EXTRA: El cumpleaños del príncipe (I/IV)
El delicioso aroma del pan tostado, del queso y las frutas envolvía el ambiente, la cazadora sintió su estómago gruñir. Se quedó durante la noche en la Fortaleza con Ryu, pero amanecía y el nuevo día daba la bienvenida no solo al sol, sino también a las responsabilidades rutinarias. Mientras bebía zumo de naranja en la mesa de la espaciosa cocina, Amaya observaba a Carmín preparar su desayuno. Por más que insistió, la joven empleada se negó a que la ayudara.
Sobre la mesa se hallaba la tablet donde la doncella marcaba sus quehaceres, para la cazadora fue inevitable leer los pendientes y más porque el título de la lista la sorprendió: "Cumpleaños del señor." Se atragantó con el zumo.
—¿Está bien, señorita? —le preguntó Carmín, solícita al escucharla toser.
—Sí, sí, no te preocupes.
Amaya volvió a mirar la lista de pendientes: "Cumpleaños del señor" ¿Se refería a Ryu? De inmediato recordó aquella entrevista de hacía meses, la cual vio algún tiempo después. Le hizo gracia conocer tantas cosas sobre el vampiro. Recordó que en ella le preguntaron su fecha de nacimiento y él respondió no acordarse pero que creía era en agosto.
—Agosto. Estamos en agosto —dijo ella para sí.
—¿Cómo dice? —le preguntó la joven empleada mientras le colocaba delante un sándwich de atún.
—Hum, esto...Carmín, ah, tú lista de pendientes —le dijo ella señalando la tablet— "Cumpleaños del señor" ¿A qué se refiere?
La joven tomó la tablet en sus manos y abrió la lista. Amaya pudo ver un sinfín de anotaciones en ella.
—¡Oh! Pues es la lista de cosas por hacer para la celebración del cumpleaños del señor Ryu.
—Ah, ¿sí? —preguntó Amaya cada vez más sorprendida— ¿Celebra Ryu su cumpleaños?
Carmín le dio la espalda para dedicarse a preparar el resto de alimentos, con algo de indiferencia le contestó:
—Todos los años. Es una gran fiesta. La señora Lía es quien se encarga de organizarla, pero ahora, como aún se encuentra en Shanghái, ha enviado las instrucciones, no quiere que se pierda la tradición. A ella le encanta.
—¡Oh! ¿Y a Ryu?
—Pues el señor la disfruta bastante. Cada año se reúnen todos los líderes de los clanes, personas importantes de la política e incluso algunas celebridades.
Extrañamente, escuchando a la sirvienta hablar, Amaya cada vez se preocupaba más. Creyó que Ryu no celebraba sus cumpleaños, lo cual, si lo pensaba con detenimiento, era absurdo. Ryu era un ser bastante sociable y algo narcisista, se relacionaba con personas importantes, además le gustaba bailar. Todavía recordaba aquella vez cuando, aún prisionera en la Fortaleza, bailaron. Había sido en una fiesta donde él era el anfitrión.
Suspiró algo ansiosa. Ella no era compatible con fiestas. Jamás había celebrado cumpleaños u otros eventos, en La Orden eso no se frecuentaba y por supuesto todavía no sabía bailar.
¡El cumpleaños de Ryu! ¿Y qué le regalaría? La ansiedad en su pecho aumentó. De pronto imaginó el gran salón de la Fortaleza ambientado para la ocasión, muchas personas divirtiéndose y ella de pie, tiesa como un palo en un rincón, mientras Ryu bailaba con hermosas mujeres y vampiresas, feliz de la vida entre sonrisas seductoras.
Suspiró de nuevo, más tensa que antes.
—Carmín, podrías decirme que tienen planeado para ese día —preguntó Amaya, no muy convencida de querer saber.
La empleada sonrió y comenzó a explicar, muy emocionada, los canapés y las comidas que servirían, los licores, el DJ encargado de la música y demás amenidades que Lía, desde China, dispuso para ese día.
—Podría ayudarte con algo. —Se aventuró la cazadora, aunque sabía que sería del todo inútil, no tenía ninguna experiencia en fiestas, ni asistiendo a ellas, mucho menos panificándolas.
—No es necesario, señorita. Ya todo está prácticamente arreglado. Este año no asistirán muchos invitados en vista de los últimos acontecimientos.
A las palabras las acompañó un gesto de tristeza. Ella entendió que se refería a las pérdidas sufridas por Ryu. Phidias y Miguel Blanco, dos de sus más queridos aliados, habían perecido en la guerra contra Vlad y Zahyr y muchos de los líderes vampiros ahora eran sus enemigos.
Amaya dejó a Carmín con sus quehaceres y partió a los suyos en La Orden, en medio de planes festivos.
Por la tarde, luego de varias reuniones con organizaciones colaboradoras en la lucha contra los vampiros, Amaya junto a Karan observaba el entrenamiento de los nuevos reclutas. En el gimnasio techado practicaban con espadas.
—Perdón. ¿Cómo dices? —se disculpó ella al darse cuenta que Karan le decía algo.
—Stephen debe mejorar la postura, ¿no crees?
—¡Oh, sí! —contestó ella sin prestar verdadera atención al entrenamiento de los jóvenes. Su mente continuaba en el cumpleaños de Ryu.
¿Qué podría regalarle? El vampiro era alguien importante en su vida y obsequiarle un regalo de cumpleaños era una buena manera de hacérselo saber. El problema era que no sabía qué podría darle. Nunca le regaló nada a nadie, en cambio él le había dado la cadena que colgaba de su cuello y de alguna forma, a pesar de que se empeñara en negarlo, en secreto la ayudó a conseguir su departamento.
Dejó salir su preocupación en forma de suspiro. Volteó a ver a su amigo. Tal vez él tuviera alguna idea de qué podría gustarle, después de todo era hombre.
—Hum, Karan ¿alguna vez has dado un regalo?
El cazador, sin apartar la mirada del gimnasio, le devolvió la pregunta:
—¿Cómo dices?
Amaya carraspeó.
—Hum, qué si alguna vez le has regalado algo a alguien. ¿Cómo escoges un regalo?
Karan volteó a mirarla. Una vez le obsequió a Hatsú los cuchillos y las manoplas que ahora usaba la chica, pero no estaba seguro si contaba como regalo, él lo hizo porque ella necesitaba algo como eso. Sin embargo, Hatsú se puso muy feliz de recibirlo. De pronto su rostro se calentó al recordar el beso inocente que ella le dio en agradecimiento.
Karan carraspeó, abochornado por el recuerdo, antes de responder.
—Supongo que das algo que esa persona necesita, ¿no?
Amaya reflexionó en sus palabras. Él le ayudó con el departamento que en ese momento ella necesitaba. Parecía una buena respuesta la de Karan. De inmediato la cazadora comenzó a preguntarse qué podría necesitar Ryu.
Después de un momento la ansiedad en su pecho se duplicó. ¡Ryu tenía todo! ¿Qué puede faltarle a un hombre inmensamente rico que ha vivido durante siglos? De seguro tendría hasta reliquias guardadas.
—¿Y si no le hace falta nada?
—Entonces es alguien muy afortunado. A mí en este momento me están faltando vacaciones. ¡Ese chico no sabe bloquear! —le contestó su amigo sin dejar de mirar el entrenamiento—. De pronto Karan giró y la miró— ¿Quieres regalarle algo al vampiro? Si es así podría decirte varias cosas que le faltan, un poco de humildad es una de ellas.
La cazadora suspiró.
—¿Cuándo se llevarán bien?
—No le he cortado la cabeza, eso debería ser suficiente, ¿no? —Karan relajó la postura antes de hablar de nuevo—. Lo tolero más que antes y debo admitir que su experiencia es útil, además es bastante inteligente. —Escuchando a su amigo, Amaya sonrió, se daba cuenta que Ryu le agradaba más de lo que él admitía—. Pero no sé qué podrías regalarle. A mi padre a veces algunas ONG le regalaban cosas. Relojes y plumas costosas. Tal vez a él le guste algo de eso.
Relojes y plumas sonaba como algo que pudiera gustarle a Ryu. Pero ¿qué tipo de reloj? Desde que estaba con él le había visto diferentes tipos algunos clásicos y otros deportivos, sin duda tendría muchos, así que un reloj ya no parecía tan buen regalo. Volvió a suspirar.
Karan, a su lado, vio su rostro preocupado y sonrió. Se daba cuenta que ella continuaba pensando en ese regalo. No entendía porque querría darle un regalo al vampiro, pero notaba que aquello era importante para su amiga. Cuando la vio suspirar pesarosa, volvió a preguntar:
—¿Qué sucede?
—Tiene muchos relojes.
—Ajá, pero ninguno se lo has dado tú. Seguro que un regalo tuyo será especial para él.
Amaya parpadeó. Tal vez Karan tenía razón, pero igual ella quería darle algo especial y no solo porque viniera de ella.
El cazador se dio cuenta que no parecía muy convencida.
—¿Por qué no le preguntas? Así podrás saber si necesita algo o qué le gusta.
La cazadora reflexionó sobre la sugerencia. Para hacer eso tendría que ser discreta. Si le preguntaba de frente, Ryu le diría, con una de sus sonrisas, que no era necesario que le obsequiara nada. Amaya curvó sus labios al imaginar la escena.
De pronto Karan volvió a hablar un tanto desconcertado.
—¿Por qué quieres regalarle algo?
—Es que es su cumpleaños.
—¡Oh! Ya veo —El cazador se tornó un poco pensativo—. Una vez vi una película con Hatsú, en ella el chico quería sorprender a la chica y le daba flores, la llevaba a cenar a un lindo lugar.
—Darán una gran fiesta. No puedo hacer eso.
—Puedes hacerlo igual. Tal vez un día antes de la celebración. O hacer algo especial, como una cena.
—No sé cocinar, Karan —le respondió ella cada vez más abatida—. Tampoco sabría cómo escoger algún sitio elegante donde invitar a Ryu. —Amaya se sentía cada vez más ansiosa, casi al borde de las lágrimas—. No soy alguien refinado como las personas con las que él está acostumbrado a tratar. ¿Qué podría darle? ¿A dónde podría llevarle? ¿A comer hamburguesas?
Karan le tomó el dorso de la mano.
—No soy fan de Ryu, lo sabes, pero creo que te preocupas por nada. —El rostro de Karan hizo una mueca extraña, de pronto le costaba hablar—. Él te ama, estará feliz de que le des cualquier cosa.
Continúa...
***Mis amados, ¿cómo están? Por más que trato de deshacerme de esta novela no lo logro. tengo con ella una relación de amor- odio jajaja.
Este extra es para ustedes y espero que lo disfruten. Se supone que sería algo corto, pero de alguna manera terminó teniendo muchas palabras y lo he dividido en pequeños capítulos para no hacer tan pesada la lectura. Con todos los extras que he escrito ya debería comenzar un tercer libro, ¿verdad? jajajaja.
En fin, les dejo los demás capítulos que componen este extra, me alentaría mucho que me dijeran qué les parece, los que me conocen saben que nunca he estado segura de esta novela y en mas de una oportunidad he tenido el impulso de desaparecerla (por eso todavía no me atrevo a escribir una continuación para ella), leer sus comentarios me ayudaría a saber en qué estoy fallando.
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