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Capítulo 26

Tal vez nunca en la vida podré amar de nuevo a alguien con la misma fuerza con la que lo amé a él. Y nunca podré encontrarme a alguien que me ame con la fuerza de mil huracanes (que es como Richard juró que me amaba).

—¿Estás seguro de que no sientes nada por Tom? —preguntó Lezley con un tono bastante molesto mientras yo sentí que se me iba a ir directo a la yugular— ¿De verdad estás permitiendo que Richard no te deje amar a nadie?

—Sí y no, respectivamente hablando, Lezley.

—Sí y sí, mejor dicho, Gerald —respondió Lezley—. Pero lo que más me llama la atención es: ¿por qué lo permites?

—Porque es Richard Vallaj —la enfrenté mirándola directamente a los ojos—. Él me enseñó lo que es el amor porque él, en tan poco tiempo, me amó como nunca nadie me ha amado; vivíamos juntos, por el amor de Dios —puse los ojos en blanco.

—¿Y eso qué? ¿No pudo haber sido cualquiera?

—No, Lezley, no pudo haber sido cualquiera porque lo que sentí por Graham, Logan, Marie y Lemus: ¡no es ni la mitad de lo que siento por Richard! —casi se lo grité a Lezley.

—No me hables así —Lezley ya estaba preparada para pelear—. ¿Oíste, Louis Gerald Train?

—Es que no es justo —me defendí—. No es justo que Richard se haya ido dejando a un loco enamorado en París mientras él está en Suiza.

—Se fue por trabajo, Louis Gerald, es hora de que lo entiendas—¿Lezley estaba defendiédolo?—. ¿Tan difícil es entender que no se fue por propia voluntad?

—Sé que no —le comencé a explicar mi plan a Lezley—, pero mi plan era durar con Tom un año y volver con Richard cuando regresara —tal vez eso fue lo que le molestó bastante a Lezley.

—Como quieras —ella se rindió y chocó sus manos contra la mesa en donde estábamos sentados en mi casa—. You know what? I'm so tired!

—¿«Cansada» de qué? —arremetí contra ella—. Tú no tuviste que esperar a que tu novio volviera porque se fue un año a Suiza y creíste que jamás encontrarías a alguien que te amara igual.

—Ni siquiera era tu novio, pero no importa. Lo sé, créeme que entiendo, es solo que…

—No sigas —la interrumpí-. Permíteme terminar.

—Sí, adelante.

—¿Sabes cuántas veces pensé que no volvería a encontrar a alguien como Richard? ¿Lloraste en tu habitación cada noche esperando recibir un mensaje de parte de alguien que ni siquiera era tu novio, pero no llegó dicho mensaje? ¿Te sentiste miserable por creer que se fue a Suiza por una razón ajena a su padre? Contesta, Lezley —comencé a llorar; ¡qué novedad! ¿Louis Gerald Train llorando por culpa de un berrinche que él mismo armó? Parecía imposible de creer, sí; pero así era la vida, Lezley solo pudo negar con la cabeza—. ¡No, no lo hiciste! ¿Y adivina qué? ¡Yo lo hice! Lloré un océano por Richard porque creí que no soy lo suficientemente bueno para él, lloré mientras escuchaba la playlist que me dejó al reverso de la última carta que encontré en un folder.

—Gerald, no puedes torturarte así por siempre.

—No quiero vivir si Richard no está conmigo, Lezley —seguí y seguí llorando por él—. Nobody's gonna love me like him.

—Esa es la referencia a una canción de Selena Gomez, me parece que se llama Nobody, ¿no es cierto? —Lezley entendió la referencia a la canción del disco Revival de Selena Gomez.

—Sí, Lezley, odio todo y no creo amar a nadie más que a Richard; tal vez nunca lo superaré —le confesé a Lezley lo que pensaba, ¿por qué mi vida giraba en torno a llorar por ese hombre?

—Eres figura pública, Gerald, tendrás que salir con alguien aunque sea por publicidad.

—Sí, lo sé muy bien —me llevé las manos al cabello y comencé a peinarlo; sort of, después solo miré hacia arriba, esperando que el cielo me diera una respuesta de qué debía haber hecho—. Y eso no quiere decir que siento algo por él…

—¿Has hecho pública tu relación con Tom Roux, Louis?

—Yo no, ya que yo no siento nada por él y solo es un capricho mío —«pero él sí la ha hecho pública», pensé—. ¿Por qué lo preguntas, mi estimada amiga Lezley?

Lezley no dijo nada, tomó su teléfono y entró a sus cuentas de Twitter, Instagram y Facebook (lo pude notar por las gafas que llevaba puestas para usar el celular).

—¿Sabes por qué realmente Tom Roux está contigo y es la persona más linda que hayas visto, Louis? —Lezley bajó su mano junto con su celular y se quitó las gafas en cuanto me dijo esto último—. ¿Tienes alguna idea? —hizo cara de decepción.

—¿Tal vez porque está enamorado de mí y me lo ha dicho? —intenté quitarle su teléfono de la mano, pero ella me lo impidió y me fue imposible arrebatárselo; no quise poner tanta fuerza porque eso ya habría contado como violencia de género y violencia a la mujer—. Dame tu teléfono, por favor, Lezley.

Sure! —quise tomarlo, pero me lo volvió a impedir—. Pero antes, necesito que veas esto, Louis Gerald:

Lezley me mostró que aparentemente Tom usaba nuestra relación con fines de publicidad para él (porque ponía en la descripción de cada foto donde él y yo estábamos juntos que su próximo disco estaba a punto de salir a la venta y en plataformas de Streaming; como Spotify, YouTube Music, Deezer y iTunes Music). A pesar de que no me rompió el corazón (de hecho me dio mucho gusto saber que Tom no sentía nada por mí y solo me quería para promoción), me utilizaba para llamar la atención de su próximo disco el cual se titulaba Extraños, Amigos, Amantes (en francés, por supuesto); dicho disco contenía canciones con títulos como: "Sus Ojos, Te Amo, L&T (me tomó por sorpresa que hubiera una canción con nuestras iniciales), Louis Gerald Train (también me tomó por sorpresa que hubiera una canción con mi nombre)", y había muchas otras canciones más, pero esas fueron las que se me quedaron grabadas en la mente.

—Ese mentiroso, bastardo, maldito hijo de…

Watch your mouth, Gerald! —Lezley me tranquilizó—. Estoy igual de consternada que tú, no entiendo por qué Tom haría esto.

—Yo sí, ¿leíste el título de su disco? Es sobre amor, por ende, necesitaba una razón por la cual lanzarlo y necesitaba tener un novio para darle promoción; aunque me perturba mucho la canción con mi nombre como título y la canción con nuestras iniciales.

—¿Cuando menos él la habrá escrito?

—Seguro, él siempre escribe sus canciones…

—No, no la escribió él —me interrumpió Lezley después de checar algo en su teléfono.

—O eso es lo que me comentó… —di un susurro por lo bajo—. ¿Quién la escribió y cómo sabes que no fue él?

—Te explico —se preparó—. Hay una página; BMI, en dónde los cantantes suben sus registros de las canciones próximas en sus futuros discos, entré a dicha página, puse el nombre de Tom junto con el de su disco y aquí están —me mostró que realmente había utilizado a SEIS escritores para escribir la canción con mi nombre y unos cuatro para la canción de nuestras iniciales.

—¡Hijo de…

—Esa boca —Lezley sonaba un poco molesta por lo que estuve a punto de decir (una mala palabra)—. Cuida lo que sale de ella, Louis Gerald.

—¿Y por lo menos escribió una canción solo? —fui por un vaso con agua a la cocina porque sentí cómo la sangre me hervía por dentro—. ¿O ni eso pudo hacer bien?

—Sí —¡qué alivio!—. Escribió solo law canciones que llevan por título “Te Amo y Viva el Amor!”.

—Nunca vi la última que mencionaste…

—Bueno, no importa, porque sí la escribió él solo —Lezley remató.

—Pensé que había escrito nuestras canciones, ¡él solo! —sentí una especie de molestia—. Ojalá las hubiera escrito él…

—¿Eso habría cambiado lo que sientes por él? —me tomó por sorpresa su pregunta, solo di un respingo y le comenté que no tenía ni idea de lo que habría pasado si Tom hubiera escrito dichas canciones by his own—. Yo no estoy completamente segura de que hubiera cambiado si él las hubiera escrito; trust me, I know! —le pedí que cambiáramos de tema para olvidar todo y así lo hicimos.

Lezley y yo estuvimos platicando un largo rato, era un día sábado de inicios de noviembre, hizo un par de comentarios acerca de mi casa y lo bien que se veía el lugar.

—Conseguí una extraordinaria oferta por todo el lugar —miré mi casa con demasiada fascinación—. Nunca creí tener algo de esto; nada de esto. It's like a dream!

—Y estoy muy orgullosa de ti, sabes que la música es solo un pasatiempo para mí y yo jamás podré dedicarme a esto —me miró de soslayo—. Pero está perfecto que hayas conseguido hacer tu sueño realidad.

—En realidad mi sueño es ser actor, pero incluso Richard sabe que no soy tan buen actor.

—Tal vez porque te enfocaste en la música desde que empezó tu carrera; en Juilliard, empezaste como cantante y eso fue lo que atrajo la atención de los cazatalentos de la discográfica en donde estás trabajando, Louis Gerald —Lezley me miraba con orgullo; orgullo por mí—. Y hablando de esto, ¿cuántos discos llevas?

—¿Míos con música cien por ciento original? Cero —le respondí la verdad; no me habían dejado grabar—. Pero tengo hasta 6 discos de puros covers de artistas; a veces canto en español y uno o dos temas son incluidos en algún álbum.

—¿No tienes covers en francés?

—Sí y en coreano porque me juntaron con otros chicos para cantar algún cover de BLACKPINK o de BTS.

—¿Cuáles cantaste de ambos grupos?

Kill This Love de BLACKPINK y Fake Love de BTS —fue difícil cantar en coreano (tuve que aprender a pronunciarlo bien y aun así me equivoqué).

—A mí no me gusta mucho la música asiática, prefiero la americana por mucho; aunque sí me encanta la música de BLACKPINK.

Seguimos conversando hasta que llegó la hora de ir a dormir para ambos, Richard y yo solíamos hacer esto todos los días (salvo que los dos estuviéramos muy cansados).

—Lezley —le hablé desde la cocina—. Ya está listo tu té de limón, amiga —Lezley no acostumbraba a comer algo tan pesado en la noche, solo tomaba un té (de lo que sea) y comía un par de galletas de vainilla; mis favoritas.

—Dame un segundo, Louis —me gritó y después escuché cómo se caía en su habitación; solté una muy fuerte carcajada, lo cual estuvo mal

—Lo siento, ¿estás bien, Lezley?

—Sí, es solo que se atoró ni ropa interior con mi cabello, pero todo bien —bajó las escaleras con su pijama rosa de Hello Kitty y sus pantuflas azules; se veía muy coqueta y hermosa hasta con su pijama—. Estoy aquí, comamos unas galletitas y vayamos a dormir.

Comimos un par de galletas y después nos fuimos a dormir, me gustaba mucho estar con Lezley, pero por desgracia no se podía quedar conmigo y tenía que volver a América.

Después de la visita que me hizo Richard, no volví a saber nada de él; me quedé aburrido y solo en el continente europeo (me daba miedo salir a otro país a pesar de que Lezley lo hizo por mí y ella me dijo que no era necesario regresarle el favor, pero de igual forma, planeé ir un día a verla). Pero un día vi algo en Twitter que me llamó mucho la atención; bastante (to be honest): era Richard Vallaj (lo desbloqueé de mis redes, porque me encantaba el sufrimiento y porque me comporté como un idiota) con una chica, todo bien ahí, ¿no? Ah, pues ¡estaban besándose en una de las fotos que estaban en el tweet de Richard! Tuve que admitir que sí, me dolió mucho ver a Richard con alguien más, sobre todo por el hecho de que, supuestamente, Richard no podía tener acceso a redes sociales.

Y él ya había tenido acceso a redes sociales cuando vio la foto de mi relación con Tom (la cual se terminaba en ese preciso momento) y después salió a besarse con una chica. No quise saber más del tema, pero tuve que investigar porque me mataba la curiosidad saber qué pasaba y en dónde conoció a la tal Heather Scarlett Hawk (su nombre estaba en su usuario de Twitter y Richard la etiquetó, es por eso que pude saber cómo se llamaba).

¿Me vi como un stalker al querer saber dónde fue el lugar exacto en el que se conocieron? Maybe, pero yo tenía mis razones para querer investigar más al respecto acerca de ellos dos. Y así lo hice: investigué más acerca de ellos dos. Un par de días después (porque necesité calmarme un poco) llamé a Lindsay para que me diera un consejo (vaya casualidad, ella seguía en Suiza, quizá solo fue a Francia a verme y después regresaría a Suiza porque ahí tenía su trabajo; era influencer y modelo).

—Hola, Louis Gerald —saludó Lindsay con una voz feliz—. ¿Todo en orden?

—No —fui franco con ella—. Todo está de la mierda —Lindsay me preguntó qué pasaba, si necesitaba algo y si me encontraba bien; pero no me encontraba bien—. Richard consiguió pareja, no soy yo: ¡es una chica! —grité esto último.

—Tú y Richard, ¿eh? —Lindsay tampoco sabía acerca de Richard y yo, yo solo le confirmé con un «mmhmm», antes de que ella volviera al habla—. ¿No te dieron ganas de cortarle las bolas con un cuchillo carnicero?

—¡Por Dios, Lindsay, no! —tuve que aguantar una risa muy poco sutil—. Sentí horrible cuando vi las fotos, Richard se veía tan feliz con ella; sonreían en todas las fotos menos en una…

—No sonreía en una foto porque tal vez él no es feliz con ella: ¡ganaste, Louis, felicidades!

—Permíteme terminar —fui un poco seco con ella—. ¡No estaba sonriendo porque su boca estaba ocupada besando los labios de la tal Heather Scarlett Hawk!

Holy shit! pude notar que Lindsay abría los ojos de par en par y la boca—. Pensé que Richard era gay.

—Bisexual —la corregí.

Oh, fuck! Salir con una persona bisexual es un peligro, porque pueden ser infieles con ambos sexos y te sientes peor; foco rojo, Louis —eso que dijo Lindsay fue como recibir un puñetazo directo en las entrañas, así que comencé a llorar; otra vez, ¿se dieron cuenta de que en ese punto de mi vida, solo me dedicaba a llorar y nada más?

—Él me juró que me amaba —sorbí un poco mis mocos—. Hizo tantas cosas bellas por mí; pagó un boleto por cada concierto que hice durante el tiempo que llevamos de cuarentena a pesar de que él estaba ahí viéndome en L'Olympia y me dejó las llaves de su casa, así como las de su auto dejando a un loco enamorado.

—¿Has vuelto a ir a la casa de Richard desde que se fue? —volví a llorar más fuerte, porque , en efecto, había ido a casa de Richard—. Llora, desahógate, sácalo todo; estoy aquí si me necesitas y sé que esto debe ser muy difícil para ti.

—Gracias, amiga —le respondí, sentí su cariño y sentí que sus palabras eran honestas—. Sí fui a su casa, creí que Richard cruzaría la puerta en algún momento y, cada cierto tiempo, me iba a asomar esperándolo, pero luego recordé que él está en Suiza y lloré muchísimo hasta que me sequé, fue ahí que decidí salir de ahí para venirme a mi casa. Por salud y paz mental.

—¿Sabes lo mucho que lo siento, lo mucho que odio que estés triste por él y lo mucho que lo odio justo ahora? —por lo menos Lezley no odiaba a Richard, aunque Lindsay sí—. Escucha la canción «Consejo de Amor» de TINI con el grupo colombiano Morat, creo que amerita mucho por la situación que estás viviendo; sobre todo porque dijiste que dejó «un loco enamorado» y también la canción…

—«Todavía del grupo musical La Factoría», eso ibas a decir, ¿no? —la interrumpí con brusquedad; dicha canción me encantó, sentí ganas se bailarla y me deprimió al mismo tiempo—. Ya la escuché y fue horrible, lloré muchísimo.

—Sí, justo esa canción te iba a recomendar, Louis —Lindsay se oía apenada—. Entonces no escuches la que te acabo de recomendar porque es aún más triste que la de La Factoría.

—La escucharé —no era mi intención ni contradecirla ni desafiarla—. Me dejaste una espinita clavada y necesito escucharla.

—Haz lo que quieras —pude notar que Lindsay ponía los ojos en blanco—. No digas que no te lo advertí.

—Para nada —debo reconocer que ¡yo sufría porque yo quería!—. Mejor cuéntame cómo estás o algo para que se me olvide lo que estoy pasando y la razón por la que estoy triste.

Lindsay me contó historias maravillosas (y un par de ellas eran divertidas), hablamos hasta que le pidieron que volviera a la sesión de fotos de un vestido que diseñó un diseñador suizo de por ahí.

—Cuídate mucho, Louis, te quiero muchísimo y te mando un beso enorme; espero que nos podamos ver pronto.

Y así fue cómo Lindsay se despidió de mí y tuve que sonreír y mirar hacia adelante, ¿cómo podía ser posible que Richard tuviera una nueva relación amorosa? ¿Qué carajos pasó con eso de «te prometo que regresaré a París por ti»? Maybe sí volvió a París por mí, pero yo lo arruiné cuando comencé una nueva relación amorosa con Tom Roux (la intención era que fuera mi Getaway Car, así como lo fue Tom Hiddleston para Taylor; incluso los dos tienen el mismo nombre: Tom, ¡qué divertido era todo en verdad!).

Richard era, es y será el amor de mi vida por todo lo que pasamos juntos, pero él y yo nunca fuimos novios oficialmente (lo cual me dolía muchísimo). ¿Qué haría Taylor Swift en estos casos? ¡Taylor Swift escribiría una canción! Entonces ¿eso es lo que yo debería hacer? ¿Escribir una canción para que sea un éxito y Richard la escuche? Eso hizo Taylor con We Are Never Ever Getting Back Together para Jake Gyllenhaal; eso es lo que yo haría: le escribiría una canción a Richard Vallaj.

Solo me encontraba con un problema, mi canción tal vez no sonaría por la simple y sencilla razón de que yo no era un Hitmaker como lo eran Lady Gaga; Bad Romance, Poker Face, Just Dance, Katy Perry; Teenage Dream, Firework, Part Of Me, o incluso Kesha (ella en sus mejores años, era una gran Hitmaker); canciones como Tik Tok, Timber y Die Young.

Tomé lápiz y papel para comenzar a trabajar en escribir la canción, pero no tuve ni la más mínima idea sobre qué escribir en primera instancia. ¿Qué escribiría Taylor Swift? Ella usaría metáforas… ¡Eso era lo que necesitaba! Mi fan, del cual ya no supe nada por un largo rato, me había enviado un poema alguna vez y, de dicho poema, yo podría convertirlo en una canción y, al momento de darle los créditos por ella, me tendría que revelar su nombre y así comenzaría nuestra Love Story.

Pero ¡qué ridículo! ¡No! Él no me revelaría su identidad aunque yo se lo rogara, no lo hizo los últimos cuatro años y no lo haría ese sábado de noviembre. Tomé mis audífonos, abrí Spotify y busqué la canción que mi hermosa amiga Lindsay me recomendó, ¿cuál era su nombre? No recordé al momento cuál era su nombre, así que decidí volverle a enviar un mensaje por WhatsApp a Lindsay.

«¡Hola, hermosa! Necesito que me hagas un favor: ¿me puedes decir cuál es el nombre de la canción que me dijiste que no oyera?». Le di a «enviar» y me dediqué a escribir una canción para Richard.

Alguna vez alguien me dijo que primero escribiera la canción y luego le pusiera el título, pero necesitaba ideas y justo en ese momento se me vinieron a la mente dos palabras: «inefable y sempiterno» (que nunca utilicé, a decir verdad). Comencé a escribir una canción con esas dos palabras, pero era inútil, me sentía como una artista que necesitaba encontrar inspiración y, de esta forma, escribir una canción, la necesitaba para lanzar su nuevo álbum de estudio; pero sí logró escribirla y se convirtió en un gran hit.

Después de un par de minutos escribiendo la canción, me rendí y mejor decidí volver a grabar un cover de All Too Well; pero se me ocurrió que yo tendría que hacer un video musical de dicho cover. Sí y en el puente de la canción, en específico la parte donde decía “and you call me up again just to break me like a promise, so casually cruel in the name of being honest”, se me ocurrió usar a un chico llamándome y, cuando yo le responda el teléfono, ponerme a llorar a unos segundos después de que yo contestara.

Tomé mi teléfono y llamé a David para contarle mi idea, el video sería hermoso y yo mismo –un Swiftie– le haría justicia a All Too Well: por no lanzarle video oficial, no lanzar la versión de diez minutos e ignorarla por completo. Me hice una película (como Taylor Swift en el video musical de Wildest Dreams) en mi cabeza donde Richard y yo éramos los protagonistas de la historia.

—¿Un video musical de All Too Well; una canción que no salió como single oficial y además planeas dirigirlo tú mismo? —David ahogó una risa muy poco sutil—. Sí que estás demente, mi estimado —mala señal, foco rojo; David no me dejaría grabar y dirigir el video musical—. Pero es una excelente idea, pero ¿estás seguro de ello?

—¿Eso quiere decir que puedo hacerlo, David? —me llené de muchísima ilusión.

—No —respondió por fin y yo me quejé; estuve a punto de preguntarle por qué no me dejaría grabar el video musical, al mismo tiempo me preparé mentalmente para despedirlo como mi manager y mi agente de publicidad—.  Permíteme terminar: ¿quieres hacerle justicia a All Too Well? Excelente, pero no tú solo, invita a tu novio.

—¿Tom? —David asintió—. Exnovio, mejor dicho —lo corregí—. Y no, no voy a invitarlo, quiero a alguien que se parezca mucho más a Richard Vallaj.

—Le diré a uno de mis tíos tu idea y que él sea el encargado de producir el video musical.

Let me guess —«lo más seguro es que sea su papá» pensé—.  Es tu papá, ¿no es cierto?

—No —se me erizaron los vellos de la nuca cuando escuché la negación—. Mi tío y el de Marcus: el señor Patrick Miller.

—Guau, estoy impresionado —no lo dije en forma sarcástica y se podía notar la emoción en mi voz—. Sí conozco al señor Patrick Miller…, ¿él qué opina acerca del asunto de Marcus?

—Se reserva sus comentarios, pero mi tío quiere mucho a Marcus —David me contó un par de historias acerca de Marcus y su tío Patrick—.  Él también es productor de videos, director, guionista, escritor, actor, locutor, presentador y más —claro, porque todos en la familia Miller tenían que ser importantes—. Si le digo que te ayude, él te podría ayudar con la idea que tienes.

—Gracias —le agradecí y por fin había llegado la hora de aclarar mis dudas sobre un tema en específico—. David, entonces ¿eres casado? —escuché cómo tragó saliva y empezó a tartamudear.

—¿Quién te dijo eso?

—No se responde una pregunta con otra pregunta —arremetí contra él—. Acuérdate que se dice el pecado, mas no el pecador.

—Fue Marcus —declaró luego de un rato de estar pensando—. Ese chismoso hijo de…

—Cuidado con esa boca, mejor ciérrala y no insultes a Marcus; es mi mejor amigo.

—¿Qué fue lo que te contó? —¿hasta dónde iba a llegar la mentira de David?

—No sé —le dije—. Dime tú; empezando por quién es Michael.

—De acuerdo, , es mi esposo —por fin lo admitió

—¿Puedo preguntar por qué rayos estabas coqueteando conmigo y tuvimos sexo tantas veces? —había llegado la hora de la verdad por fin y mis dudas quedarían claras—. Responde ahora, por favor —hubo un silencio un tanto incómodo.

—La verdad es que…

—¿David? —¿no sabía qué decirme, decidió colgarme o por qué decidió quedarse callado?—. Just go on! —de nuevo silencio.

De repente escuché el “beep, beep, beep” que indicaba que la llamada había terminado.

Holy Shit! —grité al tiempo que arrojé mi teléfono al piso con muy poca fuerza y no intenté volver a llamarlo para no volver a pasar pena por un momento así de vergonzoso.

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