Capítulo 21
Fueron varios los conciertos que pude dar en el L'Olympia en París, juro que estar ahí me encantaba: dar conciertos, hablar para un público (que sabía que me escuchaban); a pesar de que mi público no era mucho (tuve tres mil personas gracias a Taylor Swift, después mi público disminuyó a mil quinientas personas en el mismo concierto con Taylor Swift y me equivoqué: no eran tres mil los que se quedaron a verme). A mediados de septiembre aún no se erradicaba el virus; pero ya podíamos salir a la calle usando cubrebocas, gel antibacterial, sanitizante y con distanciamiento social, se esperaba que para el año siguiente (2021) pudiera haber una vacuna para el COVID-19.
También decidí arreglar las cosas entre Lezley y yo, ¿por qué? Sencillo: porque la extrañé muchísimo y las cosas no eran iguales sin ella regañando o aconsejándome acerca de algo por lo que yo estaba pasando (sí, le hablé de Richard Vallaj y le pedí consejos); también le pedí que le pidiera perdón a la familia de Marcus Miller, así como también les pidiera perdón a todos los estudiantes de Apple White por todo lo que hizo a causa del alcohol. Después de todo, Richard me confesó que tendría que irse a Suiza porque su papá le regaló una parte de su empresa privada, pero con sede en dicho país; un país rico y bello. Eso estaba muy bien, salvo que Richard no podía distraerse con sus redes sociales y estaría ahí viviendo por mínimo un año: eso era lo malo. Nuestros días juntos estaban contados y tanto Richard como yo los disfrutamos muchísimo.
—¿No hay nada que puedas hacer para no irte? —mi mirada estaba perdida en la oscuridad que llenaba la habitación de Richard en su casa, lo abracé muy fuerte, él solo me abrazó con debilidad y comenzó a susurrarme al oído.
—No hay mucho que pueda hacer, mi papá quiere que el negocio siga y siga creciendo, ¿sabes? —sentí cómo bajó los brazos para dejar de abrazarme, fue entonces que decidí soltarlo—. A mis padres solo les interesa el dinero y que el negocio de la familia siga generando ingresos.
—¿Y si hablo con tu padre? —sugerí, Richard solo se rio un poco.
—Ni loco —se pasó la mano por su cabello, el cual era liso y sensual—. Es una mala idea, debido a que es muy homofóbico, ¿qué le dirás? ¿«Señor, amo a su hijo y no quiero que lo separe de mí, por favor, ah, yo soy la razón por la que Richard ya no está con Jessica»? No way! Nos mataría a ambos.
—No —puse los ojos en blanco porque sí me molestó lo que dijo—. Puedo decirle que eres mi publicista o algo así y me estás ayudando…
—¿Publicista, dijiste? —él me interrumpió, luego se echó a reír a carcajadas—. Y no me río porque me dé pena la carrera de publicista, sino que él sabe que no sé nada de publicidad.
—¿En serio tienes que irte? —la tristeza era evidente en mi voz.
-Confío en ti, Gerald -Richard se miraba igual de deprimido que yo al decirme que confiaba en mí—. Volveré en un año, recuérdame siempre.
—No quiero que te vayas —me rehusaba a dejarlo ir—. No sabré qué hacer sin ti ya que tú y yo no somos novios; pero somos más que amigos, no sé qué hacer solo sin nadie a quién decirle cómo me siento o cómo estoy, va a ser muy difícil dejarte partir y, sobre todo, dejar de amarte; siempre te amaré —comencé a llorar silenciosamente y traté de limpiarme mi cara con el borde de mi camiseta roja para que Richard no se percatara de que habían lágrimas en mis ojos.
—Mi niño… —de nuevo estábamos cara a cara, y no se dio cuenta de que yo estaba llorándole y con el corazón palpitándome a mil por hora—. I love you three thousand…
—No me digas eso —Dios sabe que intenté resistirme las ganas de llorar; pero ¿por qué lloraba tanto en ese capítulo de mi vida?, y que lo logré a pesar de todo—. Eso era lo que le dijo Iron Man a Morgan y Tony Stark se muere.
—Sé la historia —Richard no tenía ni idea de cómo me sentía en ese momento; con un nudo en la garganta del tamaño de una pelota de fútbol, y tal vez si lo hubiera sabido, no habría sido tan poco sutil en lo que decía o hubiera cuidado sus palabras un poquito—. Pero no me voy a morir, no dejaré de amarte tampoco y te prometo que regresaré por ti.
—'Cause we were both young when I first saw you —le canté el final de Love Story de Taylor Swift porque esa línea en específico me recordaba a él—. Quisiera haberme fijado en ti antes, no me interesabas por respeto a Marcus…
—Y tú no me interesabas por respeto a Jessie —él me interrumpió, sentí que el alma se me caía a los pies.
—Si nunca hubieras salido con Jessie…
—Imposible —volvió a interrumpirme—. Ella y yo estábamos destinados a estar juntos desde antes de nacer incluso.
—Permíteme terminar, ¿vale?
—Lo siento, tienes razón, termina.
—Si nunca hubieras salido con Jessie, en otra línea temporal, en otro tiempo y espacio, ¿crees que…
—Tú y yo estaríamos juntos? Si es lo que ibas a decir, sí, solo si ella y yo nunca hubiéramos salido.
—Era lo que quería saber.
Esa noche me desperté a mitad de la madrugada, me fui al baño y comencé a llorar; muy silenciosamente, porque Richard se iba, yo mismo me estaba haciendo sufrir porque me encantaba estar triste, incluso aunque prefería sentirme feliz; pero en ese momento solo me importaba que Richard se iba a ir de mi vida por un año. Al día siguiente, Richard fue merecedor de mis malos tratos; pero esa es otra historia.
—¿Y esta vez qué vas a cantar, Louis Gerald? —Lezley me preguntó mientras yo estaba triste porque por cada día que pasaba era un día menos para estar con Richard Vallaj y él estaba sentado en L'Olympia, mientras me veía prepararme bien para mi show.
—No sé, será algo sorpresa —me sentía desanimado, como sin ganas de nada, quisiera haber tenido la oportunidad de cancelar el show y seguir disfrutando a Richard los últimos días que me quedaban junto a él—. La verdadera pregunta es: ¿quién será mi telonero?
—¿Tuviste algún Telonero además de Taylor Swift? —le negué con la cabeza mientras me aguantaba mis ganas de llorar un río—. Cielos, espero que sea alguien bueno y espero que sepa cantar.
«David, ¿sabes algo sobre mi Telonero?», le di «enviar» y esperé la respuesta de mi manager (con quién por cierto ya no pasaba nada, ya que ni él intentaba pasarse de listo conmigo y ni yo intentaba seducirlo con mis piernas tan bonitas que pudo haber usado de pendientes), no pasaba nada y el tiempo pasaba muy rápido, tanto que no me di cuenta que se supone que ya tendría que empezar el show del Telonero.
«M. I.», se leía en el mensaje que recibí por parte de David. ¡Qué extraño era todo!
—¿Sabes quién podría ser «M. I.», Lezley? ¿Alguna idea? —le pregunté a Lezley al tiempo que le mostré mi teléfono, mientras buscaba mi guitarra.
—No tengo la más mínima idea, Richard Vallaj —¿cómo me llamaste, Lezley? ¿Lezley se confundió y se equivocó o por qué me llamaba “Richard Vallaj”? Se lo pregunté de inmediato—. No, para nada —se justificó un poco—. A ti te digo Richard Vallaj y a él, le digo Louis Gerald Train.
—¿Por qué el afán de cambiarnos de nombre? —pregunté divertido ante su comentario.
—Ya va a empezar el show —Lezley tenía razón: el show de mi misterioso Telonero estaba a punto de comenzar, estaba la pantalla en negro, un trono y parecía tener a alguien sentado ahí; sonaba la melodía inicial de la canción Look What You Made Me Do de Taylor Swift: reconocí al instante esos sonidos. De repente mi Telonero (porque sí era un chico) empezó a cantar la canción, no dijo nada y estaba sentado en su trono. El misterioso chico comenzó a cantar; era muy raro porque no reconocí la voz del misterioso telonero, empezó a caminar alrededor del escenario en L'Olympia; aunque haya vuelto a sentarse en su trono y justo después de cantar las primeras estrofas y el primer coro, se levantó de su trono para que una luz lo iluminara por completo y pude ver de quién se trataba.
—No me digas que es...
—Sí, es él, estoy igual de perturbado que tú, amiga —Richard me escribió un mensaje de texto (como siempre, Richard sí había comprado una entrada para mi show en línea; lo hacía con tal de apoyarme; Dios, no podía ser más perfecto).
«¿¡¡¡ES MARCUS MILLER!!!?», no le respondí el mensaje a Richard porque hasta yo sabía que era una pregunta tonta si considerábamos que sí era Marcus Miller el que estaba ahí de pie cantando Look What You Made Me Do con un outfit hermoso; un pantalón negro de corte ajustado, una camiseta de color negro abotonada, un collar de plata, zapatos negros y unas alas de ángel negro: se veía espectacular.
Cuando terminó de cantar la canción, Marcus hizo los diálogos de Taylor en su video musical; terminando con el icónico “shut up!” y después se acercó a hablar al micrófono:
—Sorpresa, Louis Gerald, espero que no te hayas olvidado de mí —sentí como que eso no era verdad, se suponía que Marcus Miller había muerto—. Estoy vivo, ¿ya me reemplazaste con otro o sigo siendo tu mejor amigo? —tomé mi teléfono y enseguida le escribí a David; pero él me ganó en escribirme.
«¡La aparición sorpresa de Marcus Miller hizo que tu rating se elevara hasta los cielos, Gerald!», sí, es lo que tanto tuve ganas de escuchar por mucho tiempo, pero creo que mis números nunca eran altos por mi cuenta; no importaba si cantaba y escribía, seguía sin ser lo suficientemente bueno para el público en general.
Lezley tenía la boca abierta así como Richard; pero la de Richard casi tocaba el piso. Había tantas preguntas que quise decirle a Marcus Miller en ese momento: ¿dónde carajos había estado todo este tiempo y qué coño le había pasado? Me aguanté las ganas de preguntarle todo y seguí viendo su show. Después de un rato, y mientras Marcus hablaba, Richard se fue a reunir conmigo y con Lezley tras bambalinas.
—Sé que tienes muchísimas preguntas, Louis Gerald —agregó antes de volver a cantar—. Y claro que te las contestaré, pero solo a ti; mi primo se pondrá en contacto contigo y te dirá dónde, cuándo y a qué hora podemos vernos, mientras tanto: siento que hice algo malo —y comenzó a cantar “I Did Something Bad”, esto parecía el maldito reputation Stadium Tour (no fui porque estaba ocupado con la universidad y fue en el preciso momento cuando empecé con los covers y recién me habían descubierto los cazatalentos que fueron a Juilliard para ofrecerme un contrato musical, pero primero tenía que alcanzar popularidad con covers).
—¡Qué carajo! —gritó Lezley a un lado de mí, Richard se acercó a nosotros dos—. ¿Tú sabías algo de esto, Richard? —le pregunté a quien le hablaba; le hablaba a Richard Vallaj, el auténtico.
—No tenía idea, Lezley —su mirada irradiaba sinceridad, Richard no mentía al decir que no tenía idea de que Marcus Miller estaba vivo (ahora Lezley le hablaba a Richard, lo cual me pareció bastante extraño; quizá lo olvidó).
—Todo esto es muy extraño; ¡Marcus Miller vivo! —resoplé—. Se supone que no puede estar vivo, I mean, ¡FUI AL FUNERAL!
—También yo fui —Lezley y Richard hablaron al mismo tiempo.
—Sí, pero tú ni hables por lo que hiciste en la despedida en Apple White —señalé a Lezley—. Y tú, Richard Vallaj —señalé a Richard porque lo creí necesario; tal vez no lo era—. Básicamente dijiste que Marcus era un acosador.
—Ya me disculpé muchísimas veces, Gerald, ¿no crees? —habló Lezley con una mirada furiosa.
—So did I —Richard no tenía derecho a estar enojado conmigo ni hablarme en ese tono tan molesto.
—Mira, Richard —me preparé para empezar y terminar una discusión con mi comentario con propiedad—. No quiero pelear contigo, no quiero enojarme ni un segundo, porque estás a punto de irte de mi vida por un año y no quiero estar peleando contigo.
—Lo siento mucho, Louis Gerald —Richard quiso abrazarme, pero no lo dejé—. ¿Todo bien, hermoso?
—Sí, Richard, no te preocupes —para ser sinceros, no quise abrazarlo porque me mataba tener que recordar que en un par de días él se iba a ir de mi vida por un año y no me sentía listo para ese dolor—. En la noche hablamos, ¿vale?
—Sí, bonito —incluso Lezley se estaba dando cuenta de lo que pasaba entre Richard y yo.
—Gerald —Lezley me habló entre dientes y en un tono serio—. Necesito que me ayudes con un asunto pendiente, lo siento, Richard; pero no puedes escuchar porque es algo privado.
—Claro, Lezley, te presto a mi amor bonito; solo cuídalo bien, por favor —Lezley me llevó a un lugar apartado del L'Olympia.
—¿Qué rayos te pasa? —Lezley habló con una voz susurrante—. ¿Por qué tratas así a Richard un par días antes de que se vaya a Suiza?
—Porque no quiero sentirme mal y sentir que voy a darle el último abrazo por un año, ¿sabes?
—¿Enloqueciste? —Lezley puso los ojos en blanco—. Richard te adora y no tienes por qué ser así de malo con él y negarle un beso o un abrazo; deberías aprovechar que él está aquí contigo este ratito que les queda a ambos.
—Es que prefiero acostumbrarme a estar sin él desde ahora —estuve a punto de derramar una lágrima.
—¿Qué ganas con eso? —reprochó—. El dolor que sientes ahorita es el mismo que sentirás el día que se vaya, no lo alargues más y aprovecha con Richard el poco, o mucho, tiempo que les queda juntos.
—¿Tú en verdad lo crees? —mis ojos ya estaban un poco llorosos, sentí lágrimas en ellos.
—Dios —Lezley se pasó ambas manos por la cabeza—. Hasta donde sé, soy tu mejor amiga de los últimos tres años, no tengo por qué mentirte y menos con un tema tan delicado como el amor.
—Te adoro —la abracé mientras solté un par de lágrimas.
—Y yo a ti, Louis —no quise que ella se preocupara por mí, así que me obligué a dejar de llorar—. Ahora suéltame y ve con Richard mientras Marcus termina su Speech, aunque creo que tardará —y lo hice, solté a Lezley mientras iba a ver a Richard, Marcus seguía hablando sobre cosas de la vida; después empezó a cantar “Don't Blame Me”.
—¿Todo bien, Ger… —no lo dejé terminar, en cuanto llegué a él, lo besé: fue un beso muy especial, muy grande, fue real; me sentía E - NA - MO - RA - DO de él—. Eso fue muy lindo de tu parte, Gerald, ¿por qué me trataste mal?
—Porque soy un idiota —respondí—. Creí que si te golpeaba con el látigo de la indiferencia el dolor sería menos cuando te vayas a Suiza —comencé a explicarle a Richard por qué me clasifiqué como un idiota antes de que él me dijera que no era así
—Sí, lo supuse —nos miramos a los ojos, ¡carajo! Sí me enamoré de Richard—. Pero eso es malo, ¿sabes? Solo alargas el dolor y debes aprovechar el poco tiempo que nos queda juntos.
—¿Te lo dijo Lezley también a ti? —él repitió lo que Lezley me dijo.
—No —respondió con una mirada frívola viéndome—. Yo se lo dije a ella, le pedí un consejo porque estoy a nada de irme a Suiza y no supe cómo tratarte, además de que me di cuenta de que estabas llorando en el baño hoy durante la madrugada y tardaste horas en salir.
—¿Te diste cuenta?
—Sí, Louis Gerald —tomó mi mano derecha para llevarla a su pecho, a la altura del corazón—. Lo sentí aquí, aquí sentí tu dolor y fui al baño para asegurarme de que estuvieras bien, tal vez no te lo dije, pero te dejé llorar porque quise que sacaras el dolor que tenías dentro, jamás creí que me tratarías así de feo; yo nunca te hubiera tratado así.
—Pero…
—No sigas —Richard me interrumpió—. Por favor, sabes que te entiendo, pero sí fue horrible que me trataras así.
—Solo fue hoy —me justifiqué—. Ya te expliqué qué pasó y lo siento muchísimo, Richard.
—O sea, sí, te entiendo —sentí que el show de Marcus ya estaba cerca de terminar, así que al momento de ir por mi guitarra acústica Richard me tomó por sorpresa cuando me agarró la cabeza—. No quiero irme y que estés enojado conmigo.
—Ni yo quiero, no me gustaría por nada del mundo, créeme —bajé la mirada—. ¿Ya podemos estar bien, Richard?
—Sí, Louis Gerald —ahora él no me quiso abrazar—. ¿Vas por tu guitarra acústica? Adelante, pequeño, mucha suerte; te mando un besote.
—Espera, pon el concierto de Marcus Miller, por favor —se lo pedí a Richard porque tuve, de repente, un mal presentimiento.
—Viví, aprendí, lo tenía, me quemé, soporté y aguanté, Dios sabe que fue mucho tiempo; pero ninguna cantidad de libertad te limpia: aún sigues sobre mí y siempre lo has estado —Marcus siguió hablando.
—Whoa! ¡Qué buen poema! —exclamó Richard.
—Es una canción de Taylor Swift —puse los ojos en blanco—. Se llama "You All Over Me", no es un poema que él mismo haya escrito, ¿sabes? La canción se filtró hace un par de años, nunca salió de forma oficial; aunque con todo esto de sus másters espero que la recupere pronto —y sí fue así, parecía que predije el futuro, porque Taylor Swift sí incluyó “You All Over Me” en la primera regrabación que lanzó. La incluyó de manera Oficial en Fearless (Taylor's Version).
—Ey —Richard me volteó a ver y me habló con un tono muy molesto—. ¿Cuál es tu problema? ¿No te da gusto que Marcus esté vivo y bien? ¿No es tu mejor amigo como lo juraste en su despedida?
—Sí, lo es —hablé con la voz un poco entrecortada, pero después fui firme—. Es mi mejor amigo, pero esa actitud que está tomando lo hace parecer que no aprendió nada de lo que le pasó; que no sé, ignoro acerca del tema, pero algo debió de haberle quedado todo este tiempo que estuvo sin nosotros.
—Ay, Gerald —Richard se rindió y no quiso sermonearne—. Escuchemos a Marcus Miller, mejor.
De repente, me llegaron muchísimos mensajes en mi WhatsApp de parte de mis ex compañeros de Apple White y de mis amigos. «¡Marcus Miller está vivo!; ¿lo sabías?; está en tu concierto como Telonero, Gerald; ¡Dios mío!», fueron solo algunos de los mensajes que me llegaron en ese momento; decidí ignorarlos porque me encontraba igual (o hasta más) consternado/perturbado que ellos. Solo Dios y el mismo Marcus Miller saben lo que le pasó, quise hacerle tantas preguntas y necesitaba respuestas, pero sabía que no las obtendría pronto.
«Marcus ya va a terminar, prepárate, vete al escenario, Louis Gerald» se leía en el mensaje que me mandó David.Me preparé, le di un beso a Richard y salí al escenario donde ya estaban encendidas las luces del escenario de L'Olympia.
—¡Hola a todos, soy Louis Gerald! —saludé y vi a Richard saludándome y lanzándome millones de besos; joder, sí lo iba a extrañar bastante cuando se fuera a Suiza por un año—. Espero que les haya gustado el show de mi mejor amigo Marcus Miller; siempre lo ha sido y siempre lo será —hice un par de referencias a Marcus después de haber alabado su show en vivo—. Yo creo que las personas se van de tu vida, no todas las personas son para siempre; todos somos pasajeros en la vida de todos, nada es para siempre como dice mi cantante favorita Taylor Swift en Wildest Dreams. Todos vienen y se van por una razón específica, y sabes que los, o las, amas cuando lo, o la, dejas ir.
Comencé a tocar con mi guitarra una canción que hablaba acerca de que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes, para seguir cantando at the top of my lungs, no pude resistirme a cantarle canciones que me recordaban no solo a él (a Richard), sino a todo lo que me hacía y me hizo sentir; como que me hizo sentir amado y, a su vez, muy especial. Él era muy especial conmigo, estar con Richard había sido lo mejor que me había pasado en la vida, no pude evitar derramar una lágrima (y sí lo intenté), ese día canté varias canciones que explicaban lo mucho que amaba a Richard; y lo mucho que me haría falta cuando se fuera a Suiza, así que canté, y le dediqué canciones que hablaban sobre lo que sentía si él no estaba en mi vida, canciones que decían que él era el único, que siempre lo amaré y extrañaré y lo recordaré, además de que estaría conmigo en dondequiera que yo estuviera; me agarré de mucha fuerza para no cantarle la canción que le canté a Logan un día antes de que llegara a verme a París. Porque esa canción se la canté a Logan y hubiera sido algo tonto de mi parte habérsela dedicado a ambos, ¿y si Logan estaba viendo mi show? Mejor decidí no hacerlo y cerré el show con una canción que hablaba acerca de que con él era como si todo volviera a empezar de nuevo. Como si mi vida hubiera tenido una especie de reset.
—Espero que les haya gustado mucho mi show —me despedí lanzando un beso con la mano y le lancé un beso a Richard, pero vi su mirada triste y melancólica.
Las luces del escenario se apagaron y bajé a ver a Richard.
—Cantaste excelente —me abrazó lenta y silenciosamente—. Gracias por las canciones que me dedicaste, como siempre lo haces.
—¿Cómo sabes que te las dediqué?
—Ah, ¿no fue así? —habló él con su voz apagada.
—Claro que sí, te las dediqué, bobito —le confesé la verdad—. Espero que cuando escuches las canciones que te dediqué, te acuerdes de mí…
—Siempre que escucho canciones de Taylor Swift o de Selena Gomez me acuerdo de ti, yo también te haré una playlist y espero que cuando la escuches, te acuerdes de mí, Louis; espero que las escuches cuando te sientas inspirado para escribir y te sirvan de inspiración para que puedas escribir una masterpiece porque eso es lo que seguro harás; no solo hoy, toda la vida.
—Por favor no me hagas llorar… —le supliqué con voz tenue al tiempo que le eché una mirada de soslayo-, por favor, es lo que te pido.
—Ven, te invito a tomar un café —él me tomó la mano y comenzamos a caminar afuera del teatro.
Llegamos a la cafetería más cercana; después de desinfectarnos, tomarnos la temperatura y echarnos gel antibacterial, fue que pudimos pasar.
—¿Cuándo te irás? —le pregunté una vez que nos sentamos en una mesa separada a otra; de distancia considerable, y quedando frente a frente.
—No lo sé, mi padre me avisará un día o dos antes de poder irme para que su piloto pase por mí y me vaya a Suiza —la mirada perdida de Richard Vallaj estaba dando directamente hacia la ventana de la cafetería y no me miró a los ojos mientras habló.
—Por favor no te vayas —le supliqué, pero fue inútil porque me indicó con una mano que cierre la boca—. No seas tan malo.
—No quiero que sufras, por favor, hazlo por mí —Richard me suplicó con la mirada mientras ne tomaba ambas manos por debajo de la mesa—. Te prometo que en un año volveré por ti y te haré más feliz de lo que nunca has sido.
—Jamás me he sentido más feliz que estando contigo, Richard —quise llorar, pero me agarré de valor para no hacerlo.
—Quiero verte feliz y si no es conmigo: espero que sea con alguien más, Louis Gerald, por favor —¿cómo podría estar feliz con alguien más que no fuera el mismísimo Richard Vallaj? ¿Cómo podría yo amar a alguien que no fuera Richard Vallaj? Era imposible.
—Imposible —le recalqué—. Así como tú mismo dijiste acerca de salir con Jessie Jones por tu familia, igualito, imposible que yo ame a alguien de la forma en la que te estoy amando justo ahora.
—No te puedo besar porque hay gente mirando y esperando a que nos quitemos el cubrebocas para hacer un alboroto muy grande —puso los ojos en blanco—. Pero te besaré en el auto, mi amor.
Nos tomamos nuestros cafés (no pudimos quedarnos tanto tiempo como nos hubiera gustado en la cafetería por problemas de pandemia), todo fue asombroso porque reímos, nos miramos a los ojos, firmé un par de autógrafos y bebimos el café que ordenó cada quien (no hacía falta mencionar que Richard pagó todo lo que era posible pagar, lo cual me ofendía muchísimo dado que yo ya comenzaba a cobrar lo que ganaba por concierto virtual y ya me estaban pagando también por mis covers en Spotify, YouTube, Amazon Music, Deezer y iTunes Music; apenas me estaban pagando por todo mi trabajo, comencé a creer que sí me explotaban al principio).
Ya una vez en el auto, Richard me quitó el cubrebocas y nos empezamos a besar apasionadamente, sostuvo mi cabeza con ambas manos y me susurró "Je t'aime", a lo que me derretí por dentro porque me encantaba su acento francés y en especial cuando me decía algo tan bonito como eso. Pero Marcus Miller apareció frente al auto de Richard, cabe recalcar que nos estábamos besando y por eso es que no lo vimos llegar. Ya tenía puesta otra ropa, ya no tenía puesto el vestuario que tenía.
—Marcus —ahogué un grito de susto al verlo ahí de repente—. ¿Qué haces aquí? Quiero decir, ¡qué sorpresa!, pero no te esperaba porque juro que hace unas horas me dijiste que David me iba a pasar la información para ponernos en contacto tú y yo —¡al fin Marcus Miller estaba frente a mí!, no pude bajarme del auto a abrazarlo porque estábamos a la mitad de una pandemia y no era ni moral ni ético.
—Tú y Richard Vallaj, ¿eh? —Marcus soltó una pequeña risa y pensé que me iba a hacer algún tipo de reclamo o algo por el estilo, no fue así y me equivoqué; vaya, ¿en qué error estaba?—. Muchísimas felicidades, Louis Gerald, no sé si te lo han dicho, pero él se ve que está loco por ti.
—¿Envidia, Marcus? —Richard solo quería empeorar las cosas.
—¡Dios, Richard, cállate!
—Calma, Louis, tiene razón —vaya, para tratarse de Marcus Miller, estaba muy calmado y nada tajante—. Tal vez yo sí estaba muy enamorado de Richard e incluso humillé a un par de personas con tal de protegerlo de cualquier chico que intentara acercarse a él…
—¿Que hiciste qué cosa? —una de esas personas era Scott Robinson y ni Richard ni yo nos la creíamos; aunque sí era algo obvio que Marcus hiciera algo así si se trataba de Richard.
—Da igual, lo cuidé tan bien que no pensé que serías tú —me señaló con su dedo índice—, Louis, mi mayor contrincante.
—A él yo ni siquiera le interesaba en primer plano, incluso me dijo que no y que nunca iba a estar conmigo…
—¡Qué vueltas da la vida, ¿no?! Ahora están saliendo los dos el uno con el otro y besándose en el auto de uno —Marcus Miller me hizo una reverencia—. Otro día hablaremos, Louis Gerald, ahora váyanse los dos y disfruten de la compañía del otro.
—Disculpa, ¿qué? —preguntamos Richard y yo, no podía ser posible que Marcus Miller no estuviera enojado conmigo ni me intentara eliminar o mantenerme alejado de Richard.
—Ya no siento nada por ti, Richard, la infidelidad de Carlo me hizo darme cuenta que merezco a alguien que me ame con la misma fuerza que yo y ni él ni tú lo hacen ni lo harán —se aproximó hacia donde yo estaba—. En cuanto a ti: felicidades, si Richard no puede ser feliz conmigo, es un verdadero placer que lo sea contigo y es un placer que me derrotaras, amigo, no pensé nunca que tú estarías con él o que no te interesara por mí; ¡muchísimas felicidades por estar con Richard!
—¿Estás bien? —no me creí toda esa actuación.
—Si piensas que estoy actuando… I'm not! Es solo que ya me harté de la venganza y todo el odio que tenía atorado en mi interior. Les deseo lo mejor a ustedes, chicos, los amo mucho y les mando muchos besos —nos lanzó un beso con la mano y siguió su camino, ni siquiera nos dio tiempo de reaccionar a Richard y a mí en el momento en que Marcus hizo eso.
—Necesito contarle esto a Lezley.
—Y yo a Jessie —Richard y yo casi hablamos al mismo tiempo; él me hacía sentir especial, único, amado y como nunca antes me había sentido por nadie en mi vida (ni siquiera por Abraham o por Marie y sí quise muchísimo a ambos; con Richard era diferente).
Marqué el número de Lezley y respondió al tercer tono.
—Let me guess! —Lezley ni siquiera me saludó—. Acabas de hablar con Marcus, ¿no es cierto?
—Sí, ¿cómo lo sabes? —escuché la voz de Richard contándole a Jessie (aparentemente Jessie no tenía ni idea, en cambio Lezley sí).
—Salí un par de minutos antes que ustedes del teatro y ahí lo vi, dijo que te iba a buscar; creo que Marcus no tenía ni idea de que ustedes estaban dentro del Teatro Olimpia, ¿sabes? Me pidió perdón y dijo que estaba muy arrepentido de haber iniciado el rumor de mi Teratoma, no me dijo por qué lo inició salvo que fue por «inmaduro», puras patrañas; pero lo perdoné y me invitó un café en la cafetería donde ustedes dos estaban, salimos antes y él tomó otro camino, imaginé que fue a buscarlos y a decirte no sé qué.
Me intrigó lo que me dijo Lezley, este nuevo Marcus Miller sí cambió y para bien porque, en los años que tenía de conocerlo, nunca había pedido disculpas y era lo suficientemente listo para que todos se disculparan con él.
—¿Marcus Miller hizo qué? —le pregunté en estado de shock—. A mí me dijo lo mismo que me dijo Jessica Jones: que soy el chico que lo derrotó y que fue un honor haber perdido la batalla contra mí.
—¿Jessie te dijo eso? —Richard dejó de hablar con Jessie y me volteó a ver. Oops! Tal vez no debí decir eso.
—Algo así —le comenté—. Te explico cuando termines de contarle a Jessica todo el embrollo con Marcus —volví a ponerme mi teléfono en mi oreja—. Estoy de vuelta contigo, Lezley.
—You know what? —Lezley habló antes de que siquiera pudiera responderle; típico de ella—. Ve y habla con Richard Vallaj, es casi tu novio y está a nada de irse a Suiza para trabajar, quizá no lo veas por un año entero y te lamentarás el resto de tu vida si prefieres hablar conmigo que estar con él —lindo detalle de parte de Lezley y nada soberbio—. Saluda a Richard de mi parte, gracias.
—Gracias, Lezley —volteé a ver a Richard y me miró con sus ojos azules como el océano—. Por eso eres la mejor.
—¿Lezley te dijo lo mismo que Jessica me dijo a mí? —what the fuck! ¿Lezley y Jessie dijeron lo mismo?
—Creo que sí, ella me dijo que deje de perder el tiempo hablando con ella y que mejor me dedique a estar contigo porque estás a nada de irte y que… —Richard me interrumpió con un beso.
—Así está mejor, yo solo quería besarte desde que nos separamos gracias a Marcus Miller —Richard sí era el amor de mi vida y lo sabía.
Ya una vez en casa, Richard y yo comimos algo ligero como una gelatina porque al día siguiente era nuestro day off y tal vez estaríamos viendo películas en Amazon, Disney+, HBO Premium, Netflix, Star+, Claro Video, Paramount+, Blim…; todas las usábamos para ver películas. Por alguna razón, sentí que nuestro day off iba a ser nuestro último día juntos.
—Buenas noches, mi amor —me susurró Richard al oído por la espalda—. Descansa y ten dulces sueños.
—Gracias, amor —tomé su mano y entrelacé sus dedos con los míos—. Buenas noches, descansa, dulces sueños y te amo. Una cosa más, Richard —me preparé mentalmente para hablar—. El día que regreses, dejaré todo y a todos por ti. Buenas noches.
Richard no dijo nada, solo me abrazó y me besó el cuello: me encantaban sus besos en el cuello. Él y yo nos quedamos dormidos, me gustaba que cuando Richard y yo dormíamos juntos, no sentíamos calor (a pesar de que usábamos pijamas). Al día siguiente me encontré solo, no parecía algo tan raro dado el hecho de que Richard se levantaba y hacía ejercicio en las máquinas que tenían ese fin y estaban en su casa en París (la cual era enorme); pero sí me preocupé en cuanto me levanté de la cama, me aproximé al buró que teníamos frente a la cama en la que dormíamos y encontré un folder, dentro habían hojas, seis hojas para ser más exactos. Las hojeé rapidísimo y me di cuenta de que sí era el puño y letra de Richard.
¿Richard me había dejado solo o por qué tanto misterio de repente?
¿Qué quería decir todo eso? Sentí una especie de golpe en mi estómago, no eran “mariposas” las que sentía en mi estómago, era más como un golpe que alguien me había propiciado con uns fuerza descomunal; fue casi como si el mismo Richard Vallaj me hubiera golpeado en el estómago.
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