Nota #20: The Devil Wears Prada - Hey John, What's your name again?
I'm going to hope for you
I'm going to pray for you amongst the wreckless and the black
Salvation lies within
I'm going to hope for you
I'm going to pray for you amongst the wreckless and the black
My time is yours my friend
Capítulo con contenido sensible, abuso.
El nuevo semestre comenzaba en la universidad de Boston, la casa de los Lancaster estaba despierta desde las siete de la mañana, con Astrid ya bañándose, Fernanda preparando el desayuno y su padre estaba ya vestido checando unas cosas de su trabajo antes de tener que irse al mismo.
Astrid salía de bañarse yéndose a su cuarto, donde ya tenía elegida la ropa del día de hoy. Un simple vestido con medias negras y botas del mismo color, más aparte con su cabello más azul, siendo que Fernanda la había ayudado a pintarlo de nuevo.
Se escuchaba un ligero golpeteo en la puerta.
—Adelante. —Decía la gótica mientras estaba arreglando su mochila con el regalo que le había dado su novia, más su portafolio de láminas.
La bajista la abrazaba por atrás dándole pequeños besos en su cuello haciéndola estremecerse pegándose más a ella, para posteriormente voltearse y poner sus brazos alrededor del cuello de la músico.
— ¿Ya te bañaste amor? —Cuestionaba Astrid.
—Nop, —respondía Fernanda besando los labios de su amada. —Apenas lo haré, ya dejé el desayuno en la mesa, para que vayan comiendo tu y papá, ¿A qué hora tienes clase hoy?
—Tengo de nueve a once Apreciaciones Artísticas, de once a tres tengo Teoría del Arte dos, salgo a las tres de la tarde amor. —Mencionaba la dibujante.
—Yo salgo a las cuatro, ¿me esperas o te dejo la tarjeta para que te regreses?
— Te espero, sabes que no me gusta regresarme sin ti, —la veía a los ojos sonriendo — Por cierto, quería sacar un set de "back to school" para enero, ¿Cómo ves?
— Como tú quieras amor, sabes que lo que tu decidas yo te apoyo— sonreía la bajista.
—¿Me acompañarías hoy a comprar el traje? —Cuestionaba la gótica.
—Si amor claro...—le sonreía Fernanda —Deja me voy a bañar amor, ahorita te alcanzo abajo.
— Ok, deja apuro a tu papá porque si no se le hará un poco tarde, ¡creo entraba a las ocho y media! —Mencionaba la dibujante.
—Trae el carro no creo que se le haga tarde. —Señalaba antes de salir del cuarto asomando rápidamente la cabeza —¡Te ves hermosa hoy! —Sonreía la chica haciendo que la gótica se sonrojara.
Fernanda se dirigía hacia su baño, donde se comenzaba a bañar con agua fría, una de las pequeñas razones por las que no siempre se bañaban juntas, Astrid amaba el agua caliente sobre su cuerpo. Eran lo contrario, a la gótica le gustaba lo salado mientras que a la bajista lo dulce, a la dibujante le fascinaba el whiskey mientras que a la músico el ron, lo caliente para la peli azul y lo frío para la castaña, eran en muchos aspectos antípodas, sin embargo, tenían una relación muy estable.
Astrid estaba ya en la cocina con el señor Lancaster cuando bajaba Fernanda ya vestida, con unos jeans rotos, unos tenis Vans, y una playera sin mangas de Suicide Silence, con una chamarra estilo varsity negra con rojo con el nombre de la banda Born of Osiris, con una gorra de cola de pato de Wonderwoman y con poco maquillaje.
—¡Te estábamos esperando hija! —Decía el señor Lancaster señalando los huevos revueltos que había hecho junto con el jugo de naranja de Fernanda que lo había sacado Astrid junto con el suyo de uva y un café para el señor Lancaster.
—Hoy inician su último semestre chicas ¿Cómo se sienten? —Cuestionaba el padre de Fernanda.
—Yo nerviosa, ¡metí solicitud para el museo de arte moderno de Nueva York! —Decía Astrid.
Esto tomó por sorpresa a Fernanda, ellas jamás habían hablado del futuro, ni que pensaban hacer después de la escuela, sentía que lo tendría que abordar lo más pronto posible.
—¿Y tú Fer? —Preguntaba Astrid
—Estaba pensado entrar a Centuary Media, la disquera o a Metal blade Records, depende cuál de las dos me acepte, ambas están en Los Ángeles, pero tienen oficinas en todo el país, así que espero poder quedar en alguna.
Esto también hacía a la gótica caer en cuenta de las cosas, no habían hablado del futuro, no tenían establecido que iban hacer para continuar juntas, ella desde luego no quería separarse de Fernanda, le dolería demasiado hacerlo, tenía que darle prioridad a eso, tal vez hoy cuando fueran por las cosas para la sesión podrían hablar de ello.
—Las voy a extrañar mucho, —se escuchaba la voz triste del señor Lancaster. —Las dos le han dado color a la casa.
— ¡Vendremos a verlo señor eso se lo garantizamos! —Decía Astrid sonriéndole.
—Si papi, no te vas a quedar solo eso lo sabes.
—Lo sé hijas, sé que mi nuera y mi pequeña jamás me dejarán solo. —Mencionaba el jefe de la familia con una mueca de felicidad en su rostro.
El desayuno seguía sin problema alguno, al terminar recogían los platos y utensilios, Astrid lavándolos y Fernanda guardándolos para posteriormente pasar a cepillarse los dientes e irse con el señor Lancaster a la escuela.
Al llegar al campus, las chicas agradecían al padre de la bajista y caminaban hacia la entrada.
Astrid notaba muy pensativa a Fernanda, tenía una idea de lo que pasaba, siendo que algo que también la estaba carcomiendo a ella, el futuro de su relación después de la universidad.
—¿Qué te pasa Fer? —Cuestionaba Astrid.
—Nada amor ¿Por qué?
—Sabes que puedes confiar en mí. —Se escuchaba un poco lastimada la gótica sintiendo que su amada no confiaba en ella, notando su cambió de tono, Fernanda le tomaba la mano apretándola.
—Tengo miedo Astrid... ¿Y si no podemos estar juntas por nuestros trabajos?
Astrid se mordía el labio entendiendo la preocupación de su novia se paraba enfrente de ella, tomando sus manos en las suyas viéndola a los ojos.
—Entiendo tu preocupación amor, igual la tengo, me da miedo que conozcas a alguien mejor que yo...y esto termine. —Susurraba Astrid bajando la mirada tristemente.
Fernanda tomaba su rostro y la veía a los ojos.
—No pasará, jamás podría dejar de amarte ni ver a alguien más.
Los ojos de Astrid se cristalizaron, sin despegarlos de su novia.
—¿Lo prometes? —Su mirada era expectante, llena de esperanzas.
—Si me tengo que ir contigo a Nueva York lo haré...— susurraba Fernanda.
—No podría pedirte que dejes tus sueños de lado amor.
—Podría buscar algo allá.
—Tú quieres seguir tocando y produciendo... ¿Cómo le harías? —Astrid estaba muy preocupada
—Ya me las arreglaré. —Mencionaba Fer sin soltar. —Solo quiero estar contigo.
Astrid no podía creer lo que Fernanda decía, estaba dispuesta a ir a cualquier lado con ella, quería que vivieran juntas, no podía imaginarse sin ella en ningún momento, añoraba que se pudieran casar y tal vez en el futuro incluso adoptar un niño o niña, quería que ambas fueran madres, sería lo más hermoso del mundo, imaginarse a la bajista cargando a un infante, con ella a su lado, su corazón parecía crecer con solo imaginarlo.
—¿Y si mejor esperamos a ver a quién aceptan primero y donde y ya a partir de ahí la otra arregla sus cosas? —Preguntaba Astrid.
—Esa es otra idea muy buena— contestaba mientras entraban al edificio de Arte donde ya estaba lleno de estudiantes dirigiéndose a su salón, llegando ellas al mismo, donde se paraban a lado de la puerta, estaba tiritando de frío Astrid, no se había traído nada de tapar, Fernanda se quitaba su chamarra estilo varsity y se la daba.
—No quiero que te enfermes. —A lo cual la gótica se la ponía oliendo el perfume canela de Fernanda en su chamarra suspirando.
—¿Y tu amor? — cuestionaba Astrid sintiéndose un poco mal de dejarla sin chamarra
—Yo estoy bien amor, por algo me baño con agua fría mi amor. —Le sonreía la chica mientras frotaba su nariz con la de ella, haciendo que Astrid tomará su rostro y la besará.
—Señorita Lowllet, me fascina ver el amor que tiene con su novia, la señorita Lancaster, pero necesito que entre y deje de besarla. —Mencionaba el profesor de la clase, no de manera severa sino con una mirada paternal para ambas chicas.
— ¡Si claro! Lo siento señor Guilliham. —Decía muy ruborizada Astrid.
—Lo siento señor, —mencionaba también Fernanda desviando la mirada. —Te veo en la tarde amor. —susurraba Fernanda para irse del sitio dejando a Astrid con un amplía sonrisa en sus labios viendo cómo se iba del lugar su amada pareja.
—Después de usted señorita. —Decía el catedrático, Astrid entraba y tomaba su lugar con el profesor detrás de ella comenzando a dar la clase.
Fernanda caminaba por los pasillos de la escuela con dirección a la facultad de música, pasando a la máquina dispensadora de refrescos comprando su habitual jugo de naranja para el día.
—¡Fer! —Escuchaba la voz de Emily detrás de ella.
— Hola Em ¿Qué haces aquí tan temprano? —Cuestionaba la bajista sabiendo que ella entraba más tarde y al voltearla a verla se veía pálida —¿Estas bien?
—¡Necesito sentarme! —Mencionaba Emily mientras Fernanda la guiaba a una banca sentándola.
—¿Qué pasó Em? ¿Y Robert? —Cuestionaba Fernanda.
—Él no llegará hasta dentro de una hora, —musitaba la chica intentando calmarse —Jacobson...consiguió los sets antiguos de Astrid...y unas mías.
Lagrimas caían del rostro de Emily.
—No te entiendo Em. —Hacia pequeños círculos en su espalda Fernanda intentando calmarla.
—Tienes las nudes y el video de Astrid y tiene mis nudes...lo filtraron...¡Loui y el otro pendejo! —Musitaba Em llorando.
—¿Qué hacían ellos con las cosas esas? —Decía molesta Fernanda.
—Ellos eran los que tomaban las fotos de Astrid...las estuvieron vendiendo por fuera...y se las dieron a Jacobson.
—¿Pero por qué?
—Ellos siempre se prestaron para eso con Astrid, ella no les tomo importancia porque eran sus amigos, pero ahora Jacobson sabe de ello...siento que van a proyectar las cosas...en la ceremonia de regreso. —Lloraba Emily.
—Ve con los demás no se despeguen de Astrid cuídenla y yo me encargo de esto.
—¡Fernanda no puedes ir tu sola! —Exclamaba Emily.
—¡Por mis amigos y el amor de mi vida haría todo! No te despegues de Astrid y espera a los demás.
—Confió en tu juicio... ¡Fer ten cuidado!
—Relájate...nada malo pasará.
Fernanda se daba la vuelta y caminaba hacia donde se juntaba Jacobson y sus amigos, veía que estaba Chad y Loui ahí. junto con los demás deportistas.
—¡Imbéciles! —Les gritaba Fernanda.
Jacobson se volteaba y veía a la bajista yendo hacia él, los dos góticos se ponían nerviosos al verla.
—Robert y los demás lidiaran con ustedes basuras. —Decía la chica tatuada viendo a los supuestos amigos de Astrid, quienes estaban muy intranquilos.
—¡Vaya! ¿Así que ya por fin te conquiste lesbiana?
Fernanda ignoraba su comentario.
—Tú tienes cosas que no deberías y piensas hacer algo que no voy a dejar que pase. —Se abría camino entre los tipejos alrededor de él quedando frente a su enemigo.
—Vienes hacer un trato, conozco esa mirada Lancaster— decía Jacobson cuadrándose.
— Elimina las fotos de Emily y Astrid, ahora mismo, ¿Cuánto quieres?
—No quiero dinero...quiero una noche con ella... —Decía el capitán de lacrosse —Al ver su cuerpo se me antojo mucho follarla.
—¡Ni lo sueñes imbécil! Ella no es parte de este trato, es entre tú y yo.
—Entonces...quiero una noche contigo Lancaster. —Decía mientras ser acercaba a ella, tocando su cabello, pero Fernanda le daba un manotazo para quitarlo.
—¡Deja de decir idioteces Jacobson!
— Entonces esto será distribuido por todo el campus, tu noviecita y la de Robert será de domino público
— ¿Por qué lo haces? ¿Ellas qué te hicieron? —Cuestionaba Fernanda.
— ¡Es tu culpa! Los vamos a joder a todos en especial a ti Fernanda.
—¿Yo qué te hice?
—Preparatoria, dejaste plantado a un amigo para el baile el presumió que podría salir contigo, él te quería, siempre dijo que no eras tan mala persona, pero siempre fuiste una mierda con él y se ilusiono, lo dejaste esperando, se deprimió demasiado con ello, ahora voy cada mes a dejarle unas flores a su tumba, desde hace cinco años.
Fernanda recordaba eso, el chico que la había invitado a salir ese día y que jamás había sabido del chico de nuevo, hasta unos días después de que se suicidó.
—Lo siento. —Susurraba Fernanda entendiendo el odio del jugador hacia ella y sus amigos.
—Ese es mi precio...Lancaster, ¿Si tanto se aman, que importa si te acuestas conmigo por defenderla a ella?
Fernanda analizaba las cosas, sabía que no iba a logar nada e ir a la policía no ayudaría mucho siendo el padre de Jacobson uno, esa era la única opción.
Tomaba la mano del chico y lo jalaba hacia el gimnasio, sabiendo que no iban a entrar en esos momentos nadie.
—Hazlo... —Susurraba Fernanda, con su mirada aguada.
— ¡Esto lo disfrutaré! —La tomaba del cuello y la volteaba.
Fernanda suspiraba sabiendo lo que se acercaba, entendía que esto sería la razón por la que Astrid la dejaría, pero todo sería por salvarla de la humillación que se estaba acercando.
—Voy a hacerte llorar Lancaster, voy a lastimarte y voy a hacer que desees jamás haber nacido. Serás mi perra particular.
Le empezaba a bajar su pantalón y quitarle la playera dejándola en ropa interior, haciendo que Fernanda sintiera asco y mucha vergüenza con gruesas lágrimas en sus ojos, mientras el comenzaba a tocar la sexualidad de la bajista por encima de su ropa íntima haciéndola temblar de miedo, para después desabrocharse el pantalón y comenzar a sacar su miembro parado para tomar la cabellera de la bajista, haciéndola hincarse.
—¡Chúpalo perra! Haz sentir bien a tu amo.
La bajista sentía mucho asco, acercaba su mano primero para tomar el falo del deportista para moverlo de arriba para abajo con su mano.
—Usa tu bo...
Su voz jamás terminaba cuando tenía a tres figuras encima de él golpeándolo.
Astrid, Amanda y Emily corrían hacía donde estaba Fernanda recogiendo su ropa para ayudar a vestir a la chica quien estaba llorando y temblando.
—Shhh...ya paso mi cielo, ya— decía la gótica mientras le ponía su playera y gorra junto con su pantalón con ayuda de las chicas
Los chicos tenían en el suelo a Jacobson, lo estaban golpeando salvajemente.
—¡No...te vuelvas acercar a Fernanda...imbécil! —Gritaba Michael mientras lo golpeaba, a la par de que los otros dos lo estaban agarrando.
—Te lo advertimos pendejo, con Fernanda no...con ella jamás te vas a meter.
—¿Grabaron todo? —Cuestionaba Robert mientras detenía a su amigo de que le siguiera pegando.
—¡Si! Yo lo tengo en mi celular. —Decía Emily
—¡Llevemos a esta basura con las autoridades! —Decía Amanda.
Astrid estaba de cuclillas enfrente de Fernanda arrullándola.
— Calma princesa, calma...— susurraba mientras acariciaba su cabeza.
—Yo me le ofrecí...el me toco.
—Lo sé...pero sé que fue por lo que él tiene...me quisiste defender.
—Perdóname.
Fernanda se volteaba de manera rápida hacia el otro lado vomitando, a lo que Astrid la ayudaba.
—Saca todo amor, sé que tienes asco, —masajeaba su espalda. —Te amo princesita, ¡eres muy valiente! Pero no vuelvas hacer eso.
—¡Haría todo por ti Astrid...todo! — Susurraba entre lágrimas Fernanda.
—Lo se princesita...lo sé. —Besaba su frente.
Michael caminaba hacia ellas y cargaba a Fernanda en sus brazos, quien estaba a nada de tener un ataque de pánico, dirigiéndose hacia la salida del lugar seguido por Astrid.
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