Capítulo 4: Una jovencita malcriada.
Ella la barrió con la mirada y dijo: -¡Hasta que llegas! Ten, puedes cargar mis cosas- dijo con voz altanera aventándole su mochila
-Dije que soy tu niñera, no tu mula de carga- dijo algo indignada Mía, Ella sólo rió a carcajadas y empezó a caminar a la parada del autobús y detrás de ella empezó a caminar Mía.
-Bien, aquí esperaremos a mi chófer-
-Creí que tomaríamos el autobús-
-No seas tonta, sólo tomo el autobús cuando mi chófer está muy ocupado-
-Ya veo-
Unos cuantos minutos después, un toyota yaris negro se detuvo frente a ellas, bajó el chófer y les abrió la puerta trasera, Ella se subió y le indicó a Mía que también lo hiciera, antes de subirse el chófer le quitó las mochilas para ponerlas en el portaequipajes; cuando Mía ya estaba adentro se sentía un poco incómoda, estuvieron callados todo el recorrido a casa de Ella.
Cuando llegaron Mía pudo percatarse de que no era el lugar donde Ella había bajado el otro día en el autobús; el chófer estaciono el auto, les abrió la puerta para que bajaran, tocó el timbre, y una guapa mujer de cabello castaño abrió la puerta, el hombre colocó las mochilas en su lugar y luego fue al auto, mientras tanto Ella y Mía saludaron a la señora, la cual era la madre de Ella.
-Hola madre-
-Hola querida-
-Muy buenas tardes señora-
-Buenas tardes, veo que la has traído a casa, suele irse en ruta a otras partes, por eso es importante que la recojas de la escuela- dijo señalando a Ella con la palma de su mano -bueno tengo que irme al trabajo, sólo una cosa más: está totalmente prohibido que Ella traiga amigos a la casa, o que ella salga de ésta-
-Si, señora-
-Bye niñas- dijo mientras entraba al auto y el chófer le cerraba la puerta.
Ambas jóvenes se despidieron y entraron a la casa, era muy grande; Mía empezó a escuchar llantos de bebé.
-¿Dónde está tu hermanita?-
-¿Qué tengo que resolverte todo? está en su cuarto, y allí mismo está una lista de sus horas de comida, y los otros cuidados que tienen los bebés-
-¿Dónde está su cuarto?-
-Ash, pues al lado del mío, acompáñame- dijo tomándola de la mano, Mía se sonrojó y la siguió
-Ahí es, yo voy a estar aquí haciendo tarea, así que no me molestes- dijo al llegar a las habitaciones
-Gracias, supongo- respondió nerviosa Mía
Mía le cambió el pañal a la pequeña, revisó la lista de deberes, hizo los que le tocaban en esa hora, y luego fue por sus cosas para hacer su tarea, de pronto escuchó un grito seguido de un enorme golpe en el patio y fue a ver que ocurría.
-¿Qué haces aquí Ella?- dijo riendo al ver a la joven tirada en el piso con ramas de arbustos en su cabello, podía adivinar que había intentado escaparse.
-¡Deja de ser tan estúpida y ayúdame!-
-No tienes que ser tan grosera- dijo ayudándola a levantarse
-Con alguien tan idiota como tú si tengo que...-
-¿Qué es lo que te ocurre?-
-Nada- dijo con un tono de voz muy frío, dándole la espalda y dirigiéndose a la casa
-Ella puedes confiar en mi- dijo tomándola de la muñeca y girándola hacia ella
-¡Déjame! ¡No puedo confiar en ti! ¿Quién te has creído? ¡Sólo eres una estúpida niñera, así que vete a cambiar pañales o no habrá paga! y yo sé que la necesitas ¡Pobretona!- dijo soltándose del agarre de Mía
-¿Qué te he hecho para que me trates así?- dijo Mía con lágrimas en los ojos
-¡Es sólo que yo no quería una niñera, y menos una que está tarada!-
-¡Ya basta! no voy a permitir que me trates así, ve a tu cuarto, estás
castigada-
-No tienes autoridad para mí, sólo eres dos años mayor, así que tú vete a llorar a tu casa porque no voy a obedecerte- dijo riéndose de Mía
-Ya verás si no mocosa malcriada- dijo tomando a Ella de la muñeca y jalándola hasta la casa, cerró las puertas con llave y luego tomó el teléfono de la casa y comenzó a marcar el número de la madre de Ella, Ella sólo la observaba fingiendo que no le importaba
-A mi madre no le gustará que la molestes en el trabajo- dijo para evitar que Mía la llamara
-Bueno, supongo que le diré llegando-
-Está bien iré a mi cuarto- dijo en tono algo molesto
-Pero antes dime qué tienes-
-Es sólo que quería salir con unos amigos-
-Pero no tienes el permiso de tu madre y yo tampoco planeo dártelo-
-Lo sé, bueno ya me voy- dijo desilusionada
-A no ser que te escapes y llegues justo antes de que tu madre llegue sin que yo me de cuenta podrás ir- dijo guiñándole el ojo a Ella -Por cierto estaré haciendo tarea- terminó de decir
Ella sólo sonrió, abrazo a Mía la cual se estremeció por aquel contacto; luego se fue a su cuarto a arreglarse el cabello para después "escaparse".
Aquel día quizá fue duro para Mía pues Emily la había rechazado y Ella casi la hacía llorar, pero las cosas terminaron bien, Ella fue a divertirse con sus amigos y regresó media hora antes de que su madre llegará y Mía estaba feliz de que Ella y ella habían hecho la paz, quizá se volverían muy buenas amigas después de todo.
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