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Capítulo 8

Me asusté muchísimo por lo que David dijo y en ese momento puso sus manos en el cuello de Dylan solo lo hizo para comenzar a estrangularlo hasta dejarlo azul. Me acerqué a David para tratar de quitarle las manos de encima de Dylan, pero fue inútil porque tenía más fuerza que yo (maldición, ¿por qué todos tenían más fuerza que yo?). Justo cuando Dylan dejó de pelear, y al parecer estaba muerto, fue que David volteó a verme con una sonrisa pícara.

Corte —se alcanzó a escuchar después de que David hablara.

—¡¿De qué estás hablando?! —si alguien me hubiera dicho que todo eso era un simple juego: simplemente me hubiera largado de ahí a seguir disfrutando de la noche loca que estaba teniendo. ¡Esos dos imbéciles arruinaron mi noche!

Boo! —me asusté muchísimo, tanto que di un salto y caí de espaldas, Dylan estaba bien; estaba vivo y aparentemente no tenía lesiones en el cuello ni marcas de que alguien hubiera tenido sus manos ahí hacía unos instantes—. ¡Ay, Dios Gerald! Caíste redondito a nuestra trampa.

Dylan y David me comentaron que eso lo planearon poco tiempo después de que se fueron de la pista de baile, dejándome solo. Bailando como estúpido. Dios, ¿así que Dylan y David eran actores?

—¿Entonces son actores? —aún estaba en shock, nunca nadie pasó en el estacionamiento (lo cual fue bastante raro, pero a la vez no tanto porque supuse que a esa hora nadie llegaba y nadie se iba).

—Aficionados —David sonrió y sacó un cigarrillo de su chaqueta.

—Pero lo estrangulaste, se puso azul y yo lo vi —¿de verdad eran aficionados?

—Se le llama «entrar en el papel», te lo presento —Dylan hablaba con voz muy sarcástica, me lo dijo como si yo no supiera actuar.

—También sé actuar —me defendí—. Sé lo que es entrar en el personaje.

—¿En serio sabes actuar? —Dylan estaba que no se la creía.

—Sí —David me robó la palabra—, estaba en el equipo de actuación de su escuela, ¿verdad, Lou?

—Sí, justamente iba a decir eso, David, gracias.

Les pregunté si los besos también habían sido fingidos, pero aparentemente no, porque sí fueron bastante reales.

—No sabía que eres gay, Dylan —hablé en cuanto terminaron de explicarme lo de los besos nada fingidos.

—Ay, Dios. ¡Qué menso!, ¡SOY TAN GAY! ¿El nombre y el porte no te dicen nada? ¿La piel blanca, los ojos verdes, mi nombre, el hecho de que hablo tres idiomas y vivo en la ciudad del amor? ¿Nada? —David le dio una nalgada por «ser tan presumido y coqueto».

—El nombre, la ubicación donde vives y tu color de piel no definen tu orientación sexual ni tu identidad de género —recordé mis clases de sexualidad que tuve en la preparatoria y lo que ya sabía.

—¿En serio? —Dylan estaba bastante sorprendido por lo que dije.

—Que sean estereotipos de género y sexualidad es total y completamente diferente —le terminé de explicar a Dylan lo que pasaba y cómo lo que dijo estaba mal.

Pasaron dos semanas aproximadamente después de que me fui a beber con David y Dylan a una discoteca, dos semanas después de que fue el primero de varios conciertos en la torre Eiffel, dos semanas de que Logan no sabía que me había escapado con David. Me parecieron siglos porque ocultarle algo a Logan no era lo mejor, yo no quería tomar ninguna bebida alcohólica porque sabía que si Logan me preguntaba algo; terminaría contándole todo, ¡todo!, acerca de lo que pasó ese día.

Así evitaba el alcohol a toda costa, lástima que Logan y Lezley no. Apenas una semana después de mi concierto (y mi escapada a la discoteca con David); Logan, Lezley y Ryck decidieron comprar unas botellas de alcohol y comenzaron a beber en su habitación. Logan aceptó lo mucho que me ama, que nunca me hará daño y que siempre tendré su apoyo como parte de mi vida, lo cual era lo mejor del mundo. Hasta que llegó el turno de tener que marcharse.

—Gracias por venir a verme, Logan, y por estar conmigo estos días —yo estaba sosteniendo sus maletas en el aeropuerto.

—Sabes que haría cualquier cosa por ti, mi vida —Logan solo se limitó a abrazarme, de forma muy fuerte.

—Te amo —solté una lágrima mientras le decía esto, lo abracé y comencé a llorar.

—Sabes que si de mí dependiera, no me iría, pero ya perdí dos semanas de clases en Columbia y tengo que ponerme al corriente.

—Lo sé, pero… —Logan me calló.

Shhh, no digas nada, amor. Me la pasé de lo mejor aquí contigo, hermoso —me volvió a dar un beso en mis labios—. Te amo, vida mía.

—Y yo te amo a ti —lo abracé.

«Los pasajeros del vuelo 415 con destino a Nueva York deberán presentarse en la fila correspondiente para embarcar.», escuché que llamaban a Logan para que ya pudiera abordar el avión e irse de vuelta a la Universidad. Habían sido tiempos hermosos.

It's time to go! —Logan susurró a tan solo unos centímetros de mi boca—. Gracias por dejarme venir, cariño.

—Al contrario —me aguanté las ganas de llorar—, ¡gracias a ti por venir hasta acá y descuidar tus estudios por mí! Jamás podré pagártelo.

—Bromeas, ¿cierto? —negué con la cabeza mientras él resoplaba—, gracias a ti, por regalarme tu tiempo y por hacer de estas dos semanas algo maravilloso.

Ya no lo soporté más y comencé a llorar.

—Te amo —balbuceé.

—Y yo te amo a ti —Logan fue el encargado de enjugar mis lágrimas—. Regalarme tu tiempo es el mejor regalo que me puedes dar, mi niño.

Y en ese momento, Logan solo me dio un beso, para marcharse al continente americano. Yo me quedé de pie y lo vi marcharse, lo vi entrar al túnel antes de abordar al avión y esa fue la última vez que lo vi por un largo rato. Me fui a mi habitación, ya no me quedaba ningún amigo: Logan, Lezley y Ryck se marcharon, el primero en irse fue Ryck, seguido de Lezley y al último Logan. Podía considerarse que Dylan era mi amigo, pero casi no coincidíamos por el trabajo (ambos, él en su empleo de mesero y yo dando conciertos). Lo más hermoso de todo era poder decir que mi trabajo era dar conciertos, ¡propios! No tenía que preocuparme por ser el telonero de alguien más, a pesar de que solo cantaba covers y nada más: mi carrera iba comenzando.

De vez en cuando me encontraba con chicos que resultaba que eran fans míos y me pedían una foto o un autógrafo, yo me sentía tan bien porque me pidieran fotos o autógrafos y dijeran que eran mis fans. Sí, definitivamente mi carrera estaba dando un buen giro; mi manager, David, ya no me molestaba y ahora sí eran puros negocios y nada más. Lo único malo, la única cosa mala, de que David ya no me molestara era que necesitaba sentir cariño de una persona hacia mí. Un cariño que se podía dar única y exclusivamente en persona. Hablar con Logan por teléfono, hacer videollamadas por Skype y mandarnos mensajes en Facebook, WhatsApp e Instagram no era lo mismo que si lo tuviera ahí justo a un lado de mí. Así que a veces rogaba porque David volviera a coquetear conmigo.

—¿Puedo hacer una pregunta, David? —él y yo estábamos en mi habitación, solos, eran aproximadamente las nueve de la noche con treinta minutos.

—¿Además de esa? —asentí con la cabeza y David solo comenzó a reír un poco por lo bajo—. Adelante, Louis —habló con voz desafiante.

—¿Aún te gusto? —escupí la pregunta con un tono melancólico en mi voz.

—Yo sé que responder una pregunta con otra pregunta es algo tonto, pero ¿estás queriendo coquetear conmigo, coqueteando conmigo o algo por el estilo, Louis? —maldito.

—Olvídalo —puse los ojos en blanco por su comentario y su pregunta tan fuera de lugar.

—¡Claro que sí! Me gustas demasiado —eso era justo lo que yo quería escuchar de parte suya—. Pero por respeto a Logan, ya no te molesto.

—Me molestabas cuando Logan estaba y no estaba aquí, no digas estupideces —sí, me enojé muchísimo.

—Ajá, de acuerdo, sí lo hice —se preparó para decir algo—. Pero ya cambié. Es lo que querías, ¿no?

—Tal vez —respondí un poco molesto porque David ya no quería ligar conmigo.

—¿Quieres que vuelva a ligar contigo? ¿Eso quieres? —no asentí ni negué con la cabeza, me quedé mudo—. ¿Sabes que eso está mal considerando que tienes novio?

—Sí, lo sé —por fin pude encontrar las palabras adecuadas—. Y no te estoy pidiendo que vuelvas a intentar ligar conmigo, es solo que me acostumbré. Eso es todo —por dentro, yo sabía y necesitaba que David me adulara, por mis problemas de autoestima. Necesitaba que me dijera que estoy hermoso o me lanzara cumplidos al aire, como solía hacerlo. Fueron años donde él estaba tras de mí y yo a la vez adoraba que me molestara.

¿Sería porque, muy dentro de mí, yo sabía que David me atraía física y mentalmente Me tardé en contestarme a mí mismo, hubo un momento de duda en mí, yo mismo sabía que estaba mal, pero no podía evitarlo. No me di cuenta de que David me estaba hablando, hasta que mencionó mi nombre y tuve la necesidad de decirle algo que no podía asegurar si era lo correcto o no lo era.

—Bésame —alcancé a decir, vi su cara de confusión y sorpresa por mi repentina exigencia.

—¿Perdón? —David estaba igual de asombrado que yo.

—¿Estás sordo? —David permaneció unánime y sin decir palabra alguna; callado y quieto; tuve que cantar una canción donde le pedía que me besara, que lo hiciera sin que yo se lo pidiera; sin darme alguna explicación y él solo se quedó anonadado por lo que le estaba diciendo.

Let me guess! —se puso de pie—. RBD, isn't?

—¿Conoces a RBD? —ya sabía su respuesta, pero quería escucharla de él.

—¿Quién no conoce a RBD? —David se preparó para hablar.

—Ya sé, ¡qué locura, ¿no?! Sé que tal vez más de medio planeta no los conozca; pero por lo menos en los países de habla latina y Estados Unidos los conocen —pero lo interrumpí.

—¿Cómo los conoces? —puso una mirada bastante tierna, me dio ternura solo ver su mirada.

—Tengo familia en México, cuando iba y era chiquito veía en la televisión la novela de donde salieron; Rebelde.

—¡Maravilloso! —David casi aplaudió y se veía tan lindo; como si fuera un lindo y adorable niño chiquito—. ¿Cuál es tu canción favorita.

—Adivina —lo reté, le sonreí con una mirada de soslayo.

—A la de 3 decimos nuestra canción favorita y si tenemos la misma: te doy tu beso que tanto deseas —era un buen trato, bastante justo—. Y si no, me invitas a desayunar, comer y cenar un día aquí en París. Correrá por tu cuenta —y bastante egoísta a la vez, pero estaba bien. Yo recordaba que el grupo tenía muchísimas canciones, no podía ser posible que nuestra favorita hubiera sido la misma canción.

—Ok, ¿listo? —hablé y conté hasta tres para que ambos dijéramos nuestra respectiva respuesta. Al decir la respuesta, pareciera que hubiera leído mi mente,  fue la misma la que dijimos los dos al mismo tiempo, era imposible que David leyera mi mente (o yo la suya) y dijéramos la misma canción. Ambos nos quedamos estupefactos por la respuesta del otro (la cual era la misma).

—Dios, ¡qué calor hace aquí dentro! ¿Quieres salir a dar un paseo o quieres una gaseosa? —era claro que David no quería darme un beso y yo ya no estaba tan seguro de querer ese beso.

—No, gracias —hablé con un tono de voz muy apaciguado.

—Ya es un poco tarde, ¿estás seguro que no quieres ir por un caramelo?

—¡No! ¡Ya cállate y deja de pensar en tu estómago, solo por un segundo, ¿quieres, por favor, hacerlo?! —exploté de repente, sí, me molestaba el hecho de que todo lo que estaba pensando era en comida.

—Ya, lo siento —se acercó más a mí—. Es solo que parece que tú querías esto más que yo —de nuevo se acercó a mí y comenzó a susurrar de forma muy coqueta.

—¿Y ahora? —hablé con voz bastante intranquila.

—Tú, solo tienes que decir dos letras, dímelas y me detendré —«no», era lo que David esperaba que yo dijera—. ¿Qué pasará?

—No diré qué pasará, lo demostraré aquí y ahora —y me acerqué, lo tomé por la camisa blanca que tenía puesta con la leyenda “Je suis le meilleur! («¡Soy el mejor!»). Y comencé a besarlo, primero lentamente; después empezamos a besarnos con más pasión. Pasé mis manos por su espalda para aferrarme más a él. Dios; David besaba tan bien, tan rico, delicioso, exquisito. No sabía que él besaba tan bien. Si yo hubiera sabido que David besaba como un Dios y mucho mejor que Logan (y si tuviera que contar algo, tenía que admitir que Logan no sabía besar), lo hubiera besado muchísimo tiempo atrás. Tal vez para ese entonces no estaría con Logan, habríamos terminado Logan y yo, y tal vez estaría con David compartiendo mis logros y él ayudándome a seguir adelante. Sí, eso era todo lo que necesitaba.

Al separarme de mi beso con David, el cual no me arrepentí en ningún momento; porque besaba rico, David besaba tan rico y era tan guapo. Pero al separarme de él nos dimos un beso de «piquito» solo para darnos cuenta de cómo estábamos. Ambos reímos al ver el desastre que habíamos dejado. Yo simplemente me dejé llevar por la pasión del momento y cuando me di cuenta ya estábamos sin la camisa, los dos.

—Siento mucho calor, por alguna extraña razón, ¿tú no? —David seguía sonriéndome muy coqueto y a la vez travieso.

—David, estás y estoy calientes, es obvio que ambos sentimos calor —comencé a explicarle a David—. Ambos estamos sin camisa.

—¿Cómo te quieres quitar la calentura, mi niño? —me miró con una mirada traviesa y coqueta.

—Sorpréndeme —¿qué estaba haciendo? Una parte de mí sabía que estaba tan mal y otra, por el contrario, sabía que lo deseaba tanto como pudiera ser posible, nunca me hubiera creído si alguien me hubiese dicho que mi primer beso con David sería en mi habitación y que terminaríamos medio desnudos.

—Sí, así será; yo solo quiero que tú estés seguro de lo que está pasando y de lo que, eventualmente, pasará —rápidamente pensé en Dylan y en lo que se supone que tenía con David, lo que no quise hacer con Ryck y Logan (a pesar de que todo fue una broma de muy mal gusto hecha por mi novio) lo estaba haciendo con David y Dylan.

—¿Qué pasa con Dylan? —le pregunté a David, quien no pareció darle mucha importancia al tema.

—Dylan —repitió—. Entre él y yo no hay nada, y es así como diría él «ese Dylan es un pobre niño pendejo».

—O sea que no lo quieres.

—Al contrario: sí lo quiero. Pero es solo que te quiero un poco más a ti; siempre has estado tú y siempre serás tú antes de cualquier otra persona que se me atraviese, ¿de acuerdo, bonito? —sabía que no me iba a arrepentir de esto, no lo haría por nada ni por nadie.

¿Cómo es que no me había fijado antes en este «señor» (entre comillas porque lucía muy joven); tan guapo, siempre dio todo por verme bien y que sabía que siempre estaría ahí, solo si yo se lo permitía?

—Si vamos a hacer algo, ahora es el momento de hacerlo —lo miré con una mirada tierna que sabía que lo volvía loco. David me tomó por los hombros y siguió besándome apasionadamente, sin darme cuenta, se dio la vuelta de tal forma que terminé sentado en la cama. En ningún momento dejó de besarme y ni siquiera cuando se desabrochó su cinturón de piel que usaba para poder evitar que su pantalón se cayera mientras caminaba o simplemente estaba de pie.

—¿Seguro que esto quieres? —me preguntó, cuando yo muchas veces ya había dicho que sí hasta el cansancio (tal vez no muchas veces, pero ya estaba harto de que me repitiera la misma pregunta una y otra vez)—. ¿Te gusta?

—susurré por lo bajo—. Tienes condones, ¿verdad? —David sacó por arte de magia un par de condones de no-sé-dónde y los sacudió frente a mí, sabía (por lo que pasó anteriormente con Dylan) que David era activo, o al menos así se comportó con Dylan. No quería decir que se «comportó como un hombre» porque eso sería un comentario machista, misógino, homofóbico y fuera de lugar.

No sabía qué hacer, David y yo nos quedamos en ropa interior con nuestras erecciones a flote. Había visto demasiado porno para saber qué y cómo tenía que hacerlo; así que lo hice. Después de darle el mejor sexo oral que haya recibido en su vida; así lo describió, fue su turno. Más o menos. U know what I mean.

Duramos dos horas aproximadamente haciendo el acto sexual. Si había algo que pudiera admitir: era que no me trató mal, David supo qué hacer, qué no hacer, cómo hacerlo y cómo no hacerlo. Después de terminar, le confesé que había sido el mejor acto sexual que había tenido en su vida, a lo que le me contestó que había sido el primero. Me sentía fatal por lo que pasaba con Logan, él sabía que yo lo amaba demasiado; pero ni siquiera había querido tener sexo con él. Y es que no me sentía listo para ello, con Logan no, al menos.

—Bueno, tal vez no lo hice antes, pero puedo decir que en mi primera vez hice el amor y fue contigo, David —sonaba como un loco enamorado de David,

Se supone que tu primera vez tenía que ser con alguien a quien tú amaras, quieras, respetes y valores; pero mi primera vez fue solo por ser caliente ¡con mi manager! Ni siquiera estaba tan seguro de que yo lo amara, y esa siempre iba a ser mi primera vez: quiera o no.

—Siempre serás el primero…

—Así como espero ser el único y el último en tu vida —dijo esto con tanta seguridad en su voz que casi me lo creí al cien por ciento—. Si me lo permites, claro.

—Y todo por esa boba canción con una sola palabra en el título, del grupo musical RBD. No lo puedo creer —rematé, ¿estaba arrepentido? En absoluto, quizá por Logan, pero es que era demasiado.

No tuve relaciones con el novio con el que llevaba años, pero sí con mi manager (que no era ni mi novio) con el que apenas conocía bien y me sentía fatal por lo que le había hecho a Logan. Después de un rato de estar acostados en mi cama; un rato que me parecía eterno por lo que acababa de pasar, David comenzó a cantar, seguí la canción para tratar de olvidarme de lo mal que me sentía por haberle hecho daño a Logan.

Entre él y yo, cantamos el primer coro de la canción, que era nuestra favorita de ese grupo mexicano.

—¿Quieres hacer algo? —me acerqué a preguntarle.

—Quizá dormir, ya es un poco tarde y tienes tus ojos un poquito hinchados; solo espero que no sea por mí —así era: yo tenía los ojos hinchados por haberle llorado a Logan al despedirme de él.

—¿Quieres irte a tu habitación o prefieres quedarte aquí conmigo? —le pregunté a David.

—Me quedo —respondió apenas le pregunté. Me puse a pensar en si sería lo correcto dormir con mi manager después de haber perdido mi virginidad; la virginidad anal, mi virginidad la había perdido con Marie Wilson cuando estuve con ella, con él. Decidí que no, no era lo mejor ni lo más sano, para ninguno.

—Mejor ve a tu habitación —comencé a pensar en una excusa para echarlo de mi habitación lo más pronto posible—. Logan y yo tendremos una videollamada por Skype y no quiero que nos encuentre a los dos sin ropa y en la cama, sí lo entiendes, ¿no?

—Cierto, aún tienes novio, mierda. Ahora me siento más terrible por haber hecho eso.

Le comenté a David que yo también me sentía mal por Logan, pero que lo mejor era que nos olvidáramos de lo que pasaba entre nosotros ya que eso sería lo mejor para ambos. Sería lo mejor para los tres, porque «ojos que no ven, corazón que no siente».

—Nunca pasó, ¿ok? —quería que David me comentara que efectivamente nada había pasado.

—¿Pasar qué? ¿Qué fue lo que no pasó?

—¿Tan rápido lo olvidaste? —me estresé un poco—. ¡Acabamos de tener sexo!

—Bueno, si tú lo dices —David comenzó a reírse un poco—. Tú lo acabas de mencionar.

—Tienes razón, soy un…  ¿cómo dices que es Dylan? —sabía que ese insulto no lo sabía y no lo podría recordar ya que, por lo menos, Dylan había vivido en México y yo solo iba cuando era un niño, después de la pelea que hubo entre mis padres y mis abuelos, no iba tan seguido como a mí me hubiera gustado visitarlos.

Pendejo —respondió David mirándome con mala cara—. Y no, no eres eso. Carajo, eres el niño más hermoso de este mundo y ni por error eres un pendejo. ¿Ok?

—¿No lo soy? —hablé con un dejo de esperanza en mi voz porque no me dijera que sí lo soy y me dijera que no lo soy.

—No, amor, pero ya me voy a mi habitación, ahora ya es hora de dormir —ya no me sentía mal por lo que le había hecho a Logan, de hecho, lo había olvidado. Después de que David se marchó, decidí hacerle una videollamada por Skype a mi novio.

Logan contestó al instante, no habíamos hablado desde que se fue ni un mensaje o una llamada. Nada.

—¿Llegaste bien, Logan? —intenté, juro que intenté, no sonar tan serio cuando Logan me respondió la videollamada.

—Sí, Gerald, todo bien —al parecer él también estaba muy serio. De repente me dio un ataque de ansiedad, creía que Logan se había enterado de lo que acababa de pasar con David y ya estaba a punto de terminarne.

—¿Está todo bien, Logan? —lo miré a los ojos al preguntarle eso.

—Sí, Gerald, estoy cansado; fue un viaje largo y tengo que hacer mil tareas —Logan habló con voz muy apagada y bastante seria, así como también puso los ojos en blanco al decírmelo (o eso pude percibirlo).

Seguimos hablando un rato, aunque eso ni siquiera podría ser llamado «conversación», ambos nos respondíamos con palabras monosílabicas. El típico «sí, no, bien, nada, cansado». «Por favor, Logan, no hagas que deje de arrepentirme por haberte sido infiel con David», fue lo que pensé.

—¿Sabes qué? Perdóname por ser un completo idiota —tenía que disculparme pero no sabía exactamente por qué debía hacerlo—. Solo quería hablar contigo para asegurarme de que estés bien. Pero al saber que me ibas a responder de esta forma tan fea, creo que nunca te hubiera llamado por Skype.

—No estoy enojado, Gerald, solo estoy cansado —ya no quería que siguiera hablando—. ¿Puedes entender eso?

—Sí, no soy un idiota, gracias —me enojé muchísimo, casi se refirió a mí como «idiota» y no iba a permitir eso. A la vez pensaba que la relación entre Logan y yo era demasiado fea y tóxica; sin embargo, me gustaba—. Hablamos cuando tengas ganas, ¿ok? Bye!

Y colgué la llamada por Skype, sentí una especie de presencia atrás de la puerta de entrada de mi habitación; además de que escuché que la golpearon, así que fui directamente a abrirla para encontrarme con algo que quería ver en ese momento.

—Dylan —lo saludé en cuanto abrí la puerta de mi habitación—, ¿qué pasó?

—¿Cómo te va con Logan? —¿David le contó lo que pasó entre nosotros?

—No sé, está muy serio conmigo, le colgué el teléfono y me fui —traté de no darle mucha información acerca de lo que había pasado debido a su cercanía con David, no quería que David se enterara de lo que había pasado entre Logan y yo.

—¿Por qué no le haces una videollamada a Lezley? —Dylan sugirió—, tal vez ella te pueda echar la mano.

—¿«Echar la mano»? —no sabía exactamente a qué se refería Dylan.

—Apoyarte, ayudarte, cooperar contigo, no sé cómo lo conozcas —puso los ojos en blanco.

—Ok, pues quédate aquí y me aconsejas junto con Lezley.

—Solo porque Lezley y tú me caen muy bien; además, traje bebidas —nunca me di cuenta de que Dylan tenía una mochila consigo, no me di cuenta de que entró al hotel sin que le revisaran sus cosas ni mucho menos que le permitieran entrar con tanta facilidad al hotel.

Decidí hacerle una videollamada a Lezley, debí suponer que Logan estaba así porque ya era un poco tarde donde él se encontraba, de hecho, pensaba que Lezley no me iba a responder porque eran las cinco de la mañana en Massachusetts y lo mismo para Nueva York, que es donde se encontraba Logan. ¡Qué desconsiderado de mi parte!

—No creo que Lezley responda —le comenté a Dylan, incluso antes de llamar a Lezley.

—No, no lo hará, yo tampoco lo creo, pero no pasa nada en absoluto, Gerald —se encogió de hombros—. ¿Quieres que llamemos a David?

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