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Capítulo veintiséis: Una misión difícil

Era viernes, y me sentía un poco mejor, con más fuerzas que el martes, en esos dos días Rachel no me dirigió palabra alguna. Estaba molesta porque yo no solía gritarle, pero tuve tanto miedo de todo en ese momento, que no pensé en lo que hice o dije.

Sabía que haberle gritado no estaba bien, pero aunque me doliera sería mejor así.

Teníamos que ir a comprar vestidos para la fiesta y Ana se había ofrecido a llevarnos en su auto debido a mi estado, claro que a Rachel no le agradó la idea, pero aceptó de todos modos.

Sorprendentemente ninguna de las dos dijo nada, nunca habían pasado más de un minuto sin pelearse. Creo que Ana sabía que yo no estaba bien para poder controlarlas y Rachel, bueno... Ella trataba de disimular su desagrado hacia Ana.

Yo iba en la parte de atrás del auto, Ana conducía y Rachel estaba en el asiento de copiloto con el codo apoyado sobre la puerta y su mano haciendo un puño el cual sostenía su mentón.

Llegamos al centro comercial y Ana estacionó el auto en el estacionamiento.

Aunque seguía un poco débil, así que le dije a Ana que actuara normal para que Rachel no sospechara nada y aunque no le gustó la idea, entendió mis razones.

Ambas bajaron del auto y cada una se puso a un lado mío, Ana a mi lado izquierdo y Rachel a mi derecha. Ella me observó durante unos minutos y sabía que estaba buscando algo en mi que le dijera que estaba mal.

—¿Qué tenemos que comprar? —preguntó la ojiazul de manera tímida. Se sentía bien escuchar su voz otra vez.

—Vestidos, tacones y cosas así.

—Y protección —soltó la peli marrón.

—¿Protección? —Rachel frunció el ceño ante la confusión.

—Sí, será una fiesta peligrosa y es mejor que lleven algo para defenderse —respondió como si fuera obvio.

No sé qué fue de Rachel durante todo este tiempo, pero todavía le faltaba aprender muchas cosas de la ciudad.

—¿Espera?¿Tú no vendrás? —pude sentir cierta felicidad en esa pregunta que Rachel hizo.

—Por desgracia no, Kate ya tiene un plan y mi parte es estar preparada para la acción, sólo falta avisarle a Firox que será parte de la acción.

—¿Qué tiene que ver él con todo esto? —entramos al centro comercial y empezamos a caminar por el lugar lujoso.

Nos detuvimos en una tienda que vendía vestidos y ropa en general.

—Él hará que todo el mundo vea de lo que es capaz ese infeliz —le dije mientras miraba una vidriera llena de vestidos.

En la vidriera había un vestido de color blanco con rojo, otro de color violeta y otro de color azul con negro.

Me quedé viendo el vestido de color azul y negro y creo que por primera ve, un vetid me había gustado.

—Te gusta el vestido de azul con negro ¿no? —me preguntó con una sonrisa de lado.

No respondí porque me sorprendió que ante todo lo que sucedió, luego de estar separadas durante meses, se acordara todo de mi, cada detalle.

Sabía cuando algo me gustaba y cuando algo no, ella entendía mis miradas, sabía que significaban cada una de ellas.

—¿Quieres ese vestido? —me preguntó Rachel con timidez.

Asentí con la cabeza ya que aún no quería hablar con ella, sentía que si debía hablar con ella tendría que decirle lo del veneno y aun no estaba lista, o tal vez tenía miedo.

Rachel se dirigió al interior de la tienda y yo la seguí. La chica que nos atendió miró de arriba abajo a Rachel, pero ella no despegaba su vista de mi, sabía que ella me miraba y a Rachel no le importaba hacerlo en público.

—¿Y tú, linda? ¿Quieres algo más que un vestido? —Rachel la miró confundida, pero yo sabía muy bien a qué se refería.

Rodé los ojos ante esta situación, me daban nauseas saber que esa chica quería a Rachel solo para un rato de diversión y nada más.

Supongo que la mentira continua.

—¿No quieres algo más, mi amor? —le pregunté mientras tomaba su mano.

Rachel me miró confundida, pero sabía que solo estaba siguiendo el juego, pues entendió como la chica le estaba coqueteando descaradamente.

Si no hubiera testigos, la mataría...

No puedo creer que pensé en eso, ¿Qué rayos me sucede?

Rachel se acercó a mi oído y colocó una mano para tapar sus labios y que nadie pudiera ver lo que me iba a decir.

—Quiero que me digas la verdad —su nariz rozó mi oreja y eso hizo que la piel se me erizara y que una sensación apareciera en mi corazón.

Se alejó de mí, pero levemente negué con la cabeza, diciéndole que no había nada que decirle. Vi como la chica nos dejaba solas un tanto molesta por la situación y fue a buscar el vestido que quería.

—No hay nada que decirte, Rachel —solté su mano de manera abrupta.

—Niégalo las veces que quieras, sé que me ocultas algo y también sé que todavía me quieres —se acercó más a mi y mi respiración empezó a acelerarse.

—No, no sabes nada, Rachel.

—¿Tarjeta o pago en efectivo? —nos interrumpió mientras tosía

—Pago en efectivo —aseguró y nos separamos.

Rachel sacó su billetera y eso me hizo pensar en cómo se había mantenido todo este tiempo. ¿Habría tenido que trabajar? ¿Había vuelto a la isla? Y si fue así, ¿Derek estaba vivo? Quería saber eso y muchas más cosas, pero tenía que controlar mi curiosidad.

—¿Qué? No espera, yo tengo dinero, no hace falta que me lo compres... —iba a sacar mi billetera, pero ella me detuvo con su delicada mano sobre mi muñeca.

—Kate, te metí en este lío, déjame al menos hacer esto —miré su mano en mi muñeca y luego a ella.

—Está bien... —miré de mala gana a la chica que nos había atendido, le di una mirada amenazadora y ella se cogió de hombros.

Luego de pagar nos fuimos del local y fuimos a otros para que Rachel consiguiera un vestido, pero ninguno era de su agrado.

Ana se dirigió al local que era exclusivamente para vestidos y nos hizo una seña con la mano para que fuéramos con ella.

—¿Qué te parece este, Kate? El rojo te queda perfecto —le sonrió.

—Ella ya tiene vestido. Lo sabrías si le dieras la atención que merece —su tono de voz fue de molestia.

Ana rodó los ojos y Rachel miraba los maniquíes en busca de algún vestido que le gustara. Lo cuál sería algo difícil, ella tenía gustos exquisitos.

Empecé a mirar y vi un vestido que era sencillo como el mío. Era de color negro negro con una flor violeta que era para el cabello.

—¿Qué tal ese? —señalé el vestido y ambas lo miraron.

—No importa que color sea, cualquier vestido le quedaría horrible —rebatió ella.

—¡Oye! A mi me gusta —dijo apoyándome—. ¿La flor para qué es?'—su inocencia se hizo notoria y no pude evitar dar una mirada tierna.

—Ay, Dios, no puede ser que no sepas —Ana se burló.

—Discúlpame, pero no todos tenemos una vida de color de rosa, otros la tienen de color negro —lo ultimo lo murmuró, pero pude oírla.

Ya estaban empezando a pelear y lo raro era que lo extrañaba.

—La flor es para el cabello.

Un chico se nos acercó y nos preguntó si queríamos el vestido, a lo cual preguntamos si había del talle de Rachel y dijo que si.

Ella dijo que quería probarse el vestido y cuando salió del probador, quedé atónita con lo linda que se veía, bueno, más de lo normal.

El vestido se ajustaba a sus curvas, haciéndola resaltar más de lo normal, su cabello estaba para el lado derecho y eso le daba un poco de delicadeza y el último toque fue cuando el chico la ayudó a ponerse la flor para el cabello, le quedaba perfecto.

Parecía que ese vestido fue diseñado para ella y para nadie más.

—Con todo respeto señorita, el vestido le queda como anillo al dedo. Creo que no debería buscar más —le dio una cálida sonrisa.

Se notaba que el chico era amable y respetuoso. No tuvo ninguna otra intención con Rachel más que venderle el vestido.

Luego de pagar decidimos ir a una cafetería para ir a tomar algo y para planear bien nuestro plan para acabar con Matt.

—¿Entonces cuál es el plan?¿Cómo detenemos a Matt? —preguntó la ojiazul aunque no supiera qué era lo que él había hecho.

Ana y yo nos miramos y empecé a contarle el plan, con cada detalle, y como era de esperarse ella tuvo una gran idea.

—¿Y si hacemos que más personas graben el momento? Así Matt no sabrá quien publicó el video.

—De todos modos Matt siempre lo graba todo, es mejor pedirle a Firox si puede hackear algo, pero filmarlo será el plan B —ella asintió.

—¿Puedes avisarles a los demás? —dijo refiriéndose a algunos de mis compañeros de trabajo que también querían que Matt pagara por lo que hizo en el pasado.

—Claro, les enviaré un mensaje a unas cuantas personas que también odian a Matt.

—Yo estaré esperando la llamada de Firox para ir a la fiesta y arrestarlo con el mayor placer —Ana hizo una sonrisa de oreja a oreja.

***

Era viernes y yo tenía muchos nervios porque por fin estaría a solas con Rachel, no sé qué pueda suceder y eso me asusta un poco.

Me estaba poniendo el vestido y no podía dejar de pensar en que hoy tendría que decirle la verdad, pero no quiero hacerlo, porque sé que sufrirá y ella ya sufrió mucho como sufrir por mi.

Bajé las escaleras y me dirigí a la sala de estar, en donde Ana me esperaba con su uniforme de policía, Rachel con su vestido y Firox estaba en el sillón con dos computadoras para hackear la computadora de Matt.

—Bien, ¿están listas? —preguntó Firox.

—Claro -respondimos las tres al mismo tiempo.

Con Ana había acordado algo, haríamos esto, pero Rachel y yo quedaríamos fuera de los problemas con la policía, la corte o Matt. Ya teníamos problemas más graves y esto no era nada bueno.

—Ustedes serán las de la acción y yo seré el de las acciones tecnológicas.

—¿Seguro que puedes hackear la computadora?

—Claro, ¿acaso olvidas que fui yo quien hackeó la secundaria para inscribirte? —hizo una sonrisa como si estuviera orgulloso de eso.

Lo había olvidado.

—¿Qué hiciste qué? —Ana se cruzó de brazos, indignada.

—Nada, nada —dijo él volviendo a ver la pantalla de la computadora.

—Será mejor que nos vayamos... —tomé mi bolso de color negro.

Estábamos caminando hacia la fiesta y ni Rachel ni yo dijimos palabra alguna sobre lo que me pasó la otra vez, pero en el fondo sabía que ella quería saberlo todo.

—Cuando estemos en la fiesta... Debemos...

—Lo sé, actuar como novias —completó mi frase.

Seguimos caminando un poco más y yo tenía los nervios de punta, no quería decirle nada, solo quería protegerla de todo. De Matt, del sufrimiento que le causaría mi muerte, pero Katar me había prometido que cuidaría de ella y confiaba en él más que en mi misma.

—¿Qué hizo Matt? —soltó de pronto.

—Cuando empezamos a trabajar allí, Katar, Firox y yo. Él nos invitó a una fiesta, todos nos decían que tuviéramos cuidado con él, pero nunca nos dijeron el por qué. Cuando fue el día de la fiesta los tres fuimos y nos divertimos, una amiga nuestra, Zara, también fue con nosotros, Matt la drogó y él quería hacer cosas indebidas, lo detuvimos a tiempo, justo antes de que él hiciera algo. Siempre quisimos que Matt pagara por lo que hizo, pero no teníamos pruebas —respondí.

—¿Por eso le dijiste que era tu novia? —asentí.

—Él intentó muchas veces acercarse a mí, como nunca logró lo que quería, supe que él quería hacerlo contigo. Si yo le decía que eras mi novia, tal vez él no se metería contigo... —bajé la mirada al suelo, se sentía bien decirle la verdad, se sentía bien volver a estar a su lado.

—Lo siento... —murmuró ella con vergüenza.

—Está bien, al menos gracias a ti podremos terminar con él.

Unos minutos después llegamos a la casa de Matt, toqué el timbre y Rachel al ver mis nervios, me dio una sonrisa cálida, diciéndome que todo estaría bien.

Matt abrió la puerta, estaba vestido con un jean de color negro y una camisa de color blanco. En su mano había un vaso con tequila.

—¡Kate, Rachel, están deslumbrantes, las dos! —nos sonrió y miró a Rachel de arriba a abajo con una mirada que no me gustó para nada.

Rodé los ojos y tomé a Rachel de mano, Matt miró nuestras manos unidas y sonrió.

—Pasen y disfruten la noche, la única regla es que se diviertan —se hizo a un lado para que pudiéramos pasar.

Ambas pasamos para encontrarnos con personas bailando al ritmo de la música, había personas bebiendo, otras besándose y otras simplemente charlando.

También estaban algunos de mis compañeros de trabajo y supongo que amigos de él estaban en la fiesta, todos bailando o tomando alcohol, algunos jugando a los juegos, también había una barra en donde un cantinero estaba haciendo bebidas.

—No bebas ni comas nada de aquí.

—Tranquila, todo terminará bien —acarició mi mano y recordé que nuestras manos estaban entrelazadas.

Rachel observó la fiesta y parecía que le gustaba, porque mientras miraba todo, sonreía. Con la mirada busqué a mis compañeros y en cuanto me vieron me hicieron una seña para que me acercara a ellos.

—¿Y qué haremos? ¿Quedarnos aquí paradas toda la noche?

—No, iré a hablar con unos compañeros del trabajo

Me fui de su lado para dirigirme con mis compañeros y ellos me dijeron algo que no me gustó para nada. Me dijeron que una compañera quería infiltrarse y ser la carnada, pero eso no acabará bien.

Le mandé un mensaje a Firox preguntando si ya había hackeado la computadora en busca de pruebas, pero me dijo que el sistema de protección era muy fuerte y que no podría a menos que le demos un día de ventaja, algo que no puede ser posible.

No quería llegar al plan B.

Dirigí mi mirada hacia la barra y vi que Matt estaba hablando con ella. En ese momento casi se me sale el corazón, el solo hecho de pensar en que ese infeliz podría hacerle algo me revolvía el estómago.

Esa mirada que él tenía, esa mirada de deseo. No paraba de mirarla, no lo pensé y como si fuera por instinto fui a la barra y tomé a Rachel de la mano.

—Rach, te estaba buscando —se sentía tan bien volverla a llamarla así, me hacía sentir bien.

—No es necesario, aquí estoy. Estaba hablando con Matt, nos estábamos conociendo —dijo ella con una sonrisa.

Esa maldita sonrisa que hacía que mi corazón se acelerara.

—Tu novia es increíble, Kate, ya veo porque la elegiste... —él la volvió a mirar de arriba a abajo y yo lo fulminé con la mirada.

—Si nos disculpas, Matt, tengo que hablar con ella.

—Toda tuya —él sonrió y desvió su mirada hacia la pista de baile.

Recorrimos toda la casa hasta que llegamos al patio trasero.

—¡¿En qué estabas pensando?!

—Acercándome a él, necesitaba descubrir algo por mi cuenta, porque no quiero que estés tensa.

—¡No! ¡Tú no lo entiendes! ¡Te expliqué de lo que él era capaz para que no te acercaras a él!

—¡No iba a hacerme nada! ¡Tienes que dejarme manejar las cosas!

—¡No, no sabes si él iba a hacerte algo! ¡No sabes lo peligroso que puede llegar a ser cuando deseas algo!

—¡No entiendo porque tanta preocupación, yo me se cuidar sola!

—¡Mi preocupación se debe a que no necesito que te haga algo!

—¡¿Es solo eso?! ¡¿Por qué no me dices la verdad?! ¡Algo te sucede y no sé qué es y eso me está matando por dentro!

Maldición cómo era que podía ser tan buena para leerme, odiaba que hiciera eso.

—No te interesa, Rachel. Solo seguimos con el plan —me estaba yendo rumbo a la fiesta, pero algo me detuvo. Ella me tomó del brazo y me arrimo hasta ella, estábamos tan cerca que podía sentir su aliento en mis labios.

—¿Por qué me mientes? ¿Por qué no me dices la verdad? —susurró.

Al estar tan cerca me sentí más tensa de lo que estaba, mi respiración se empezó a agitar y mi corazón no paraba de latir fuertemente.

Miró mis labios y luego mis ojos, repetí el mismo movimiento y por un breve instante olvidé todo, olvidé el veneno, olvidé el pasado, olvidé la fiesta, solo quiero sentir sus labios sobre los míos, pero no puedo.

Lo mejor es que se aleje de mí, no importa lo que tenga que hacer.

—Sé que Ana no es tu novia, ¿por qué me mentiste?

—¿Por qué? Te odio, me rompiste el corazón, me traicionaste, quería que sufrieras lo mismo que yo. Te odio Rachel Doson, ojalá nunca te hubiera conocido en esa isla —le dije para tratar de alejarla, pero también era verdad, lo que hizo me dolió mucho.

Ella me tenía agarrada de las muñecas, me miró a los ojos, luego a mis labios y así estuvo por unos segundos que para mi fueron eternos.

—Si me odias tanto, ¿Por qué te preocupas por mí? —susurró ella.

—Quiero hacerte el mismo daño que tu me hiciste a mí, fingir que me preocupas es hacer lo mismo que tú me hiciste —mentí, y cada vez lo decía me destruía por dentro.

—Hay algo más... Algo que no me estás diciendo...

La miré a los ojos y aún no tenía el valor para decirle la verdad, tenía miedo.

Fuimos interrumpidas gracias a que un compañero me dijo en donde estaba Matt, fui con los demás y pude notar como Rachel venía detrás mío.

Todo el grupo, que por cierto éramos unas ocho o nueve personas incluyendo a Rachel que estaba atrás de todos. Jack pateó la puerta y entramos a la habitación con los celulares grabando y Matt estaba apunto de hacerlo.

Él se me quedó mirando, todos los celulares lo estaban grabando, todos bajamos nuestros celulares e hicimos como si se lo estuviéramos enviando a alguien.

Le envié el video a Firox y en pocos minutos el vídeo había sido enviado a Ana para que ella lo tuviera como prueba contra él.

—¡¿Qué hicieron?! ¡Bórrenlo ya! —exigió.

Nadie respondió y mis compañeros fueron a ver cómo estaba la chica. Rachel y yo nos dirigimos hacia la puerta y vimos como Matt estaba furioso.

Él se dirigió hacia la puerta de la casa, yo lo seguí y en cuanto él abrió la puerta, Ana estaba con todo un pelotón de policías, apuntándole con un arma. Un oficial sacó unas esposas y se lo llevaron en un auto de policías.

Ana me guiñó el ojo e hizo una sonrisa de lado. Los demás salieron de la fiesta para saber que pasaba. Todos estaban perplejos porque se llevaban a Matt preso.

El plan había funcionado y todo gracias a Rachel. Los oficiales sacaron a todas las personas de la casa, dando por terminada la fiesta.

Luego de unos minutos empezamos a caminar para volver a la mansión.

—Funcionó...

—Y todo gracias a ti. Gracias Rachel... —me miró confundida.

—¿Gracias a mi?

—Tú nos diste la idea de usar varios celulares y eso hizo que Matt no supiera quien le envió el video a la policía.

—Nada hubiera salido bien de no ser por tú plan, yo solo le añadí un pequeño detalle.

Estábamos volviendo a casa cuando recibí un mensaje de Ana.

Ana: Me ocuparé de él, no hará nada. Hablaré con el juez para que le den su condena en unos días.

Kate: No olvides que Rachel y yo no tuvimos nada que ver, déjanos fuera de todo.

Ana: Claro.

Guarde el celular en mi pequeña cartera y me di cuenta que Rachel me estaba viendo.

—¿Qué pasa? —le pregunté confundida.

—¿Me vas a decir o tendré que adivinar?

—No puedo... —murmuré como pude.

Ella se detuvo y me miró a los ojos.

—Sí, puedes, pudiste enfrentarte a Matt, puedes decirme algo.

—No.

—¡Por favor, Kate! ¡¿Dime de una vez que te sucede! ¡Dime por qué te desmayaste el otro día?! —exigió saber.

—¡No puedo decírtelo!

Ella se estaba empezando a alterar por los nervios, al igual que yo, porque aunque yo no le dijera nada, ella sabía que algo malo me estaba sucediendo.

—¡¿No puedes o no quieres?! ¡Porque yo veo que no quieres!

A esta hora no había nadie en la acera, la noche estaba siendo iluminada por la luna, las estrellas y algunas luces de los postes. Solo estábamos nosotras dos.

—¡No quiero ni puedo!

Seguí caminando dejándola atrás. Era increíble como tenía valor para enfrentarme a tantas cosas a la vez, pero no podía decir tan solo dos palabras estoy muriendo.

De la nada todos los recuerdos de mi noviazgo con Rachel aparecieron en mi cabeza haciendo que me den ganas de llorar, ganas de decirle todo lo que había estado reprimiendo.

Volví a la realidad cuando ella se me puso delante mío y me impidió el paso.

—Déjame pasar...

—No hasta que me digas que te sucede —ella frunció el ceño.

—¿Quieres saber qué sucede? Sucede que te odio Rachel, de tener el poder de cambiar algo en mi vida sería el haberte conocido —empecé a llorar sin darme cuenta, ella me volvió a tomar de las muñecas y me pegó contra ella, igual que antes.

—Te odio tanto, tanto, quisiera no haberte conocido nunca...

Ambas nos miramos, una parte de mi la odiaba, otra la seguía amando.

—Dime la verdad...

—Te odio, te odio tanto que ni siquiera me importa tu sufrimiento —mentí.

Ella miró mis labios y yo seguía llorando, ni siquiera sabía porque lloraba. No sabía si era por el hecho de estar muriendo, el hecho de que aún la seguía amando incluso cuando ella me rompió en mil pedazos.

—¿Por qué no me lo dices? ¿Por qué tanto misterio? —susurró ella, su aliento chocaba con mis labios, sentía su respiración chocando con mi piel.

—Estoy muriendo —dije con un hilo de voz que apenas fue audible, pero ella lo escuchó porque vi como lentamente me soltaba.

Vi que sus ojos comenzaron a ponerse aguosos, sus labios quedaron entreabiertos por lo atónita que estaba y su respiración se empezó a acelerar.

—¿Q-que?

—Cuando me salvaste en la cabaña viste que tenía algo inyectado en mi piel, pues el líquido que estaba en la bolsa de sangre es un veneno, para el cual no existe cura —ella negaba con la cabeza sin poder creerlo.

—Debí haberlo sabido... Debí haberte protegido, pero no fue suficiente —lágrimas empezaron a caer de sus bellos ojos—. Encontraré una cura, te lo prometo.

—Kan está con su padre, trabajando en una cura y los demás también buscan hacer cualquier cosa, pero nada sirve. Solo he empeorado

Ella contenía las lágrimas, se asustó, pero a la vez se enfureció.

—¡¿TANTO TE COSTABA DECIRME ESTO?!

-¡¿SABES QUE?! ¡SI! ¡ME COSTÓ MUCHO PODER DECÍRTELO! ¡PORQUÉ INCLUYENDO TODO LO QUE HAS HECHO YO NO QUERÍA HACERTE SUFRIR!

Ella se llevó sus manos a su cabello, frustrada y con miedo.

—Puedes odiarme, lastimarme... Pero estar lejos de ti no es una opción... Encontraré una cura...

Lo siento Rachel, pero es mejor que no te diga lo que siento.

Ella tomó aire y se calmó, o al menos estaba un poco más tranquila.

En ese momento que parecía que solo estábamos nosotras dos en el mundo, un taxi se acercaba a nosotras y vi que detrás mío Rachel lo estaba llamando.

El taxi paró y miré a Rachel extrañada.

—No quiero que hagas esfuerzos, es mejor si vamos en un taxi que caminando —me abrió la puerta para que pudiera entrar.

Entré en el taxi y Rachel vino detrás mío.

Ella estaba dolida y yo lo sabía, le dolía que yo no confiara en ella- Sabía que Rachel intentaría buscar una cura, aunque no existiera, ella sería capaz de no dormir una semana para buscar una cura.

Llegamos a la mansión y Rachel abrió la puerta, me dejó pasar y fui rumbo a la cocina para beber un poco de agua.

Tomé un vaso de vidrio y me serví un poco de agua de una jarra de vidrio. Luego de tomar un sorbo me sentí madera y empecé a ver borroso.

-Ra-Rachel no me...

Estaba cayéndome y sentí los brazos de Rachel alrededor de mi cintura. Sin querer empujé el vaso haciendo que cayera al suelo y se rompiera. El agua quedó desparramada por todo el suelo.

—Tranquila, te tengo.

Ella pasó un brazo mío por su cuello y su mano se posó en mi cintura. Como pudimos, subimos las escaleras y me llevó hasta mi habitación. Delicadamente me dejó en la cama y se dirigió a mi placard en busca de algo.

—Ten, ponte esto —me lanzó un pijama de invierno

—¿Mi pijama de panda? Es para invierno.

—La noche es fría y no quiero que pases frío, y menos en este estado —dijo con el ceño fruncido.

Ella se me quedó mirando como si esperara algo de mi.

—¿Qué?

—Es solo que... No puedo creer que me mintieras...

—Ahora sabes lo que se siente... Por favor sal, tengo que cambiarme.

Ella se fue y yo me saqué el vestido el cual dejé en la silla de mi escritorio junto al pequeño bolso de color negro.

Al terminar de ponerme mi pijama. abrí la puerta de mi habitación y vi que Rachel me estaba esperando. Ella llevaba puesta una remera de manga corta y un short de pijama.

Y luego dice que hace frío...

—¿No que hacía frío?

—¿Estás mejor? —quiso evadir el tema.

Era obvio que estaba molesta, pero era mejor así, no quería que ella tuviera esperanzas.

—No, tardó uno o dos días en estar mejor...

—¿Por qué tantas mentiras? -me pregunto cruzándose de brazos.

Porque quería protegerte.

—No sabía cómo reaccionarías, creo que tenía miedo...

—No vuelvas a ocultarme algo tan serio...

—Tú hiciste lo mismo y lo sabes...

—Y estoy pagando por lo que hice.

—Necesito descansar...-dije evadiendo lo que dijo para no seguir peleando o tal vez fue para no querer recordar la traición.

Ella se acercó y sus labios se posaron en mi cabeza, dándome un pequeño, pero tierno beso.

—¿Y eso por qué?

—Para que estés mejor, descansa.

Luego de eso se dirigió hacia su habitación y yo cerré la puerta para poder meterme en la cama y poder descansar.

Se sentía tan bien volver a sentir sus besos, aunque no fuera en los labios, se sentía bien de todos modos.

Ahora me había quitado un gran peso de encima, pero creo que esto no acabará aquí. Además me di cuenta que todavía no había encontrado su collar y eso era bastante extraño.

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