Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Nota #2: Whitechapel - When a demon defiles a Witch

What has the world come to when a demon defiles a witch
Nobody trusts a word I say
I can't erase these memories
But I will erase humanity
Erase humanity

Las manecillas del reloj parecían estáticas para Fernanda. Sentía el transcurrir del día pasar con lentitud. Llevaba pensando en Astrid desde su encuentro. Hacía mucho tiempo en que no se emocionaba de esa forma al conocer a alguien. Con la invitación al ensayo, descubriría más de la chica que le gustó.

Cuando sonó la campana que daba por terminada la última clase, salió del salón para dirigirse al edificio de arte. En su camino observó tanto a profesores como alumnos caminar hacia sus autos o la parada de autobús.

Era una típica tarde en Boston con las hojas de los árboles bailando al son del viento y el brumoso sol de fondo.

Fernanda se sentó en uno de los bancos frente a la explanada del edificio de arte. Sacó un cigarro de su cajetilla. Le ayudaría a calmar los nervios mientras esperaba la llegada de Astrid.

Aspiró una bocanada de tabaco y se dedicó a revisar su Instagram. Siempre el mismo contenido: noticias de bandas y conciertos.

De pronto, alguien le arrebató el cigarro ocasionándole un exceso de tos.

─Fumamos los mismos ─Astrid le dio una calada y dejó salir el humo por la nariz─. Eso hará las cosas más fáciles.

De nueva cuenta dio otra bocanada, pero esta vez la expulsó hacia la cara de Fernanda.

Hasta ese momento, la bajista se dio cuenta de que Astrid venía acompañada por la chica que le gustaba a Robert y otros dos. Uno de ellos con el cabello largo y vestido con jeans negros y botas con estoperoles; en su playera se leía Sisters of Mercy. El otro parecía sacado de una pintura del Renacimiento. Ambos llevaban una ligera capa de maquillaje blanco y ojos delineados.

─Fernanda, ellos son Chad y Loui ─Señaló Astrid al de la playera de la banda de Darkwave y al chico vampiro, respectivamente.

Ambos le dirigieron un asentimiento como saludo. Fernanda los imitó.

─Y ella es Emily.

La chica respondió el saludo con una sonrisa cortés.

─Mucho gusto ─Fernanda trató de contestar con amabilidad, no quería parecer grosera.

Justo en ese momento, los miembros de la banda llegaron. Amanda corrió a abrazar a la bajista.

─Mis amigos: Erick, Robert, Michael y Amanda.

─ ¡Su música es fenomenal! ─dijo Chad.

Loui asintió.

─Hacemos lo que se puede ─respondió Erick levantando las manos, agradecido.

─ ¿Así que tú eres quien trae distraída a nuestra Fer?

Ante el comentario, Michael recibió un golpe en el brazo por parte de su mejor amiga y un zape de su novia. Ambas rodaron los ojos, molestas por la poca discreción del baterista.

─ ¡No sabía que causaba esas reacciones! ─Astrid sonrió con picardía─. ¡Top cinco de los datos curiosos de Fernanda que muero por conocer!

A la bajista se le subieron los colores al rostro y encontró mucho más entretenidas las mangas de su sudadera.

Al ver que su amiga no sabía dónde meterse, Robert intervino.

─Déjenla en paz. Hoy nos verán ensayar y tendrán el privilegio de conocer nuestra guarida.

─ ¡Gracias por la invitación!

La carismática respuesta de Emily puso nervioso al guitarrista.

─Siempre y cuando no les moleste caminar unas cuantas cuadras ─aclaró Erick.

─Está bien por nosotros ─contestó Chad.

─Pues vamos ─Michael, de la mano de Amanda, inició la marcha.

Durante el trayecto se formaron grupos más pequeños: Chad hablaba con Erick de videojuegos; Robert ─aunque nervioso─ entabló un debate de películas con Loui y Emily; en tanto que Fernanda y Astrid se quedaron al final de la caravana.

─ ¿Cómo estuvo tú día? ─La bajista inició la conversación.

─Normal ─Astrid alzó los hombros y la miró de reojo─. Digo, me fue bien con mi boceto y eso te lo debo a ti, pero me bombardearon con preguntas acerca de cómo te conocía y cosas así.

─ ¿Y eso?

─Cómo si no lo supieras: eres el amor platónico de muchos ─rodó los ojos y bufó─, o el trofeo de otros tantos. Les dije que te seguía a todos lados y me tacharon de acosadora. Deberías haber visto sus caras.

─ ¡Vaya! ─Fernanda soltó una risita.

─Al final no me creyeron, pero al menos dejaron de molestar.

─ ¿No te gusta tener contacto con otros?

─Yo no lo pondría así, más bien soy precavida. No confío tan fácil en las personas, sobre todo cuando no sabes sus verdaderas intenciones ─La gótica tomó otra calada del cigarro de Fernanda.

─ ¿Por qué conmigo no tienes esa precaución?

Astrid sonrió y le devolvió el cigarro.

─Tú y tus amigos no son tan diferentes de nosotros.

─ ¿A qué te refieres? ─Alzó una ceja.

─Todos somos artistas. Ustedes son músicos, yo dibujo. Emily es una talentosa escultora. Deberías ver las fotos de Loui. Y Chad, su interpretación en Otelo fue impactante.

Fernanda tuvo que aceptar que, de alguna u otra manera, ambos grupos se entendían con las musas. Estaba sorprendida por la perspicacia de Astrid, alguien que analizaba la situación para saber qué y cómo decir las cosas.

─Y... tú eres linda ─Astrid soltó de golpe.

─Lo dices porque no me conoces ─respondió Fernanda a la defensiva.

─Tienes razón, no te conozco porque hasta hoy me atreví a hablarle a la chica más inalcanzable y popular de la escuela.

─No sé por qué la gente piensa eso de mí, no soy especial... Solo me ven por fuera, pero ¿acaso se preguntan cómo me siento? Claro que no, les importa un carajo lo que me pase.

Fernanda deslizó su mano derecha por la parte interna de su antebrazo, intentando cubrir ─todavía más─ sus muñecas con la manga de su sudadera. Casi podía escuchar el tintineo de las pastillas de su frasco, bien guardado en su bolsillo.

─Solo ven a una chica guapa que toca el bajo en una banda, o como todos me llaman: ¡la más follable de la universidad! Como rechazo a todos, soy la princesa de hielo rodeada de sus caballeros, ¡tan inalcanzable!

─Dime, ¡oh, gran alteza!, ¿qué necesitas?

─Yo necesito... Necesito... A alguien que... Quiero... Quiero a una persona genuina y que me entienda.

Con calma, Astrid le pasó el cigarro.

─Los tienes a ellos.

─No lo entenderías.

─Ayúdame a hacerlo.

─Ellos no me abandonarán, son como mis hermanos, pero...quiero algo más. Alguien que no me abandone cuando haya una tormenta.

─Creo que te entiendo. Puedes estar bien con tu familia y amigos, pero con tu pareja... Ush, ¡mi ex era un imbécil!

─ ¿Y eso? ─preguntó Fernanda movida por una chispa de curiosidad.

─Fue hace cuatro años, la peor relación que he tenido. Le di todo, todito, y resultó que había alguien más. ¡Me enteré el día que cumplimos un año! Pero fue lo mejor, así no tuve que soportar a ese maldito infiel.

«¿Cómo es que alguien pudo hacerle eso a ella? Es tan perfecta» pensó Fernanda.

─No quise que recordaras eso.

─No tienes porqué disculparte, querida. Además, si no hubiera pasado no te hubiera conocido.

─ ¿Por qué?

─Él no quería que fuera a la universidad, mucho menos que estudiara arte. Era sumamente posesivo, incluso me prohibió ver a mis amigos. El estúpido creía que me traía algo con Chad o Loui, ¡menuda pendejada! Ellos fueron los que se dieron cuenta del engaño, un poco tarde, si me preguntas. Me acosté con él unas semanas antes, pero... En estos tiempos, a quien le importa si eres virgen o no. Drácula se moriría de hambre, ¿no crees?

Fernanda desvió la mirada con pena. Ella tampoco era virgen, pero esos temas la ponían nerviosa. Su experiencia sexual se limitaba a su primera vez y a los tontos jugueteos bajo la ropa con su ex novio.

Así llegaron a la guarida: la cochera de la casa que Erick y Robert compartían.

El vocalista abrió la puerta.

─Bienvenidos a la guarida de Beyond the Light.

Los chicos góticos observaron un equipo de sonido, una consola ecualizadora de grabación y dos guitarras. Una era negra con calcomanías de calaveras y pentagramas; la otra, gris con stickers de Signs of the Swarm, Drown in sulphur y Shrine of Malice. En la parte trasera estaba una enorme batería con doble bombo; una bandera con lo que parecía ser letras derretidas. En medio, un cráneo con un pentagrama en la frente y las cuencas vacías. También había dos refrigeradores y tres sillones, dos largos y uno pequeño. El techo estaba forrado de posters de bandas de deathcore.

─En los refris encontraran cervezas, snacks y refrescos. Tomen lo que quieran ─ofreció Robert─. Hay vasos en aquella alacena.

Los góticos y Amanda tomaron cervezas y se acomodaron en los sillones a la expectativa del ensayo.

Fernanda se dirigió a su amplificador para conectar su bajo. Sus movimientos, al afinar su instrumento y dejarlo listo para el ensayo, cautivaron a la dibujante. No podía quitarle la vista de encima y concluyó que tenían la misma pasión por sus carreras.

Michael terminaba de calentar en la batería, lo mismo que los guitarristas. Los cuatro miembros de Beyond the Light estaban listos para iniciar.

─Vamos con Of the abyss.

Erick dio la instrucción y comenzó a cantar. Su voz parecía salir de ultratumba, con sus característicos guturales. Lo siguieron los blast beats de la batería y las guitarras.

Cada uno se integraba con perfecta sincronía, como lo hacen los grupos consagrados y no una banda más de garaje.

La velocidad de Michael en la batería era inaudita. Cada golpe semejaba a los disparos de una metralleta. La guitarra de Robert plantaba el ritmo, mientras que Erick marcaba el tempo. Verlo cantar y mover los dedos sobre las cuerdas al mismo tiempo daban un espectáculo impresionante.

Por su parte, el bajo de Fernanda llevaba una entonación precisa. Su concentración era tal que no se daba cuenta de la mirada de la dibujante, fija en ella.

Astrid, hipnotizada por las notas de Fernanda, sintió sus mejillas arder. Se imaginó a la bajista junto a ella, en algún lugar privado, envueltas en sabanas, besándose y tocándose, haciéndose vibrar como jamás nadie lo había hecho para alguna de las dos, pasando su lengua por los labios de solo idear eso.

Aunque lo deseaba, desechó esa idea. ¿Qué tal si a Fernanda no le gustaban las chicas? Sin embargo, eso no evitaría que continuara apreciando su belleza y lo sexy que se veía ante sus ojos.

En ese momento Fernanda notó la intensa mirada de Astrid. La gótica le guiñó un ojo y le lanzó un beso. Esa actitud desenfadada y sin freno comenzaba a gustarle. «¿Cómo es posible que alguien tan mística sea así de pícara y atrevida? Es completamente diferente a lo que me imaginaba de ella» pensó.

Cuando la última nota sonó, los invitados aplaudieron emocionados por haber sido testigos en primera fila de un despliegue musical como aquel.

─Aunque ya los había escuchado en vivo, tenerlos así de cerca es impresionante ─dijo Chad.

─ ¡Son buenísimos! ─Emily se acercó emocionada a Robert─. ¡Qué bien tocas! ¿Me enseñas? Puedo pagarte las clases.

─No... No es... ¡Lo hago gratis!

─Pues no será mi estilo de música, pero reconozco que son buenos.

Astrid se acercó a Fernanda, deslizó uno de sus dedos por el cuerpo del bajo hasta rozar la mano de la bajista ocasionando tremendos escalofríos para ambas quienes intentaron ocultar sus reacciones.

─Ya entiendo porque la escena de Boston los ovaciona tanto ─susurró la gótica al pasar detrás de Lancaster.

Ella le devolvió una curiosa mirada.

─Sin contar a Amanda, son los primeros en vernos ensayar ─Erick tomó un trago de cerveza.

A pesar de haberse conocido ese día, ambos grupos se habían identificado y comenzaban a crear nuevos lazos de amistad.

─ ¿Podemos escucharlos más seguido? ─Astrid miró directamente a los ojos a Fernanda.

─Con una condición, deben venir al concurso de bandas ─aclaró Erick.

─No hay problema con eso, creo que es una tontería que no lo hayan ganado ─mencionó Loui─. Astrid siempre busca estar en primera fila para apoyar a Fernanda.

─Siempre se la pasa dibu... ¡Emily, ¡qué te pasa! ─gruñó Chad después de recibir un pisotón de su amiga.

La gótica se ruborizó y miró a cualquier otro lado.

─Bueno, bueno, ¡ya! Terminen su ensayo ─dijo Amanda para cambiar el tema después de ver a las chicas abochornadas.

En esta ocasión fue Michael quien, tocando los primeros compases, decidió la canción.

Ahora Fernanda era quien no podía dejar de mirar a Astrid y ésta continuaba observándola. Perdieron la cuenta de las veces que sus ojos se encontraron sin poder evitar que se le subieran los colores al rostro. Al final, ambas terminaron por intercambiar sonrisas como si a través de ellas tuvieran una conversación silenciosa.

La bajista comenzaba a sentir una conexión con la dibujante. Su corazón latía tan rápido y algo le decía que junto a ella estaría segura.

Cuando el ensayo terminó, el grupo se reunió a conversar. Sin proponérselo demasiado ─o tal vez sí─ Robert quedó junto a Emily, el guitarrista trató de calmar su nerviosismo. Como siempre, Amanda se acurrucó en las piernas de Michael. Astrid no perdió la oportunidad de sentarse en el mismo sillón que Fernanda.

Erick, flanqueado por Chad y Loui, conectó su teléfono a las bocinas del estudio y puso Shadow of Moses de Bring Me the Horizon

─ ¿Y si jugamos algo para conocernos mejor?

─Ay, no empieces, Amanda ─señaló Erick.

─No, es una buena idea. ¿Qué tal verdad o reto? o ¿Yo nunca, nunca? ¿Verdad que sí, Astrid?

─Apoyo a Emily.

─Yo también ─Robert secundó a las chicas─, pero ¿con o sin alcohol?

─Hagámoslo interesante, ¿qué vamos a tomar? ─Loui tenía la intención de sacar su cartera, pero Michael lo detuvo.

─Guarda eso, man. Tenemos suficiente alcohol para embriagar dos veces a la facultad entera.

Fernanda y Erick desparecieron por la puerta para después llegar cargando una hielera llena de cervezas y las repartieron. La bajista y Michael pusieron sus cajetillas en medio para que estuvieran a disposición de quien quisiera.

─ ¿Quién empieza? ─preguntó Emily.

─Yo nunca, nunca he tenido fajes en el campus. ─Erick disparó primero.

Loui, Michael, Amanda y Emily les dieron un buen trago a sus botellas. Robert quedó sorprendido al ver a la chica que le gustaba tomar. Las cosas se estaban poniendo interesantes y solo era la primera pregunta. Como si adivinara sus pensamientos, Chad se rio.

─ ¡Estamos comenzando duro!

─Yo nunca, nunca me he tirado a alguien en un concierto ─Fue el golpe de Loui.

En esa ocasión, los que levantaron sus botellas fueron, con excepción de Fernanda, todos los miembros de la banda y Astrid.

─ ¡Esa ni nosotros la sabíamos! ─señaló Emily.

─Fue el año pasado cuando vino Blutengel y me ganó un poco el alcohol. Cuando fui por más cerveza me topé con un chico medio famoso en Instagram. Platicamos y, de alguna forma, terminamos en los baños. Para ser sincera fue una estupidez sin importancia.

Emily, Chad y Loui soltaron tremendas carcajada. Al mismo tiempo, los dos chicos sacaron un billete de diez dólares y se lo dieron a su amiga.

─Les aposté que le habías metido la mano a alguien. Regresaste muy colorada y con el liguero sin ajustar.

─Vaya, te hice ganar veinte dólares ─comentó Astrid con sarcasmo, aunque volteó hacia Fernanda para susurrar un "lo siento" —Yo nunca, nunca he tenido un crush con Jacobson.

Con eso contraataco, Emily se puso colorada y fulminó con la mirada a su mejor amiga mientras bebía de su cerveza.

─ ¿Te gusta ese simio? ─preguntó Amanda con asco.

─Solo... un poco.

Robert, como siempre, era pésimo para ocultar su molestia.

─Pobre imbécil ─Erick encendió un cigarro.

─ ¡Vaya que lo es! Pero, él tiene una obsesión con alguien de aquí ─Amanda apuntó hacia Fer.

La bajista rodó los ojos.

Emily trató de disimular, sabía que Fernanda era popular y muchos andaban detrás de ella, pero saber que Jacobson también, fue como si le cayera un balde de agua fría.

─Que se atreva a acercarse y verá con quienes se topa.

─Como dice Robert, nos tiene a nosotros. Pero su carácter también lo mantiene a raya ─Michael se burló, pero su novia lo silenció con un golpe en el brazo.

─Fer tiene un excelente carácter.

─Aquí sigo, por si no lo han notado ─contestó Fernanda a la defensiva.

─Em, nunca he entendido porqué te gusta Jacobson ─dijo Chad.

─Pues, es guapo y caballeroso.

Amanda dejó salir una carcajada.

─Si sabes que solo busca meterse en los pantalones de las chicas, ¿verdad?

─Pregúntale a Michael cómo lo dejó cuando intento acercarse a esta Amanda ─dijo Erick─. ¿Recuerdan la época en que traía gafas de sol en el salón? Fue cortesía del ojo morado que le dejó.

Todos los miembros de la banda se rieron.

Ya no me pegues, por favor ─. Fer lloriqueo al imitar al capitán de lacrosse.

─Sé que no soy el tipo de chica la que saldría, pero no me molestaría un revolcón con él.

Robert se tensó y Fernanda lo notó, así que intentó desviar la conversación.

─Yo nunca, nunca me he puesto ebria por despecho.

─Fercita abriendo heridas ─rió Michael, su mejor amiga le guiñó un ojo.

─ ¡Soy malvada!

Ante el reto, todos chocaron sus botellas, pero Emily seguía cabizbaja.

─ ¿De verdad es tan malo que me guste Jacobson?

La pregunta ocasionó que todos centraran su atención en la chica.

─Solo busca cogerse a cuanta chica se deje ─Erick le dio un furioso trago a su cerveza.

─Lo ha hecho con la mitad de las porristas, sus favoritas, y ni hablar de los equipos ─dijo Amanda.

─ ¿Te consta?

Por la forma en que Emily encaró a Amanda, Astrid notó que su amiga estaba cerca de un ataqué de pánico.

─Ser capitana del equipo de voleibol me da acceso a cierta información.

─No puedo creer que sea tan malo.

En ese momento todos los teléfonos recibieron una alerta de mensaje. En la pantalla se alcanzaba a leer: "Tan fácil que fue conseguir lo inalcanzable", además de venir con un video adjunto.

─Yo lo abro ─Fer ofreció su celular poniéndolo en medio del círculo y procedió a abrir el archivo.

Todo empezaba con lo que parecía una fiesta llena de excesos. A través del humo de cigarro se observaba gente bebiendo y otras más besándose. Amanda reconoció de inmediato la casa de Elsa, una de sus compañeras de equipo.

La filmación continuaba por las escaleras hasta llegar a una puerta entreabierta. La cámara enfocó el interior donde había dos personas sobre una cama. Aunque estaba de espaldas, fue fácil reconocer a la primera: Jacobson.

─Les advertí que no era buena idea hacerla y mucho menos invitarlo.

La voz de la capitana era ácida al señalar eso.

Con el torso desnudo y los pantalones a media pierna, empujaba con violencia sus caderas contra la chica debajo suyo. Se alcanzaban a escuchar gemidos y alguna que otra frase incoherente.

La cámara pasó de Jacobson hacia su "acompañante". Tenía las piernas, blancas con una ligera capa de pecas, encima de los hombros de él. La falta de luz impedía apreciar su rostro, pero su inconfundible cabellera pelirroja se desparramaba sobre la almohada.

Amanda ahogó un grito.

─ ¡Ese hijo de puta! ─Erick estrelló su cerveza contra la pared─. Siempre la misma mierda.

─Estamos en la casa de Elsa siendo testigos de cómo su Majestad, el Gran Jacobson, se coge a Krystal ─Una voz en off confirmaba la identidad de la chica ─Con esto podemos estar seguros de que no hay quien se le resista.

Erick estaba teniendo problemas para controlarse. Antes de que arremetiera contra su amplificador, Fernanda se levantó y lo abrazó. Él trató de alejarse, pero la bajista no lo soltó.

─Poniéndote así no ganas nada.

Astrid se movió hacia Emily, quien no daba crédito a lo que acababa de ver.

─ ¡Es un hijo de puta! Otra vez...

─ ¡Cierra la puta boca, Michael!

─ ¡Basta, Erick! ─Fer puso ambas manos sobre el rostro de su amigo, obligándolo a verla ─. Sí, es la segunda vez que pasa, pero si ellas se dejaron convencer por un tipo como Jacobson quiere decir que no valían la pena. Uno de los mejores vocalistas de Boston y la persona más amable que conozco merece a alguien digno de ganarse su corazón, no al revés.

Cuando sintió la tensión de su amigo desaparecer, lo soltó. Lo siguiente que hizo fue ponerse de cuclillas enfrente de Emily y le sonrió con un gesto que hacía años no mostraba.

─Lo mismo va para ti, Jacobson no vale la pena.

─Fer tiene razón, además tenemos un evento pendiente dentro de cuatro semanas.

─ ¿Cuál evento, Amanda? ─Robert enarcó una ceja.

─La convención de anime y manga ─explicó Amanda─. Michael, ¿no les dijiste?

─Ups, se me olvidó.

─Típico ─Rodó los ojos─. Conozco a Jenny, la cosplayer principal, les propuso a los organizadores que ustedes tocaran y ellos aceptaron.

─En ese caso, necesitamos armar el playlist. ─Fernanda regresó a lado de Astrid y de forma inconsciente buscó la mano de la gótica.

Astrid, al sentir el roce entrelazó sus dedos con la bajista. Pensar que estaba ganando terreno con ella hizo que su corazón se acelerara. Quedó sumamente cautivada por la forma en que tranquilizó a Erick y a Emily, como si tuviera un don para ello.

─ ¿Cuánto vamos a tocar? ─preguntó Erick.

─Entre cuarenta y cinco minutos y una hora.

─Tenemos listas tres de nuestras canciones y podemos completar con las de Lorna ─dijo Robert tratando de ocultar su nerviosismo, Emily había vuelto a su asiento junto a él y se veía más relajada.

─ ¿Por qué esa tal Jenny nos pidió para tocar en esa cosa de caricaturas?

─ ¿No te gusta el anime?

La pregunta de Astrid ocasionó que Fernanda se sonrojara.

─Jamás me ha llamado la atención.

─Ninguna amiga mía dirá que no le gusta el anime ─Astrid hizo un puchero ─. Así que, querida, este fin la pasarás conmigo y te presentaré mis series favoritas.

─Lo haré si tú escuchas mis álbumes favoritos.

─ ¡Trato hecho!

─Vaya, parece que Lancaster tiene las manos llenas ─comentó Erick y los demás estuvieron de acuerdo.

─ ¿Las dejamos solas? ─dijo Michael solo por molestar.

Las chicas sonrieron apenadas, pero sus amigos notaron las ganas que tenían de pasar más tiempo juntas.

─Entonces empezaremos a ensayar el lunes y estaremos más que listos para el show ─señaló Robert.

La noche continúo entre charlas y bebidas. Robert pudo conversar con Emily y eso le ayudó a estar más seguro de sí mismo. Chad, Loui y Erick se metieron a la casa para iniciar alguna partida de Call of Duty. Como ya era tarde, Michael y Amanda se comenzaron a despedir de todos.

─¿Te vas o te quedas, Fer? Puedo llevarte después de dejar a Amanda, o ¿prefieres que pida un Uber?

Astrid miró su interacción confundida, parecía que había una confianza más allá de la amistad entre el baterista y Fernanda. De pronto, soltó la mano de la chica quien la miró sin entender por qué de su reacción.

─Se queda ─indicó Robert.

─Me voy, no tengo ropa aquí.

─Dejaste una maleta la semana pasada.

─Sí, papá, como digas ─Intentó volver a tomar la mano de Astrid, pero ella la retiró.

─ ¡Quién dijo que dormiremos! ¡Hay alcohol, música y videojuegos! ─Erick asomó la cabeza por la puerta que conectaba la casa con el garaje.

─ ¿Y si nos quedamos? Prometo llevarte temprano con tus papás.

─Claro, buena idea.

─ ¡Nos quedamos! ─Michael besó a su novia.

─Adentro ya dijeron que se quedan, ¿y ustedes, chicas?

─No tengo problema, mi familia está en Kentucky ─respondió Emily.

─De aquí nos vamos a mi casa ─Astrid le dijo a Fernanda.

─Y después a la mía, necesito enseñarte de buena música.

─ ¡Ah, claro! ¡Tú me vas a enseñar de buena música!

Después de que todos volvieran a sus asuntos, Astrid aprovechó que se había quedado sola con Fernanda.

─Dime algo, Michael solo es tu amigo, ¿verdad?

─ ¿Por qué la pregunta?

─Es que..., te cuida demasiado ─ Astrid no evito ponerse colorada─. Pero tiene a Amanda y... no entiendo por qué te trata como si fueras su novia.

Fernanda soltó una carcajada.

─ ¡Si parece mi papá y él ni se preocupa cómo lo hacen mis chicos! Los conozco desde niños.

─Entonces no debo preocuparme.

—No hay de que preocuparse, a mí solo me gustan las chicas.

Astrid sonrió. Todo estaba bien. Tomó de nuevo la mano de Fernanda, entrelazando sus dedos con los de la bajista.

------Nota de Autor------

¿Qué les parecío este capítulo? ¿Cómo ven la relación de Fernanda con Astrid?

Derechos de autor totalmente de Lorna Shore sobre la letra de la canción

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro