Abro los ojos y siento el aliento de Evan muy cerca de mi oreja. Está apoyado en su propio codo, tumbado.
Me sonríe dulcemente.

-- Eres una dormilona, Vane... - su susurro choca contra mi piel cuando se acerca a darme un suave beso en mi mejilla.

Cierro los ojos, sintiendo su beso cálido el cual agradezco bastante nada más despertarme. Me siento nueva, pero cansada. Me hizo el amor de una forma tan salvaje... Siento electricidad en mis piernas, con abundantes agujetas. Se apodera de mi cuando quiere y cuando le apetece pero en realidad me vuelve a encantar la idea de que me haga el amor. Le sonrío.

-- ¿Qué hora es? - pregunto tranquilamente estirandome sobre la cama.

-- Pues... - mira su reloj. -- Son las siete de la tarde...

Sus ojos se encuentran con los míos nuevamente. Me encanta su mirada tanto como su sonrisa. Tras unos segundos me sonrojo y aparto la mirada de la suya con una sonrisa. Me volteo. Ahora no puedo mirarle, me hipnotiza y de repente me siento muy tímida a su lado. Noto como el colchón se hunde aún más cerca de mi. Con un brazo me rodea la cintura la cual acaricia con la mano. Posa su barbilla sobre mi hombro más próximo y noto una leve brisilla que produce él con sus labios al soplar. Me hace cosquillas.

-- Para... - le advierto ocultando mi sonrisa.

Se pega más a mi cuerpo. Sigue soplando cerca de mi oreja poco a poco mientras que con su mano hace un leve recorrido desde mi cintura hasta uno de mis costados.
Oh no. Me hace cosquillas con la yema de los dedos.
Me río.

-- ¡Evaaan! Dios mío... - suelto carcajadas leves y me remuevo. Tengo que escapar de sus cosquillas.

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Estoy tranquilamente leyendo una revista de moda en el salón del piso compartido que ocupamos Chelsey y yo. Ella no está. Decidió irse a cenar a solas con un chico. Todavía no me ha contado nada sobre esa relación y estoy realmente intrigada, pues parece interesada por aquel joven anónimo que yo aun no sé ni su nombre. Estoy muy tranquila, pero me duele todo el cuerpo. Recuerdo aquella tarde inundada de pasión que me hizo pasar Evan con su cuerpo tan ardiente como el mío. Mis confusiones van desapareciendo poco a poco y ahora es cuando abro los ojos y me dejo llevar por mis sentimientos. Suelo ser fría, muy fría. Desde mi ultima relación no quería centrarme en otra nueva y aquí estoy. Han pasado muchos años desde aquello y ahora me siento preparada para todo lo que venga. Las palabras de Chelsey resuenan en mi cabeza y tienen razón, cada persona es como es y no tiene por que ser igual que otras personas que te han hecho bastante daño. Tengo miedo a la misma vez que estoy segura de dejarme llevar. Y entonces me pregunto si Evan sentirá lo mismo o es que todas esas palabras cursis también se las suelta a todas las chicas que se acercan a el. Suspiro.
El teléfono fijo suena en la mesita rectangular que hay en la entrada. Me levanto y camino hacia éste.

-- ¿Si? -- respondo con voz suave.

-- ¿Usted es Vanessa Kenedi? - pregunta una voz femenina tras la línea que me resultaba totalmente irreconocible.

-- Sí.

-- Soy la directora de la empresa fotográfica. Usted nos entregó un currículum hace un tiempo y lo hemos estado valorando... - se detiene un segundo y prosigue con sus palabras. -- ...uno de sus sueños era ser modelo, ¿me equivoco?

Estoy realmente nerviosa a la vez que entusiasmada. No sé por qué esta llamada pero algo me indica que es algo positivo. Con la voz algo ronca por mis nervios al fin logro responder tras unos segundos que me quedé completamente en silencio.

-- No, no se equivoca para nada.

-- Bien. Eso me alegra Srta. Kenedi. Quisiera evaluarla alguno de estos días, ¿le parece? - puedo notar su sonrisa tras la línea. Ella está tan emocionada como yo por el hecho de haber encontrado a una vacante.

-- Sí, claro. Cuando usted me diga.

-- La volveré a llamar, no se preocupe. Que tenga una buena tarde. - cuelga.

Mis ojos se abren como platos, mis labios se estiran formando una sonrisa de oreja a oreja. Estoy realmente feliz. Quiero saltar y gritar de emoción, y lo hago. Cuando consigo relajarme un poco agarro mi móvil y hago una breve llamada.

-- ¿Hola? - Es la madre de mi mejor amiga Chelsey, que contesta con su hermosa voz que obtiene. Tengo la emoción de compartir la noticia con ella ya que su hija no está aquí para ello y tampoco quiero interrumpir su cena con el joven anónimo.

-- Mamá, soy Vannie. ¿Puedo ir ahora mismo  a visitarte?

-- Oh, ¡Por supuesto! Estaré en casa esperándote. - dice alegremente.

Estoy deseando encontrarme con ella. Por temas de trabajo no he podido visitar a aquella mujer que me rescató del accidente que sufrí con mis padres biológicos. Desde entonces, la llamo mamá por que me hace sentir como una hija más.

Rápidamente me preparo; me introduzco en la ducha caliente, me seco y me arreglo el cabello con un poco de espuma para que éste quede más ondulado y me deslizo en unos vaqueros y en una camisa con unos cuantos botones. Me miro al espejo. Me veo guapa. Me pongo las zapatillas de skate y cojo mi bolso con mis cosas en su interior. Abro la puerta y estoy lista para ver a mi madre postiza.

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-- ¡Por fin has llegado! - grita entusiasmada mi madre postiza a la vez que me da un cálido y cariñoso abrazo. -- Ven. Sientate conmigo.

Ambas nos sentamos sobre el sofá de cuero color negro y ella me ofrece un zumo de naranja que ya había preparado para mi justo antes de llegar. Es realmente atenta. Agarro el vaso y sin pensármelo bebo un sorbo. Es un zumo casero preparado por ella misma.

-- Y dime, jovencita. ¿Qué te ha sucedido para venir a verme? - dice intrigada.

-- Nada malo. Al contrario. - muevo mis cejas divertida a la misma vez que muestro mi dentadura blanca. No puedo evitar sonreír y esconder mi alegría.

-- ¡Venga! - dice impaciente.

-- Todavía no sé exactamente que va a pasar... - doy paso al comienzo de la noticia con voz suave.- ...pero estoy entusiasmada y espero poder lograr mi sueño. -- mi madre me mira atentamente y me aprieta una de las manos. Puedo notar que está ansiosa por saber lo que le tengo que contar pero en ningún caso me interrumpe. -- ...me han llamado de una empresa fotográfica en la cual yo entregué un currículum y creo que buscan una vacante para modelo. O no lo sé. Me llamaran de nuevo para hablar conmigo.

Mi madre se ha quedado completamente en shock con su boca abierta y sus ojos como platos. No se esperaba algo así. Le sonrío dulcemente y al fin reacciona apretándome contra su pecho en un abrazo fuerte.

-- ¡Eso es maravilloso, Vannie! - dice alegre.

-- Quería contártelo. Quiero que sepas de mi vida ya que no he podido contarte mucho sobre ella últimamente. -comento.

-- Oh, Vannie. Que adorable eres conmigo. - observo que está a punto de llorar y es lo que menos quiero ver ahora. La quiero tanto...

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Me encuentro sola sentada sobre la silla del comedor de mi piso compartido cenando unos deliciosos macarrones con bechamel y especias que ha preparado la madre de Chelsey para nosotras pero sólo yo puedo disfrutar de ellos en estos momentos. Sigo sola y mi mejor amiga, mi hermana postiza, todavía no ha llegado. Me preocupa y me intriga saber que está haciendo pero prefiero respetar su vida privada como ella lo hace con la mía. Mientras ceno, recuerdos perversos inundan mi cabeza. Evan inunda mi cabeza. Suspiro. Juego con la comida. Quiero llamarle y escuchar su voz pero decido resistirme, total, a la mañana siguiente volveré a estar en su casa. Su padre ya no está así que por una parte me alegra; volveré a cobrar por mis servicios y disfrutaré con el pequeño Ken.