Nota #22: Cradle of Filth-Dusk and Her Embrace
Legs of porcelain traced and laced to their lair
Appease the beast on spattered sheets
Dyed unearthly red as sobriety weeps
Nocternity...
She shall come for me
Astrid se había quedado en el cuarto de Fernanda todas las noches de esa semana dormida a su lado, la abrazaba ya que a veces se despertaba teniendo pesadillas o llorando, le estaba rompiendo el alma a la gótica al verla así, tenía mucha rabia guardada, quería golpear a Jacobson hasta que no pudiera más, todo lo que había avanzado con la bajista se había ido por la borda por culpa de un tipejo nefasto que no recibió lo que se merecía, tenía que hacer algo al respecto.
Fer durante toda la semana había estado muy callada y sin ganas de nada, iba a la escuela, al ensayo donde se notaba que no estaba al cien, tocando a veces a destiempo de sus compañeros, olvidando afinar su bajo, dejando pasar partes de las canciones. Todos se estaban preocupando por ella, sin embargo, ella solo decía que estaba bien, estaba encerrándose en su mente de nuevo.
La alarma sonaba a las siete de la mañana despertando a Astrid quien solo había podido dormir de las cuatro hasta esa hora, pareciera que se le había olvidado quitarla, pero notaba que Fernanda no estaba en la cama, sentía la ausencia de su calor, levantándose se dirigía hacia la cocina donde usualmente estaba la chica a esas horas cocinando, la encontraba viendo hacia la nada con el agua cayendo de la estufa, habiendo puesto a calentarla para el café matutino, la dibujante de manera rápida apaga la estufa y con un trapo había quitado la tetera del lugar, para posteriormente acercarse a Fer y tocaba su rostro.
—Háblame amor... ¿Qué puedo hacer? —El susurro de Astrid estaba lleno de pesadumbre, dolor y frustración.
La bajista alzaba la mirada tristemente intentando sonreír.
—Lo siento...ahorita hago el desayuno. —Se movía por inercia hacia el refrigerador sacando el cartón de Leche, sin embargo, se le caía lo cual alertaba a Astrid quien lo recogía antes de que se comenzará a regar más de la cuenta, lo guardaba, para que después tomará la mano de Fernanda guiándola de nuevo a su cuarto, cerrando la puerta detrás de ella, sentándola en la cama mientras que ella la abrazaba, arrullándola.
—Pequeña...dime ¿Qué puedo hacer? —Susurraba mientras acariciaba su cabello.
—No sé...por más que me tallo siento sus manos agarrándome, siento sus dedos dentro de mí.
Esto la hacía temblar de angustia.
—No sé qué decirte Fer...solo sé que estoy contigo...toda la vida...esto no nos separará
-Se que lo tendré que ver de nuevo...sé que tendré que enfrentarlo en la escuela...seré su trofeo...se podrá burlar de ti. —Musitaba Fernanda llorando.
—Me vale lo que él diga, te obligo a algo, eso no es digno de presumir, para mí no fue un engaño, fue un acto donde demostraste ser la persona que más me ama en el mundo, te pusiste en la línea del peligro solo para qué yo estuviera a salvo. —Pasaba sus manos de manera lenta por la cabellera de la castaña.
—Solo quiero que tú me toques, nadie más, siento que después de esto tu no me deseas...—Suspiraba Fernanda de manera triste, bajando la cabeza viendo hacia el suelo.
Astrid se daba cuenta de esto, si bien no quería forzarla, la chica no había besado tanto a Fernanda en la semana, no habían hecho nada más allá de abrazarse y un esporádico roce de labios, ahora entendía mucho del dolor que tenía Fer, el por qué estaba así, no tanto por lo sucedido sino por cómo había reaccionado la gótica a ello, no buscaba hacerle eso a la chica, ella solo quería amarla, mostrarle que lo que había pasado no importaba, la bajista se quería sentir deseada y digna de su novia nuevamente.
Sin premeditarlo, Astrid tomaba el rostro de Fernanda, comenzando a besarla lentamente, profundizándolo, mostrando toda la pasión que sentía por ella, bajaba lentamente las manos hacia los senos de la bajista por encima de la ropa, dejaba salir un pequeño gemido al sentir el toque de su amada, quien comenzaba a subir la playera de tirantes de la chica, quitándosela, besándole posteriormente la quijada, bajando lentamente por su cuello, sin dejar de acariciar sus senos, trazando pequeños roces de sus labios sobre la piel de la castaña quien conforme pasaban los momentos se comenzaba a humedecer, estaba temblando con solo sentir el amor con que la besaba la dibujante quien, se detenía en su busto, para comenzar a besar la piel, enfocándose sobre su pezón derecho, dándole ligeros besos pasando su lengua sobre él, haciendo que se endureciera de la excitación.
—¡A...strid! —Suspiraba Fernanda al sentirla hacer eso.
Viendo eso como una luz verde, soltaba de su boca la aureola de Fernanda, ocasionado que dejará salir un gemido de queja, sin embargo, era ahogado por uno de satisfacción al sentir los labios de la gótica otra vez, ahora sobre el izquierdo mientras que el derecho era atendido por la mano diestra de la chica.
—¡Eres deliciosa Fernanda!
—¿De verdad?
—Nunca me cansaré de hacerte mía. —Susurraba la gótica.
Esto hacía que Fernanda se sonrojara y que todas las dudas que tuvo durante la semana se disiparán. Se sentía nuevamente deseada, no tenía tanto problema con lo de Jacobson, el hijo de puta iba a pagarla caro y la bajista ya tenía ideado algo.
Era sustraída de su idea cuando sentía a Astrid bajando por su desnudo estómago, dando pequeños besos a lo largo de su tonificado abdomen, haciéndola temblar, sintiendo como su piel se comenzaba a erizar mientras con su mirada inocente la veía sin dejar de pasar su lengua por su panza, comenzando a descender un poco más sin quitarle su vista del rostro de Fernanda quien estaba expectante ante lo que estaba sucediendo.
La gótica descendía de manera tortuosa la ropa de Fernanda, hasta sus descalzos pies para nuevamente subir besando sus piernas, pasando su lengua y labios por toda su piel, como si venerara su cuerpo, su existencia, quería hacer vibrar a su amada novia, hacerla sentir deseada y estaban sin prisa, no estaba su suegro.
La haría disfrutar.
Siguiendo su camino hacia su centro, la dibujante comenzaba a besar su desnudo pubis, mientras masajeaba sus muslos, a la par de que pasaba su lengua por la zona erógena de su amada, quien estaba respirando de manera acelerada.
—Follame...—Imploraba Fernanda —Soy tuya...haz lo que quieras conmigo.
La gótica comenzaba a lamer con mayor velocidad a su pareja, dándole pequeños mordiscos sobre el clítoris haciéndola temblar de solo sentirla.
—Astrid...mete...tus...dedos... —Susurraba Fernanda, a lo cual la peli-azul obedecía, comenzando a moverlos lentamente, hundiendo a la bajista en mayor placer.
En ese momento la puerta del cuarto de Fer se abría súbitamente, estando Michael y Amanda parados ahí
—Fer ya llega...
—¡Carajo! —Decía Astrid tratando de cubrir a Fernanda con su cuerpo, mientras que Amanda empujaba a un muy sonrojado Michael fuera del cuarto. cerrando la puerta.
—¿Por qué no llamaron antes? —Gritaba Astrid mientras que Fernanda estaba muy ruborizada poniéndose su short de dormir.
—Si marcamos...pero jamás contestaron, pensamos que se les había olvidado el desayuno de hoy con todos, —gritaba Michael. —También estábamos preocupados por Fer, pero veo que la estabas atendiendo bien.
—¡Michael! —Gritaban las tres chicas al unísono, se escuchaba un golpe en el brazo del chico.
—¡Créanme, me han dejado traumado! Nunca pensé ver a mi cuñada cogiendose a mi hermana, ¡las imágenes atormentaran mi vida! —Decía jocosamente el baterista.
—Para tu información Michael, me cortaste un orgasmo... ¡estoy enojada! —Fernanda decía con mucha frustración en su voz
—Ya lo tendrás en la noche.
—Deja a mi novia en paz Michael —Decía riendo Astrid —¡No ves que la deje muy mojada! —Soltaban una carcajada Amanda y Michael al escuchar eso por parte de la gótica.
—¡Astrid! —Exclamaba Fer muy apenada mientras se desnudaba para meterse a bañar —Espérennos unos veinte minutos, dejen que nos bañemos.
—Claro que sí...bañar...—Reía Amanda mientras se escuchaba la carcajada de Michael a la par de que bajaban la escalera y prendían la tele.
Las dos chicas se metían a bañar al baño de Fernanda, abriendo el agua templada, lo que no se esperaba la bajista era tener a Astrid abrazándola por detrás bajo la regadera besando su espalda mientras que con sus diestras manos comenzaba a tallar a la músico.
Al salir Fernanda iba a su closet mientras Astrid se iba a su cuarto para cambiarse, la bajista tenía ideada la forma de vengarse del comentario de Astrid, tomando una falda negra a la altura de su muslo, poniéndose no unas medias sino unas calcetas largas rojas con negro, que le llegaban al muslo, junto con una playera de tirantes negra, y encima una sudadera de "Thy art is murder" del mismo color, lo que lo hacía más emocionante, es que no traería ropa interior, esto sería más que suficiente para hacer que Astrid quisiera regresar antes a la casa, para que siguieran lo que habían empezado, necesitaba sentirla, ya que con cada toque borraba los roces no deseados del jugador de lacrosse; poniéndose unos converse negros de bota para terminar.
Por su parte, Astrid tomaba un vestido negro con rojo, un tanto arriba de la rodilla, poniéndose su liguero, con las medías de red de murciélago que tanto le gustaban a Fernanda, junto con sus flats, sabía que eso volvía loca a su novia.
Ambas salían al mismo tiempo y se quedaron viéndose y sonrojándose, ya que se veían bonitas la una para la otra, Fernanda se le acercaba y le daba un tierno beso en la boca.
—Te ves hermosa como siempre.
—No tanto como tu princesa, tenía tiempo de no verte vestida de esa manera amor, desde hace más de siete años, cuando estabas en tu faceta de emo...¡te ves hermosa!
—Quise darte ese gusto de verme así siendo tu novia, —se sonrojaba Fernanda un poco —Desde que lo menciono Em, que te gustaba como me veía, estaba ideando cuando usar esto, creo que es un día adecuado.
La dibujante le sonreía tiernamente, si era algo que jamás negaría, cuando Fernanda y su banda habían tomado esa época emo en la secundaria, ver a la bajista, con sus moños y skinny jeans o sus pequeñas faldas negras y calcetas largas, había despertado el gusto hacia ella en Astrid, a pesar de que en ese entonces no sabía que tenía esa preferencia sexual, siempre la veía, le fascinaba ver a la niña de doce años con sus amigos grandotes de catorce o quince años, era algo demasiado lindo.
—Sabes que todas tus facetas me gustan, eres la mujer más hermosa del mundo para mí... —Le susurraba Astrid abrazándola.
—¿Ya están? —Gritaba Michael.
—¡Ya vamos!
Las chicas comenzaban a caminar hacia donde estaban sus amigos, pero Fernanda se pasaba al frente, moviendo un poco sus caderas y "accidentalmente" se le caía su cartera enfrente de su novia, empinándose para recogerla dejándola ver su trasero, era cuando la gótica se daba cuenta que no traía ropa interior.
—¿Te gusta lo que ves amor? —Sonreía Fernanda.
—¡No traes ropa interior! Me vas a matar Lancaster —Susurraba pegándose a ella antes de bajar las escaleras.
—Es que estoy super mojada...no quería mancharla. —Decía haciendo que Astrid suspirara, mientras continuaban bajando las escaleras.
Sus amigos los esperaban en la sala, viendo la vestimenta de Fernanda, Michael sonreía recordando los viejos tiempos de cuando usaban ese tipo de ropa.
—Dice el dos mil diez que le regreses su ropa. —Reía Michael a lo cual Fernanda nada más le enseñaba el dedo de en medio haciendo reír a sus novias.
Los chicos salían de la casa, con dirección a la guarida de "Beyond The Light", el camino pasaba sin ningún percance solo con que Astrid estaba tocando mucho las piernas de Fernanda, se les veía la coloración a ambas, como si hubieran corrido mucho.
Al llegar, se bajaban mientras se acomodaban sus faldas sonrojadas, entrando a la casa veían que Emily y Jennifer ya estaban en la cocina preparando la comida, mientras Robert y Erick estaban en la sala jugando "Call of Duty".
—Tu ve con tus amigos, amor, yo ayudo acá en la cocina. —Decía Astrid a lo que Fernanda solo asentía y se iba a la sala con su banda.
—¿Cómo sigues Fresita? —Preguntaba Robert abrazándola y besando su cabeza, para después Erick hiciera lo mismo.
—Mucho mejor, ¡los extrañe mucho! —Les susurraba.
—¡Y nosotros a ti pequeña! —Respondía Michael mientras sacaba su cajetilla de cigarros dándole uno a cada uno de los miembros, a la par de que Astrid le traía una cerveza a cada uno.
—La comida estará en veinte minutos a lo mucho, vayan terminando ya su juego. —Les sonreía mientras besaba tiernamente a Fer y se regresaba a la cocina.
—He estado pensando chicos...agregar a otro miembro a la banda... —Comentaba de repente Erick.
Todos lo volteaban a ver alzando la ceja.
—¿Por qué o para qué? —Cuestionaba Michael.
—Creo que, si me enfoco solamente a la guitarra, podríamos funcionar mejor, o viceversa si me enfoco solamente a la voz. —Decía el chico viendo a sus amigos.
—Creo...que podría funcionar. —Mencionaba Fernanda.
—¿Cómo pensamos elegir al nuevo? —Interrogaba Robert.
—No sé, yo creo que pondré anuncios y haremos audiciones ¿Cómo ven?
—Me parece buena idea...—Mencionaba Michael, aunque no se escuchaba muy convencido.
—Estamos muy cerca de la batalla de las bandas... ¿Creen que sea prudente? —cuestionaba Fernanda mientras le daba un sorbo a su cerveza.
—Puede ser un arma de doble filo, nos puede ayudar o nos puede joder, —contestaba Robert. —Digo llevamos casi doce años practicando juntos y tocando, jamás habíamos hablado de algo así.
—Podríamos intentarlo, digo no pasa nada al hacerlo...—Decía Erick.
—Básicamente es nuestro último intento a la batalla de las bandas... —Señalaba Michael
—¿Por qué? —Cuestionaba Erick
—Pues Fernanda piensa mudarse con Astrid a Nueva York, acuérdate —Señalaba Robert.
—Seguiré viéndolos, aparte puedo venir cada fin de semana —Mencionaba Fernanda.
—No creo que sirva de mucho para ensayar pequeña —Suspiraba Robert.
—Si ganamos podríamos grabar el EP y sería en Nueva York...lo cual nos podríamos ir todos allá.
—Entonces hay que ganarla, —decía Erick, —y digo que si hay que intentar meter a otro integrante, tengo una buena corazonada de esto.
—Si Erick tiene razón. —Señalaba Michael
—Entonces hoy publicó el anuncio a ver qué suerte tenemos.
—¡A desayunar! —Les gritaba Amanda.
Los chicos junto con Fernanda se levantaban para dirigirse al comedor donde ya había todo tipo de comida, desde carne, huevo, panqueques y demás junto con jugo y cervezas.
—Estábamos pensando agregar un integrante más a la banda —Mencionaba Erick.
Todas las chicas se les quedaban viendo un poco extrañadas.
—¿A qué se debe eso? —Preguntaba Amanda.
—Quiero enfocarme solo a la guitarra o a la voz —Decía Erick.
—¡Eso suena bien amor! —Decía Jenny dándole todo su apoyo.
—¿Cómo piensan elegirlo? —Cuestionaba Emily.
—Erick piensa que, con unas audiciones, podríamos hacerlo. —Respondía Fernanda.
—¿Están seguros? —Cuestionaba Amanda. —Se acerca la batalla de las bandas y tendrían que buscarlo a la de ya para que ensayen.
—Ya estoy subiendo los avisos.
Erick le mostraba el celular en su mano.
—¿Te quieres quedar tú como vocalista? —Le preguntaba Jenny.
—Si me gustaría, aunque amo la guitarra... —Decía Erick viendo a todos.
—¿Tú cómo te sientes mejor? —Preguntaba su novia de nueva cuenta.
— Cantando... —Se sonrojaba el vocalista.
—Entonces busquemos un guitarrista —Decía Fer sonriéndole a sus amigos.
Todos comenzaban a comer, platicando entre ellos y emocionados que pronto habría otro amigo o amiga, la familia parecía que iba a crecer más.
Fernanda veía que Astrid tenía su mano en la silla, cubierta por la mesa, la tomaba dirigiéndola a sus pliegues, haciendo que Astrid se tensará sintiendo lo húmeda que estaba, recordando que su novia no tenía ropa íntima.
Mantenía su mano ahí, moviendo sus dedos, haciendo a Fernanda aguantarse un gemido.
Astrid movía de manera rápida su índice solo por encima de la entrada de la bajista, dándole pequeños roces al clítoris de la chica ganándose ligeros espasmos de la bajista quien se acercaba a su oído y solamente le susurraba.
—Te necesito...ya...—Mientras mordía el lóbulo de la oreja de la chica, aprovechando que todos estaban distraídos en esos momentos.
Astrid se levantaba —Chicos nos tenemos que ir Fer y yo.
La castaña estaba sonrojada sonriéndoles.
—Tenemos que hacer las compras de la despensa antes de que llegue mi suegro.
—¡Oh! Pensé que se quedarían más. —Decía Amanda guiñándole el ojo entendiendo que necesitaban ambas.
—No, es que si llega mi papá querrá comer, ¡no hay nada en la casa! —Comentaba Fernanda.
—Entendemos. —Sonreía Emily.
—Ya viene el Uber- decía Astrid, quien lo había pedido mientras los demás hablaban.
La pareja se despedía de todos, para posteriormente subirse al carro, siendo que se pegaba Fernanda a Astrid y está discretamente ponía su mano sobre la pierna de la bajista, haciéndola suspirar; la músico se restregaba a ella, hundiéndose en su cuello respirando su olor, dándole pequeñas mordidas haciendo suspirar a la gótica.
—Te necesito...—Susurra nuevamente la bajista, jamás había visto esta Astrid tan excitada a Fernanda, era como si algo se hubiera poseído de ella.
—¿Por qué estas así amor...? —Cuestionaba Astrid.
—No lo sé.
Llegando a su destino. Fernanda bajaba junto con su novia, entrando a la casa, la bajista se abalanzaba sobre su pareja besándola de manera intensa, a lo cual Astrid le respondía de la misma forma, sintiendo el ferviente ataque y la necesidad que tenía Fernanda en esos momentos.
—Siempre me fascinarás princesita, pase el tiempo que pase, lo harás...—Susurraba Astrid en el oído de la bajista, mientras la sentaba en el sillón de la sala perdiéndose en sus pliegues mientras la músico dejaba salir un ligero suspiro.
—Te amo Astrid.
Nota de Autor:
Esta parte es un parte aguas, se vienen momentos pesados y un tanto tristes para el ship de Fernanda y Astrid, ¿Podrá sobrevivir su cariño a la llegada del nuevo miembro de la banda?
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