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Capítulo 25 - Fortississimo


Satomi había llevado a Chisako a un lugar que ella conocía muy bien. Lo lograba reconocer pese a su ciegues, ya que, la bodega de la biblioteca a la que Satomi siempre tuvo acceso por ser la presidenta del consejo en aquella vez fue el lugar donde la joven señorita experimento sus primeros pasos sobre el sexo.

Todo lo que ella creía en ese momento que estaba bien, donde la intimidad de ellas se fusiono en un fogoso placer, donde Chisako al conocer algo que la hacía sentir muy bien y perderse se fue haciendo adicta ella, hasta que un día en que ella vino a regocijarse en los brazos de la persona que creía que era su pareja, le era infiel con otra chica, eso fue duro para Yukihiro porque en el momento que pensó que había encontrado algo de luz en su asfixiante vida, simplemente había sido una ilusión.

Una realidad que Satomi hizo pedazos diciéndole a lo joven heredera que no se preocupara porque ella era su juguete favorito.

El simple hecho de estar nuevamente en este lugar, donde los libros viejos acumulaban polvo y eran los únicos testigos de los placeres que sucedían en aquel lugar, le trajo los amargos recuerdos.

-¿Por qué tan callada querida Chisako? ¿acaso ahora eres muda también? – menciono Satomi acariciando la mejilla de la joven señorita, que se ponía nerviosa en el acto.

Ella sabía que no podía detener a su abusadora porque conocía cada uno de los lugares más sensibles de Yukihiro, eso lo odiaba, pero no podía reprimirse, cada vez que Satomi comenzaba a jugar con su cuerpo se perdía rápidamente en el placer, olvidando cualquier culpa, al menos hasta que el acto hubiera sido consumado.

Por ende, todo esto la hacía sentir débil, sucia, alguien incapaz, como Fumeko la hacía sentir a diario, simplemente que ahora era alguien casi de su edad, la mujer que pensó que la salvaría, pero simplemente resulto ser un juego para la otra chica.

Satomi puso su mano en la parte baja de la cadera, presionándola hacia ella cosa que Chisako le gustaba.

-Te lo... pido déjame en paz, Satomi... no quiero esto.

-Hagamos esto, detenme y te prometo que no te tocare más.

Satomi besaba apasionadamente el cuello de Chisako, con su mano otra mano la ponía en su vientre, para ir bajando lentamente por debajo de la falda escocesa que ocupaba la joven ama.

La otra mano se deslizaba por debajo del chaleco, para agarra uno de los pechos de Yukihiro, mientras la manoseaba lentamente.

-Vamos, un juguete también debe dar placer a su usuaria, quiero que ocupes tu lengua Chisako, ya sabes ahí abajo.

La joven ama, cada vez se perdía en el placer, casi siguiendo una balada, cada vez su mente se sentía inmersa, libre de todo problema, liviana, casi borracha, ella había empezado a desabotonar la falda de Satomi con una sonrisa de placer en su boca.

-Eso es Chisako, yo sabía que esa mujer no te movería de mi lado, esa tonta de Chiye.

Sin que se diera cuenta Satomi había cometido un error, que liberaría finalmente a Chisako de su trance, en su mente, pese a que no vio el rostro de Chiye, vino un recuerdo de su rostro, de cuando le permitió tocarlo para conocerlo, eso basto para finalmente despojarse del embrujo que le tenía Satomi, de repente todas las caricias que antes eran placenteras para Yukihiro, se volvieron asquerosas, ya que, un deseo más grande se apodero de ella, lo que sentía por Sakura.

La joven ama empujo fuertemente a Satomi, haciendo que se golpeara contra los libreros.

-Detente de una puñetera vez maldita perra barata, no quiero que me vuelvas a tocar nunca más ninfómana de mierda, ya te dije que pararas, ahora cumple tu palabra.

Chisako dio el paso a la furia olvidándose de todos los modales. Dentro de ella tenía algo de miedo, era la primera vez que se enfrentaba a alguien que la aterraba tanto, pero el deseo en este momento por Sakura le daba valentía para hacerlo.

-Maldita ciega, mira que, mordiéndole la mano a tu dueña, entiende mujer eres mía, crees que esto me detendrá, nunca voy a dejar escapar a mi juguete favorito.

-Pues mala suerte, yo no soy tu puto juguete loca de mierda, esto se acaba hoy, vuelve a tocarme y te juro que le diré al director de esto, no me importa que suceda después, incluso si tengo que enfrentarme a mi abuela por ello, pero toda esta mierda termino, Satomi.

La antigua presidenta del consejo se ría, se abalanzo sobre Chisako agarrándole el glúteo, acción que solo provoco más asco en la joven ama.

-Como quieras, pero sabes, si no te puedo tener a ti, tal vez debería unir a mi colección a Sakura Chiye, me imagino que si logro descongelar tú corazón algo bueno tendrá, imagínate todas las cosas que le hare, voy a saborear cada parte de su cuerpo, pero si no quieres que suceda eso, simplemente continuemos como ahora, y me olvidare de ella.

La situación repugno más aun a Chisako, ella había pensado que con la amenaza que le había dado podría detenerla, debido que un escándalo sería muy malo para la hija de un senador como lo era Satomi, pero ella estaba mucho más retorcida de lo que la joven ama pensaba.

Aun así, eso no la detuvo con la decisión que ya había tomado, esto debía acabar hoy para Yukihiro. Ella busco el hombro de Satomi, lo que fue fácil ubicarlo se acercó a la mejilla, cosa que la hija del senador pensó que finalmente había ganado y se había salido con la suya, pero se equivocó, sin importar la herida que tenía Chisako en su muñeca y sin miedo de que se le abriera los puntos, le dio un puñetazo en toda la cara a Satomi, tirándolo al suelo.

-Que mirada te sucede...

Satomi soltó un grito, Chisako se abalanzo hacia ella golpeándola sin detenerse, en más de una ocasión golpeo el suelo sin querer, pero el dolor no la detuvo, quería castigar a Satomi, quería sacarla de su vida.

-Acércate a mí, o Sakura y te juro que acabo contigo golfa, todo se acabó, no te quiero nunca más cerca de mí, as lo que quieras con todas tus otras mujeres que tengas por ahí y te sigan el juego, pero conmigo se acabó. – decía la joven ama mientras seguía en colera golpeándole la cara.

En un punto Chisako se detuvo de darle constantes golpes a Satomi, se levantó, desplego su bastón que tenía en la cintura, y se fue dejando a Satomi llorado, aun así, escucho una última amenaza que costo de entender debido a que Yukihiro la había golpeado tan fuerte que le costaba hablar.

-Me...voy... a ven...vengar... - Grito Satomi en una mezcla de lloro e ira.

Chisako camino con la ayuda de su bastón sintiéndose al fin un poco más libre para ella todo esto fue como cerrar un mal capítulo de su pasado, todo esto debido a que su corazón finalmente latía con fuerza por alguien que estaba dispuesta a defender incluso más que a ella misma.

Finalmente, la joven ama tuvo que saltarse la mitad de una de sus clases debido que tuvo que asistir a la enfermería porque estaba sangrando por la muñeca, por el mismo lugar donde se había enterrado el pedazo de cristal.

Por suerte solo se le soltó un punto, que al ser una academia prestigiosa tenían a alguien del que se podía hacer cargo, la enfermera Akiko Amaya, una mujer joven de unos 24 años, pero que había presentado un talento innegable.

Con tranquilidad y precisión arreglo el punto salido de Chisako, reviso sus manos que tenía hinchadas, les puso un ungüento para luego mirarla.

-Las peleas están estrictamente prohibidas en esta academia a tal punto que si se descubre a alguien es expulsado de manera inmediata, me quedare callada simplemente porque conozco tu historia, pequeña, pero si vuelvo a darme cuenta de algo así no me quedare callada, ve a clases Yukihiro.

Ella no dijo nada a la enfermera, no quiso llevarle la contraria, porque hacerlo la delataría, además estaban como prueba las manos hinchadas de ella, y si veían a Satomi probablemente todos sabrían lo que sucedió.

Agradeció a la enfermera y se dispuso a irse a clases. Cuando terminaron, almorzó sola como siempre, no se topó con nadie, lo que eso era bueno para ella, sobre todo porque no sabía como interactuar con Sakura, que los más probable es que estuviera furiosa con ella, y eso era mejor, o eso creía, porque desde que el recuerdo de ella la ayudo a superar la situación con Satomi, cada vez que recordaba la discusión con Sakura le provocaba un nudo en la garganta.

El resto día transcurrió con total normalidad, como siempre llego a la sala de ensayos ella primera, aun pensaba que les iba a decir a sus compañeros sobre que no podría ensayar, eso la ponía nerviosa por primera vez, si fuera como antes, no tendría problema de decirlo fríamente, pero en poco tiempo ella misma había notada algunos cambios en ella misma, tal vez podía ser la misma persona fría mal hablada, pero de apoco le iban interesando los sentimientos de que los rodeaban, incluso hasta de Kou que no era una persona que tenía muy presente.

Chisako escucho los sonidos de sus compañeros acercándose, lo que la puso más nerviosa, los tres entraron de golpe, saludando nuevamente a Yukihiro en el día de hoy, todos menos Sakura que paso de largo.

-Sabes no puedo creer que aún no me acostumbro a ese rosa chillón que tienes por pelo. – Dijo Zendo.

-Encuentro que se ve bien como ya dije. – menciono Kou.

Sakura por mucho que estuviera enfadada con Chisako esperaba alguna reacción ahora que mencionaron su pelo, pese a que cualquiera cosa que dijera la joven señorita Sakura la mandaría a volar.

-¿Te teñiste el cabello de rosa Chiye? – Dijo Chisako algo sorprendida.

-Sí algún problema. – Respondió en tono cortante Sakura.

Chisako se sintió mal, paso desapercibido ante los ojos de sus compañeros de banda, pero le dolió el tono que ocupo Chiye para contestarle.

-¿Tengo algo que contarles a todos?, primero que nada, les pido disculpas, sobre todo que el torneo de bandas de otoño se acerca, pero no podre ensayar durante una semana.

Cada uno de sus compañeros quedo helado, la que más le afecto la noticia fue a Sakura que necesitaba que al menos lo del torneo saliera bien después de un par de días horribles.

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