—¿Tan rápido me olvidaste? —ahora Richard, el verdadero, no el fantasma, fue a Francia a verme y se enteró por medio de Twitter que yo ya estaba saliendo con Tom Roux—. Aunque vine de visita, dijiste que dejarías todo y a todos por mí, vaya decepción; todo eso fue una falacia y yo sabía que ni lo harías.

—¿Cómo te enteraste? —pensé que había mantenido un perfil bajo respecto a mi relación, pero no fue así y yo ya sabía cómo se había enterado Richard—. Quiero decir, ¿cómo sabes que estoy saliendo con alguien?

—¿Recuerdas el tweet que pusiste hace unas dos semanas atrás? —negué con la cabeza a pesar de que sí lo recordé en el instante en que Richard lo mencionó—. No te preocupes, yo sí me acuerdo, y por ende es que puedo recordarte: decía "I'm in love, guys!!!", y una foto de unas manos con los dedos entrelazados entre sí con muchos emojis de corazones —Richard estaba a punto de llorar (por primera vez iba a llorar frente a mí)—. Por favor, dime que no es cierto, dime que la persona de la mano es Lezley, dime que no tienes a nadie más en tu vida; dime cualquier excusa y te juro que te lo creeré.

Lo pensé, pensé en decirle que no había nadie más que él en mi vida, lo pensé; pero al final opté por decirle la verdad mientras Richard ya estaba llorando un mar de lágrimas por mí.

—No —intenté no abrazarlo por respeto a mi novio—. No es Lezley, tal vez no estoy enamorado, pero quise volver a creer en el amor una vez que te fuiste —Richard lloró, gritó y se arrodilló frente a mí—. Por favor, levántate —Richard se levantó y fue directo a besarme en los labios, tuve que empujarlo para evitar que me siguiera besando.

Richard siguió y siguió llorando, ya no eras tan valiente en ese momento en el que te arrebataron a lo que más querías en tu vida, ¿verdad, Richard? ¿Qué se sintió? ¿Qué sentiste con exactitud, Richard? Tal vez él estaba sintiendo lo mismo que yo sentí cuando ni siquiera se despidió de mí al marcharse a Suiza. Dejando a un loco enamorado en la Ciudad del Amor; vaya incongruencia, ¿no? Un loco, solo y enamorado en la Ciudad del Amor.

—Lo siento si hice algo malo, Louis.

—¿Qué te pasa? —lo regañé—. Tengo novio, tal vez no lo sabías, pero ahora lo sabes y creo que merece un poco más de respeto por parte tuya, Richard.

—La primera vez que tú me rechazas un beso, Louis Gerald —se rindió—. ¿Permiso para abrazarte?

—Permiso concedido, Richard —no pude ser tan malo con él, muy tarde me arrepentí de todo esto incluso aunque yo mismo no lo sabía—. Por favor no intentes pasarte de un simple abrazo.

—Te prometo que no pasará así —bajó la mirada—. Nunca volverá a pasar así por mi parte, no te preocupes.

—¿Te estás despidiendo de mí? —no, por favor—. ¿Es una despedida?

—Sí. —y mi corazón dejó de latir en ese mismo instante.