Distracción.
La conoció cuando estaba danzado al ritmo de los tambores de la lluvia y el susurro de las flores, tomando de las manos al fuego del bosque y utilizando zapatos de nubes, con el velo de la noche sobre su cara y un par de girasoles en los ojos. Y desde entonces supo que sería perfecta para protegerla, para escuchar sus secretos, para ser feliz junto a ella.
¿El problema? Ella nunca lo vio.
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