03 | La muerte en el aire
El deseo de lanzar todo por la borda y escapar en ese momento con él, es tan grande y doloroso, que no puede evitar llorar y que se aferre con fuerza a aquel cuerpo entre sus brazos; porque sabe que no debe de hacerlo. No debe de escapar, debe de afrontar todo.
El beso se rompe y se miran a los ojos, intentando transmitir todos esos sentimientos que sintieron con ese simple toque.
—P-pensé que ya nunca nos volveríamos a ver, mi príncipe —Jung Kook solloza las palabras y cierra los ojos cuando llora con más fuerza.
Yoon Gi, aun con sus manos en el rostro del menor, limpia aquellas lágrimas y fugazmente besa la frente del menor.
—Estoy aquí. Estoy aquí —repite en un susurro una y otra vez el príncipe, abrazando a Jung Kook y dejando sus labios cerca de su sien.
Se quedan así por unos minutos. Mientras, Ho Seok entra a la pequeña choza y mira a la mujer moribunda en aquel montonal de paja seca y una manta rota, que apena y la cubre. Sus ojos se empañan al mirar el rostro pálido y labios resecos de aquella mujer, que alguna vez lo cuidó como si fuera su propio hijo.
—Señora Jeon —Se pone de rodillas a un lado de ella, tomando la fría mano de la mujer—. Ya está aquí. Le dije que sí vendría.
Ho Seok trata de animarla, pero Joo Hyun solo sonríe un poco antes de toser un poco de sangre. Ho Seok la mira con pena, pero eso no evita que saque de su bolsillo un pequeño trapo y que con él limpie a la mujer.
Pronto, Yoon Gi y Jung Kook entran a la pequeña choza, tomados de las manos y con sus ojos rojos. Ho Seok rápidamente se limpia las lágrimas y guarda el pañuelo en su bolsillo; sin embargo, Yoon Gi nota ese pequeño gesto y frunce el ceño.
—Oh, príncipe Min, es bueno volver a-... —Pero antes de que pueda terminar de hablar, de nuevo tose.
Y aunque se cubre con su mano, la sangre escurre por sus dedos. Jung Kook deprisa se pone a un lado de su madre y con un paño húmedo -de la cubeta aun lado de la paja- limpia a su madre.
Yoon Gi enseguida se preocupa y mirar con miedo a la mujer, comprendiendo enseguida porqué lo quería ver con urgencia. Ho Seok, por otra parte, se coloca atrás del príncipe, evitando ver como aquella mujer le falta menos para morir.
—L-lamento muchísimo que haya tenido que ver esto, príncipe.
Joo Hyun comienza a llorar, pero Yoon Gi se arrodilla enfrente de ella -a un lado de Jung Kook- y niega con la cabeza.
—Por favor, déjenos solos.
Es lo único que dice Yoon Gi, solo viendo a la mujer llorar. Sus ojos se empañan de nuevo, ignorando como Ho Seok le ayuda a Jung Kook a ponerse de pie, para después salir de la choza.
Un crudo silencio se forma entre ambos, pero solo por unos segundos, antes de que el sollozo de Joo Hyun lo rompa. Yoon Gi siente como si su corazón fuera clavado con clavos, y lo único que puede hacer es llorar en silencio.
—Va a morir —No tiene expresión alguna en el rostro, solo mira a la mujer en su lecho de muerte.
Y quizá sea la poca luz de vela que hay en el lugar, pero incluso de esa manera, Yoon Gi puede ver ese rostro muriendo lentamente.
—D-de eso quería hablar, príncipe —Joo Hyun toma un poco de aire antes de seguir—. En cualquier momento moriré, pero antes de que eso pase, le imploro con toda mi alma, que cuide de Jung Kook. El rey le quiere hacer daño, p-por favor no lo permita. Usted es lo único que tendrá mi pequeño después de que yo muera.
Yoon Gi siente un gran peso en su pecho y asiente.
—Daría mi vida con tal de que Jung Kook esté bien —Pasa su mano por su rostro y limpia sus lágrimas, para después tomar un respiro y poder dejar de llorar—. Le prometo que lo cuidaré y lo amaré hasta que dé mi último suspiro.
—Gracias, príncipe.
Y se quedan en silencio, siendo abrazados por la presencia de la muerte en el aire, la cual pronto se llevará un alma.
.
.
—Jung Kook —Lo llama Ho Seok cuando sale del establo.
El menor está de pie a un lado del caballo, viendo hacia la luna; no le responde al mayor, solo voltea a verlo. Y enseguida Ho Seok se da cuenta del silencioso llanto del menor, que, sin decir algo más, solo va y lo abraza. Jung Kook, con el sentimiento amargo de la tristeza en su pecho, llorar con más fuerza y se aferra con ímpetu a las ropas viejas del cuidador de caballos, quien es como un hermano mayor para él.
—M-mamá va a morir —Es lo único que puede decir con su voz quebrada.
Ho Seok siente su corazón contraerse y también comienza a soltar lágrimas, pero de forma silenciosa. El tiempo se detiene a su alrededor y solo son abrazados por el dolor. Ho Seok trata de decir alguna palabra, pero se le atoran en el nudo de su garganta.
Jung Kook mira hacia la luna y ruega internamente que su madre tenga una muerte rápida y sin dolor, porque si él la ve sufrir durante más tiempo, no sabría qué hacer.
—Bien —Ho Seok rompe el abrazo, para poder limpiar las lágrimas del menor y después las propias—, es momento de que regresemos.
Jung Kook asiente y solo se sube a la carreta, acomodándose en la parte trasera para recostarse por un momento. Ho Seok se pone adelante para poder dirigir al caballo, pensando que hay que ser optimistas, porque pronto saldrá la luz del sol después de toda esa tormenta. Siempre hay un final feliz.
Cuando llegan a su destino, Ho Seok baja de la carreta y se da cuenta que Jung Kook se quedó dormido durante el viaje, mientras se cubría con la manta de Ho Seok. Y antes de que piense en despertarlo, Yoon Gi sale de la choza.
—La señora Jeon se ha quedado dormida —avisa, mientras busca a Jung Kook con la mirada—. ¿Dónde está Jung Kook?
—Se quedó dormido en la carreta, príncipe.
Yoon Gi se acerca y mira al menor como se aferra a la manta para evitar el frío.
—Por favor cuida de la señora Jeon, yo me quedaré aquí cuidando a Jung Kook.
Ho Seok asiente y pronto entra a la choza. Yoon Gi sube a la carreta y se acomoda a un lado de Jung Kook, intentado no despertarlo. Cuando está sentado, Jung Kook toma la mano de Yoon Gi entre su sueño y la aprieta, mientras frunce el ceño al mismo tiempo que deja salir pequeños quejidos.
Yoon Gi mira el rostro del menor, pareciéndole que está teniendo una pesadilla. Y sin pensar, acaricia la mejilla de Jung Kook con su otra mano, solo teniendo la intención de que ya no tenga ese mal sueño. Lo mira y nota su piel más pálida y un poco reseca, además de que aquellas mejillas que alguna vez fueron un poco regordetas ahora son delgadas. Hay ojeras muy marcadas bajo sus ojos, pero incluso de esa forma, para él se sigue viendo hermoso.
Aparta la mirada solo para observar el cielo nocturno y suspirar. Silenciosas lágrimas salen de sus ojos irritados y piensa por qué la vida ha sido tan dura con él, arrebatándole todo lo que ama; primero su madre, después su padre y ahora Joo Hyun, la mujer que fungió como una segunda madre.
¿Por qué nadie puede cuidar de él sin que su final sea una mala muerte? ¿A caso Yoon Gi no merece ser feliz? Porque Min Yoon Gi, a sus dieciocho años, solo ha aprendido a aceptar el dolor.
Se limpia las lágrimas con su antebrazo y vuelve a mirar a Jung Kook mientras regresa a acariciar su rostro. Lo mira y su corazón duele el pensar que también él fuera una de esas personas con un mal final por su culpa.
Y de nuevo retoma la idea de escapar; sería tan sencillo tomar las riendas de los caballos e irse lejos de ahí, donde nada ni nadie pueda hacerles algún daño. Sonríe con la idea de solo él y Jung Kook viviendo felices y en paz, pero su sonrisa cae al recordar que tiene un deber por cumplir; porque no solo es su vida en juego, es la de todo un pueblo que tiene una esperanza en él.
Regresa de sus pensamientos cuando Jung Kook se remueve y poco a poco va despertando.
—¿P-príncipe?
Yoon Gi solo le sonríe con los labios sellados y sigue con las caricias en su rostro.
—Duerme otro poco.
—He dormido suficiente —Niega y pone su mano encima de la mano del príncipe.
Se quedan en silencio, acurrucados y viéndose a los ojos; hay amor, tristeza y dolor. Hay muchos sentimientos en sus pechos que los hace uno mismo; quizá algo de almas gemelas.
—Todo mejorará —susurra Yoon Gi, teniendo la necesidad de decirlo; tal vez para consolar a Jung Kook o para consolarse a sí mismo. Pero eso causa que tenga un poco de tranquilidad.
—¿Lo promete?
La pregunta sale de manera involuntaria, porque, así como Yoon Gi, Jung Kook desea que todo ese sufrimiento que está teniendo pueda llegar a su fin.
—Lo prometo.
Sella la promesa besando la frente del menor. Y terminan con un abrazo, donde Jung Kook esconde su rostro en el pecho del príncipe y Yoon Gi reposa su mentón sobre la cabellera del menor. Se abrazan con fuerza y ambos rezan desde su mente para que todo mejore pronto.
Pero, por ahora hay un poco más de dolor.
—¡Jung Kook! ¡Príncipe!
El llamado de Ho Seok lo sobresalta a ambos y provoca que rápido rompan el abrazo. Ho Seok sale de la choza con el rostro pálido, viendo a ambos chicos de la carreta
—¡T-tu mamá, Jung Kook!
Jung Kook enseguida siente una presión en el pecho y su garganta se seca. Sin decir palabra alguna, baja de la carreta y entra deprisa a la choza. Yoon Gi también baja de la carreta, pero se queda ahí con su mirada perdida. Mentalmente se prepara para lo que viene y suspira, antes de comenzar a caminar hacia la entrada.
Cuando entra lo primero que nota es como la mujer está dando sus últimos suspiros de vida, para después dejar de respirar. El llanto de Jung Kook suena en lo alto, arrodillado a un lado de su madre y tomando su mano.
Yoon Gi siente como su mundo se cae y por un momento pierde el equilibrio, pero se sostiene de la madera; la visión frente a él es demasiado fuerte. La mujer que vio sonríe, reír y amar su vida, ahora está muerta sobre paja seca y los laterales de su rostro cubiertos de sangre. Le duele en lo más profundo de su alma que haya muerto así; ella no lo merecía.
Pronto sale de su aturdimiento cuando ve como Ho Seok abraza a Jung Kook con fuerza al verlo en una crisis. Yoon Gi camina hacia ellos y se hinca, toma el rostro enrojecido del menor y hace que lo mire.
—De la manera más egoísta que te puedo pedir, por favor, ya no sientas más dolor, Jung Kook; tu madre ahora está en paz.
Jung Kook hace pucheros en un intento de calmar su llanto y solloza, relaja su cuerpo y Ho Seok lo suelta. Yoon Gi lo toma entre sus brazos y evita que siga viendo a su madre, cubriéndole el rostro con su capa.
—Ho Seok —Llama Yoon Gi—, ve por la pala de tu carreta y comienza a cavar una tuba atrás de la choza. Yo en un momento voy.
Ho Seok asiente y sale de la choza, mientras que Yoon Gi sigue abrazando a Jung Kook con fuerza, intentando encontrar más fuerza de voluntad para seguir. Mira hacia el techo y toma aire, sintiendo como sus lágrimas escurren por su rostro. Le toma unos cuentos respiros más antes de romper el abrazo.
—Kookie —Toma el rostro del menor y lo mira directo a los ojos—, tengo que ir con Ho Seok, por favor quédate aquí.
Jung Kook asiente y se aparte un poco del mayor, aún con sus rodillas sobre el suelo y abrazándose a sí mismo. Yoon Gi se levanta y se quita la capa, da dos pasos para estar freten a Joo Hyun; y le coloca su capa, cubriendo todo su cuerpo.
Y mientras Yoon Gi se va, Jung Kook mira a su madre protegida por la capa no pensando nada por un par de minutos. Pero después se arrastra hasta a un lado de Joo Hyun y baja lentamente la tela. La mira al mismo tiempo que sus sollozos de nuevo salen de sus labios. Acaricia aquel rostro frío, pensando que ya nuca la podrá volver a ver sonreír, más que en sus memorias.
Suspira y toma el paño húmedo de la cubeta y con él limpia el rostro de su madre. Lo pasa lentamente por su piel, desde la frente hasta su mentón, debe dejarla impecable y hermosa como siempre lo fue. Pronto deja el paño a un lado y ahora le intenta acomodar el cabello negro a los costados de su rostro.
Cuando termina, se detiene un segundo para observarla y poder grabar en su mente aquel bello rostro, que parece que está durmiendo. Y no puede evitar volver a llorar, mientras piensa cómo podrá seguir adelante sin su madre, porque era el único familiar que tenía en el mundo, ya que su padre murió antes de que naciera. Tan solo tiene dieciséis años, es demasiado pequeño para este mundo cruel; de ahora en adelante, ¿cuál es su razón para vivir?
Y antes de que sus pensamientos se vuelvan más tristes, alguien toca su hombro.
—Ya es hora.
Cuando voltea, se da cuenta que es su príncipe, quien tiene su ropa llena de tierra y su rostro sucio. Pero no pronuncia palabra, solo asiente y se levanta, haciéndose a un lado. Yoon Gi entiende la señal y se coloca a un lado del cuerpo de Joo Hyun; la mira por un segundo, para después cubrirla con la capa y así poder levantarla entre sus brazos.
Sale primero Yoon Gi y después Jung Kook, quien mira hacia el horizonte y se da cuenta que ya está amaneciendo; la noche se le hizo demasiado corta. Ambos caminan a la parte trasera de la choza, donde se observa a simple vista un hoyo un poco profundo.
Cuando llegan, Yoon Gi deja a Joo Hyun dentro de la tumba y retrocede algunos pasos, a un lado de Jung Kook. El príncipe toma la mano de Jung Kook y entrelaza sus dedos cuando Ho Seok comienza a echar la tierra sobre Joo Hyun.
Jung Kook solloza con fuerza y su pecho se agita por el llanto, entrando en razón de que ya nunca la volverá a ver. Yoon Gi lo mira, mira a un niño desprotegido y con miedo; entonces levanta el agarre de sus manos y le da un pequeño beso a la mano del menor, quien levanta su mirada del suelo para ver a su príncipe.
—No estás solo, Kookie, yo estoy aquí.
Jung Kook llora con más fuerza al mismo tiempo que se refugia en el pecho de Yoon Gi, quien lo abraza, pensando que ahora tiene clara la razón por la cual ser valiente.
Y antes de que se den cuenta, el sol cada vez va creciendo más y ya los está bañando con su luz, acompañándolos en su dolor. Pero están tan inmersos en sus sentimientos que no notan cuando Ho Seok termina el entierro, hasta que el cuidador de caballos deja unas flores blancas sobre la tumba.
—Gracias, Ho Seok —dice Yoon Gi, viendo al chico.
Ho Seok asiente y vuelve a mirar la tumba, como si aún no creyera que se haya ido. Jung Kook también la mira y se aparte de Yoon Gi para estar más cerca; se arrodilla frente a ella y en palabras bajas dice:
—Siempre fuiste una buena madre. Siempre te amaré —Y se queda ahí, en silencio.
Yoon Gi se queda en su lugar, pero se pone recto y se aclara la garganta.
—Gracias por todo, Jeon Joo Hyun. Te recordaremos con cariño y respeto —dice fuerte y claro.
Porque, aunque no fue una sepultura digna, Yoon Gi le debe gratitud y respeto por la gran mujer y madre que fue Jeon Joo Hyun. Pero antes de que pueda decir algo más, llegan al lugar varios caballos con guardias; sin embargo, lo que le congela la sangre a Yoon Gi, es ver en el frente a Dong Hee, quien baja del caballo y se pone frente al príncipe.
—El rey lo ha estado buscando, príncipe Min; sabe que tiene prohibido salir del castillo.
El consejero aprieta los dientes, viendo a Yoon Gi desde la cabeza hasta los pies, para después ver a su alrededor, viendo al cuidador de caballos junto a Jung Kook y a los pies de ellos, una tumba.
—¡Ellos no tienen la culpa! —Se apresura a decir Yoon Gi, sintiendo como los latidos de su corazón se aceleran del miedo.
Dong Hee voltea de nuevo a verlo.
—Eso lo decidirá el rey.
Y termina por hacer una señal a cuatro guardias, quienes toman a Yoon Gi de los brazos e intentan arrastrarlo hacia una carroza. Pero Yoon Gi, con desesperación lucha para que lo suelten y pueda ir con Jung Kook -quien también es tomado por guardias-, pero todo se vuelve oscuro cuando siente un golpe en la cabeza.
Al parecer aún no acaban las desgracias.
heyy, he llegado, llegué más rápido de lo que esperaban.
y sé que dije que lo publicaría antes, pero tuve que llevar a mi gato al veterinario ya que se lastimó, pero ya está un poco mejor si se lo preguntan.
gracias a las personas que sieguen leyendo esto, me animan a seguir, además de que me está gustando mucho escribirla. y creo que hasta podría escribir más de lo que tenía planeado.
pero escríbanme: ¿qué piensan que pasará?
eso sería todo por ahora, nos leemos en un prox.cap. besos. <3
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