Capitulo 34 Paradoja
Haber cruzado la línea del tiempo, creyendo olvidar y ser traído a la vida abruptamente. ¿Y si todo es un sueño?, me gustaría despertar en una realidad diferente, hacerlo ahora mismo para no tener que abrir los ojos en la oscuridad de esta habitación, obligados a desaparecer, para no causar nada más. Y por amor quedarse a lado de ti.
Me he volteado en la cama y me he encontrado con mamá que dormía plácidamente, como si no lo hubiese hecho en años. Sabía que era ella aun en la oscuridad, me había acostumbrado a su respirar en estos meses.
Para cuando mamá me lo advirtió yo estaba confundido, y tomar el primer camino que me dio no fue nada bueno. Estoy ahogándome en mis malas decisiones. Ella me dijo que no iba a haber vuelta si elegíamos desaparecer, que si lo hacíamos ahora tenía que despedirme de todo lo que estaba detrás.
Y precisamente, no habían muchas cosas solo se trataba de nuestras estrellas, las que robamos tantas noches en el pasado y que hoy se apagan si no estás aquí.
Al levantarme he observado por un costado de la persiana el árido paisaje del norte de Chile, Me voltee dejando de ver aquello que me causaba tanta melancolía y encendí el televisor.
Mamá gimoteó un poco y se puso la almohada en su cabeza.
Los noticieros seguían hablando de mí, creen tantas cosas herradas que posiblemente solo se están ahogando en sus suposiciones.
Una parte de mí estaba aquí, estaba completa, sentía un profundo cariño por mamá aun cuando ella no estuvo conmigo casi en ningún episodio de mi vida. Pero la otra parte se me quedó en la costanera, en el cerro en el que ella vive.
He viajado tantos kilómetros para vivir en una mentira, en una cárcel por hogar, vivir encerrado en un lugar que no conozco me hace sentir muerto de verdad.
Desde que fingimos haber tenido un accidente en la combi y hasta ahora, estoy muerto en vida.
-Hijo, ¿aun ves las noticias? –Preguntó mamá frotando sus ojos al levantarse en la cama.-
-Creo que es la única forma de enterarme de si están buscándonos aun o no, mamá. –Me he volteado y le he dejado un beso en la frente.- La señora Melisa me ha dicho que saldría todo el día, que por hoy la casa es nuestra.
-Melisa es casi como mi madre, es la única mujer que me entendió cuando le comenté sobre mi pasado, a diario no encuentras personas como ella, que encima te esconden de la justicia, y de todo lo que te hace mal. –Se ha atado el cabello en una cola.-
He girado la mirada al televisor y no pude evitar sentir pena, tanta que suspire de alguna forma muy extraña, algo que jamás hacía era suspirar frente a una noticia, y hoy lo hacía.
-Hijo...tú... ¿entiendes que esto es por nuestro bien?
-Por nosotros...-murmuré.- mamá, te contaré un absurdo acontecimiento.
-Haber, dímelo –Ella se ha sentado a mi lado mientras me observaba.-
-Hemos huido de nuestro pasado, y sin embargo nos vinimos a esconder en él.
-No lo entiendo, aunque sí, suena absurdo. –Admitió.-
-Jesse es el desierto. –Comenté.- estoy escondido en ella aun cuando estamos a kilómetros de distancia.
Mamá se ha levantado cruzándose de brazos.
-¿Y quieres salir ahora mismo y correr tras de ella?
-Sí.
Se ha sorprendido.
-Esperaba que me dijeras que no, que realmente preferías protegernos. –Asintió.- pero no puedes ir, es muy arriesgado, para todos. –Dijo con certeza.-
-Pero no puedo dejarla una vez más, una vez ya fui cobarde, ¡no volveré a esconderme!, ¡se lo he prometido a papá!
-¿¡Y entonces quieres arriesgarnos!?
-¡Sí quiero! –Me he levantado.- ¡Y también quiero que si me tengo que morir, al menos sea intentando llegar a ella! –He retrocedido un poco.- Lo siento mamá...no puedo seguir escondiéndome...
-No vayas...¡No vayas! –Ella me detuvo por los hombros y me ha hecho verla.- Tu tía Abigail está con ella, la cuidará bien.
-¿Enserio mamá? –He quitado sus manos con delicadeza.- ¿Y por qué no ha llamado?
Nos hemos quedado viéndonos, ella comprendía que yo no era ningún tonto y que todo este tiempo he estado aquí tan sólo por cariño.
-Nos veremos nuevamente, es un hecho. –Rompí el silencio en la habitación.-
-No puedes ir... por favor... seguramente Abigail aun no da con ella, por eso no ha llamado.
-¿Por qué?, ¿por protegernos? –He sonreído.- no mamá, no nos protegemos realmente, ella podría estar en peligro, y mamá, espero que un día lo comprendas mejor, quizás lo comprendiste cuando estabas con papá.
He tomado mis llaves abandonando la habitación. Mamá no me ha seguido, sin embargo me he marchado con un gran peso en el corazón.
El abrigo y mis gafas no eran un buen disfraz, pero al menos me ayudarían a llegar a Valparaíso sin ser demasiado diferente de otros automóviles, solo debía tratar de tomar caminos alternativos.
Para cuando logré sentir las olas cerca de mí, he abierto las ventanas embriagándome de aquel aire costero que no me era indiferente ahora que quería encontrarla.
He visitado el cerro en el que ella vive, su casa. Me detuve respirando hondo y mirando los alrededores, no quería que nadie me descubriese, y sin embargo ni ella lo hizo. Nadie estaba aquí, mis puños fríos se han lastimado de tanto tocar la vieja puerta de madera.
¿Qué sucedió Jesse?, ¿Me has dejado sólo otra vez en esta lucha?
He descendido lentamente hasta el pórtico, donde en uno de sus pilares escribimos nuestras iníciales, he paseado mis dedos sobre ellas imaginando aquel episodio de niños, cuando con tiza marcábamos la acera y solíamos dibujar seres gigantes a los que debíamos matar.
Tú eres la capitana Mona, y yo era el modelo canadiense de la elite aérea.
Era feliz, en aquel tiempo conocí la verdadera felicidad.
Entonces lo he entendido, miles de recuerdos se me han cruzado por la cabeza en un mismo segundo y me han remontado hasta la edad más lejana que pude recordar, mis cinco años...
Un día cualquiera, Danny tiene cinco años.
Caminaba de la mano de mamá y papá, eran demasiado altos para poder caminar bien. ¡Qué remedio!, ahora debía aguantarme todo el camino hasta el "Cerro San Cristóbal", pero nada, hoy tenía que ver a los leones, o si no los veo no tendré como enrostrárselo a Ryan.
Cuando llegamos corrí por el camino definido por barrotes de madera, ¡habían tantos animales!, nose a dónde mirar.
Me eché a correr dejando a Papá y Mamá muy atrás, ¡tengo que llegar a donde están los leones!, el zoológico en el cerro era tan genial... hacía mucho tiempo quería venir.
Pronto cuando me voltee no encontré ni la voz de mamá, ni la camiseta roja de papá. Hay tantas personas que no me ven, me están empujando...
Tengo miedo, pero no los encuentro, nos los veo.
-¡Mamá!
Nadie se detiene, nadie me está escuchando... Quiero a mi mamá...
No voy a llorar, no puedo llorar...
-¡Mamá!
Me he volteado cuando escuché que alguien más llama a mamá, era una niña tonta.
-¡Cállate!, ¡mi mamá no me escucha por tu culpa! –Le he gritado acercándome, la niña llora. En verdad es tonta.-
-¡No!, ¡Mi mamá se perdió!
-¡Cállate! –Le he jalado el cabello.- no te puede escuchar, porque mi mamá es más buena y ella aparece primero siempre.
-¡No! –La niña me empujó.- ¡Mi mamá lo es!
Qué niña tan tonta.
-Bueno entonces... ¿por qué no buscamos juntos? -La he mirado desde los pies hasta arriba, y no estaba llorando.- Bueno ya te ves menos tonta.
-¡No soy tonta! –Me ha tomado de la mano.- Soy Jesse. Mi casa está en un cerro, lejos en el mar.
-¡Ah no te creo! –Le he quitado mi mano y me he puesto a andar, pero ella me seguía.-
-¿Y tú cómo te llamas?
La he mirado de reojo.
-Danny.
-¡Te llamas como mi perrito!
-¿¡Qué dices!? –He fruncido el ceño.-
Entonces mamá me ha jalado de un brazo y me ha retado tan fuerte que me puse a llorar, Jesse vió todo eso. Aquel día no hablamos mucho más pero al menos me ha servido de mucho. La encontré cuando niño, y la perdí aquel día en el zoológico, la encontré en el último curso de la media (secundaria), y la perdí...y hoy, la busco nuevamente, pero para no irme nunca más.
Ya no puedo seguir aquí, divagando, perdiendo el tiempo.
¿Dónde podría estar?
He llamado a la puerta de Cynthia, ella tenía que saberlo, ella es su amiga.
-¡No puede ser!
Me ha intentado cerrar la puerta en la cara, pero la detuve y he entrado a toda fuerza dentro.
-¿¡Tú lo sabes no es cierto!?
-¡Tú estabas muerto! –Ha retrocedido horrorizada-
-¿¡Dónde está Jesse!?
He observado a nuestro alrededor, ella estaba sola, sólo había un poco de sushi sobre la mesa de centro de su living.
-No sé, no la veo desde hace mucho. –Dijo ahora viéndome de forma más tranquila y dándome la espalda.-
-¡Mientes! –He pasado una de mis manos sobre mi cabello.- ¿Podríamos hacerlo más fácil no?, podrías decirme dónde está y al menos alterar para bien la mala imagen que tengo de ti.
-¿Entonces admites que alguna vez me viste?, aunque sea para mal, debiste verme.
-No te confundas. –Dije tajante.-
-No, no me confundo –Se ha volteado.- pero tampoco puedes fingir que no me mirabas mientras estábamos en la clase de deportes.
-¿Qué? –He reído ante sus palabras tan falsas.- ¿En verdad crees que te iba a mirar a ti? –He vuelto a reír.- Cynthia, eres la mejor amiga de Jesse, la conoces desde siempre, ¿te gusta hacerle mal sólo por un hombre ordinario?, soy sólo un hombre cualquiera, que estuvo y está enamorado de ella, un día llegará alguien que te vea como yo la veo a ella. No sé que haya pasado entre ustedes para que me estés diciendo esto. –Hice una pausa y suspire.- pero no lo vale, no vale todos los momentos que debieron pasar juntas.
-¡Tú no lo entenderías jamás! –Se me ha cercado peligrosamente hasta estar tan cerca que su aliento chocaba con el mío.- Quizás sí seas un hombre ordinario, pero lamentablemente eres el que yo quiero, y no estoy dispuesta a compartirte, ¿No te das cuenta?, cada paso que di fue para estar más cerca de ti.
Lo he pensado solo un momento, y no hubo recuerdo en el que ella no estuviese cerca de mí. Desde nuestra misma clase en la universidad, hasta el mismo trabajo en la misma empresa, y en el mismo piso.
Siempre me estuvo siguiendo y yo me rehusé a creer algo malo referente a ella, sobre todo porque me apoyo bastante mientras Jesse no estuvo.
-Cynthia... -La he mirado con algo de tristeza y la he separado de mí.- no tienes idea lo triste que es para mí tener que estar en medio, y venir a darme cuenta ahora de todo lo que has estado haciendo para estar cerca de mí...pero no puedo olvidar lo que amo, simplemente la amo con toda mi vida, estoy enamorado de Jesse hasta un límite que no existe. Ella es la persona que me hace sentir todo y nada, y yo lo lamento mucho, pero no puedo ofrecerte más que mi amistad, acéptala, por favor...
Una mujer con hambre de venganza es una peligrosa arma que tarde o temprano te puede derrumbar, y bien lo sabía yo. Es por eso que debo tratar de convencerla, de que recapacite o nose que pasará en el futuro.
Pero no lo aceptó, se dedicó a reír, no la había visto venir, su mano me abofeteó tan fuerte el rostro que sentí mil hormigas picarme al mismo tiempo.
Cuando he girado la mirada para verla ella ya estaba de espaldas.
-No sé dónde puede estar, te repito. Ya vete, no quiero verte nunca más.
-En verdad hubiese preferido tu amistad niña. –Comenté viéndola.- pero así es la vida, unas veces ganas otras simplemente estás tirado en la acera viendo cómo te pasan encima...y sin embargo la vida es lo único que tenemos para lograr alcanzar el cielo. La felicidad está en nuestras manos, y en las tuyas hay tanta felicidad desperdiciada...
He dado media vuelta y antes de irme lo he pensado, si dejarla allí estaba bien o no...finalmente salí sin darle más vueltas, no volvería a ser igual para nadie después de esto.
Al subir al jeep sin patente me he tomado del cabello, estaba harto de esto, de jugar a las escondidas con Jesse, ¿¡Por qué simplemente no se detiene!?, siempre estamos huyendo el uno del otro y la paradoja es que después nos necesitamos... ¡Qué remedio!
Estoy desesperado...
He tomado mi teléfono celular y lo he encendido después de un largo tiempo.
Hay tantas llamadas de Jesse...¿Por qué no partí por aquí?, me siento un real idiota, rey de los imbéciles, saludo desde un carro alegórico.
La he llamado, en un segundo dado la llamada se conectó, pero no era su voz, escuchaba la voz de John hablar, sí, era él sin duda...
-"¿Recuerdas este lugar Jesse?, aquí venías con Danny de noche, aquí se escondían del mundo. ¡Me dan asco!, te envié lejos de aquí precisamente para que no se unieran más, ¿Y qué consigo?, nada. ¡Volviste a caer en la miseria!, pero ya no más, aquí se acaba todo para ustedes, y para su madre, aquí se acaba todo lo que me ocultaron, agradécele a tus consuegros por haberme destruido la vida."
-"John, ¿Estás pensando en usar el arma?"
La voz de esa mujer....la conozco...
Mientras seguía escuchando aquella conversación no perdí el tiempo, me he dirigido hasta el lugar mencionado, por supuesto que lo recuerdo, la casona abandonada de los viejos Colleman.
No le hará daño, no dejaré que lo haga.
Los minutos corren y los neumáticos no pueden más, se han pinchado hace kilómetros.
He colgado la llamada, me vuelve loco escuchar el llanto de Jesse y la voz inquietante de John, he dejado a mitad de calle el jeep abandonado, ¡No me importa!
Estoy corriendo por las calles de Valparaíso deseando ser un rayo, he llamado a la policía mientras llegaba a la casona, he perdido la cabeza al escuchar un tiro.
-¡Soy Danny Mendoza y estoy vivo!, ¡Vengan por mí, estoy secuestrado en la casona Colleman! –He tirado el teléfono celular al mar, estaba en un estado mental sin retorno, solo deseaba llegar con Jesse.
Las escaleras parecen infinitas, no alcanzo a llegar al tercer piso jamás, la escucho hablar...
Al llegar a la puerta y tratar de entrar, ¡estaba cerrada!
-¡JESSE! ¡JESSE! –He comenzado a patear la puerta insistente, pero no cedía.-
-¡DANNY! –Oía su llanto detrás de la puerta.-
He tirado la puerta, John estaba de pié junto a Abigail que lo abrazaba por la espalda.
-¿¡Qué es esto!?, ¡Abigail! –He levantado a Jesse que estaba en el suelo malherida.- ¿¡QUÉ DEMONIOS CREEN QUE HACEN!?,
-Al fin llegas, ya me estaba aburriendo. –Comentó John.- ¿¡Pero que hicieron!? –Horrorizado he visto a Jim tirado en un rincón.-
-¿Qué más te da?, si tanto lo odiabas, ¿No es esto lo que deseabas? –Preguntó Abigail.-
-¡Pero ustedes están locos!
-¡Qué hermosa postal! –Dijo John sonriendo.- la familia feliz que está a punto de ser destruida, ¡Qué placer me están dando!
He girado la mirada a Jesse que se escondía tras de mí, su vientre por debajo de aquella holgada blusa me sorprendió, y luego me hizo sentir miedo, mucho miedo de ahora perderlos a ambos. Era mi debilidad...
-¿Qué quieres de mí?, ¡Dime!, yo te lo daré sin condición, solo déjala ir...
El frío me invadía mis manos, sentía la gota caer por mi cuello, estaba tan indefenso, sólo quería que ella se marchase. Sus manos se aferraban con fuerza a mí, la tensión me estaba matando.
-No, nada, ¿para qué?, ya es tarde.
Abigail le ha dado el arma, lo recuerdo, esa arma estaba en aquel baúl...
-¡No lo hagas! –Ya no sabía que más hacer, solo el cristal que reflejaba el mar me hacía sentir una solución, pero tan arriesgada...no quiero no ver a Jesse, ni a mi hijo... ¡Demonios!-
-Di adiós Danny, ya no hay más para ti.
John me apuntó, cargó el arma y el gatillo estaba siendo lentamente presionado, sujeté con fuerza la mano de Jesse, la he observado de reojo con temor, pero aun le he sonreído.
Susurré un último te amo, si John me mataba ella sería libre...Jesse lo hará bien...
He vuelto a verlo, cerré los ojos con fuerza, el sonido de la munición dispararse me hizo respirar profundo.
Sin dolor...he abierto los ojos, Jesse estaba sosteniendo la herida en su pecho.
-¿¡POR QUÉ LO HAS HECHO!? ¡JESSE NO!, ¡DEMONIOS TÚ NO!
He presionado la herida con fuerza, sus ojos se estaban apagando.
Jesse en un intento precipitado se ha interpuesto delante de mí, y no lo quiero ver, he abierto y cerrado los ojos tantas veces y la imagen es la misma.
Jesse no puede morir...
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