiendo porque la gente millonaria puede llegar a ser tan pretenciosa.

Dipper se mantuvo en la tina, hundido en el agua hasta que comenzó a quedarse poco a poco dormido. Sin embargo, fue justo en ese instante cuando alcanzó a percibir como la temperatura del agua había comenzado a elevarse frenéticamente. Como si una fogata hecha por una manada de caníbales hambrientos se encontrara por debajo para asegurarse de que su banquete se encontrara perfectamente cocido. Dipper se sintió extrañado, pero no le tomó verdadera importancia sino hasta que el calor del agua se volvió completamente insoportable.

—¡Qué demonios...! —Exclamó Dipper, saliendo de la tina de un salto, para enseguida colocarse una de las toallas a su alcance alrededor de sus partes intimas. De un momento a otro, el agua comenzó a burbujear como si estuviera en ebullición—. ¿Qué está pasando?

De repente, el entorno se volvió gris, un par de estruendosos relámpagos se escucharon a lo lejos y el tiempo pareció detenerse. Dipper miró hacia todas partes, contemplando como el color de los objetos desaparecía ante sus ojos.

—No puede ser... ¿Acaso es...?

Para concluir con el espectáculo maquiavélico; un símbolo parecido a un pentagrama comenzó a dibujarse por sí solo por medio de una estela de luz que apareció mágicamente sobre el suelo del cuarto de baño. Al finalizar, una segunda luz aún más intensa que la primera se disparó hacia el cielo, atravesando el techo y el resto de los cuartos superiores. Dipper se cubrió los ojos y cuando los abrió, la resplandeciente figura triangular de un solo ojo que se encontraba frente a él le ocasionó más que un simple escalofrío en la espalda.

—¿Bill...?

—¡Vaya! ¡Vaya! ¡Vaya! Volvemos a encontrarnos, niño. ¿Cómo has estado?

—No puede ser... ¿Tú de nuevo? —Dipper lo encaró enfurecido.

—¡Claro! ¿A quién esperabas? ¿A Santa Claus? Por cierto... ¿Qué te pareció mi entrada? ¿Fue espectacular, no lo crees? —Río, acercándose y dándole un pequeño codazo al joven Pines en las costillas—. Cada vez que nos encontramos me esmero mucho en mejorarla.

—¿Tu nunca aprendes, verdad? Veo que no conoces el significado de la palabra: "rendirse" a pesar de que ya te hemos vencido en dos ocasiones distintas.

—¿Rendirse...? Veamos... —Extrajo un diccionario desde la parte trasera de su espalda para hojearlo y volverlo a ocultar en el mismo lugar—. ¡No! ¡Lo siento mucho, hijo! Pero ni esa palabra, ni su significado existen dentro de mi vocabulario.

—¿Qué es lo que quieres esta vez, monstruo? ¿Viniste a tratar de engañarme de nuevo y volver a robar mi cuerpo? —Le mostró los dientes.

—¿Monstruo? Esa es una palabra fuerte para alguien que no está en condiciones de colocarse a mí nivel. ¿Sabes algo, niño? Al ser una entidad todopoderosa soy capaz de hacer muchas cosas... ¿Pero robarte? Creo que te estás confundiendo. Que yo recuerde, tú accediste a ser mi marioneta. Hicimos un trato. ¿Ya lo olvidaste?

—Tú nunca mencionaste nada acerca de querer una marioneta humana. —Le reclamó.

—¡Escucha! No tengo la culpa de que seas un enano tan ingenuo y que no hayas leído las letras pequeñas de nuestro contrato. —Volvió a reír.

—Eso no importa. No te será tan fácil engañarme esta vez.

—Mi intención no es engañarte, hijo. Estás mirando hacia el lado equivocado. —Flotó sobre el lugar—. Muy pronto descubrirás que no soy tu enemigo y que ambos tenemos más en común de lo que tú crees. —Dio una segunda vuelta por el lugar con las manos hacia atrás.

—¡Eso es mentira! —Dipper apretó los puños—. ¡Tú y yo nunca tendremos algo que compartir!

—Eso está por verse, niño. Apuesto mi basta sabiduría a que al final de nuestra charla cambiarás drásticamente de opinión. —Lo señaló—. A propósito, cambiando rápidamente de tema... Hay algo que he querido preguntarte. ¿Qué fue todo eso de allá atrás? Jamás imagine que estuvieras tratando de conquistar a la hija única de la familia Northwest. Eres todo un loquillo.

—¿Qué? —Dipper se sonrojó—. No sé de qué estás hablando.

—¡Vamos! No te hagas el tonto conmigo y admítelo. ¿Ella te gusta, o me equivoco? —Inmiscuyó.

—¡Estás loco...! ¡Te equivocas...! ¡Eso jamás pasará...! —Se dio la vuelta, cruzándose de brazos.

—¿Entonces por qué te pusiste rojo? —Rió.

—¿Quieres dejarme en paz, Bill?

—Oye, nunca imaginé ver a un pino tratando de conquistar a una llama. Eso está fuera de mi alcance. —Bill continuó molestándolo.

—¿Pino? ¿Llama? —Dipper giró la mirada—. ¿De qué hablas? ¿Por qué te refieres a nosotros de esa forma? Para tu información, mi nombre es Dipper.

—¿Dipper? —Bufó—. ¡Qué nombre tan feo! ¿Acaso tus padres no te querían cuando naciste? Suena como el nombre de una marca barata de aderezo para nachos.

—Haz lo que quieras, Bill. Tengo cosas mucho más importantes que hacer que lidiar contigo.

—¡Oye! ¡Oye! ¡Espera, aun no he terminado de hablar contigo. —Se interpuso en su camino.

—Pero yo contigo sí.

—¡Vaya que eres terco! Bueno... Es una pena que no quieras conocer cierta información valiosa que involucra a tu nueva y linda noviecilla. —Sacó su bastón para darle vueltas en el aire, mientras su ojo se volvía de un color azul claro y su voz se agigantaba por pequeños momentos.

—¿Estás hablando de Pacifica? ¿Qué hay con ella? ¡Habla! ¡Y ella no es mi novia! —Agitó los brazos al momento de recalcar—. ¿Cuántas veces te lo tengo que repetir?

—Tan agresivo como siempre. Eso es lo que me agrada de ti. Así que estoy dispuesto a contártelo todo. Aunque primero quiero que me digas si has escuchado ese pequeño dicho que dice: "El enemigo de mi enemigo es mi amigo".

—Sí, lo he escuchado. ¿Eso qué tiene que ver con Pacifica?

—Bueno, resulta que tú y yo tenemos un enemigo en común. Y estoy hablando de nada más y nada menos que de la cabeza de la familia Northwest: Preston Northwest.

—¿El papá de Pacifica?

—¡Bingo! Te mereces un premio nobel por tu respuesta tan acertada.

—Comprendí el sarcasmo, Bill. —Frunció el ceño—. Ve al grano, esta vez no quiero cabezas que gritan o aúllan. ¿Qué hay con él?

—Como ya te habrás dado cuenta, cada habitante en este patético pueblo tiene una historia oscura que es digna de ser contada. Bien, pues el jefe de la familia Northwest no está exento de tener la suya. ¿Alguna vez te has preguntado de dónde salió toda su fortuna? Es decir... ¡Mira nada más este lugar! ¡Es todo un palacio! Con el dinero que invirtió únicamente en el decorado de este cuarto de baño estoy seguro que podría pagar la deuda externa de alguno de los países de este continente o inclusive construir una máquina del tiempo. Bueno... Digamos simplemente que yo tuve algo que ver en ello.

—¿A qué te refieres? —Preguntó Dipper, intrigado.

—Verás... Todo ocurrió hace treinta años. En aquél entonces existió un hombre llamado Preston... Preston William Spencer.

—¿Preston William Spencer...? ¡Aguarda, Bill! ¿Qué su apellido no es Northwest?

—Por favor, niño... No te adelantes a los hechos...

—Está bien... Continúa...

—Durante su juventud, Preston siempre fue un hombre de muy escasos recursos. Un vagabundo si así lo prefieres llamar. No tenía ni familia, ni tampoco amigos. El no era originario de aquí. Llegó a Gravity Falls por cuestiones del destino; luego de viajar sin rumbo como un polizón en un tren de carga. Sin embargo, cometió el error o la "fortuna" de enamorarse de la mujer más influyente y poderosa de todo pueblo. Estoy hablando de nada más y nada menos que de Priscila Northwest; la madre de tu querida noviecilla.

—Pero que... —Dipper se quedó sin habla.

—Tú sabes que el dinero y el amor pueden corromper hasta al corazón más noble, y el de Preston no tardó demasiado en sucumbir ante los encantos de la prometida directa del hijo único del aquel entonces matrimonio Northwest. Esto representó una barrera aún más grande. La misión de conquistar el corazón de Priscila para el pobre de Preston era algo imposible de lograr. Pero como ya lo has de suponer... Para mí no hay imposibles.

—¿Qué fue lo que hiciste?

—Lo que te estás imaginando. En aquél tiempo yo estaba en busca de nuevos empleos, contratos sí así prefieres llamarlo y las peticiones del pobre Preston llegaron como por arte de magia hasta mis oídos. Su petición fue lo suficientemente clara y directa. El me pidió que intercambiara su lugar con el aquél entonces heredero directo del matrimonio Northwest, para así convertirse automáticamente en el prometido de Priscilla. Eso incluía un lavado de cerebro para cualquiera que tuviera presente en la cabeza que ese otro chico era el verdadero heredero. Al final, gracias a mis poderes e influencias, todo el mundo asumió la idea de que Preston siempre fue el auténtico descendiente de la familia sin objeciones. Y desde aquél entonces, el buen Preston adoptó el apellido Northwest hasta la actualidad.

—No puedo creerlo... No puedo creer lo que dices... Aunque después de la fiesta de la semana pasada ahora sé perfectamente de lo qué es capaz. —Dipper se mantenía en estado de shock—. ¿Y qué fue lo que le pediste a cambio?

—¡Vamos, hijo! Ese tipo de cosas no se dicen. No puedo andar divulgando los términos y condiciones de los contratos que tengo con mis clientes a cualquiera.

—¿Por qué me cuentas todo esto?

—Bueno... —Se llevó uno de sus dedos a la parte que correspondía la boca—. Digamos que me gustaría hacer un trato especial contigo del cual ambos saldremos beneficiados.

—¿Qué? —Se sintió ofendido—. ¡Estás loco, Bill! Ni loco volvería a hacer un contrato contigo. ¿Me escuchaste?

—¡Oye niño, tómalo con calma! Aún no has oído mis condiciones.

—No pienso dejar que me utilices como a una de tus marionetas otra vez.

—Despreocúpate, hijo. Por ahora no ando en busca de una nueva marioneta. ¿Sabes? El plan maestro que ya tenía en mente me llevará un poco más del tiempo del necesario poder desarrollarlo y concretarlo con éxito, así que mientras tanto, me dedicaré a cobrarles a todos esos oportunistas que se atrevieron a realizar un contrato conmigo sin remunerarme mi debida parte.

—¿Y por qué hay personas que aún te deben algo? Creí que lo único que hacías era engañar a las personas.

—Bueno... Digamos que hace treinta años ocurrió un pequeño incidente que me dejó sin la posibilidad de poner un pie fuera del escape mental. Por fortuna, pude conservar intacta mi habilidad para hacer tratos con las personas, así como mi capacidad de proyectar una imagen de mi mismo hacia el plano físico, para que los habitantes de este mundo pudieran interactuar conmigo. Pero no fue sino hasta que me invocó ese pequeño inútil llamado Gideon que mi influjo sobre este mundo aumentó considerablemente. Así que ahora que tengo de regreso muchos de los poderes que había perdido, no permitiré que ninguno de esos tramposos se me escape. Y comenzaré con tu futuro suegro.

—¡Deja de decir esas cosas! —Dipper se volvió a sonrojar—. ¡Y aún no me has dicho por qué tendría que ayudarte!

—Como ya lo dije antes... Esto nos beneficiará a ambos. Quiero que te imagines todo lo que las paredes de esta casa tendrían que decir al respecto si pudieran hablar. Dime... ¿Tú tienes idea de la clase de tratos que tu noviecilla tiene en su propia casa?

—¿Tratos?

—¡Así es! ¿Acaso crees que esa ruidosa campana es lo único que la mantiene a raya? ¡Claro que no! Esa es solo la punta del iceberg.

—¿A qué te refieres? —Preguntó Dipper, asustado.

—En resumen, Desde su nacimiento, Pacifica Northwest ha tenido que soportar una tortura psicológica tan terrible y severos castigos, que inclusive a mí me dan escalofríos. Y no hablemos de los golpes y de las palabras hirientes. ¿Tienes idea de cuantas noches ha permanecido despierta suplicando por una muerte rápida? ¿Sabes cuantas veces ha llorado bajo su almohada hasta quedarse dormida?

—No... No puede ser... —La voz de Dipper se entrecortó—. No creo lo que me estás diciendo.

—¿Y quién crees que es el culpable de todo esto? ¡Bingo, damas y caballeros! ¡Preston Northwest!

En ese momento, las abundantes lágrimas de Dipper brotaron de puro coraje. Para Dipper, la cabeza principal de la familia Northwest siempre le había parecido una persona repugnante sin ningún tipo de moral. Pero ahora, la nueva impresión que Dipper tenía hacía el padre de Pacifica se había convertido de un momento a otro en una mancha voraz consumiendo su alma de manera lenta; como si fuera un virus mortal aún no descubierto o un parasito come carne. Dipper tenía ahora muy claro que algo tenía que hacer para ayudar a Pacifica a salir de ese infierno. ¿Pero qué? Llamar a abuso infantil no era la mejor opción, ya que el joven Pines sabía perfectamente que nadie en el pueblo se atrevería a meterse con los Northwest y mucho menos con su principal líder. Luego de pensarlo por algunos instantes, Dipper finalmente habló.

—¿Cuál es tu plan, Bill?

—Veo que nos estamos entendiendo. Eso me agrada. ¡Mira! Cuando hice el trato con el buen Preston, no tenía los medios necesarios para hacer un contrato como los que hago hoy en día. Así que para celebrar el convenio ambos hicimos un documento firmado con su sangre, en el cual se explican con más detalles las condiciones de nuestro trato. Sé que Preston tiene ese documento oculto en alguna parte de la mansión. El trato es el siguiente: Tú me ayudas a recuperar ese documento infiltrándote en la mansión sin ser visto, y yo me encargaré de que Preston Northwest pague por todos sus crímenes contra su hija. Le quitaré toda su influencia y su poder económico para que vuelva a quedar en la calle.

—¿Y qué hay de Pacifica?

—Bueno... Ella no se verá afectada, ni tampoco su madre. El único que sufrirá las consecuencias será nuestro querido amigo Preston, el cual regresará a ser el vagabundo y el bueno para nada que siempre fue y siempre debió ser. ¿Qué me dices ahora, hijo? ¿Aceptas el nuevo trato o no? —A continuación, la mano de Bill fue cubierta por un fuego de color azul, la cual extendió esperando la respuesta de Dipper.

Dipper se encontraba contra la espada y la pared, ya que no sabía exactamente qué hacer. Por un lado, sabía de los riesgos que conllevaba a realizar un nuevo contrato con Bill. Sin embargo, tampoco soportaba la idea de que Pacifica tuviera que pagar siempre por las atrocidades injustificadas y cavernarias de su propio padre. Entonces, sin previo aviso y sin pensarlo por más tiempo. Dipper extendió su mano para estrecharla con el ente dimensional.

—¡Acepto! —Gritó, cuando las manos de ambos se cubrieron por aquél fuego de propiedades místicas.

Continuará...

Dipper... Dipper... Dipper... ¿Cuándo aprenderás? Ya deberías de saber que hacer tratos con seres malvados de otras dimensiones te hace daño. Siendo yo el único que sabe lo que va a pasar en los siguientes capítulos no tienen idea de lo compadecido que estoy con el pobre de Dipper. No sabe que está cavando su perdición y la de todos sus amigos, pero sobre todo la de su nuevo amor de verano. En fin, espero que el capítulo les haya gustado y si gustan dejarme un review para conocer su opinión estaré todavía más agradecido.

Bueno, si también se encuentran leyendo "El Diario de Pacifica Northwest" Ya sabrán que ese Preston oculta cosas que dejan muy mal sabor de boca. (Pobre Pacifica, no sabe la que le espera, también me compadezco de ella) No sé para ustedes quién sea más malvado si Preston o Bill. Como sea, les quería decir a los/las que aún no sepan de que va este otro fic; sería genial que también le pudieran echar un vistazo, ya que al ser un fic narrado en primera persona y por Pacifica podemos ver qué otras cosas ocultas se encierran en esa mansión. Les voy a hacer otra confesión, escribir el capítulo que corresponde con el día 24 de Junio me provocó un ataque de nervios. Era la una de la mañana cuando lo terminé y al irme a dormir sentí lo que Pacifica estaba sintiendo al momento de hacer las actualizaciones en su diario (Las personas que lo leyeron saben a lo que me refiero) Así que sería maravilloso por parte de ustedes que también revisarán este otro fic, creo que es un bonito complemento de este.

Y bueno, para concluir esta es la buena y la mala noticia que les había comentado. Primero va la buena, ya que va directamente ligada. La buena es que el siguiente capítulo contiene ya la primera escena "fuerte" entre Dipper y Pacifica, vomitarán arcoíris, se los aseguro. Por si eso fuera poco, su título les gustará: "Aprendiendo a Amarte".

La mala es que la siguiente semana no podré actualizar "El Juguetero Siniestro" por causas de fuerza mayor, eso significa que el capítulo 8 de este fic se atrasará una semana. Además, la publicación de ""El Diario de Pacifica" Lo cambié de los días lunes a los viernes. En pocas palabras las publicaciones de los próximos capítulos serán así.

El Diario Secreto de Pacifica Northwest – 21 de agosto.

El Juguetero Siniestro (Capítulo 9) – 27 de agosto.

La Novia de Dipper (Capítulo 8) – 3 de septiembre.

Lo sé, es mucho tiempo, pero a veces pasan cosas que se nos salen de las manos y nos tenemos que adaptar. Espero verlas y verlos en esas fechas por estos lares. Les deseo una buena semana y si leyeron esto último después del 3 de septiembre solo ignoren todo lo que dije xD.

¡Chao!

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