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Capitulo IV: Después de la entrevista (I/II)


Cuando Ryu entró a la Fortaleza luego de salir del estudio de grabación, Lía y Dorian se levantaron del sofá de cuero del salón. Aún estaba encendida la televisión, sintonizada en el canal treinta y nueve, donde se transmitió la entrevista del vampiro.

Dorian avanzó hacia él.

—¿Y bien? —preguntó Ryu quitándose la chaqueta.

—¡Me pareció genial! —dijo Dorian mientras estrechaba su mano con la del príncipe —Supiste evitar los temas escabrosos. Fue algo acertado escoger uno de tus canales de televisión para la entrevista y poder manipularla. No quiero imaginar que habría sucedido si la entrevistadora te hubiese preguntado sobre ataque hechos por vampiros. Ya los muchachos están haciendo su parte con tus redes sociales: fotito aquí, selfie allá y en breve tendrás miles de seguidores. Luego el lanzamiento del libro, la película...

Dorian continuó hablando, a pesar de su entusiasmo, Ryu no lo escuchaba, mantenía su semblante serio. Un sirviente se acercó con un servicio de sangre tibia en hermosa cristalería que dejó en una mesita lacada, la vampiresa le ordenó con un gesto de su mano que se retirara, ella tomó la botella para servirle una copa a su hermano.

—Debes tener calma, quizás ella todavía no ve la entrevista —dijo adivinando por su gesto taciturno, lo que a él le preocupaba.

—¡No debí escucharte! Tuve que buscarla apenas me recuperé.

Lía blanqueó los ojos. Llevaba oyendo lo mismo desde hacía días.

Cuando Phidias trajo a Ryu casi muerto, ella creyó morir también. Le dijeron que un cazador había atravesado su corazón, todo por ir detrás de la impulsiva de Amaya que, en una pelea de enamorados, salió de la Fortaleza ignorando el peligro afuera. Por su culpa su hermano casi muere.

A pesar de que Phidias había alimentado a Ryu con un cazador, el vampiro estaba tan mal herido que esa sangre no fue suficiente para reconstituirlo, por eso, el jefe de operaciones del príncipe lo llevó con ella.

En tantos siglos de vida, jamás pasó por algo semejante. Cuando estuvieron separados en mil cuatrocientos, siempre tuvo la certeza de que su hermano estaba vivo, después que se reencontraron nunca más estuvieron alejados. Siempre juntos, siempre apoyándose y por culpa de esa cazadora estúpida, su hermano se encontró a las puertas del hades.

Se repuso a la desesperación, hizo caso omiso de las palabras pesimistas de Dorian que le susurraba al oído que ya nada podía hacerse, que su hermano estaba muerto, pero ella, terca, no lo creyó. Se abrió la muñeca con su uña y la acercó a los labios acartonados de él. La sangre se desparramó fuera de la boca, Ryu no bebía, no reaccionaba y ella estaba dispuesta a desangrarse también.

Hasta que de pronto un imperceptible temblor avivó su esperanza, Ryu volvía lentamente de la muerte.

Necesitó varios días y muchos litros de sangre para terminar de recuperarse y cuando lo hizo, lo primero que preguntó fue por la cazadora. Lía estaba molesta, deseó que estuviera muerta y si no lo estaba ella misma la mataría. Ya de antes la despreciaba porque le parecía poco confiable pero ahora, que casi mataba a su hermano por su impulsividad y egocentrismo, sus sospechas se confirmaban, ella no lo amaba, y eso hacía que la detestara todavía más.

—Dale tiempo, si no regresa es porque no quiere hacerlo, porque su amor no era verdadero. Ahora debemos estar enfocados en esto, Ryu. Nos has dado a conocer al mundo, tenemos que estar atentos, no sabemos cómo va a reaccionar ese mundo, ni los cazadores después de esa entrevista. No debes distraerte con asuntos personales.

Ryu bebió de su copa, escuchaba lo que su hermana decía, pero su vista estaba perdida en el ventanal. En las luces de la ciudad afuera.

—Si no sé dónde está o cómo está, no podré concentrarme en nada, Lía.

—¿Qué quieres hacer entonces? —preguntó Dorian, sirviéndose un poco de sangre en una copa tallada.

—Llamaré al cazador, a su amigo. Él debe saber dónde está.

—¡Y te contestará! —se mofó Lía —¡Ahora eres amigo de cazadores! Si ella no te busca es porque no quiere hacerlo. Jamás pensé que te rebajarías a eso, a suplicarle a una mujer.

Ryu cerró los ojos y acarició su frente con desgano.

—¡Tenemos una guerra en puerta y tu piensas en reencontrarte con tu amante! —continuo la vampiresa, impertérrita en su argumento.

—Estoy haciendo lo que tengo que hacer, Lía. Me he encontrado con el ministro Oderbrech antes de venir acá.

Dorian se sentó frente a los hermanos, sus ojos miel eran intensos cuando habló.

—¿Te ha dado alguna información? ¿Sabe si lo cazadores atacarán o cuándo?

—¡Mejor que eso! —Ryu tomó el teléfono y llamó a Phidias— Me ha dado algo que nos hará con la ventaja sobre los cazadores.

Phidias entró con una caja pequeña en sus manos que le pasó al príncipe, él la colocó sobre la mesita donde reposaba el servicio de cristalería.

—¿Qué es eso? Preguntó Dorian mirando con interés la caja.

Ryu la abrió y sacó de adentro una gargantilla de metal. Uno de sus extremos estaba abierto.

—Esto, es un collar de servo control. Reprograma las conexiones sinápticas de los supravampiros para que puedan ser controlados por los cazadores. Con este otro dispositivo, La Orden maneja a sus monstruos —Ryu les mostró una pequeña pulsera que parecía ser el controlador a distancia del collar—. Con esto, nosotros podremos anular sus collares y con ello a los supravampiros.

—¡Excelente! No podrán dañarnos. ¿Se lo darás al resto de los líderes para que se preparen? —preguntó Dorian, examinando el collar en sus manos.

—Aún no. Ellos no deben saber que lo tengo. No confío del todo en Vlad y Zahyr. Haré más de estos y en caso de que La Orden decida atacar, entonces lo distribuiré. No quiero que sea un arma, sino nuestra defensa.

—Entiendo —dijo Dorian y apuró el resto de su copa.

Ryu permanecía taciturno en la sala en penumbras aun después de que Lía y Dorian se marcharan luego de discutir por un rato el mejor proceder y como utilizar el collar de servocontrol.

El móvil que le diera a Amaya días atrás para que se comunicara con su amigo cazador, estaba en el sillón a su lado al igual que el collar.

En cuanto estuvo solo lo llamó. Fue difícil al principio obtener una respuesta de Karan y lo comprendía, a fin de cuentas, la vida los había puesto en bandos opuestos, aunque apenas se conocieran. Pero algo los unía y ese algo era Amaya.

Ryu se tragó su orgullo para rogarle que le dijera donde estaba, si se encontraba bien, solo eso deseaba saber. El cazador permaneció en silencio mucho tiempo del otro lado de la línea, tanto que Ryu creyó que ya no hablaría.

«Amaya fue capturada, está retenida en la división médica» fue lo que le dijo apenas en un susurro, el tono de voz triste.

«Haré todo lo posible y más para liberarla».

Cuando lo escuchó, Ryu apretó los dientes. Algo en su ser le había advertido que ella estaba en peligro, por eso insistió en localizarla, por eso adelantó el plan de revelarse al mundo, para atraerla de nuevo con él y ahora pasaba esto, su corazonada resultó cierta.

El vampiro se levantó del sillón, en la mano tenía un vaso con whisky, ni siquiera la sangre pudo tranquilizar su espíritu afligido. Se acercó al ventanal y miró afuera. Habría querido unir fuerzas con el cazador, idear un plan, asaltar el edificio de La Orden y rescatarla, pero ahora que se había revelado al mundo eso no era posible.

No podía atacar a los cazadores, no cuando lo que quería era la paz y que los vampiros aparecieran frente a la humanidad como seres confiables. Pero dejar a Amaya y no hacer nada, lo torturaba. Imaginar que le pudieran estar haciendo algo, le enloquecía y, sin embargo, no podía actuar. Tenía que confiar en el cazador, en que él la liberaría.

Se llevó el líquido dorado a los labios y bebió todo de un solo trago.

—¡Maldita guerra!

¿De que valía evitar una guerra y mantener la paz sino podía hacer nada por ella? ¿Tenía sentido sacrificarla para evitar la guerra? Evitar la muerte de miles y perderla a ella. ¿Qué era lo que en verdad quería? ¿Su paz o la paz de los demás? Porque su paz era ella y si ella no estaba, entonces, ¿qué sentido tenía luchar?

—¡Amaya!

El vaso se quebró en su mano. No quería pensar más. Se asustó al rozar sus verdaderos motivos, al descubrirse contemplando la posibilidad de perderla, de sacrificarla y sacrificarse, de sacrificar su amor solo por evitar la confrontación. ¿En que se había convertido esa guerra para él? No quería ver el mundo arruinado. ¿Amaba más al mundo, a la humanidad que a ella?

Por primera vez en muchos siglos, allí, incapaz de hacer lo que de verdad deseaba, Ryu lloró. 


***¿ Ryu será capaz de sacrificar a su amada cazadora por el bien común? Eso es lo que hace un héroe, ¿no? Ahora, la pregunta es ¿Ryu podrá hacerlo? ¿Valdrá la pena? ¿Evitará con eso la confrontación entre vampiros y humanos? No se olviden de votar, please, sus votos alegran mi dia y si comparten esta historia, pues entonces estallo de felicidad.

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