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Capítulo 18

—Claro, después de lo que te hice, puedes pedirme lo que sea; no tengas miedo, Louis Gerald —me miró esperanzado

—¿Puedes decirme que no sientes nada por Jessie Jones? —de esta forma tal vez sabría si Richard aún se sentía enamorado de su ex novia—. Dímelo, dime que no sientes nada por Jessie Jones, dime que de verdad olvidaste que estaba en tu piscina esperándote y dime que no es mentira toda la sarta de cosas que me dijiste en la casa de David.

—Ya te lo he dicho, Louis, incluso juraría que me disculpé y me autollamé «idiota» a mí mismo hace dos segundos, ¿acaso no lo viste? —puso los ojos en blanco.

—Te escuché, fuerte y claro, Richard Vallaj —lo vi a los ojos, a esos perfectos ojos azules—. Solo quiero que me mires a los ojos y me lo digas otra vez, pero no dejes de verme a mis ojos.

—¿Eso te demostrará que lo que te digo es verdad?

—Sí, ¿hay algún problema? —lo miré desafiante y fijamente a los ojos—. Ya me lo dijiste, no habría ningún problema si me lo vuelves a comentar; pero viéndome a los ojos, sin reírte y sin apartar la vista.

—Bien, ¿eso quieres? —me tomó la cabeza con ambas manos y la posicionó frente a la suya para poder empezar a hablar—. Yo, Richard Vallaj, he de admitir que sí; me olvidé de ti, no fui a verte en la piscina, preferí estar con Jessie Jones sin darme cuenta; pero lo cierto es que ya no siento nada por ella como lo sentía antes: antes de darme cuenta de que estoy total y completamente enamorado de ti, Louis Gerald Train: ahora y siempre —al terminar de decir todo eso, Richard terminó arrodillándose frente de mí y en ningún momento dejó de verme a los ojos, decía la verdad; Richard no me estaba mintiendo.

Fue lo mejor que me pudo haber pasado: tener a Richard Vallaj. Lo levanté y le di un beso en sus mejillas. Claro que no importaba que ya estaba todo arreglado, igual le seguí contando la primera “red flag” porque en su momento fue un sentimiento que me incomodó bastante y fue lo peor que me pudo haber pasado; no se la perdoné. Pero en ese momento no me importó nada, ya que solo quería estar con Richard Vallaj. Richard me acompañó a la habitación donde me «quedaría» supuestamente los días que estaría ahí. Pensé que solo sería uno, pero las cosas se podrían complicar y tendría que quedarme más días con el hermoso norteamericano multimillonario Richard Vallaj; no tendría nada de malo estar con él.

—Dejen de estarse besando el uno al otro y mejor vengan a hacerme compañía, chicos —gritó Jessie Jones desde el otro extremo de la casa. ¿Cómo supo que Richard y yo estábamos besándonos?, él comenzó a reírse en cuanto Jessie mencionó eso.

—¡Qué graciosa eres, Jessica!, no estamos besándonos —Richard me volteó a ver por el rabillo del ojo, me guiñó uno y me dio un beso—. Ni estamos acariciándonos —me acercó a él para comenzar a acariciarme mi cabello y abrazarme—. Ya vamos hacia allá.

—Sé que no, Richard, pero no me gustaría que mi ex me hiciera lo mismo que le pasó a Marie Wilson —volteé a ver a Richard con una mirada de pocos amigos.

—Supéralo, Jessica —empezó a hablar Richard—. Fue hace años y no fue culpa de nadie —al decir esto, llegamos al cine en casa que tenía Richard, Jessie permaneció callada; yo solo pensaba en qué podría decirnos y esperaba el momento ideal—. Solo le diste una cachetada a Louis y le tiraste tu café americano en la cabeza estando Lezley presente.

—¿Te soy sincera? Pensé que lo defendería, Richard —por fin habló Jessie cuando nos vio llegar a Richard y a mí, ya no estábamos abrazados y eso me preocupó un poco—. Lo siento, pero creo ya me disculpé con él muchísimas veces con él, Richard…

—Solo fue una —hablé lo suficientemente bajito para que Richard o Jessie no me escucharan.

—Ya, ya, supérenlo los dos —Richard hizo la “hands down expression” para indicarnos que nos calmemos un poco—. ¿Quieren algo de beber?

Martini.

Gin & Tonic, por favor —pedimos Jessie y yo, respectivamente hablando. Eso me parecía lo mejor del mundo.

—Lo tengo —Richard tomó la actitud de un joven mesero, así como Dylan lo era—. Un Martini y un Gin & Tonic.

—Sí, Richard, muchas gracias por todo lo que haces por Jessie y por mí —lo miré esperanzado de que me viera y me lanzara un beso o que me hiciera una mirada coqueta, algo; pero no lo hizo.

Richard llegó al poco rato de preparar las bebidas, Jessie y yo estuvimos platicando el rato que Richard iba a preparar las bebidas, fue un momento agradable, debo admitirlo. Después de estar bebiendo alcohol un rato, Richard y yo decidimos tomar una ducha caliente para prepararnos e ir a la despedida de Marcus Miller. Richard intentó mantener un perfil bajo (y lo logró), no me lanzaba miradas coquetas, no me dirigía la palabra y nada de nada.

¿Sería esa su “red flag #2”? No, no podía ser posible porque él lo hacía con la finalidad de mantener un perfil bajo. ¿Por qué lo estaba justificando? No lo supe al instante y quizá nunca me podría quedar claro al cien por ciento el por qué lo estaba justificando. ¿Quizás era porque me sentía enamorado de Richard? ¡Qué hipócrita, ¿no?! Si yo juraba que nunca jamás en mi vida sentiría algo por Richard (aunque eso lo juré más por mi mejor amigo, alias Marcus Miller, que le juraba que no sentiría algo por Richard Vallaj porque él era el amor de su vida y su amor imposible que nunca pudo haber tenido porque tenía un obstáculo: Jessie Jones). Cuando volví a ver a Richard le sonreí mientras él salía de la ducha y nos presumía a Jessie y a mí su perfecto cuerpo; Richard era el típico joven norteamericano: alto, blanco y con un cuerpo que era para morirse. Pero no hizo nada, no me sonrió, no me guiñó un ojo y ni siquiera me volteó a ver (eso me dolió bastante).

—¿No crees que está muy bueno mi exnovio, Louis? —Jessie me preguntó, lo que ocasionó que me atragantara con mi propia saliva y me diera un ataque de tos bastante fuerte, al hacer esto, Richard volteó a verme con una sonrisa en la cara.

—Claro —Richard no le tomó importancia, así que decidí tener un comportamiento de muy mal gusto—. Tu exnovio no es mi tipo, ¿sabes? Creo que prefiero a Logan Queen Davidson —golpe muy bajo.

Richard no se inmutó, solo dijo que le daba gusto que tuviera un amor muy lindo, cero tóxico y sin alguna infidelidad, lo cual me pareció molesto y de muy muy mal gusto, porque le conté a Richard que Logan me había sido infiel; pero no le di tanta importancia, así como él no me daba tanta importancia. Yo también me di una ducha caliente, antes de entrar a bañarme escuché cómo Richard y Jessie estaban riéndose de alguna broma que hizo el hermoso norteamericano multimillonario Richard Vallaj. En la ducha, mientras me ponía shampoo en el cabello, comencé a llorar por cómo me había tratado Richard antes y después de que Jessie llegara a la mansión de Richard; además de que me entró shampoo a los ojos. Pero ¿cómo diablos supo Jessie que Richard estaba en su mansión si yo estaba seguro de que ni Richard ni yo le dijimos a alguien que estábamos ahí?

Ahí me di cuenta: cuando llegué al continente americano les avisé a Lezley, Logan y David; alguno (o alguna) de ellos tres tuvo que haber sido el chismoso (o la chismosa) que le avisó a Jessie Jones que Richard y yo estábamos ahí. Descarté la posibilidad debido a que no les dije que estaba con Richard, solo les comenté que ya estaba en Itaville; aunque, David sabía que yo estaba con Richard y él les pudo decir o a Lezley o a Logan que yo estaba con Richard y que mejor me separaran de él porque:

1. Yo le estaba siendo infiel a Logan con Richard Vallaj.

O

2. David solo me quería para él (lo cual sería bastante Creepy contárselo a mi actual novio).

Terminé de ducharme con los ojos hinchados debido a que lloré muchísimo mientras me daba una ducha; y por el shampoo también –no tardé más de quince minutos–, cuando entré al cuarto de huéspedes me encontré a Richard sentado en la cama y jugando con algo que tenía entre los dedos. Yo no le hice caso, solo estaba en toalla, con mi cabello desordenado y mojado. Ambos nos quedamos mudos, no dijimos ni una sola palabra, después de ponerme crema corporal en mi cuerpo, me di cuenta de que tenía que ponerme mi ropa para ir a reunirme con todos los estudiantes de Apple White y de esta manera darle una despedida a Marcus Miller: el problema era que Richard estaba a un lado de mi maleta. Tenía que hablarle para que me hiciera el favor de pasarme mis cosas para que me pueda vestir e irnos de una vez por todas a la escuela preparatoria Apple White por última vez.

—¿Podrías darme mi maleta, Richard, por favor? —se la pedí a Richard y supliqué que solo me diera la maleta y me dejara en paz (se fuera de la habitación y me dejara vestirme tranquilo, porque no era tan cómodo que me viera vestirme; a pesar de haberme visto desnudo).

—¿Ya me diriges la palabra, ahora sí, Louis Gerald? —me miró poniendo mala cara; ay, no. ¿Quería discutir? Excelente, así sería.

—¿Perdón? —puse mala cara y los ojos en blanco—. Yo por lo menos te volteaba a ver aunque sea una maldita vez y tú…, tú ni te inmutaste porque ni siquiera me volteaste a ver, nunca, Richard, ni una.

—¿Sí sabes que Jessica es mi exnovia y ella no sabe de este amorío ilícito que tenemos tú y yo? —Richard me lo explicó de un modo que yo preferiría que no me lo hubiera explicado: me lo explicó como si no tuviera un sentido de raciocinio competente; me sentí un tanto ofendido.

—¿Un «amorío ilícito»? ¿Eso soy para ti?

—No quise decir eso —Richard se retractó, eso era algo que casi nunca hacía y era digno de admirar—. Lo siento, es solo que no me siento listo para salir del clóset aún, creo que sabes lo que se siente, ¿no es cierto, Louis Gerald? —pensé que Richard se refería a cuando yo estaba fingiendo (sí, lo fingí) estar enamorado de Marie Wilson porque ella me engañó diciéndome que era ella la persona que me hacía sentir tan especial y enamorado. Hablando de eso, ¿de quién se trataba? Quizá nunca lo sabría y moriría con la duda de saber de quién se trataba.

Screw you! —maldije a Richard por el simple hecho de recordarme que yo estaba fingiendo estar enamorado de Marie Wilson mientras amaba a otra persona; la cual intentaba llamar mi atención enviándome cartas de amor—. Sí, estaba fingiendo estar enamorado de Marie Wilson, y tal vez nunca la amé, pero no era necesario que hicieras ese comentario recordándome la conversación que tuvimos cuando me dijiste que ya sabías que yo soy gay porque «tenías experiencia en eso» y me dijiste que lo pensara, pero…

—Hablas mucho —Richard me puso su dedo a la mitad de mis labios, no me dejó terminar lo que le estaba diciendo (lo cual también me molestó muchísimo, pero no podía estar enojado con él); estuve a punto de golpearlo, pero me tomó las manos con las suyas y no pude resistirme ni decirle que no a esos ojitos—. Y yo ya estaba loco por besarte, no sabes que fingir que no tengo nada que ver contigo, más allá de una amistad, es lo peor que me ha pasado desde que llegué a América.

—Hay una canción que me recuerda a esto que estamos pasando.

—¿“illicit affairs”? —me reí un poco porque claro que Richard conocía la canción de Taylor Swift.

—Iba a decir “Secret Love Son”, en realidad, Richard —no, en realidad yo no iba a decir la canción de Little Mix; iba a decir «De Contrabando» de Jenni Rivera (la conocía por las veces que había ido a México a ver a mis abuelos)—. Pero si te das cuenta; “illicit affairs, Secret Love Song” y «De Contrabando» hablan casi de lo mismo —«de un romance secreto» es lo que yo estuve a punto de comentarle a Richard.

—¿«De Contrabando»? —Richard preguntó con un tono serio de voz, muy probablemente él no conocía la canción de la que yo hablaba—. ¿Jenni Rivera? —o tal vez sí la conocía y yo no sabía.

—Sí, la misma —a la vez me dio un poco de vergüenza admitir que me gustaba una canción mexicana que no era del género «pop en español», como la banda RBD o Danna Paola.

—Ah, me decías —a Richard ni siquiera pareció importarle que yo ya conociera esa esa canción; le dio exactamente lo mismo y eso estaba muy bien—. No creo que las tres canciones hablen de infidelidades.

—¿Cómo dices, Richard? ¿Escuché bien? ¿«Infidelidades»? —sentía que la furia venía a mi mente y, al mismo tiempo, la sentí en mi cuerpo.

—Por lo menos “illicit affairs” y «De Contrabando» sí hablan acerca de una infidelidad, amor.

—Ese no es el punto aquí —intenté pasar por delante de él para tomar mis cosas y vestirme, pero claro que Richard me lo impidió—. ¿Me dejas pasar por mis cosas, por favor?

—Te enojaste conmigo el jueves porque «borré»; lo cual no es cierto, ya que solo la archivé y ya te lo he dicho mil veces, la foto ¿y estás enojado ahorita porque no quieres que esté en el clóset y mantenga un perfil bajo frente a mi exnovia con la cual se planeaba que yo me iba a casar? Really? Richard tal vez podía tener razón. Yo estaba enojado por cómo me había tratado y, sobre todo, por cómo no me había tratado.

—¿Me molestó? Sí —lo miré—. Me molestó que en la calle seamos perfectos desconocidos, pero que en privado ahora sí seamos lovers.

—No es con intención de joderte y espero que lo sepas, Louis —Richard se empezó a peinar con los dedos mientras se ponía de pie y caminaba al otro extremo de la habitación, justo donde había un clóset y entró en él para hablar—. Estoy aquí, me siento encerrado y ocultando todo lo que siento por ti, me quedo aceptando que jamás podré salir contigo y tratarte como mereces que te trate. En resumen: estoy jodido.

—No lo estás —me acerqué al clóset para ayudarlo a salir—. Entiendo la referencia metafórica que hiciste acerca de estar en el clóset, para mí no fue tan difícil salir de ahí; pero no todos somos iguales —cuando entré al clóset, intenté hacer que saliera de ahí dentro—. Literalmente tienes que salir del clóset, me refiero a este momento, si le quieres decir al mundo de tu orientación sexual: dependerá de ti y solo de ti decírselos. Ahora sal, tenemos que irnos, porque se está haciendo muy tarde.

—Tan solo han pasado diez minutos desde que llegaste, Gerald —Richard puso cara de perrito regañado y triste, tuve que admitir que Richard, de hecho, estaba un poquito triste—. ¿Puedo pedir permiso para abrazarte?

—Permiso concedido, dame un abrazo, Richard —ni siquiera tuve que terminar de decir la oración completa, Richard ya me estaba abrazando muy fuerte.

—Créeme que fingir que tú y yo no tenemos nada qué ver ha sido lo peor que me ha pasado… —¿otra vez, Richard?

—«… desde que llegué a América» ajá, eso ya lo escuché muchas veces en este rato que llevamos en el continente americano, Richard, ¿podrías, por favor, decirme otra cosa que no sea lo mismo? —terminé la frase por él porque yo ya estaba harto de escuchar (aunque solo la haya dicho dos veces) la misma frase—. Lo sé, Richard, ya me lo dijiste.

—¿Me dejas terminar de decir lo que estaba a punto de decir antes de ser groseramente interrumpido por ti?

—Por favor…

—Fingir que tú y yo no tenemos nada qué ver ha sido lo peor que me ha pasado en toda mi vida —fue más de lo que esperaba, porque jamás creí que yo, que alguien como yo: sería capaz de robarle el corazón a ese joven tan guapo y adinerado como lo era Richard Vallaj. Le di un abrazo y salió de la habitación de huéspedes, a paso lento y dejándome solo. Rápido busqué mi traje completo; camiseta blanca abotonada hasta el cuello, saco color negro, pantalón formal negro, mis calcetines negros, mis zapatos (como si fueran botas) y un cinturón negro. Me puse una corbata negra con rayas azul marino como diseño (que ni siquiera parecía que tuviera rayas a simple vista). Caminé hacia mi otra maleta y saqué mi perfume favorito: One Million by Paco Rabanne. Lo descubrí en el invierno de 2017 cuando me lo regalaron en un intercambio que tuvimos por las fiestas navideñas.

Dios mío, solo podía recordar lo que pasaba cuando estábamos en Apple White High School; tantos sueños, lágrimas, risas, alegrías, tristezas y enojos. Todo eso estaba ahí, definitivamente, mi mejor etapa no fue mi carrera de cantante: mi mejor etapa fue estar en Apple White estudiando. Sobre todo mi último año, conocí a mis amigos: Lezley, Candy, Ryck y Logan, tenía un admirador secreto, bebí alcohol, fumé, hice amistad con Jessie Jones, comencé a acercarme a Richard Vallaj. Había sido perfecto. Pero solo había una cosa que estaba mal, también recordé que Marcus Miller había muerto. Marcus Miller siempre ha sido mi mejor amigo; no importa cómo me trató: el pasado se debería quedar en el pasado.

Después de ponerme a reflexionar un poco sobre todo lo que pasaba en mi vida y en relación a Marcus Miller, me puse mi perfume favorito y me salí de la habitación de huéspedes en la mansión de Richard Vallaj. No me fue difícil tener que admitir que me preparé para lo peor que era encontrarme a Jessie Jones con Richard Vallaj. Incluso tenía esa imagen en mi cabeza. Me llevé una buena imagen, ya que no vi ni a Richard ni a Jessie dándose un beso, pero sí los encontré arreglándose el uno al otro mutuamente para irse a la despedida de Marcus Miller.

En cuanto Jessie me vio, soltó un suspiro de emoción y orgullo porque, según ella, «me veía hermoso, perfecto y adorable»; yo quería escucharlo provenir de la voz de Richard Vallaj, pero preferí quedarme con las ganas, porque no podía demostrarme su cariño en público. Richard solo me vio, sonrió y me dijo que me veía bien. Solo «bien», no «muy bien, hermoso o maravilloso»: solo «bien». Casi se me salía una lágrima, pero fue gracias a Jessie que no lloré, ella nos dijo las mismas jodidas palabras que me dijo Logan antes de que partiera al continente americano una de las últimas veces que lo vi.

Guys —nos habló Jessie—. It's time to go, like, right now! —¿por qué no podían decirme algo que Logan no me hubiera dicho? Logan me dijo exactamente lo mismo antes de partir, cometer una infidelidad y tirar al drenaje casi tres años de relación.

Nos pusimos nuestros cubrebocas y salimos al estacionamiento de la mansión de Richard, me sentí mal porque, de nuevo, Richard no me trataba bien y porque él mismo estaba tratando mejor a Jessie que a mí mismo. Me senté en la parte trasera del automóvil de Richard Vallaj (en la parte de atrás del copiloto, en este caso: Jessie Jones), agarré mis Earpods y comencé a escuchar música; el destino, la vida o lo que sea querían verme tristes porque en mi cuenta de Spotify me reprodujo otra vez All Too Well; me sentí bastante mal porque no era la Taylor's Version; pero para ese entonces aún no estaba la Taylor's Versión de dicha canción. Tal vez era un engaño hacia Taylor y era no apoyarla. Pero solo fue por esa canción, y sí, tuve que admitir que me puse a llorar. Pero fueron lágrimas silenciosas, en especial en el puente. Y sí, canté internamente dicha canción.

—Vallaj —por fin mencioné su nombre en un semáforo cuando este estaba en rojo.

—¿Sí, Louis? —Richard apenas me miró desde el espejo retrovisor de su auto.

—Quiero unos cigarrillos y la licorería está pasando la calle; estoy muy seguro de que ahí venden cigarrillos, en la otra esquina me puedes dejar —le expliqué a Richard qué era lo que realmente quería y él se detuvo—. Voy por ellos, esperen aquí, ¿vale? Gracias.

—Compra una botella del mejor tequila que encuentres, un vodka, una bolsa de hielos y una Coca*Cola de tres litros; por favor —Jessie me hizo su lista en un post it y me la entregó—. No podemos llegar con las manos vacías.

—¿Algo más? —contesté un poco irritado porque ellos pensaban que era una fiesta, y no lo era; ¡era una despedida!—. No es una tonta fiesta, es una despedida por mi mejor amigo, Marcus Miller. Les recuerdo que murió.

—Porque quiso —habló Jessie; Richard y yo abrimos la boca, sin pronunciar palabra alguna, formando la letra O, juraría que Richard diría algo; pero él solo hablaba cuando Jessie le daba permiso para hablar, o eso pareció todos los años que ellos estaban juntos como pareja en Apple White—. ¿Suicidarte solo porque encontraste a tu novio en la cama con alguien más? No way, so fuckin creepy!

—Pero no todos pensamos o somos iguales que tú —oh, no, Richard habló sin el permiso de Jessie—. Lo tienes que entender, Jessica, tal vez Marcus tenía problemas más importantes y esa fue la gota que derramó el vaso; por eso decidió abandonar este mundo.

—Sí, Richard —pude observar por el espejo lateral cómo Jessie le ponía los ojos en blanco a Richard antes de darse cuenta de que yo la estaba mirando y ambos pusimos nuestro dedo índice derecho en medio de nuestras bocas como señal de que ni ella ni yo le diríamos algo a Richard. Ella me entregó dinero en efectivo y me bajé, un poco molesto, del vehículo de Richard.

Caminé lo más rápido que pude, entré a la licorería y tomé lo que Jessie me había pedido que comprara: tequila, vodka, una bolsa de hielos y la Coca*Cola de tres litros. Lo más seguro era que no alcanzaría así que decidí comprar más botellas (de parte mía, claro que sí, porque entre más mejor y etcétera). En el carrito metí una botella de whisky, dos six (doce latas) de cerveza y hasta me compré un maldito vino tinto.

Estaba la misma chica pelirroja en la caja registradora que nos atendió a Richard y a mí hacía un par de años atrás cuando aún estudiábamos en Apple White; la misma chica pelirroja, ¿cuál era su nombre? Cierto, su nombre era Ashley: y lo recordé porque vi en su gafete que ahí estaba su nombre en letras grandes y en unas letras más pequeñas (que no se alcanzaban a leer bien del todo) debía de estar su apellido.

Ashley me atendió tan de prisa que ni siquiera supo que era yo (o de quién se trataba). Tal vez Ashley no era muy fan de la música de los artistas que había tenido la buena suerte de ser si telonero en un tour (sobre todo porque eran puras mujeres; muy pocos hombres; y a lo mejor a Ashley no le gustaban ni Taylor, Selena, Miley, Demi o algún artista de los que fui telonero).

Lo que me pidió Jessie más lo que yo compré por mi cuenta, era un total de trescientos dólares (170 de Jessie y 130 míos). No hice ninguna plática con Ashley y ni ella la quiso hacer conmigo. Salí del establecimiento y pasé al estacionamiento a buscar a Jessie y a Richard. Me detuve en seco al pensar que no llevaba los cigarros, y, aunque Jessie no me pidió cigarrillos, le compraría un paquete para ella, para mí y para Lezley (o para quien se le ofreciera un cigarrillo, como decía Dylan: «ya todos estábamos bastante grandes para poder fumar en Apple White»). Regresé a la licorería y compré los cigarrillos, compré tres paquetes; cortesía mía. Al llegar a Apple White, no encontramos ningún auto estacionado en el estacionamiento de Apple White: los tres nos volteamos a ver a la cara con cierta preocupación por no ver a nadie. Llamé a Lezley para preguntarle dónde nos podríamos estacionar.

—Hola, Louis, ¿ya están a punto de llegar Richard y tú? —¿entonces Lezley no sabía que Jessie también estaba con Richard y conmigo?

—También vengo con Jessie —le comenté a Lezley porque ella merecía saberlo—, ¿por qué no hay nadie en el estacionamiento de Apple White? —Jessie, Richard y yo ya estábamos un poco hartos de deambular y dar vueltas en círculos (aparentemente) al rededor de Apple White; sin encontrar nada ni escuchar señales de vida.

—Guau, ¿Jessie, Richard y tú? Necesitas contarme todo el contexto que hay detrás de eso y rápido —pues sí, sí me irritó un poquitín su comentario por hacerlo en un tono un tanto despectivo hacia mí; me gustaba nuestra relación de amistad, pero eso ya era demasiado—. Interesante; anyway, todos dejamos nuestros autos en el estacionamiento del parque Orange y caminamos a la escuela desde allá hasta acá —les repetí a Richard y a Jessie lo que Lezley me estaba diciendo.

—Traemos muchísimo alcohol, dile a Lezley si pueden venir ella y Logan a ayudarnos, por favor —Jessie me susurró asegurándose de que Lezley no oyera nada.

—Lezley —le repetí lo que Jessie me pidió que le dijera—. ¿Puedes?

—Dios, ¡es una despedida, no una maldita fiesta, Louis Gerald! —Lezley se escuchaba molesta, bueno, eso era poco.

—¿No vendrás? —le susurré a Jessie y a Richard que probablemente no iría con nosotros por lo que yo ya les había dicho antes de bajarme del auto e ir a la licorería a comprar alcohol.

—Sí, claro que iré, pero solo porque hay muchos aquí que compraron alcohol y están viendo esto como una oportunidad de emborracharse cual idiotas que son; Marcus estaría muy decepcionado de todos ustedes —sentí cómo Lezley ponía los ojos en blanco—. Voy para allá, Gerald, adiós.

—Buenas noticias: sí viene —les anuncié a ambos con una actitud positiva y una enorme sonrisa en mi rostro—. Al parecer muchos de los que fueron, o sea: toda nuestra escuela, llevaron alcohol y Lezley se molestó porque dijo que no es una fiesta.

—A lo mejor ella no bebe alcohol…

—Un poco, pero nunca la vi ebria, ni en la fiesta de Sean —me di a la tarea de interrumpir a Richard.

—¿La fiesta de Sean donde Graham se estaba comportando como un imbécil y te trató mal? —asentí, Jessie solo se empezó a reír y pensé que iba a cambiar el tema rápidamente—. Se refiere a que hoy no va a beber alcohol, Louis —Jessie fue la encargada de terminar lo que Richard iba a decirme—. Tal vez así sea hoy.

—Tal vez y solo tal vez —hablé, pensando en lo que quizá Lezley no haría, que en ese caso era beber alcohol—. Ella se escuchó muy ofendida cuando me dijo eso, ¿no lo creen? —Richard puso los ojos en blanco y seguimos en marcha directo al parque Orange, el cual no quedaba tan lejos de la escuela.

Al llegar al estacionamiento del parque Orange, Richard estacionó su auto y bajamos, al bajar de su auto, Richard se aseguró de dejar cerrado el auto y nos abrió el portaequipaje a Jessie y a mí. Sacamos el alcohol, los hielos y la Coca*Cola.

Stop it! —Richard nos gritó—. ¡No hemos desinfectado nada de lo que Louis compró y hay un virus! Necesitamos desinfectarlo.

Well —dijimos Jessie y yo al mismo tiempo, compartiendo una mirada pícara.

—Iré por el desinfectante —Richard entró de nuevo a su auto, después de un rato pequeño sacó un desinfectante Lysol Spray que, según cuenta la leyenda, mataba el virus del COVID-19.

Richard casi no tardó en desinfectar todos los productos que habíamos comprado, después nos desinfectó a nosotros (a Jessie y a mí) y al final nos pidió que lo desinfectemos a él, sin colocar los productos en el piso. Una vez que Lezley y Logan llegaron a vernos, Jessie los saludó alegremente (de lejos porque #pandemia), Logan no me saludó, pero Lezley sí (de lejos, claro). Nos ayudaron a cargar las cosas (Logan se llevó los hielos y Lezley un par de botellas de alcohol, Jessie, Richard y yo nos llevamos lo restante).

—Sigo sin poder creer que nos vamos a poner a beber alcohol en medio de una pandemia y que ni siquiera nos vamos a despedir bien de Marcus Miller —Lezley se notaba molesta; Jessie, Richard, Logan y yo pusimos los ojos en blanco—. No me interesa que me pongan esa cara con ojos de estúpidos, esto no es una fiesta ni una buena idea.

—Lezley —comenzó a hablar Richard, fue la primera vez que los vi interactuar entre sí a ambos—. No es nada malo; por lo menos Jessie, Louis y yo nos vamos a comportar y no vamos a beber tanto alcohol.

—Un poco de alcohol no nos hará daño, Lezley —por fin habló Logan, pensé que se había quedado mudo o algo por el estilo, porque no me hablaba; bueno, no habló y punto.

—Yo sé que un poco de alcohol no nos hará daño, Logan —Lezley lo volteó a ver—. Lo que me molesta en verdad es que hayan tomado esta oportunidad para ponerse a beber alcohol, ¿sabes?

—No bebas, si quieres, Lezley —Jessie se detuvo—. Yo tampoco estoy de acuerdo con esto, pero ya sabes lo que dicen: «si no puedes con el enemigo, únetele» —Lezley se calmó un poco por lo que Jessie le dijo, en serio que Jessie me agradaba bastante, me encantó cómo es que Jessie calmó a Lezley con ese comentario.

—Tienes razón, Jessie, pero eso no quiere decir que yo vaya a tomar una sola gota de alcohol, porque esto no es una fiesta. Es la despedida de Marcus —todos pusimos los ojos en blanco y resoplamos diciendo que ya sabíamos y que nadie la iba a obligar a beber alcohol—. Lo sé, no era necesario que hicieran eso —Lezley sonaba un poco molesta—. Dense prisa, necesitamos continuar con el altar a Marcus Miller.

—¿No lo han terminado? —miré cómo Logan de repente se ponía algo nervioso.

—¿Ya empezaron con el mural Lezley? ¿Todo bien? —por alguna razón, Richard también se puso nervioso, casi tanto como Logan; la diferencia era que Logan estaba más nervioso.

—Sí, Richard —era tan raro ver a Richard y a Lezley conversando/interactuando entre sí, ya que nunca lo habían hecho—. Espero que hayas traído las fotos que te pedí, Louis Gerald —¿fotos? ¿De qué carajos hablaba Lezley?

—¿De qué hablas? —detuve en seco mi marcha—. ¿De qué estás hablando, Lezley? ¿De cuáles fotos? —empecé a hablar mientras apretaba mis dientes.

—¡Dios mío! Dime que no es cierto que no las traes —Lezley me volteó a ver con cara cara roja por la ira—. No traes las fotos y te estábamos esperando para colocar las fotos faltantes porque es lo único que falta para terminar el altar a Marcus.

—No traje ninguna maldita foto porque nadie me pidió que trajera algo, Lezley, así que cálmate, por favor —me alteré muchísimo—. ¿Quién era la persona encargada de hacerme llegar el memo?

—Yo —por fin Logan me volteó a ver y me habló: posicionándose frente a mí, claro que sí—. No le avisé que trajera alguna foto, Lezley.

—¿Ni siquiera eso pudiste hacer bien, Logan? —Lezley se alteró muchísimo y comenzó a gritarnos a Logan y a mí.

—Perdón, pero ¿a ti qué carajos te importa, mujer? —Jessie saltó en nuestra defensa—. ¡Tú lo odiabas! Y nos lo dijiste a Louis y a mí hace tres años.

—No —Lezley tomó un poco de aire antes de volver a hablar—. Tengo que hacer una corrección: no lo odiaba ni lo odio: odio lo que me hizo, hizo que mi último año en Apple White fuera un infierno y me hizo odiar mi cuerpo sin razón —Lezley se tranquilizó un poco—. Pero él merecía una buena despedida y necesitamos fotos con su mejor amigo.

—Tranquila, Lezley —la abracé debido a que comenzó a llorar—. Ahorita imprimo las fotos que tengo con Marcus —todos me voltearon a ver –incluido Logan– con una mirada de sorpresa, curiosidad y un poco de decepción por parte de Richard (guau, ¡qué sorpresa!)—. ¿Qué? ¿Por qué me ven así? Creo que ya he dicho muchísimas veces que él es mi mejor amigo, no importa lo que hayamos pasado y lo que hayamos hecho ni siquiera lo que pasó en el parque Orange cuando Lezley me encontró después de que Marcus Miller me gritara.

—Nunca me contaste eso —Richard me miró completamente decepcionado de mí.

—Ni a mí —Jessie se unió a la conversación.

—Creo que a nadie se lo conté, solo sabíamos Lezley, Marcus y yo.

—También Candy, Logan y Ryck; lo siento, Louis —Lezley añadió con una mirada sarcástica—. Se los conté como prueba de que podíamos confiar en ti.

—¿En serio? —miré malhumorado a Lezley.

—Sí, nos contó —ahora era el turno de hablar de Logan—. Y bájale dos rayas a tu humor, porque si no te dije sobre las fotografías fue porque cuando me enteré no estaba en mis planes hablarte y no lo hice —Lezley se aproximó a darle una bofetada a Logan. En defensa de Lezley, ella tenía la razón suficiente para abofetearlo.

—Eso es por arruinar la despedida de Marcus —Lezley volteó a verme a mí con una mirada de pocos amigos—. Estoy muy decepcionada de ti, Gerald, pero no fue tu culpa al cien por ciento. Vámonos caminando a la preparatoria —después de que llegamos a la escuela, sentí cómo había chicos que nos miraban a todos; en especial a Richard, Jessie y a mí, lo cual era un poco raro, pero no tanto debido a que yo era medio conocido en el mundo del espectáculo.

A lo mejor ellos se enteraron de que no utilicé la beca de regalo que me dio Richard Vallaj para irme a Juilliard a estudiar teatro musical. Todos nos recibieron con una bienvenida un tanto afectuosa, muchos me dieron la mano y yo decidí no aceptarla por miedo al contagio. Richard incluso no aceptaba los saludos de beso ni de sus compañeras tampoco se ofreció a aceptar las manos de sus amigos.

—¡Qué inconscientes son todos ustedes, por el amor de Dios! —Jessie parecía cansada y molesta porque todos querían saludarnos bien (de mano o de beso); a ninguno nos parecía correcto—. Estamos en pandemia, si fuera otra ocasión; nosotros aceptaríamos sus saludos con mucho gusto; pero tenemos que cuidarnos entre nosotros.

—¿Pues qué hacen aquí? —se escuchó una voz al azar que tenía toda la maldita razón del mundo.

—Ni yo sé qué hacemos aquí —me paré junto a Jessie porque ella no supo qué responder, me paré justo en el podio—. Tal vez todos estamos aquí por la misma maldita razón: Marcus Miller, porque fue, es y será siempre mi mejor amigo.

—Aunque Marcus me acosaba, sé que le debo mi presencia, es lo mínimo porque nunca lo traté bien y él merecía más que esto —Richard siempre aparecía para salvarme de una situación crítica o muy incómoda, este se acercó a tomar un vaso de whisky y se subió al podio conmigo para seguir hablando—. A tu salud, Marcus: cheers! —varios chicos de Apple White levantaron una copa y gritaron «salud».

Ya estando en el podio pude decir unas cuantas palabras a mi mejor amigo; Marcus Miller;

—Marcus: tengo que admitir que casi siempre me trataste mal, nunca tuvimos esa amistad especial que todos creían que teníamos, ¿por qué? No lo sé, supongo que teníamos diferentes gustos —se me quebró un poco la voz al recordar a Marcus Miller; mi mejor amigo—. Tú y yo crecimos juntos, nos conocemos desde que éramos unos niños. Sí te tomé un cariño muy fuerte por todo lo que pasamos juntos. ¿Soy un imbécil por eso? Tal vez, pero te sigo queriendo, Marcus. Un abrazo hasta el cielo, amigo —en ese momento, comencé a llorar porque, God, extrañaba tanto a Marcus, sentí que me hacía falta y mucha porque me sentía mal al pensar que ya no estaba en este mundo con todos nosotros; fue terrible—. Siempre te querré, Marcus.

—Lezley —habló Richard, de verdad me parecía raro e increíble que Richard interactuara con mis amistades—. ¿Te gustaría decir unas palabras hacia Marcus? —bajé del podio, vi a Lezley negar con la cabeza ante la pregunta de Richard, me posicioné justo a un lado de Logan y Ryck.

—Me intriga lo que Lezley diría, ¿a ti no, Logan? —Ryck se dio cuenta de que el ambiente estaba un poco tenso entre Logan y yo.

—Sí —Logan volteó a verme—. ¿A ti no te intriga, Louis?

—Sin comentarios —no dije nada, literalmente Lezley estaba del otro lado del gimnasio de Apple White, estaba sola mientras que nosotros tres estábamos juntos—. Se nota que Candy hace falta aquí.

—Un poco —tengo que admitir que Logan se lo estaba tomando muy a la ligera—. No sería la primera vez que Lezley está sola.

—¿Cómo dices, perdón? —ni Ryck ni yo sabíamos qué quiso decir Logan (o a lo que se refería).

—Lezley no tiene muchas amistades en su escuela —comenzó a decirnos lo que pasaba con Lezley—. ¿Sí recuerdas cómo te trató el día que nos hablaste, Gerry? Hablo del día cero en que llegaste a hablarnos a la mesa de los inadaptados sociales —tenía muchísimo tiempo que Logan no me decía «Gerry», yo asentí con la cabeza mientras sentí cómo la sangre se me subía a la cara, debido a un momento en el que me ruboricé—. Me encanta cómo te ves cuando te sonrojas, Dios, te ves tan sexy; pero eso no importa, pues básicamente así trata a todas las personas que intentan hacer una amistad con ella.

—Voy con Lezley —Ryck no lo dudó más y fue de inmediato con Lezley porque ella se veía muy sola y un poco triste sin su amiga Candy. ¿Por qué mierda Lezley no me contó que no tenía amigas o amigos en Harvard?

Logan y yo nos tuvimos que quedar solos en el gimnasio de Apple White (retóricamente) estábamos rodeados de tantas personas, la situación se empezaba a tornar incómoda, porque ninguno de los dos hablaba o decía algo. Sin decirle nada, simplemente me alejé de él porque no era una situación cómoda para ambos y ambos lo sabíamos, le apliqué el ghosting. De repente escuché cómo Marie Wilson tenía algo que decir cuando subió al podio.

—Sé que tal vez esto no tiene nada qué ver con Marcus Miller —what's going on, Marie Wilson?. Pero hay alguien aquí que me gustaría que conocieran por primera vez. Señoras y señores, ella es la nueva y mejorada Candy Ryan —salió una Candy más alta, delgada, con tacones rojos; muy coquetos, una falda blanca; la cual le llegaba por encima de la rodilla, una camisa con líneas rojas y blancas de botones; con escote supersensual y una sonrisa que mostraba sus dientes de un color blanco cual perlas, un poco de maquillaje y su cabello ahora era pelirrojo casi naranja.

—No es cierto —susurré, me acerqué a Candy cuando bajó del podio y comenzó a saludar a todas las personas presentes en Apple White, despidiéndose de Marcus Miller—. ¡Oye, Candy!

—¡Hola! —Candy me sonrió—. ¿Te conozco?

—¿Bromeas, cierto? —miré su cara de confusión—. nos conocemos; tú, Lezley, Ryck, Logan y yo éramos parte de los «inadaptados sociales», así fue como nos denominó Marcus Miller.

—Marcus… —Candy se quedó pensando un rato—. Sí, tienes razón, olvidaba a Marcus, gracias, quienquiera que seas —y se marchó, Dios, ¿Candy Ryan había fingido no conocerme?

Me acerqué a ver a Candy hablar en el podio, ella mencionó casi lo mismo que todos decíamos; que, aunque Marcus había sido malo con nosotros, extrañábamos su presencia en Apple White (y en Itaville), lo único que le faltó fue llorar un poco.

—¿Qué te dijo Candy, Louis? —Lezley, Logan, Ryck, Richard y Jessie se acercaron a mí a preguntarme qué había pasado con Candy.

—No me conoce.

—¿De qué hablas? ¡Es Candy! No una completa extraña —aparentemente Lezley no comprendía la situación.

—¿Olvidó que es nuestra amiga? —no sé, Logan—. ¿O se olvidó solo de ti en específico, Gerald? —gracias.

—Supongo que de todos, cuando le mencioné sus nombres —señalé a todos, menos a Richard y a Jessie—. Solo pensó en que no dijo nada acerca de Marcus y su muerte. La razón por la que estamos todos aquí.

—¿Ya vieron con quién está? —Ryck señaló con la cabeza al lugar donde estaban Candy, Marie y Katherine.

—¿Katherine y Marie? —preguntó Jessie en cuanto las vio—. Esas brujas.

—Jessie, ese lenguaje —la «regañamos» Richard y yo al mismo tiempo, solo nos miramos sin decirnos nada.

—No me considero una mujer tan sorora, sorry —yo no tenía idea de lo que quería decir esa palabra que Jessie comentó.

—Da igual, no las insultes, Jessie; por favor —Logan creía que podía hacer cambiar de opinión a Jessie.

Well, ¿por qué las insultas sin razón ni motivo aparente? —era raro ver a mis amigos interactuar con Jessie, en especial a Ryck (el encargado de preguntarle por qué las había insultado).

—No sé por qué siento que ellas tienen qué ver con esto de que ya no los reconoce —y tal vez Jessie tenía razón.

—Pero nosotros no somos nadie para cuestionarla —Richard, por primera vez, habló sin que yo dijera lo mismo que él al mismo tiempo.

—Sí, tienes razón, Richard —cuando dije esto, volteé a verlo, de nuevo me estaba golpeando con el látigo de la indiferencia en su máximo esplendor. Después de un rato, comenzaron a beber alcohol, todos en el gimnasio de la escuela y el mundo se descontroló un poco.

—Juguemos a la botella —sugirió la nueva Candy; así la llamaría desde ahora porque cuando Lezley la abrazó hizo lo mismo que conmigo: dijo que no la conocía y que toda su estadía en Apple White fue junto a Marie Wilson y Katherine Dankworth; no estuvo ni junto a mí, o Lezley, o Logan y por alguna razón a quien menos recordaba era a Ryck (pensaba que era estudiante de otra escuela y conocía a Marcus de otro lugar).

Giramos la botella, al parecer se tenían que besar las personas que señalaba los extremos de la botella; tuvieron que formarse dos grupos (o incluso tres) porque éramos bastantes personas las que estábamos jugando y Richard estaba en mi grupo. La nueva Candy fue la última en girar la botella, tenía un muy mal presentimiento porque era como si la nueva Candy hubiera medido su fuerza para que la botella de detuviera en mí y en quien tenía en frente mío: Richard Vallaj. Todos soltaron un grito lo suficientemente fuerte, casi me rompieron el tímpano, sí, la botella se detuvo en mí y en Richard Vallaj; pero eso era de esperarse.

Todos los estudiantes estaban gritando emocionados que le diera un beso a Richard, miré a Logan que estaba texteando algo en su teléfono.

Don't do this –se leía en el primer mensaje que Logan me envió

Please.”. No supe qué hacer o qué responderle a Logan, seguían gritando «que lo bese, que lo bese, que lo bese». Tomé una decisión y sabría exactamente qué responderle a Logan.

Make me” –le di enviar y vi su mirada triste, mientras la mía era un poco divertida por la situación. ¿En qué clase de persona me había convertido? Yo jamás, jamás, jamás, jamás habría hecho algo similar; pero era Richard Vallaj quien me tenía vuelto loco. Me enamoré de él, de sus ojos azules como el mar azul, de su hermoso y dorado cabello, de la forma en la que sonreía, del pequeño espacio que tenía entre sus dientes. Lo elegía a él y no por inercia: lo elegía porque me hizo sentir, en apenas unos meses, lo que Logan no pudo hacerme sentir en tres malditos años; pero eso era algo que nadie sabía (ni siquiera Lezley y ella era mi mejor amiga). Lo elegía a él y solo quise esperar que él me eligiera a mí.

Richard se levantó, fue directo hacia mí y me extendió su mano para que la tomara y me ayudara a levantarme. Cuando ambos nos levantamos me llevó lejos de la multitud y nos colocamos en medio del gimnasio, para que todos nos vieran

—No puedo hacer esto —hablé con la voz ronca debido al frío; a pesar de que era julio y hacia calor, también estaba el hecho de que yo ya había fumado demasiado y a que me tomé muchas bebidas con hielos (al parecer compraron más)—. Jessie es tu exnovia y ella es mi amiga.

—Jessica —Richard la llamó, volteamos a ver a Jessie y ella estaba besándose con otro chico—. Creo que no le va a importar.

—¿Se van a besar o no? —Logan estaba harto de todo eso. Dios, ¡qué hipócrita era!, si juré que amaba a Logan y que incluso él era el amor de mi vida—. Hazlo, Gerald, termina con esto de una maldita vez —todos se dieron cuenta de que Logan estaba portándose bastante agresivo, incluso le pidió a Lezley que cerrara la boca cuando ella le dijo que se calmara por las buenas—. Si lo besas, ¡olvídate de mí, like… forever!

—¡Ya bésalo! —gritó alguien, no supe exactamente si a Richard o a mí.

Yo estaba de pie frente a Richard, él me susurró: «si no quieres, no tenemos por qué hacerlo aquí».

Damn! —maldije por lo bajo—. , sí quiero besarte, Ri… —Richard no me dejó terminar mi oración, en ese momento me besó, hubo un momento en que yo sentí que Richard y yo no robamos las miradas de todos los estudiantes (incluída la mirada de Jessie), nos llovieron vítores y muchos gritos de felicidad.

—Te amo —me dijo cuando nos separamos unos centímetros antes de terminar el beso tan largo que nos estábamos dando; era hermoso, como en un sueño—. Si tú también me amas, devuélveme el beso —no hizo falta que lo dijera dos veces, cerré los ojos y lo besé. Lo besé. Lo besé. Y lo volví a besar. Richard me abrazó después de terminar nuestro beso.

Escuché cómo Logan corría mientras lloraba, me separé de Richard y no supe con quién iría primero: si con Jessie que estaba tan tranquila analizando la situación o con Logan, que al parecer le afectó mucho que yo besara a Richard. La que estaba más cerca era Jessie Jones, así que fui con ella para disculparme. La reunión siguió con normalidad, los chicos bailaban al ritmo de la música y seguían bebiendo alcohol, otras personas sí estaban llorando por la pérdida de Marcus Miller. Decidí acercarme a Jessie primero.

—Jessie —le dije en cuanto me posicioné delante de ella.

—Louis Gerald —Jessie me habló con cierto recelo en su voz—. ¿En qué puedo ayudarte o se te ofrece algo?

—Sí —me preparé con voz un poco melancólica—. Lo siento mucho si besé a tu ex en tu cara, yo no quería…; perdóname, por favor —Jessie comenzó a reír un poco fuerte, como si yo hubiera contado el mejor chiste del mundo (y tal vez lo hice).

—Bromeas, ¿cierto? Dime que sí, por favor, Louis —negué con la cabeza, casi sentí cómo mi cabello se movía hacia los lados—. Ok, pues no importa en absoluto; yo sé lo que Richard siente por ti.

—¿Cómo lo sabes? —casi escupí las palabras; su respuesta fue como si alguien me hubiera tirado un balde de agua helada sin avisarme.

—Cómo te mira —tomó un vaso de tequila con Coca*Cola y hielo—. Te mira como me miraba a mí, parece que le brillaban los ojos cuando me hablaba de ti mientras tomabas una ducha en su casa.

Did he? —no me lo podía creer que era verdad lo que Jessie me estaba contando; ¡Richard habló de mí con Jessie!

Yes, he did it! —Jessie me dio un abrazo.

—Pero tú eres mi amiga y él es tu ex…

—¿Y qué carajos importa? —Jessie me interrumpió.

—¿No te molesta?

—¡Claro que no! —me tomó la cara con ambas manos—. No quiero decir que me robaste a mi novio, porque ya no estaba con él, pero sí puedo decir que sí te robaste su corazón. Eres el chico que me ganó a mí.

—No quiero pensar que te gané —y era verdad, quiero decir, ¿yo? ¿Ganarle a Jessie Jones? No creo.

—No me ganaste, ok; pero ganaste el corazón de Richard Vallaj y su corazón vale más que mil diamantes o más que todo el oro del mundo, creo que ya te diste cuenta, ¿no? —Jessie me abrazó—. No sabes lo mucho que Richard te ama, él es un buen hombre, él sabe amar con muchísimas fuerzas y siempre lo entrega todo —sentí que Jessie quería llorar un poco por Richard y porque lo extrañaba.

—No llores, Jessie —le supliqué a Jessie que no llorara, pero poco importó porque ya había empezado a llorar.

—Si estoy llorando es por orgullo, no lloro porque extrañe a Richard, porque ahora Richard tiene la oportunidad de estar con alguien más y mejor como lo eres tú, Gerald; te admiro, joder, en serio lo hago y vale la pena —Jessie tomó otro vaso de tequila y me abrazó.

Después de hablar con Jessie, me fui tras Logan para saber cómo podía ayudarlo (y si podía, para empezar).
Me encontré a Lezley en el pasillo afuera del baño para caballeros.

—¿Todo bien, Lezley?

—No, no me quiere dejar entrar y está llorando como no tienes una idea; además de que es el baño de género masculino y no puedo pasar por respeto.

—Entraré —inmediatamente entré al baño de caballeros.

—Si eres Louis: ¡lárgate! —Logan estaba encerrado en un cubículo (idéntico a como cuando David y Dylan se ocultaron de mí en un baño en un bar de París).

—No me hables así, idiota —le grité y el eco se escuchó—. ¡Qué show armaste, ¿eh?! Felicidades, pero te faltó fingir un poquito más —hice muchísimo énfasis en «fingir».

—Te pedí que no lo hicieras —Logan salió del cubículo—. Te lo pedí por favor.

—¿Por qué lo hiciste?

—Tú respóndeme, ¿por qué lo hiciste?

—Respondamos al mismo tiempo, al contar 3.

—1… —Logan comenzó la cuenta.

—2…

—3…

—Lo amo.

—Te amo —salió del cubículo cuando habló, me sentí como una mierda total, Logan me amaba y yo le confesé que amaba a Richard; pero me fue infiel, así que poco me duró el sentimiento de culpa, aunque era mucha la incomodidad.

Nos quedamos viendo un rato, no supimos qué decir con exactitud, nos quedamos callados y, después de un rato, Logan finalmente se fue. Yo me quedé en el cubículo del baño de la escuela sintiéndome mal conmigo mismo. ¿Por qué, joder? ¿Por qué tenía que decirme que me amaba? ¿No podía decirme que se sentía celoso y ya? ¡Carajo! Me quedé alrededor de cinco minutos tratando de procesar lo que acababa de escuchar por parte de Logan. Salí del baño y fui a buscar a Richard; lo vi charlando con Kevin, Sean, Lemus, Graham y otros, me acerqué por atrás un poco, iba a sorprenderlo con unas bebidas y le iba a dar un beso en frente de sus amigos, creía que de esa forma había demostrado que ya había salido del clóset; juro que quise sorprenderlo. Pero fui yo quien terminó sorprendido, ninguno de ellos me vio llegar, y eso fue algo que me hubiera gustado que hubiera pasado (que me hayan visto llegar).

—¿Te gustó cómo besa Louis Gerald, Richard? —me detuve después de escuchar esto, porque quería escuchar qué decía Richard si yo no estaba.

—No —él comenzó a reír; muy fuerte, y mi corazón se rompió en mil y un pedazos; sin embargo, seguí escuchando lo que Richard les estaba diciendo a sus amigos—. De hecho, no sabe besar y le apestaba la boca a cigarro y alcohol —«por Dios, ya cállate, Richard, por favor», pensé; de repente visualicé cómo Graham ponía mala cara y, por lo menos él, me defendió un poco—. Si Marcus Miller estaba obsesionado conmigo, yo creo que le pegó su obsesión conmigo a Louis Gerald, pobrecito. Ya se obsesionó conmigo y me acosa, hasta sabe mi dirección en París —sus amigos pusieron una mirada de sorpresa e inclinaron sus cabezas hacia atrás

—Vale, ya no seas tan malo, Richard, ya entendimos —Sean habló; Dios, incluso Sean me estaba defendiendo.

—Mejor cállate, porque está su ex aquí y te puede golpear —Richard miró a Graham después del comentario de Kevin.

—Sí, aunque no estuve con él, Louis es buen chico y merece respeto por parte de todos, chicos —¿estaba lemus defendiéndome?

—Entonces ¿por qué lo besaste, Richard? Cuéntanos —preguntó Sean.

—Lástima —en ese momento tiré los vasos, hicieron ruido al romperse (porque eran de vidrio), Richard volteó a verme y se puso muy pálido cual fantasma.

—Gracias por decir todo eso de mí, Richard. En serio, muchas gracias —le dije con la cara llena de lágrimas y tenía un enojo muy grande por su culpa

—¿Cuánto tiempo llevas ahí? —puso su cara de no saber qué hacer o qué decir—. ¿Qué escuchaste? ¿Por qué nadie me dijo que estaba él aquí en este momento? —Richard me señaló cuando les preguntó a sus amigos

—Eres una basura, Vallaj —Lemus volteó a verme, a pesar de que me trató mal, me defendió de lo que decía Richard de mí.

—Lo suficiente, gracias —tomé mi cubrebocas y salí corriendo del gimnasio, escuché que Richard me pidió que parara de correr, pero no le hice caso alguno.

Salí de la escuela y corrí sin parar hasta el parque Orange, me metí en la sección de juegos para niños, entré en un tobogán en la dicha sección; creí que ahí era imposible que Richard pudiera localizarme en primera instancia. Me escondí dentro del tobogán y me puse a llorar, lloré desenfrenadamente mientras escuchaba con mis Earpods la canción de Taylor Swift, All Too Well. Decidí poner más música de Taylor Swift triste, rápidamente me hice una playlist de música sad, puse: I Almost Do, Last Kiss; esta me dolió más porque sí fue el último beso que nos dimos Richard y yo (en ese momento) por el reto de la botella, All Too Well, Come Back...Be Here, Enchanted, Back To December, White Horse,You're Not Sorry, Forever & Always (Piano Version), Cold As You, Teardrops On My Guitar, Invisible (en ese orden, claro), decidí poner Clean al final porque después de la lluvia viene el arcoíris. O eso es lo que la gente solía decir. Escuché los gritos de Richard alrededor del parque, no se imaginaba dónde me escondí, en primera instancia no fue a buscarme al área de juegos.

—Te encontré —pero sí me encontró después y me habló desde afuera del tobogán—. Oye, disculpa…

—No me hables, no me toques, no me molestes, no me dirijas la palabra, no te quiero ver —no pude olvidar el tema tan fácil—; tú y yo jamás nos hemos visto, no pasó nada de lo que pasamos estos meses juntos: borraré los mensajes que nos mandamos y borraré todos los recuerdos que tuvimos.

—No quise decir eso.

—¡Ah, ¿no quisiste?! Pero ¿sabes una cosa? Lo dijiste, me humillaste en frente de todos tus amigos —dos lágrimas volvieron a brotar de mis ojos—. No necesitabas decirles que mi boca tenía mal sabor, que estaba obsesionado contigo e incluso dijiste que soy un acosador; ya que aparentemente Marcus me pegó su obsesión por ti, y, sobre todo, decirles que me besaste por lástima.

—Soy un idiota, lo sé —admitió con su mirada perdida en la oscuridad de la noche—. Pero tú te humillaste solo, cuando…

Shut your mouth! —lo que Richard decía me estaba irritando un poco, sobre todo por el tono. Por favor, ya no me digas nada. You won't upset me, I'll go down. I'll throw the white flag of surrender. Knock me down, not forever: just for now —le canté una canción que se me vino a la mente: “White Flag de Sabrina Carpenter, la cual era perfecta, porque narraba que se rendía, pero no para siempre: solo por el momento.

—¿Sabrina Carpenter? —¿en serio Richard no tenía frío estando afuera del tobogán? Yo estaba dentro y sentía un frío horrible, casi me salían témpanos de hielo—. La he escuchado una o dos veces; ahorita que me cantaste, y cantas hermoso, pude identificar la canción que me estabas cantando.

—Creo que esta fue tu tercera y última red flag —me sorbí los mocos ya que no llevaba papel—. La primera fue cuando te olvidaste de que yo estaba esperándote en la piscina por estar con Jessica —tuve que explicarle a Richard su primera red flag, debido a que él no podía recordar ninguna otra red flag, me interrumpió al decirme que lo sabía y que se disculpó conmigo por eso, yo lo callé y seguí con la cuenta de sus banderas rojas—. Pero la segunda fue cuando la tratabas mejor a ella que a mí. Se supone que se debería descalificar a los jugadores cuando obtienen su primera tarjeta roja

—¿Vas a descalificarme? —ni él ni yo podíamos hablar en serio—. ¿En serio tengo que olvidar todos los momentos que pasamos juntos y no volver a hablarte jamás? —dudé un poco antes de responderle, ¿realmente quería olvidarme de todos los momentos que pasamos juntos, el cielo y el paraíso a donde me había llevado los últimos meses?

—Sí —alcancé a responder antes de volver a llorar descontroladamente. Richard se metió junto a mí al tobogán, no le impedí que me abrazara, no le impedí que pusiera mi cabeza en su hombro mientras yo lloraba y él me pedía disculpas por comportarse como un imbécil.

—Deja de pedir disculpas, por favor, Richard —se lo imploré a Richard, me sentía muy mal y él solo lo empeoraba todo, a cada rato y en cualquier lugar—. El daño ya está hecho, ¿sabes? Y no sé si puedas remediarlo. Por lo menos no por ahora.

—Ya te expliqué qué no fue mi intención, Ger…

—Tanto «no fue mi intención» y esa sarta de estupideces —repetí lo que Richard dijo en un tono burlón—. Ya lo hiciste, deja de intentar arreglarlo, porque solo lo…

—¿Ya estoy perdonado? —Ricard me calló la boca con un beso

—No va a ser tan fácil que te perdone o que vuelva a confiar en ti —esta vez yo lo tomé por la cabeza y lo besé, pero no en la boca: lo besé en la frente y le di un abrazo muy grande—. Ahora tal vez.

Richard y yo salimos del tobogán, se quitó su saco y me lo puso (así como cualquier cliché de película romántica americana), cuando volvimos adentro de Apple White todo se quedó en absoluto silencio de repente, todos (incluidos los amigos de Richard) lo miraron con asco y con ganas de romperle esa carita tan hermosa que sólo Richard Vallaj tenía. ¡Qué rápido se pasaban los chismes en Apple White porque todos; TODOS, sabían lo que Richard me había hecho! Incluso se acercaron a intentar alejar a Richard de mí, pero pude impedirlo, me pidieron que me quitara y no acepté, les pedí que me dieran la oportunidad de explicarles.

—Se disculpó conmigo —no quería ver a Lezley o a Jessie después de lo que Richard me había hecho—. Se disculpó y yo lo perdoné, lo hice porque no tengo espacio en mi corazón para algo como el odio o el rencor; tengo que admitir que yo solito me humillé al hacer un drama innecesario al irme corriendo al parque Orange —miré a Richard, él solo me lanzó un beso y se cuidó tanto que nadie vio que lo hiciera—. Tal vez ya no estemos juntos, pero ese beso siempre será lo mejor que me ha pasado en estos veinte años que tengo de vida.

—No tengo justificación, Lou…

—Y no la necesitas, te juro que es mejor así.

—¿Me regalas un abrazo?

—¿Solo quieres un abrazo?

—¿Tal vez un beso?

—¿Solo uno? —rio y yo amaba con todo mi ser su risa

—De acuerdo: quiero mil besos y abrazos; cada uno.

—¿Mil besos y mil abrazos?

—Sí, Lou.

—De acuerdo.

—¿Permiso para abrazarte?

-Permiso concedido.

«Que cante, que cante, que cante, que cante», se escuchaba cómo me pedían que les cantara algo, yo accedí porque necesitaba distraerme y olvidarme del mal trago que me hizo pasar Richard.

—Mi voz está fría, solo cantaré algo pequeño —todos gritaron convencidos bajo mis condiciones—. ¿Qué les parece “Flightless Bird, American Mouth o A Thousand Years”? Ambas son canciones de la boda de Edward y Bella.

—Odiamos a Bella y a Edward, pero ¡se va a escuchar hermosa en tu voz, mi estimado y hermoso amigo Louis Gerald! —escuché la voz de mi indiscutible mejor amiga la señorita Lezley Anderson: ¡estaba ebria! Le rogué al cielo que no cometiera alguna estupidez—. ¡Marcus Miller está muerto! ¡Larga vida a Marcus Miller! —Lezley soltó una risita burlona; ok, Lezley sí se emborrachó y después empezó a gritar (o a pedir, mejor dicho): una larga vida por Marcus Miller.

Escuché la confirmación de todos los presentes, pedí una guitarra (que sorpresivamente encontramos en la bodega del gimnasio), y comencé a tocar para empezar a cantar. Canté las primeras estrofas, el resto de chicos comenzaron a cantar y a hacerme una especie de background; todos aplaudieron cuando terminé el primer coro de la canción (también me hicieron coros), literalmente ya no tuve que cantar debido a que decidieron poner la canción en la bocina.

—¿Puedo pedir permiso para abrazarte, Louis Gerald? —Richard se posicionó frente de mí; yo solté una risa por lo bajo.

—Permiso concedido, Richard —y me abrazó; me abrazó muy fuerte, susurrando una disculpa en mi oído.

—¿Puedo pedirte permiso para bailar? —lo dudé un poco, ¿yo de verdad necesitaba bailar con Richard?—. ¿Por favor, chiquito mío precioso hermoso y mi príncipe?

—Permiso concedido, Richard —lo abracé muy fuerte contra mí; lo amé, a pesar de todo, consideré a Richard como el amor de mi vida; él era tan importante para mí porque en serio me enamoré de él; supe que él nunca me fue infiel (aunque sí me engañó tras decir que me besó por lástima y, aparentemente, por pena ajena)

—¿Permiso para poder darte un beso, Louis Gerald?

—¡Claro, Richard! —me acerqué para susurrar en sus labios—. Permiso concedido —y nos besamos.

—Te amo muchísimo y siempre será así, Louis Gerald.

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