
Capítulo 6
No sé en qué momento, pero comenzamos a caminar hacia mi habitación mientras seguíamos con la plática, Jeremy estaba seguro de que yo ya no estaba con Logan, pero yo estaba seguro de una cosa: Aún estábamos juntos, quizá solo se había enojado conmigo por cantar esa canción que hablaba acerca de superar una ruptura. Solo estaba molesto y ya, no es como que fuera la gran cosa, Jeremy podría tener los años que sean, pero era demasiado mayor que yo (y no se le notaba para nada), se veía tan joven, delgado y atractivo... ¡¿Qué estaba pensando?! ¡¡¡No!!! O sea sí, tal vez Jeremy podría ser atractivo, pero yo no quería estar con él.
Al llegar a mi habitación, solo entré y me quedé de pie en el marco de la puerta de entrada, Jeremy estaba en el pasillo mientras seguía y seguía hablando cosas sin sentido. Debo admitir que dejé de escucharlo después de un rato. Sí era bastante molesto todo ese asunto, así que decidí no prestarle más atención y solo asentir con la cabeza de vez en cuando.
-Entra -interrumpí lo que Jeremy estaba diciendo sobre mí y Logan (o de eso creí que hablaba)-. Puede que me arrepienta más tarde de todo esto, así que date prisa.
-Solo quiero que estés muy seguro de esto, Louis Gerald. De verdad que no quiero incomodar o molestarte, ¿sí me entiendes? -Jeremy titubeó y lo dudó un segundo, pero por fin entró y no podía perder su oportunidad. Ya una vez adentro, me preguntó por qué de la nada lo había dejado pasar después de estar tan «distante» con él.
-No sé, me parecía grosero tenerte ahí de pie hablando conmigo y que no te ofreciera la entrada -me armé de valor para decirle.
-Y ahora aquí estamos.
-Sí, como dices: Y ahora aquí estamos -solo esperaba que mi repetición lo alentara a que entrara a mi habitación y fue por eso que repetí lo que dijo.
-¿Y bien? -Preguntó-. ¿Qué quieres hacer? -siguió sin entrar a mi habitación, incluso aunque la suya estaba a un par de habitaciones contiguas a la mía.
-Solo hablar -una parte de mí lo deseaba, la otra parte de mí sabía que estaba mal y tenía que pensar en Logan-. Creo que Logan y yo rompimos -una parte de mí se rompió cuando dije esto último y rompí en llanto. Pero Jeremy no dijo nada, se quedó escuchando todo mi llanto en silencio, él no sabía cómo consolarme, solo me abrazó muy fuertemente.
-Ya, tranquilo, Louis Gerald -susurraba mientras me daba palmaditas en la espalda-. Ese imbécil no te merecía y te lo dije en repetidas ocasiones.
-¿Tú crees? -balbuceé al tiempo que titubeé-. Él vino aquí a París solo para verme a pesar de que nos vimos hace un mes, pasamos Navidad y Año Nuevo juntos.
-Yo sé, Lou. Créeme que sí sé lo que pasa, pero eso no significa que no vaya a comportarse como un cretino contigo y sepa valorarte -«cretino», era la palabra que describía a la perfección el cómo se había comportado Logan conmigo al no dejarme entrar ni dirigirme la palabra.
-Lo amo... -me convertí en un océano de lágrimas debido a que volví a romper en llanto.
-Ya lo sé, no es necesario que me lo digas y me hagas sufrir al saber lo que siento por ti -sabía que lo estaba haciendo sufrir por eso-. Mi amor por ti será eterno, nunca me voy a rendir; pero no me puedo aprovechar de ti para besarte. Estás bastante deprimido y no sería justo que lo hiciera si aún lo amas.
-Gracias por entender -me enjugué mis lágrimas para poder seguir hablando y me soné mi nariz-. Aprecio mucho el que estés aquí conmigo. Sobre todo porque Lezley se fue con Logan, al parecer pasará la noche ahí, y Ryck no sé ni dónde diablos esté.
-En otras circunstancias, amaría estar aquí contigo, pero ahora no puedo -se aclaró su garganta-. Tú me gustas mucho, es solo que no te puedo tener de esta manera, lo siento.
A pesar de todas las cosas que yo pensaba que Jeremy podría ser, en ese momento se desvanecieron, se comportó como todo un caballero, porque estaba siendo muy amable conmigo. Yo sabía que se podría aprovechar de mí si él quisiera; pero en esos momentos no me estaba haciendo nada. Incluso pensé en besar a Jeremy, solo que él no me aceptaría el beso.
-¿Me acompañas a buscar a Logan en su habitación, por favor, Jeremy? -Mala idea, muy mala idea y se suponía que lo sabíamos ambos-. O mejor ¿sabes qué? No quiero que lo hagas.
-Sí, no quiero causarte problemas con Logan -se separó de mí-. ¿Por qué se pelearon, en primer lugar?
-Por haber cantado la tercera canción que hablaba sobre una ruptura, es una tontería, y lo sé, pero así pasó.
-¿Está enojado solo porque cantaste? ¿Es todo? -Asentí con la cabeza mientras cerraba los ojos-. Perdóname por lo que estoy a punto de decir, pero ¡qué estupidez! No sé ni estoy seguro, pero cada vez estoy más convencido de que no te merece y tampoco merece estas lágrimas que estás derramando por él.
-Te has comportado como todo un caballero, Jeremy. No te aprovechaste de mí, ni me quisiste besar a la fuerza como en otras ocasiones yo creí que harías -le conté la verdad a Jeremy, tal como yo lo interpretaba-. Y eso te lo agradezco con el corazón, no sabes cuánto.
-Sí, sé que quise besarte antes; pero ya caí en cuenta que no puedo tenerte como yo quisiera tenerte por el simple hecho de que tienes novio -eso era muy lindo por parte suya-. Ya no intentaré nada contigo, te deseo toda la felicidad posible con Logan. Espero que puedan resolver sus asuntos ahorita y que te haga muy feliz. Si tú eres feliz, me alegro por ti.
-¿En verdad lo crees, Jeremy? -Pregunté mientras me secaba mis lágrimas.
-Pero claro que sí lo creo, Louis -me contestó mientras me daba un abrazo-. Y perdón por amenazarte así con tu carrera si no hacías lo que te ordenaba.
-Ya, no importa, créeme que no pasa nada. Lo importante es que aprendiste la lección: no puedes amenazar a nadie por amor.
-¡Exactamente! -Me agradaba mucho más el nuevo Jeremy.
Seguimos platicando un par de horas más, ordenamos unas botanas a través del servicio a la habitación y estábamos escuchando música mientras nos fumábamos un cigarrillo con mucho cuidado porque no se podía fumar en las habitaciones del hotel, pero lo hicimos. Nunca me había sentido tan cercano a Jeremy, entonces fue cuando pude decir que sí lo quería mucho, como podría querer a un amigo o a un hermano. Algo así como el cariño que le tenía a Ryck, pero no tanto como el cariño que sentía por Logan, Lezley y Candy.
Jeremy se fue de mi habitación un rato después de que yo bostezara por primera vez, le prometí que volveríamos a tener una noche así como la que habíamos tenido. Aunque yo pensaba que era mejor si Logan no se enteraba de ello, sea como sea se podría malinterpretar de mil y un millón de formas diferentes.
Casi al instante de cerrar la puerta de mi habitación y escuchar que Jeremy se alejaba, daba un saltito de felicidad y tomaba el ascensor, se había ido tal vez al patio o a caminar para fumar, escuché que alguien volvía a llamar a la puerta. En primera instancia no supe quién era, pero después de dos segundos lo pensé bien y me di cuenta que no eran ni más ni menos que Logan y Lezley. Al abrir la puerta, Logan me dio un fuerte abrazo y Lezley solo se quedó como espectadora ante nuestra muestra de afecto.
-Soy un asno, Louis Gerald, no sabes cuánto lo siento. En serio -empezó a hablar Logan, mientras me abrazaba y hundía su cabeza en mi pecho-. Perdóname, entré en pánico y no quería hablar con nadie, mucho menos contigo, por ese momento tan humillante para mí -volteé a ver a Lezley, ella solo asintió con la cabeza, dándome a entender que a ella le había explicado todo, aunque no era difícil de adivinar.
Cuando nos separamos del abrazo, lo miré a los ojos para preguntarle si se había ofendido por la canción que canté.
-Te ofendiste porque canté la tercera canción, ¿no es cierto? ¿Te fijaste que canté otras de amor? -Sabía la respuesta a eso, sí, claro que se ofendió y no, no se fijó en las canciones de amor que canté después.
-La pregunta aquí es, ¿crees que no lo hice? ¿Alguna vez pensaste en mí al momento de decidir cantar esa canción, Louis? -Logan no me quería mirar a la cara, yo quería abrazarlo y él ni siquiera me podía ver a los ojos.
Me quedé callado mucho tiempo, estaba pensando en qué podía contestarle, porque era obvio que no había pensado en él cuando decidí cantar la tercera canción sobre superar una ruptura de hecho, pensé nada más en una persona: Graham. No quería que Logan se enterara de que no había pensado en él ni por un segundo, solo quería que el show estuviera bien y no arruinarlo, el show salió mejor de lo esperado.
-¿Lo ves? Te quedaste callado más de tres minutos, lo que significa que es verdad y que estás pensando en una mentira para poder creerte -odiaba que Logan me conociera tan bien, porque no podía tener ningún secreto, volví a ver a Lezley para que ella me lo confirmara asintiendo con la cabeza-. Eres muy predecible, Gerald.
-¡Carajo! -casi grito.
-Pensaste solo en tu show, tan espectacular como siempre, y en ti mismo, ¿no es cierto, Louis Gerald? -Asentí con la cabeza, deseaba que ya se terminara todo ese sufrimiento-, ¿sabes qué? ¡No importa! Está perfecto, me gusta tu sinceridad.
-Pero entonces ¿por qué lloraste e hiciste todo ese drama tan innecesario, Logan Queen Davidson? -Esperaba una respuesta más o menos buena y sincera.
-Por inmaduro -para ser honestos, no fue mejor de lo que esperaba-, si no pensaste en mí, no importa, solo quiero que cumplas tus sueños, Louis Gerald.
En ese momento me sentí mal de haber estado con Jeremy, sentía que no merecía a Logan, no estaba tan seguro de merecerlo. Pero era cierto, yo podría vivir, no sé, tal vez diez vidas y jamás merecer al chico que tenía como novio.
Sabía que estaba mal guardarle secretos a mi novio, pero él jamás entendería que lo hice porque no quería que lo arruinara. Y sabía que Logan me lo iba a arruinar, así que mejor no lo hice.
-No te merezco, pero te amo, ¿quieres ir a caminar cerca de aquí? -La verdad es que me estaba poniendo un poco incómodo estar en la habitación con Logan después de haber estado con Jeremy y haber querido besarlo, me sentía de la mierda.
-Busquemos un restaurante francés, siempre he querido comer un platillo como el de la película de Disney y Pixar.
-Y no olvides los caracoles -Logan me miró extrañado por mi comentario tan fuera de lugar-, quiero decir, los franceses son mejor conocidos por comer caracoles y es un platillo muy tradicional aquí, ¿no es cierto? -Logan y Lezley compartieron miradas traviesas después de soltar una leve risita burlona.
-Sí, Louis Gerald. Lo que quieras y necesites, todo para ti y solo para ti -Logan nunca me había consentido tanto en los casi tres años que llevábamos de relación. Generalmente, comíamos lo que el otro quisiera comer. Si yo quería comerme una hamburguesa, él quería una hamburguesa tambien. Pero, por primera vez, íbamos a comer algo que yo quería comer y eso le encantaba por completo. Tal vez Logan nunca me había consentido tanto y fue por eso que me sentí como la persona más afortunada del mundo.
Otra vez el sentimiento de culpabilidad me invadió cuando ya estábamos en camino a buscar un restaurante abierto en Francia a las once de la noche. ¿A quién se le podría ocurrir algo así? Solo a nosotros dos.
No podía decirle a Logan lo que en realidad pasaba conmigo, por más que yo quisiera, no podía solo decirle y ya. Necesitaba un consejo de alguien y no, no podía ser Lezley. A pesar de que confiaba en ella plenamente, no podía soltar una bomba de ese tamaño, iría a contarle a Logan de inmediato, mi relación terminaría y tal vez me quedaría con Jeremy. O eso es lo que pensaría Logan cuando Lezley (o yo mismo) le contara con quién y dónde estuve. Estaba seguro, muy, muy seguro de que eso pasaría. Llegamos a un Restaurante cerca del hotel donde estábamos, que a su vez estaba cerca de la torre Eiffel.
Estuve serio la mayor parte del tiempo, estaba serio porque no sabía exactamente qué era lo que iba a decirle a Logan, Lezley notó que yo estaba muy serio y varias veces quiso romper el hielo, pero mis respuestas eran muy monosílabicas por el hecho de que le estaba guardando un secreto al amor de mi vida.
-Sé que me estás guardando un secreto, Gerald -Logan por fin habló después de que Lezley intentara hacer que yo hablara un poco más-, ¿y sabes qué? Me da igual, no quiero obligarte a que me cuentes todo lo que pasa en tu vida, y si tienes secretos, no quiero obligarte a contármelo. Si me lo vas a contar, bien, y si no, pues también está perfecto.
-¿Tú crees? -Volteé a verlo mientras se desprendía de mí una mirada de decepción. Seguíamos caminando hasta encontrar un restaurante abierto tan tarde.
-Así déjalo, L -me acercó a él y me dio un tierno beso en los labios.
-Sí, Louis, tranquilo -Lezley habló poco después de que mi novio me diera un beso.
-Pues gracias, chicos, en serio. Los amo.
-También te amamos, mucho -Lezley hablaba y mientras hablaba, yo solo deseaba que ese momento y esa felicidad se pudieran congelar y quedarnos todos así para siempre; nos dimos un fuerte abrazo, Lezley puso sus mejillas y ambos le dimos un tierno beso cada uno en sus mejillas.
Llegamos al restaurant Les Délices de Paris à Minuit unos veinte minutos aproximadamente después de caminar hasta encontrarlo. Estaba abierto porque en el nombre del establecimiento decía que era a media noche.
Entramos por un angosto pasillo con piso de alfombra, pasamos por varias mesas en donde había gente cenando. Nos sentamos en una mesa un poco alejada de la puerta de entrada, una mesa con un hermoso mantel color blanco que se veía que estaba muy bien lavado y cuidado, así como también había un arreglo floral.
Pedí lo primero que encontré en el menú, asegurándome de no ser algo muy «pesado» para comer en la noche. O que me provoque dolor de estómago, gases, vómito o diarrea. Quería asegurarme de tener una velada tranquila.
Seguía estando bastante nervioso y preocupado por lo que le estaba guardando a Logan, sabía que estaba mal ocultarle cosas a mi más grande amor, pero yo consideraba que era peor haberme visto con Jeremy y haber fantaseado con besarlo. Aunque Jeremy no sabía que yo estaba fantaseando con besarlo, pero lo intuía. Me sentí como una basura andante por eso.
-Ey, Louis. Despierta -Logan fue el primero en romper el silencio-, dime qué pasa, estás muy raro y tienes los ojos hinchados -genial, por fin estaba perplejo y percatado de lo que pasaba conmigo, no quise decirle nada de camino al restaurante y lo entendió a la perfección. ¿Por qué ahora quería saber todo?
-¿En serio tengo los ojos hinchados, Lezley? -Ella me miró como diciendo que soy un idiota por no responderle a Logan primero.
-Sí, Gerald -Logan fue quien me contestó, Dios, ya no quería seguir haciéndole esto-. ¿Ya quieres decirme qué pasa o vas a esperar más tiempo? Dímelo, por favor.
-De acuerdo -no tarde tanto en responderle, tal vez una milésima de segundo, porque si tardaba, él sabría que yo estaría mintiendo-. Tal vez estuve llorando porque creí que habíamos terminado.
-Dios, creí que ya estaba aclarado todo este asunto -habló con cierto tono de desesperación en su voz, ¿no entendió que lloré mucho antes de que se dignara a hablar conmigo o qué pasó?-. Ya hablamos de esto, ¿te hice sentir demasiado mal como para que estuvieras llorando tanto tiempo?
-Solo fueron como treinta minutos: Tampoco fue tanto tiempo, ¿no entiendes que fue mucho antes de que habláramos o qué, Logan? -Le respondí diciendo la verdad que tanto había callado-. Ni siquiera fue para tanto, ¿sabes?
-No, no lo sé -Logan cambió su mirada a una triste y decepcionada-. Sí fue demasiado. Mi intención nunca fue hacerte llorar y ya te comenté que odio que la gente llore por mí. En serio lo lamento mucho -Logan se pasó la mano por el cabello;l, ignorando mi pregunta e intentando peinarse.
-Perdón por ser tan sensible -admití con cierta ironía en mi voz, Lezley me miró con sus ojos de enojo. ¿Acaso era un día malo para mí?
-No es por ti -Logan dejó de comer, algo que no había hecho toda la plática que estábamos teniendo-. Es por mí y sé que el problema soy yo, porque me hace sentir como una total basura que la gente llore por mí.
-Lo siento -no quería llorar, y tal vez lo merecía por haber sido tan malo con Logan-. Perdóname por ser tan horrible como novio.
-¿Hola? ¡Hola, Ryck! No, no estoy haciendo nada importante. Créeme que no -volteé a ver a Lezley con una mirada de frustración-. ¿Estás solo en el hotel? Sal a la torre Eiffel, voy para allá. ¡No! En serio, créeme cuando te digo que no es para tanto, amigo, voy corriendo. No puedo dejar solo a mi amigo -Lezley tomó sus cosas y se fue directo a la torre Eiffel, solo se despidió de nosotros con un «Ryck está solo, iré a verlo, los veo en un segundo» y nos dejó hablando a Logan y a mí para que resolviéramos nuestros problemas.
-Entonces ¿sí me perdonas, Logan? -no supo qué decir, solo de quedó callado.
-Oye, amigo, creo que él de verdad lo siente y mucho -el camarero, el cual estaba detrás de Logan, comenzó a hablar.
-¿Cuánto tiempo llevas ahí? -Pregunté con ira en mi voz, ¿que no podía discutir uno con su novio en paz a la medianoche en París?-, ¿también hablas español?
-Claro que sí, e inglés también -el chico puso sus ojos en blanco y tenía razón, era bastante obvio ya que escuchó mi conversación con Logan.
-Wow! -Logan también estaba boquiabierto-. Entonces ¿te gusta escuchar las conversaciones ajenas?
-¡Logan! -Hablé entre dientes.
-¿Qué? Es la verdad, parece que alguien no puede tener una discusión con su novio sin que algún chismoso este rondando por aquí para tener toda la primicia -mi mirada volvió al chico trilingüe que ya se había movido de lugar, ahora estaba frente a nuestra mesa.
-Llevo atendiéndolos todo el rato que han estado aquí, por si no se habían dado cuenta -se explicó, intentando justificarse-, también vi que tu amiga se fue a ver a un tal Ryck en la torre Eiffel.
-¡Qué chismoso de tu parte para ser un simple camarero! -por alguna extraña razón yo no estaba tan molesto como Logan lo estaba. O sea, sí, me molestaba un poco el hecho de que estuviera escuchando mi pelea con Logan, pero eso era todo. «Solo me molestaba un poco».
-Los dejo, en un segundo les traen su cuenta -el chico comenzó a despedirse de nosotros-. ¿O gustan de algo más?
-Así déjalo, ahorita veremos qué haremos. Gracias por todo... -Logan estaba buscando su nombre, pero no lo encontraba.
-Dylan Salazar Mendoza: Para servirles a ustedes, a Dios y al mundo -el camarero (que ya sabíamos que su nombre era Dylan) terminó la frase por Logan-. Es raro. No soy de Francia ni de Estados Unidos, soy de México, pero sé los tres idiomas bastante bien.
-Nosotros tres también, o sea: Me refiero a mi amiga, mi novio y yo -respondí, bastante seguro de lo que decía y el porqué lo hacía-. Hablamos los tres idiomas.
-¿En serio? ¿Es verdad lo que estás diciéndome? -Dylan hizo cara de asombro por lo que yo acababa de confesarle, tal vez era muy poco común que se encontrara con gente como nosotros (que hablábamos bien los tres idiomas) en su día a día-. ¡Pues eso está excelente! No conocía a nadie que hablara los tres idiomas tan bien, hasta ahora que los conozco -acerté. Logan solo ponía los ojos en blanco cada vez que podía, no sabía si realmente eran celos, él estaba molesto, porque creía que Dylan me estaba coqueteando o era por todo el desastre que ocurrió un par de minutos antes.
-Se hace tarde y seguramente tienes más mesas para atender y escuchar otras pláticas ajenas -Logan volvió a poner los ojos en blanco-. Tráenos la cuenta y sigue haciendo tu trabajo, ¿quieres?
-¡Logan! -Grité entre dientes, él soltó una risa diabólica.
-No pasa nada, déjalo, ¿sabes qué? Es que lo que dijo tu novio tiene razón: Me voy a escuchar otras pláticas ajenas de otros clientes que estén aquí -habló Dylan con todo el sarcasmo posible que podía y de marchó directo a buscar nuestra cuenta.
-Dylan, ¡espera! -Me levanté de la mesa, sentía que a Dylan le podía contar lo que pasaba y sentía, me transmitió muchísimas ganas de querer contárselo.
-¿Sí? Cuidado, no quiero meterme en problemas con tu dueño -Dylan comenzó a reír tras su último comentario, contrario a Logan quien no hizo nada, pero sí le echó una mirada de disgusto.
Yo anoté mi número de teléfono y se lo di en un papelito que encontré cerca de ahí, el bolígrafo lo tenía en mi mochila, ya que yo llevaba mi mochila a todos lados y esa noche no fue la excepción.
-Aquí tienes mi número -susurré al tiempo que le daba mi número-. Llámame, o envíame un mensaje por WhatsApp, cuando gustes, me gustaría hablar contigo en privado -dije estas últimas dos palabras en un susurro casi inaudible.
-Consíderalo hecho, supongo que no quieres que se entere Logan, ¿cierto, Louis? -Dylan anotó su número de teléfono en una hoja; arrancada de la pequeña libreta que llevaba para anotar los pedidos que necesitaba-. Ten mi número, llama cuando gustes.
-¡Tienes razón! Así que adiós y gracias por haberme escrito tu número -nos dimos un abrazo de un mini segundo.
-¡Buenas noches! -Se despidió de mí en francés y se fue a seguir su trabajo.
-¿Entonces? -Esta vez me dirigí a Logan.
-¿Sí? ¿Qué pasa? -Él sabía perfectamente de qué estaba hablando.
-¿Me perdonas? -Lo miré con una mirada tierna de cachorrito.
-No tengo nada que perdonar, y mucho menos a ti -tomó mi mano por encima de la mesa-. Perdóname tú a mí por comportarme y ser un asno.
-¡Eso no es nada! No te disculpes, no pasa absolutamente nada -le sonreí, ya no iba a llorar, se me pasaron las ganas de hacerlo por el bello momento-. ¿Aún soy tu amorcito?
-Nunca, escúchame bien: Nunca dejaste ni dejarás de hacerlo, Louis Gerald. Eres el mejor -se aclaró la garganta cuando lo dijo-. ¿Oíste? -Sonreí como idiota, tuve que admitir que en ese momento se me quitó toda la culpa que tenía dentro por estar con Jeremy.
-Sí, sí, sí -le respondí, mirándolo a los ojos-. En cualquier idioma te diré que nunca olvidaré este momento.
Sonreímos y nos dimos un beso en los labios, ya no extrañaba recibir cartas y/o mensajes anónimos de parte de ese chico que «estaba loco por mí» ya que con Logan tenía todo, todo. Y eso era lo que necesitaba para ser feliz.
Logan y yo terminamos de cenar, pedimos la cuenta (discutimos sobre quién la iba a pagar, al final él la pagó) y decidimos volver al hotel. No sin antes pasar a la torre Eiffel, la cual se veía hermosa de noche, estaba iluminada de forma muy agradable. Y ahí los vimos, estaban ahí los dos, platicando y fumándose un cigarrillo. Le pregunté a Logan si debíamos ir con ellos e interrumpirlos, a lo que respondió que no, pero fue inútil ya que ellos nos vieron y se acercaron a nosotros para platicar.
-Si no los conociera, pensaría seguro que querían dejarnos solos platicando a Ryck y a mí -sí, tal vez eso era cierto, pero ¡cielos, Lezley! ¿No podías callarte la boca un rato?-. ¿Me equivoco, Louis? ¿Me equivoco, Logan?
-Creo que estás muy cansada y alterada, mi estimada amiga Lezley -Logan respondió muy rápido, pero fue por mi culpa que nos descubrieron.
-No has respondido, Louis -Lezley ya conocía mi juego y no era porque Logan lo comentó con anterioridad, Lezley ya lo sabía-. Así que sí, mi teoría es cierta y tengo toda la razón. Pero la pregunta es, ¿por qué no nos querían hablar?
-Los vi tan entretenidos que no quise interrumpirlos, chicos -sonaba mejor en mi cabeza, escondí mi cara en mis manos, notaba cómo el rubor subía y subía a mi cara-. Lo siento, ya sé que es ridículo, solo creía que era lo correcto.
-Gerald, ¡para ya! -Lezley me gritó, al mismo tiempo que me quitaba mis manos de mi cara-, no pasa nada si lo creíste o no. Quédate tranquilo, ¿vale? -y me dio un fuerte abrazo.
-La verdad es que sí, Lezley, no pensábamos interrumpirlos. Se veían tan ocupados que creímos que lo mejor sería dejarlos tranquilos -Logan me robó las palabras de la boca.
-No se preocupen, chicos -Ryck soltó una risa y, por primera vez desde que llegamos, dijo algo.
-¿Qué hacemos ahora? -Pregunté con miedo a sus respuestas-. Es tarde, pero, como dice la canción, la noche aún es joven.
-¡Lo que quieras, Gerald! -Lezley volvió a abrazarme, ya que vio que yo estaba muy avergonzado todavía-. Deja de preocuparte, ¿sí?
Después de decir esto: Lezley, Logan, Ryck y yo, decidimos caminar alrededor de la torre Eiffel. Literalmente estábamos en París de noche. Logan no soltó mi mano un solo momento, así como Ryck no soltó la de Lezley (¿o Lezley la de Ryck? ¿Quién sabe?) eso era lo mejor de la vida, quería que ese momento se congelara para siempre, y estar así. Básicamente quería que mi estancia en París, desde que llegaron mis amigos y mi novio, se congelara y pudiera repetirse para siempre. Una vez que llegamos al hotel, nos separamos y yo me fui directo a mi habitación. Estaba esperando la llamada de Dylan y llamó justo a tiempo, en realidad llamó unas dos veces antes de contestarle, pero no lo hice porque estaba con Lezley, Ryck y Logan. Hubiera sido una grosería responder estando con ellos, sobre todo porque iba a tardar muchas horas (o tal vez muchos minutos) hablando con Dylan. Lo llamé en cuanto estuve solo en mi habitación.
-Habla Dylan -habló Dylan con un tono de voz muy serio.
-Soy Louis Gerald -le respondí con la misma seriedad.
-Ay, ¡hola! -repitió mucho la letra "a", como señal de que estaba feliz de haber recibido mi llamada-. ¿De qué querías hablar conmigo?
-Verás, lo que pasa es que... -comencé a contarle la historia de Logan, Jeremy y cómo sentía que lo había engañado por estar con él, tardé aproximadamente unos veinticinco minutos hablando con mi nuevo amigo.
-Y quieres mi consejo -habló en cuanto yo me callé.
-En realidad supongo que...
-No, no fue pregunta -me interrumpió con bastante brusquedad, yo le pedí que continuara-. Pues mira: Tanto Logan como David ya están bastante grandes para saber 1. Lo que quieren y 2. Lo que no quieren, ¿estamos de acuerdo?
-Ok, sí, estamos de acuerdo con eso -alcancé a responder con un poco de decepción en mi voz, no sabía con exactitud a qué quería llegar Dylan con todo esto.
-Logan ya está muy grande, pero es que él no sabe lo que quiere. Solo mira: Fíjate que se sintió celoso porque creyó que yo estaba coqueteando contigo, y no. Yo estaba apoyándote cien por ciento a ti, porque la verdad ya estaba cansado, harto, hasta la madre, de su pelea tan estúpida.
-No entiendo mucho lo que dices, Dylan, lo siento de verdad -y era la verdad-. En especial la última expresión que dijiste.
-¿Qué cosa no entiendes además de eso? Dímelo y te podré ayudar.
-Pues ¿cómo sabes que Logan pensó que tú estabas coqueteando conmigo?
-Empezando porque te defendí y él hizo un par de comentarios acerca de cómo me gustaba meterme en conversaciones ajenas, no es algo que acostumbre a hacer; sin embargo, creo que sí necesitabas mi ayuda y es por eso que decidí entrometerme en su discusión, no sabes cuánto lo siento, pero Logan es alguien muy, muy, muy estúpido.
-Ya -me había quedado claro, pero sí era algo muy perturbador-. Entonces ¿le dijiste a Logan que es alguien muy, muy, muy, estúpido? Eso fue muy grosero de parte tuya. Fue algo un poco grosero -a pesar de todo, me reí.
-Sí, lo siento mucho, Louis -se aclaró su garganta antes de hablar-. Admito que estuvo mal, fue un error y podría perder mi empleo por eso. Te pido por favor que no digas nada -Dylan reconoció.
-No pasa nada, quédate tranquilo. No te vamos a reportar con nadie, ¿ok?
-Gracias, Louis Gerald.
-No es nada
-También soy tu fan -decidió colgar la llamada y nunca me explicó el significado de esa frase que me dijo. ¿«Hasta la madre»? Viajé a México cuando era un niño, a ver a mis abuelitos, y nunca entendí esa parte. ¿La madre de quién? ¿Por qué decían que estaban hasta ella? Cuando le pregunté a mi mamá, ella solo me regañó, me gritó y me dijo que no volviera a repetirlo delante de ella. No lo repetí, pero dejé de ir a México mucho tiempo.
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