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Capítulo 17

La despedida de Marcus Miller se tuvo que adelantar una semana antes de lo esperado, debido a que todos estuvieron ocupados el día original del evento. Yo no tenía nada que hacer así que acepté ir una semana antes.

Todo por Marcus Miller porque a pesar de lo que me hizo: él seguía siendo mi amigo; no importaba lo que me había hecho y cómo me había tratado, todavía seguía sintiendo una especie de cariño hacia él. Marcus aún era mi mejor amigo y siempre sería así.

—Richard —lo saludé en cuanto lo vi de pie frente a la puerta de la casa de David (me aguanté mis ganas de aventarme a él; por derecho a David y a su casa, además estaba molesto con él)—. ¿Qué se te ofrece?

—Vine a verte un poco antes porque pensé que podía hacerte una pequeña sorpresa, es todo —yo estaba bastante dolido con Richard Vallaj por el hecho de que borró la foto de nosotros dos en Walmart donde le comenté “Louchard”; yo estaba enojado. Pero si alguien me preguntaba cómo era que Richard se había enterado de en dónde estaba viviendo, fue porque le mandé un mensaje que decía que David, mi manager, era su vecino a solo una casa de distancia de su casa en París.

—Estoy sorprendido —¡eso fue mentira! Ya dije que me encontraba bastante enojado con él—. ¿No puedes ver mi cara de sorpresa? —señalé mi cara para que Richard viera que lo estaba.

—No sabes actuar tan bien, ya vi por qué no te dieron el papel que querías para estar en aquella película en donde quisiste ser el actor principal —sí me enojé y puse mala cara ante su comentario tan despectivo—. ¿Ahora sí estás actuando tu cara de molestia o es de verdad?

—Creo que no puedes darte cuenta de que me molestó muchísimo tu comentario, Richard. No me dieron el papel porque no cumplí con las características que se me estaban exigiendo; no fue por otra cosa, y debo admitir que sí necesitaba parecer un poco más adolescente que un tierno bebé; porque tengo la cara sumamente fina y ellos estaban buscando alguien que se vea un poco más adulto; no a un baby face like me.

—¿Qué tienes? —al fin se animó a preguntarme—. El Louis Gerald que conozco se habría alegrado un poco de haber visto que llegué a verlo de sorpresa ¿o te molestó que viniera a verte sin avisar? —solté una gran carcajada y vi cómo Richard ponía los ojos en blanco

—Tú de verdad crees que yo estoy enojado contigo, ¿no es cierto?

—¿No lo estás? —me ofreció una mirada de decepción y una de enojo solo después de reírme—. ¿Qué carajos te pasa, entonces?

—Sí lo estoy —Richard preguntó por qué lo estaba; él de verdad que no tenía ni idea de lo que pasaba—. Borraste nuestra foto de Instagram, ¿por qué? ¿No tuvo los likes que tú esperabas? ¿Salí mal o tú saliste mal? ¿Ambos salimos mal? ¿Qué pasó? No entiendo nada —después de que Richard me preguntara por qué, se lo tuve que confesar todo.

—Sí, es que nos olvidamos de una personita un tanto importante, Louis Gerald —Richard miró sus zapatos mientras tenía ambas manos en sus bolsillos y caminaba nerviosamente de un lado a otro; en ese instante supe de quién hablaba.

—No me digas que… —¿su madre o su padre? ¿de quién se trataba?

—Sí, Jessie Jones.

—¿Vio la foto? —me puse extremadamente nervioso después de haberle preguntado eso.

—No, o tal vez sí; no lo sé —Richard seguía muy nervioso—. Tal vez sí la vio, pero mantuvo un perfil bajo en Instagram.

—¿Eso es lo que tú crees? —¿entonces Jessie ya lo sabía? Ay, Dios mío de mi vida.

—Probablemente, pero no eliminé la foto.

—¿Cómo?

—No la eliminé —repitió—. ¡La archivé!

—Es casi lo mismo que eliminarla, Richard Vallaj —se lo recordé—. La foto desapareció de tu perfil de Instagram y solo vive en los recuerdos de las quinientas sesenta y cinco personas que le dieron like —bajé la mirada porque me sentía decepcionado—. Entonces ¿Jessie Jones la vio?

—Creo que vio tu comentario, porque subió una foto a su instastories con la canción Better Than Revenge de Taylor; creo que la conoces.

—Sí, creo que tú y yo la conocemos a la perfección, ¿no te parece? —le recordé a Richard que ambos conocíamos la canción; porque me comentó que escuchaba a Taylor Swift por mí; same as David—. Y, en la canción, Taylor se queja de una chica, dice que ella es una actriz y que es mejor conocida por las cosas que hace por encima del colchón y bla, bla, bla.

—Sí y creo que se refiere a ti, Gerald.

—Y borraste la foto —volví a recordarle.

—¡Que no la eliminé! —se acercó a darme un fuerte abrazo el cual no pude rechazar porque sí lo necesitaba—. La archivé, ¿vuelvo a repetirlo? —me tomó muy fuerte por la cadera—. ¿Sigues estando enojado, mi amor? —me dijo esto, con voz susurrante y un tanto seductora al oído.

—No puedo estar enojado contigo ni un segundo —dije la verdad, no podía enojarme con él—. Solo que me sentí bastante decepcionado —me separé de su agarre—. Y ya no me abraces, alguien podría vernos y sería todo un show.

—¿Todavía sigues molesto?

—Juraría que te dije hace dos segundos que no estoy molesto, pero es más que nada porque yo estaba desviviéndome por ti, llamé a Lindsay mientras lloraba y ese mismo día tú comportándote como un covidiota.

—¿«Covidiota»? —Richard no sabía de la existencia de ese término, iba a explicárselo, pero no hizo falta que lo hiciera—. Si te refieres a cuando fueron mis amigos a mi casa… tengo que confesar que fueron previamente desinfectados antes de entrar y sanitizados, encima les exigí sus pruebas de covid negativas.

—¿Lo hiciste? —claro que Richard lo hizo.

-Claro —puso los ojos en blanco.

—Eso no quita el hecho de que estaba triste y desviviéndome por ti, Richard Vallaj —le reclamé el hecho de que me hizo llorar (aunque él no estaba enterado de nada, de verdad me estaba convirtiendo en alguien muy tóxico).

—Yo no estaba enterado —sí, justo lo que yo pensaba—. ¿Me perdonas?

—Olvídalo, no tienes por qué pedirme perdón; pero llegaste un par de días antes, Richard —le cambié el tema; seguía ahí de pie, en la puerta de la casa de David, no quise dejarlo pasar en primera instancia.

—Lo lamento mucho, solo es que te extrañaba muchísimo —lo invité a pasar, después de todo lo malo que me estaba sintiendo por él, y lo abracé con muchísima fuerza—. Creo que tú también me extrañabas mucho, ¿no es cierto, Louis? Claro que sí —qué muchacho tan soberbio era Richard conmigo—. Y ya no estás tan molesto conmigo.

Oui! —le di un cálido beso en los labios, muy pequeño, tras oír su confirmación en francés—. Te he echado mucho de menos, Richard. Y, ya no estoy molesto contigo; nunca lo estuve, ciertamente, pero mejor olvidémoslo.

Yo también, pequeño Louis —ay, Dios mío; otra vez estaba sintiendo mil mariposas en mi estómago justo cuando dijo que él también.

I think you are the one —pensé en una canción de una cantante norteamericana; la canción hablaba sobre reflexionar acerca de un amor pasado y preguntarse qué habría sucedido si las cosas hubieran sido diferentes. La cantante reflexiona sobre la idea de que a veces las relaciones no funcionan, pero eso no significa que no haya habido momentos hermosos e memorables. Era una canción melancólica que exploraba temas de nostalgia y aceptación, que era justo lo que sentía por Richard Vallaj, él era «el indicado para mí»; o eso era lo que yo quería creer por siempre—. Esto me recuerda a una canción de una artista y en dicha canción dice que eran algo; habla en pasado, yo creo que sí somos algo y ojalá hubiera una canción así que dijera que somos algo.

—Pero sí que lo somos, mi amor —me tomó ambas manos por la cara y, después de verme un rato, me dio un beso muy suavemente—. Eres tan hermoso, mi ángel, eres perfecto; eres todo un Dios, y si dices que no lo eres, entonces tienes todo el cuerpo y cara tallados por los mismos Dioses del Olimpo —Richard me halagaba muchísimo.

—Te amo —tuve que admitir que lo amaba muchísimo—. Muchísimo y no te pienso colgar —solté una pequeña risita y Richard solo se rio de mí; de mi inocencia.

—Eres malo, ¿te lo han dicho? —de nuevo se acercó a mí para tomarme por la cintura y acercarme a él—. Te amo muchísimo, Louis Gerald.

—Y yo te amo a ti, Richard —le di un pequeño besito en la comisura de los labios—; jamás me arrepentiré o me avergonzaré de haber dicho que te amo.

Después de súplicas y súplicas y súplicas por parte mía hacia David, por fin accedió a dejar que Richard se quedara en su casa: lo cual era raro si considerábamos que Richard era dueño de su propia casa en París (tenía dónde quedarse), mientras que yo nunca quise llamarle a la casa de David como «nuestra», porque yo sentía que no era mi casa; no lo vi como si fuera mi hogar, lo vi más como el lugar al que llegaba a dormir después de haber ido a ensayar.

Y, un tiempo después, lo empecé a ver como un hogar porque al día siguiente que llegó Richard, él estaba ahí, esperándome con los brazos abiertos cuando llegaba después de grabar un cover e iba a darme un enorme abrazo seguido de un beso muy largo donde nuestras lenguas se enredaban entre sí y peleaban una batalla de dominio por la boca del otro (perdí; en cada ocasión perdí).

Richard mordió mi labio, lo cual me hizo soltar un pequeño jadeo y él solo se rio un poco. Me reí levemente y vi cómo los ojos de Richard se iluminaban por verme sonreír. Nos quedamos dormidos viéndonos frente a frente y abrazados entre sí (por la parte de arriba; no fue un abrazo completo, fue más bien un medio abrazo porque si nos abrazábamos por completo sería una locura y nuestros brazos se habrían dormido).

Al día siguiente, tuvimos que despertarnos a las cuatro de la mañana para tomar el viaje al continente americano con la finalidad de no encontrarnos con tráfico aéreo. Esperé que Richard supiera pilotear su jet privado, pero él no sabía. Hubiera sido tan hermoso si tan solo Richard hubiera sabido, para recrear la escena de 50 Shades of Grey mientras sonaba Love Me Like You Do en el helicóptero de Christian Grey. El jet privado de Richard tardó volando alrededor de unas ocho horas, porque llegamos ahí (al hangar en la mansión de Richard en Itaville) a las doce del día con cuarenta y cinco minutos. Tengo que admitir que me quedé dormido mientras abrazaba a Richard y escuchábamos folklore de Taylor Swift (como por milésima vez), pero también escuchábamos a Selena Gomez con la edición Deluxe de Rare; era su nuevo disco y la sensación del momento para los fans de Selena Gomez (como yo lo era también). En cuanto llegamos a Itaville le envié un mensaje a Logan, a Lezley y a David. «Hola, llegué a Itaville. :)» se leía en el mensaje que le envié a mis tres destinatarios.

—¿No tienes sueño, Louis? —después de negarle con la cabeza, Richard me ofreció una vaso de Moët o una cerveza.

—¿Has notado que siempre que estamos tú y yo en Itaville termino bebiendo algo de alcohol, pero en París no? —en cierto modo, era verdad, solo recordaba las veces que Richard y yo habíamos estado juntos en Itaville; era verdad que o terminaba borracho o bebía alcohol (cuando nos fuimos al parque Orange y cuando él y Jessie me recogieron en la calle después de todo lo que pasaba con el imbécil de Lemus).

—Tienes razón —sonrió un poco, God! Su risa y sonrisa eran perfectas—. ¿No quieres entonces, Gerald? —volvió a ofrecérmelo, no podía negarme a esa carita y a esos ojos tan hermosos color azul que solo Richard tenía.

—Ya dame ese trago, Richard —me miró con una mirada que decía «¿y los modales?», así que tuve que reformular mi pedido, solo un poco, para que no me dijera maleducado o algo así-. ¿Podrías darme ese trago, Richard Vallaj, por favor?

That's better, my love! —volvió a reír y me ofreció un trago de Moët. Aquí tienes, Louis Gerald, que lo disfrutes mucho; a tu salud —y en ese momento se escuchó el timbre de su puerta—. ¿Avisaste que estabas aquí o invitaste a alguien, Lou?

—Solo a Logan, Lezley y a David; pero no creo que estén aquí —encogí un poco los hombros, me arrepentí y deseé no haber mencionado el nombre de David, pero solo se me salió—. A nadie más, ¿no puedes ver a través de la cámara quién está en tu puerta principal? Porque quiero pensar que tienes cámaras en todos lados, ¿no es cierto?

—Sí, sí las tengo, ven conmigo al cuarto de video —Richard y yo nos dirigimos al cuarto de video, donde tenía muchísimas televisiones de un tamaño miniatura y algo pasadas de moda.

—Si te soy sincero, creí que tendrías aquí todo el cuarto lleno de pantallas de alta definición —le jugué una broma.

—Eso está es en el cuarto de video número dos, este es el primero —me quedé con la boca abierta, ¿de verdad tenía tantas pantallas de alta definición?—. Quita esa cara, no has visto nada aún, chiquito; te falta mucho por ver —«solo sé que eres multimillonario, Richard», pensé. ¿Y si esa era la verdadera razón de por qué Marcus estaba tan enamorado de Richard; por su dinero? De repente, y sin darnos cuenta, nos olvidamos de que fuimos a ver quién estaba en la puerta de Richard llamando al timbre para que le diéramos acceso a su casa.

—No es cierto, ¿ella qué carajos hace aquí? —hablamos, Richard y yo, al mismo tiempo; se trataba de Jessie Jones, con su cabello castaño cortado hasta los hombros, un vestido de gala color negro, tacones coquetos, un bolso que hacía juego con todo lo que llevaba puesto, además de un fino collar de perlas blancas, un reloj de oro, su cubrebocas negro que combinaba con todo lo que llevaba puesto y unas gafas de sol (¿por qué carajos llevaba gafas de sol si estaba un poco nublado?). Jessie miró a la cámara, nos dio un saludo y lanzó un beso; ¡qué coqueta se veía!

—Creo que piensa que estás solo y va a intentar regresar contigo —puse los ojos en blanco.

—Lo dudo muchísimo —respondió y después de haberme respondido, me contó toda la historia con Jessie Jones: los padres de ambos siempre quisieron que ellos terminaran juntos siendo pareja, e incluso padres de dos hijos. Los señores Jones y los señores Vallaj eran muy cercanos entre sí (algo así como los padres de Marcus Miller y los míos), criaron tanto a Richard como a Jessie juntos, fueron a las mismas escuelas, pasaban festividades juntos, fue la única novia que Richard había tenido (y Richard fue el único novio que Jessie tuvo). Empezaron su relación a los once años y terminaron cuando ambos tuvieron dieciocho años, luego Richard descubrió que era bisexual «gracias a mí (o así es como él lo describió mientras me contaba todo eso)». También me confesó que Jessie y él quedaron en buenos términos por parte de ambos y juraron que jamás iban a intentar regresar el uno con el otro. Si terminaban, no habría segunda oportunidad; lo dejarían por la paz y por las buenas.

—¿Estuvo mal para tus padres que terminaran su relación Jessie y tú, entonces?—-le pregunté a Richard lo que ya sabíamos los dos.

Long story short: sí —Richard se olvidó de que Jessie estaba ahí en la puerta de entrada, cuando volteamos a ver ya no estaba ella—. Seguro fue a fumar al jardín trasero.

—Pensé que ella pensaba que tú no sabías que ella fumaba —hice una cara de confusión.

—Fui su novio por siete largos y hermosos años —los recuerdos llegaron a él como una bala y comenzó a explicarme; sentí un poco de incomodidad cuando dijo que habían sido «hermosos años»—. Sé cuando me miente y me mintió cuando me dijo que no fumaba, pero le creí porque no quería tener otra pelea con Jessie; como todas las que tuvimos durante el transcurso de todo el último año escolar. Lo mejor de todo es que ella no sabe cuando yo miento.

—Sí y también recuerdo que me jugaron un broma un día antes del show de talentos.

—Sí —se echó a reír tras confirmarme que lo recordaba—, lo siento.

—Olvídalo, ¿dónde está Jessie? —volví a fijar mi vista en todas las pantallas.

—Ahí —Richard señaló una pantalla, la cual daba directo a la entrada principal de su mansión—. Ya está un poco arta de esperar, solo mira cómo le tiembla la pierna derecha y se puede ver por debajo del cubrebocas que está haciendo una mueca. ¿Cómo carajos se enteró que yo estaría aquí a esta hora?

—¿La magia de las historias de amor, Richard? —Richard volteó a verme y después puso los ojos en blanco por mi comentario tan torpe—. ¿No?

—Esto no es un cuento de hadas y esto no es Hollywood —pensé que estaba diciendo el coro de una canción de Taylor Swift.

¿"White Horse"? —pero me equivoqué y tal vez no entendió la referencia de la canción de Taylor Swift que Richard, sin darse cuenta, se refería.

—Da igual, ya voy a dejar entrar a Jessie ahora mismo —se escuchó un timbre y después cómo se abría la puerta de Richard, dejando a Jessie entrar.

—¿Me das un último beso antes de que la dejes entrar? —sí sentí que eso no se debía pedir; ya que los besos no se piden, se roban.

—Ven —me tomó por la camisa y me atrajo hacia él, me dio un beso muy fuerte y un poco duradero; sobre todo porque Jessie ya estaba en la casa, yo quería que durara para siempre.

—¿Richard? —nos separamos al escuchar los gritos de Jessie—. ¿Dónde estás y por qué tardaste tanto en abrir la puerta?

—¿Salimos? —los nervios llegaron a mí cuando pregunté esto porque, de cierta manera, tenía nervios de que Jessie me viera con Richard.

—No, ve a donde está la piscina, te veo ahí, tranquilizaré un poco a Jessie —al decir esto me fui directo a la piscina, a pesar de todos los años que habían pasado, me sentía como si estuviera en casa; era muy observador y si había algo que amaba era que tenía buenísima memoria y buen sentido de la orientación.

En cuanto encontré la piscina, me quité la camisa, el pantalón y me senté a la orilla de la misma metiendo los pies en ella.
Se me vino a la mente una canción de un grupo mexicano que tuvo éxito gracias a una novela que salió y con el mismo nombre de la misma; RBD. Escuchaba pasos provenientes del pasillo, supuse que eran Richard y Jessie; así que no hubo problema y seguí como si nada. Por un lado: quería un cigarrillo, mientras que por otro lado: sabía que no podía fumar dentro de la casa de Richard (a pesar de que estábamos en un espacio abierto, pero seguía dentro de la casa de Richard porque su piscina estaba en la parte de arriba, casi junto al hangar; pero todavía faltaba muchísimo para llegar al hangar) y la piscina estaba techada para protegerla de la lluvia.

De todos modos ni tenía cigarrillos ni podía fumar, así que me aguanté las ganas de hacerlo. Esperé a que Richard entrara junto con Jessie, pero no entraron ninguno de los dos, ¿Richard me había mentido? Él dijo que me vería ahí, en la piscina. Estuve un rato más, esperando a que Richard, Jessie, o Richard y Jessie entraran a verme, pero no fue así. Me dejaron ahí tirado en la piscina; aburrido y solo. Al paso del tiempo, me di cuenta de que ya llevaba alrededor de treinta minutos esperando a Jessie y a Richard, más que nada a este último porque me sentía enamorado de él; solté un largo suspiro y saqué mis pies de la piscina, sequé mis pies con una toalla que estaba ahí (supuse que era de Richard Vallaj), me vestí y salí de su piscina.

Cuando llegué a la cocina vi a Jessie Jones junto a Richard Vallaj cocinando lo que parecía ser una pizza. Ellos estaban conversando acerca de cómo habían estado durante la pandemia o cuarentena y riendo por los comentarios y bromas de parte de Richard. Ay, Dios, era tan perfecto. Me sentía tan enamorado de él que nada ni nadie podría quitarme ese sentimiento y ni siquiera Jessie Jones; ella, mucho menos que nadie, podía quitarme ese sentimiento; no pudo hacerlo nunca. Accidentalmente hice un poco de ruido, lo que atrajo su atención y parecían extrañados de que yo estuviera en la mansión de Richard.

—¡Louis! —Jessie se acercó a darme un gran y cálido abrazo—. ¿Cómo estás? ¿Acabas de llegar? No sabía que estabas aquí —pude sentir cómo se me congeló la sangre por dentro, ¿Richard no le contó a Jessie que yo me encontraba en su mansión esperándolo en la piscina? Red flag #1. Tuve que inventarme algo, porque no quise delatar a Richard y que tuviera problemas con Jessie (¡qué imbécil era, por Dios!).

—Fui a la piscina a darme un chapuzón, Jessie —en cuanto dije esto, volteé hacia Richard y él puso una cara de arrepentimiento y me rogaba telepáticamente (o eso fue lo que yo mismo creí) que lo perdonara y que no había sido su intención haberse olvidado de mí un largo rato—. Le dije a Richard que no me molestara y que estaría bien pase lo que pase, pero que necesitaba un momento para relajarme por tantas horas en su jet privado.

—¿De verdad, Louis? —Richard me miró completamente agradecido y me lanzó un beso a espaldas de Jessie, yo sonreí y asentí con la cabeza—. ¿De verdad, Richard? Estoy confiando en ustedes porque sé que jamás me mentirían por nada —recordé lo que me dijo Richard acerca de que Jessie no sabía cuándo él estaba mintiendo, así que me tranquilicé un poco.

—Sí, Jessie —ambos hablamos al mismo tiempo, lo cual me recordó al incidente entre Logan y Ryck cuando ambos hablaron al mismo tiempo y Logan se molestó muchísimo.

—Está bien —Jessie me dio un beso en la frente—. Como ya les dije, confío en ambos porque sé que jamás me mentirían a mí —Jessie se dio la media vuelta y caminó hacia Richard, mientras Jessie caminaba miré a Richard con una mirada de decepción y le levanté mi dedo índice derecho mientras gesticulaba las palabras “red flag #1.

—Jessie, ahorita vengo —Richard me suplicó con la mirada que no lo dejara solo con Jessie—. Richard, ¿me acompañas a buscar mi habitación? Tu casa, I mean, tu mansión, es enorme y no creo encontrar mi habitación yo solo. ¿Quieres acompañarme? —puse los ojos en blanco y solté un largo suspiro luego de decir esto.

—Jessie, ¿te importaría si acompaño a Louis? —miré a Richard enojado, pensé que pedirle permiso al otro era cosa del pasado porque ya no eran una pareja.

—Para nada, ve, yo me encargo de la pizza, Richard —Jessie me volteó a ver para sonreírme—. Ya va a estar lista, solo la meto al horno y me iré a descansar.

—Perfecto; vamos, Lou… —ya me estaba yendo cuando Richard mencionaba qué iría conmigo, me di la vuelta y comencé a caminar por el largo pasillo antes de llegar a su cocina; escuché cómo Richard me gritaba mientras corría para alcanzarme (avancé muy rápido para haberse tratado de un par de segundos)—. ¡Louis Gerald Train Brown! Detén tu marcha, por favor. ¡Ya basta! ¡Te ordeno que te detengas en este mismo instante! _cuando me alcanzó, me tomó del brazo y no pude soltarme de su agarre por toda la fuerza que estaba poniendo para detenerme.

—Richard, ya —hablé entre dientes mientras intentaba soltarme—. Me estás lastimando mucho; por favor, basta, solo suéltame en este instante —comencé a llorar silenciosamente (en mi cabeza), no supe si por el hecho de que Richard me había olvidado por completo o porque me estaba lastimando cuando me agarró del brazo; quizá fue ambas. Volteé a verlo con una mirada de tristeza.

—Lo siento muchísimo, Louis Gerald, yo no quería —Richard me miró con arrepentimiento en su rostro, por fin me había soltado el brazo—. Lo siento si me olvidé de ti, fue mi culpa y soy un idiota; también perdóname por hacerte tanto daño con mi fuerza hacia ti, no fue mi intención, Louis Gerald —Richard de verdad se escuchaba sincero, pero no derramó ni una sola lágrima.

—Te olvidaste de mi existencia —una parte de mí quería lastimarlo (quise darle una bofetada, mínimo) y yo también quería que de verdad sintiera lo que sentía; todo el daño que me estaba provocando—. Me dejaste esperándote como un idiota ahí en tu piscina, Vallaj.

—No fue mi…

—¡Cállate! —ya me estaba poniendo enfermo que Richard solo dijera que no fue su intención—. Es Jessie, ¿no? Aún sientes algo por ella y, aunque me dijiste que no, yo sé que volverías con ella.

—No digas ese tipo de cosas, Louis Gerald, en serio no sabes nada —se estaba volviendo tedioso y aburrido.

—Ok, te pediré que hagas algo por mí, ¿vale? ¿Por favor? ¿Puedes hacerlo por mí o es mucho pedir?

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