Capítulo 8: Adicción a sus besos.
Las jóvenes terminaron exhaustas, ahora mismo se encontraban dormidas juntas, la cabeza de Mía reposaba sobre el pecho de Ella, podía escuchar como su corazón latía fuerte y rápidamente, su dedo índice paseaba sobre la cintura de Ella, y ésta sólo descansaba tranquilamente.
Los días pasaron rápidamente mientras ambas jóvenes disfrutaban de su mutua compañía, todo era tan perfecto que no podían creer que fuese verdad, pero lo era, era tan real.
Las jovencitas se besaban cada que podían, podrían pasar toda una eternidad en la que sus lenguas danzaran al ritmo de la pasión que sentían si no se les fuera el aire tan deprisa.
Estuvieron haciendo el amor toda la semana, intentando cosas nuevas, aunque Ella siempre estaba sobre Mía y tomaba el control de la relación, Mía no podía imaginarlo, jamás en su vida había pensado que una mujer más joven que ella se encontraría haciéndole el amor de una forma tan apasionada, pero no le importaba, Ella era una diosa en la cama.
El día miércoles Ella le había hecho sexo oral, lamió sus labios cual paleta, y luego metió su lengua en su vagina, sacándola y metiendola logró que Mía llegara al clímax, luego succionó el líquido que salía de ella, fue mágico, aún cuando en un principio le avergonzaba a Mía, aún cuando se había negado, pero terminó por dejarse llevar y realmente lo había disfrutado; para finalizar Ella besó a Mía haciendo que ésta degustara un poco de sus propios jugos.
El jueves la penetro con el dedo índice y el dedo medio, una tras otra vez, Mía no paraba de gemir fuerte, pedía más fuerte, más profundo, gritaba el nombre de Ella, jadeaba hasta que se le iba el aliento.
-Di que eres mía, Mía- le pidió en medio del acto
-Soy toda tuya, Ella- dijo entre jadeos y se corrió, mojando aún más los dedos de Ella
El viernes por fin usaron el dildo, Ella sentada sobre Mía se movía en círculos y la penetraba fuerte una y otra vez, hasta que Mía se corrió gritando el nombre de Ella más alto que nunca, ésta terminó cansada, acostándose sobre Mía, sus bubis se rozaban, era algo incómodo pero no le dieron importancia, se quedaron dormidas en esa posición, Mía aún con el dildo dentro de ella.
En todos esos días Ella no necesitó ser penetrada ni siquiera necesitó recibir mucha atención por parte de Mía para poder llegar al orgasmo, bastaba con tocarse un poco ella misma mientras atendía a su compañera con su otra mano, incluso a veces el simple hecho de escuchar a Mía gemir su nombre a su oído resultaba muy excitante pero más aún al verla temblar bajo ella, al verla sonrojada, un poco sudorosa, al sentir su respiración en su cuello, y sentir sus corazones latiendo coordinados entre si, era cuando ella llegaba al clímax junto a Mía. Su más grande placer era darle placer a Mía, poder verla, tocarla y sentirla ya lo era todo para Ella.
El fin de semana pasó muy lento, Mía extrañaba a Ella y Ella a Mía, era extraño para Mía pero jamás en su vida imaginó que algún día desearía que fuera lunes, y ahora era lo que más deseaba, sólo porque quería volver a ver a Ella.
El día lunes llegó, en la escuela ambas actuaban como de costumbre, como sí no supieran la existencia de la otra, no se dirigían palabra alguna, no podían más que mirarse unos segundos.
No importaba la aprobación de las amigas de Ella, que lo supieron desde siempre, ni la aprobación de las amigas de Mía que acababan de enterarse y para ser sinceros Karla no estaba muy de acuerdo; aún no sabían como reaccionarían el resto de las personas, y algunos suelen ser muy homofobicos, muy agresivos con el amor que se tienen dos personas del mismo sexo, muy intolerantes; por eso era mejor mantenerlo en secreto.
Pero al llegar a casa de Ella eran libres de hacer todo lo quisieran y ese día no sería la excepción de una tarde apasionada.
Ella besó a Mía una y otra vez, las dos se encontraban sentadas sobre la cama de Ella, desvistiéndose mientras se robaban el aliento con besos, explorando sus cuerpos con sus manos, entonces Ella recostó a Mía sobre su cama con cuidado mientras mantenían un beso apasionado, sus manos tocaron sus piernas hasta llegar al trasero de Mía, apretó sus pompas y comenzó a tentar el ano de Mía con su dedo indice
-E... Ella ¿que... qué haces?- preguntó Mía un tanto incómoda
-Sólo déjate llevar... prometo que te gustará...- dijo con voz sensual al oído de Ella, terminando la frase mordiendo su oreja
-E... es... está bien- dijo entre jadeos sintiendo el dedo de Ella moverse en círculos en su entrada trasera
Mía comenzó a tocar la vagina de Ella mientras ésta tocaba su ano, cuando sintió como Ella la penetraba por atrás, Mía soltó un fuerte gemido, Ella comenzó a mover su dedo en círculos ya dentro de ella, entonces Mía introdujo dos dedos en la vagina de Ella, ambas comenzaron a penetrarse, cuando Ella introdujo un segundo dedo en Mía provocando otro fuerte gemido en ella, abrió sus dedos como tijeras dentro de ella, luego volvió a penetrarla con un sólo dedo, y sintiendo como Mía le penetraba la vagina con dos dedos, ambas llegaron al éxtasis.
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