Desde que te fuiste solo escribo con la tinta que cae de la tormenta, unas cuantas gotas con sonidos de truenos delinean mis letras.

Y dentro de mí se siente como una noche infinita, con el sabor amargo que dejó un universo roto, cuando te llevaste la parte que daba vida a mis planetas, con sus primaveras extintas y los veranos formando desiertos.

Intentando hacer café con el agua de los océanos que lentamente se evaporan y el polvo de las estrellas que mueren sin razones para aferrarse a la vida.

Intentando mantenerme despierta para cuando vuelvas, para tumbarnos en la arena ardiente de este planeta, a disfrutar los últimos días de su existencia y tal vez también de la mía.