Capítulo 30 - Pianissimo
Chisako había regresado a su casa, no tuvo ningún interés de la llegada de su abuela, pese que todos los sirvientes de la mansión estaban preocupados. Incluso Nekota fue a su habitación a preguntare si no iba a ir a ver a su abuela, a lo que la joven ama contesto con un fuerte y simple no.
Violet no dijo ninguna palabra, ella peinaba el largo cabello de Yukihiro encantada, agradeciendo el día que habían pasado juntas. Donde Chisako estaba comenzando a soltarse.
-Ama Yukihiro, cree que sería bueno que fuera a ver a la Señora Fumeko, ella el paso bastante mal, por suerte solo fue un alza de presión por un mal rato, pero pudo haber sido mucho peor.
-¿Que mi abuela está mal?, como crees tú, que me la paso yo cada vez que ella me golpea, que mierda pasa en tu cabeza, eres peor que ella si piensas que puedes venir a mi habitación a decirme lo mal que la paso. Nekota ella leva años maltratándome, así que lárgate de mi habitación y te recuerdos que, si quieres entrar, primero debes tocar la puerta, tú lugar es el de una sirvienta, eso recuérdalo. – espeto fríamente Chisako, que solo quería gritarle a la fiel sirvienta de Fumeko.
La criada de la joven ama detuvo su trabajo, se acercó a la puerta y la abrió indicándole a Nekota para que saliera.
-Disculpe mi atrevimiento ama, no se volverá a repetir.
Nekota salió de la habitación decaída, estaba molesta porque Chisako no mostraba ningún interés por la salud de abuela, pero tenía razón, ella no tenía ningún motivo para visitarla. Su fe ciega en su señora la había jugado una mala pasada.
La señorita volvió a sentarse al lado de Violet, estaba enojada, su habitación era el único lugar en toda la casa, que le pertenecía y que viniera una cualquiera a llamarle la atención realmente le molestaba.
-Vamos, no frunzas tanto el ceño, te dejara arrugas en la cara, y si quiere cautivar a esa señorita mal educada, debe tener un rostro despampanante.
-No creo que por arrugar mi cara tendré arrugas, además sé que a Chiye la tengo loca por mí. – dijo con confianza Chisako.
Siguieron tonteando un rato más hasta que la joven señorita decidió ir a dormir. Ella pensaba en su pequeño encuentro con Sakura, donde obviamente no fue tratada como ella quería, eso la ponía triste, así que esta vez decidido hacer algo no muy propio de ella, y llorar tranquilamente por sentirse dolida de algo que se había ganado sola.
Violet como siempre vino a despertar a su joven ama, que ya estaba despierta tarareando una melodía de Jazz.
-Nuevamente despierta de temprano, joven ama.
-Si, esas malditas aves cantan siempre en el árbol frente a mi ventana.
La hermosa criada se acercó a su Chisako, se tomó el atrevimiento de sentarse en la cama al lado de ella.
-Estas cada vez más insolente Violet, nunca cambies, incluso si algún día te trato como no te mereces.
-Descuide, si algún día siento que se equivoca conmigo estaré para corregirla. Vengo con una buena noticia, me contacte con el señor Alconi, le sorprendió que la llamara, y quiere juntarse hoy en la tarde con usted, así que dígame que desea que le diga.
Chisako abrazo con alegría a su sirvienta.
-Dile que nos juntemos en el café que asistimos ayer, creo que sería bueno, que mirara el lugar al que deseo ayudar con su guía.
-Sera un placer, pero realmente quiere ir ahí por ello, o es que quiere ir a ver a esa muchacha de pelo rosa de la que tanto dice que quiere alejarse.
Chisako ni siquiera contesto, pero su fiel sirvienta había dado en el clavo, por mucho que quería alejarla de ella, no podía evitar buscar torpes escusas para estar cerca de ella.
Ellas continuaron con su rutina de siempre, la alisto para ir a la escuela, y esta vez trajo el desayuno a su habitación, les informo de las tareas que tenía, que por suerte, solo era una broma de Chisako, porque realmente la señora Fumeko solo iba a estar recluida en su pieza, y pidió estrictamente que la única que pudiera entrar era Nekota.
La joven ama, que casi nunca se preocupaba mucho por su aspecto, se tocó el pelo, preguntando si sería conveniente cortarse un poco.
-Creo en mi opinión que yo no cortaría el bello largo de sus cabellos dorados, pero podríamos arreglar las puntas, si desea podemos hacerlo a la vuelta, pero si su pregunta es porque desea un cambio de estilo, recuerde que puede ir con ropa normal a la academia, no es obligatorio ocupar el uniforme al menos que ellos lo exijan para ciertos días, ama Chisako.
-Entonces quedare a tu cuidado, vísteme como crees que me pueda ver mejor, pero que se algo cómodo.
Violet estaba emocionada, así que fue directo al extenso armario de ropa que tenía, la mayoría prendas de la empresa que vendía su familia, pero eran de una calidad exquisita, o si no, no sería una de las empresas más importante del país, incluso del continente.
Violet saco emocionado un Sweather gris, y unos pantalones negros.
Una vez Chisako estaba vestida ella se sentía algo rara.
-Tengo un par de preguntas Violet, primero, ¿por qué no me pusiste una polera debajo del Sweater? Segundo ¿Por qué siento que mi espalda esta desnuda? Y para finalizar, ¿No había unos pantalones menos ajustados? – Alzo la voz la joven ama.
-No se preocupe, los pantalones acentúan tanto su cintura como su trasero, y el swaether es de tipo virgin killer, créame sin duda la señorita Chiye no pondrá despegar sus ojos de usted, además le queda hermoso, incluso le hace resaltar un poco su busto.
Yukihiro se sonrojo en el acto, se había algo con lo que no le gustaba que se metieran era con su pecho, que no era mucho, pero al menos no era plano, aun así, debido a un viejo comentario de Satomi ella siempre se sintió en menos con sus senos.
-El mendigo problema, es que estoy segura de que no solo Chiye me mirara con esto puesto, si no que media escuela, y deja de toquetear mis pechos pervertida.
Luego de una larga charla Violet logro convencer a su querida ama, de ir vestida así. Chisako estaba extremadamente nerviosa, si su abuela la viera, estaba segura de que la insultaría sin parar, y eso que ni siquiera podía ver como estaba vestida por obvias razones.
Antes de que Yukihiro fuera a su escuela caminando, su querida sirvienta le dio un último retoque, algo que a Chisko no le gustaba ocupar, pero esta vez accedió, además por lo visto a Violet le hacía mucha ilusión hacer de mi consultora de moda, así que la dejo hacerlo como un acto de agradecimiento por todo el tiempo que a estado junto a ella. Le coloco un tenue lápiz labial en sus labios.
Chisako estaba nerviosa, estaba pasando justo lo que sospechaba, al entrar a la academia todos estaban murmurando por su vestimenta, pero al menos estaba acostumbrada a mantener esa fría actitud de siempre para hacer como si no le importaba lo que decía el resto. Pero para sorpresa de Chisako, muchos de los comentarios eran que se veía muy linda e incluso sexy, cosas a las que no estaba muy acostumbrada, ella sabía que era bonita, o eso creía, el ego de Yukihiro siempre le dijo eso, además que recordaba que de niña se parecía a su madre, y ella era bellísima.
Chiye estaba en su casillero guardando sus cosas, escuchaba mucho marullo a lo que ignoraba, ya que, ella estaba demasiada metida en sus problemas familiares, pero un golpeteo y sobre todo un aroma que a café con anís la hizo voltearse sin parar.
Sakura, había quedado despampanada con el aspecto de su enamorada.
Cielos ayer, ya lucia hermosa, pero ahora, se ve más femenina que nunca, ¿qué sucede con ella? Tranquilízate mujer, estas molesta con ella, no puedes caer simplemente por un cambio de estilo... ni siquiera puedo engañarme, me conformaría con un abrazo suyo, simplemente con eso la perdonaría, pero esto no está bien, tengo que dejarla ir. Su cambio no tiene nada que ver contigo, esa es la realidad.
O al menos eso pensaba Sakura, que se moría de ganas por ir a saludarla.
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