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7. Lo más doloroso de la vida

Di

No te puedo decir porqué, pero me tengo que ir, la ciudad se ha vuelto peligrosa y no puedo permanecer aquí más tiempo. No te preocupes, estaré bien ¿Podrías entregar una carta a mis padres? Está en el lugar donde solíamos acampar, debajo de una piedra junto al roble corazón. No confíes en nadie, ten cuidado de Sarah, Mahoni y tú nuevo vecino. Lamento no poder decirte más. Destruye este papel.

Te quiere A.

La letra era irregular como si la hubiera escrito a prisa, como si su mano estuviera temblando. ¿En qué estaba metida Mandy? ¿Por qué no nos había dicho nada? ¿Qué había querido decir con que tuviera cuidado, cuidado de qué? De mi vecino lo podía entender y tal vez de Mahoni ¿pero no confiar en Sarah? No entendía.

Leí y releí la nota cientos de veces, hasta que la cabeza me dio vueltas. El ruido de un golpe en la puerta me sobresaltó.

—¿Di, estas ahí? —era la voz de Sarah— ¿Te sientes mal?

Me quedé quieta, casi sin respirar.

—Estoy bien —mi voz tembló, aclaré mi garganta— en un momento salgo.

Bajé la palanca mientras rompía la nota en diminutos pedazos, tiré una parte al inodoro, otra a la basura y otra parte me la comí. Sí, me la comí. No podía arriesgar lo que me había pedido Amanda, no la defraudaría, había confiado lo suficiente en mí para dejarme una nota y la gran tarea de tranquilizar a sus padres.

Cuando salí del cubículo del baño encontré a Sarah aplicándose una capa de lápiz labial.

—¿Por qué no te has puesto el vestido? —preguntó mirándome a través del espejo. Miré mi ropa, la carta me había dejado tan trastornada que lo había olvidado.

—Me voy a casa —dije pasando de ella— no quiero estar aquí, me duele la cabeza.

—¿Qué? no te puedes ir, la profesora Shepard se pondrá furiosa. Además ese vecino Nerd te está buscando.

—¿Qué vecino Nerd?

—El de tu vecina vieja y loca, el que Mandy casi golpea.

—¿Lennin, el sobrino de la señora Flemming?

—Sí, ese —dijo Sarah comprobando que su peinado siquiera cuidadosamente desordenado —lo vi hace unos momentos preguntando por ti.

Me pareció extraño ¿Qué hacia Lennin aquí? ¿Por qué me buscaba?

En mi cabeza comenzaron a surgir un torbellino de teorías, como por ejemplo: 1) Amanda amenazó a Lennin y después ella desapareció ¿Tendría él algo que ver? ¿Pero si lo fuera, también él habría desaparecido, no? o 2) él era uno de los que yo debería de tener cuidado ¿Pero por qué Amanda no me advirtió sobre él? quizá no le dio tiempo. Lo que me lleva al número 3: ahora él sabía sobre la nota de Amanda y venía a... silenciarme.

—Tranquilízate —me dije— Lenning es solo un otaku raro pero normal. Podría apostar que ni siquiera había besado a una chica ¿Cómo podría ser una mente maestra malvada?

—¿Le dijiste algo? —pregunté a Sarah.

—Claro que no —respondió en modo Drama queen— no iba a dejar que me vieran con ese... fracasado.

Ok, Sarah a veces decía cosas crueles, pero para su defensa ella representaba el estereotipo de bomba adolescente sexy en miniatura.

—Como sea —dije fingiendo indiferencia— me voy a casa.

—¿Y qué harás con el castigo?

—Acabo de encontrarme con Shepard y dijo que el castigo había acabado —respondí un poco molesta, porque comenzaba a desconfiar de ella.

—¿De verdad? eso es genial —sonrió —tenemos la noche para nosotras, ahora que no tengo pareja podre besar a muchos chicos.

—Quédate tú, si quieres, yo me largo— dije fríamente.

—¿Que pasa contigo? ¿por qué me tratas así? ¿estas molesta?

Tenía razón, no tenía motivos para tratarla mal, no tenía pruebas para desconfiar de nadie. Lo mejor era tener cuidado como había dicho Mandy.

—Lo siento, me entré con Alicia y al tonto grupo de Jeff —traté de excusarme— me pusieron de muy mal humor. Sólo quiero regresar a casa.

—Está bien —resopló Sarah— vámonos, total ya he besado a 3 chicos.

—No, tú...

—Vamos— dijo ella empujándome fuera del baño— ¿qué clase de amiga sería si te dejo ir sola a casa?

Me esforcé en sonreír y actuar lo más normal que pude, pero por dentro tenía un embrollo de tripas como cuando no sabes si elegir entre el protagonista patán pero tierno o el secundario amable pero mentiroso.

Cuando salimos al gimnasio la música se había ido y era remplazada por la voz de la directora en el micrófono, todos murmuraban, seguramente estaba anunciando a los reyes de la generación.

—Guarden silencio por favor —dijo la directora con autoridad— es importante que todos sigan las instrucciones y vayan directo a casa.

El gimnasio se comenzó a vaciar.

—¿Qué ocurre? —pregunté a una chica que pasaba.

—Encontraron el cuerpo de una chica en el bosque, cancelaron el baile.

Sentí que mi alma salió.

¿Una chica en el bosque? Solo pude pensar en Amanda ¿Qué iba a hacer si era Mandy? Mi cabeza no podía pensar, estaba completamente bloqueada, sentí que alguien me jalaba y yo solo me deje llevar. Cuando me di cuenta estaba en el auto con Sarah atravesando el parque forestal.

—¿Dónde estamos? —el auto se tambaleaba, todo estaba oscuro y solo había arboles alrededor. Me asusté.

—Tomé otro camino— respondió ella tratando de actuar tranquila, pero las gotas de sudor en su frente la delataban— había un terrible embotellamiento, todos estaban histéricos. Es una lástima que el baile no durara ni una hora.

Traté de relajarme, tenía que volver a confiar en Sarah. Santo Cielo, ella era mi amiga.

—Esa chica, crees... —mi voz salió como un susurro— crees que sea...

—No —dijo Sarah firme— me niego a que sea ella.

Nos quedamos en silencio, pensando, dudando. Estuvimos en la completa oscuridad de la naturaleza por varios minutos, incluso creí que nos alejábamos de la ciudad. Eso incrementó mi pánico, hasta que salimos de un salto a la avenida principal y el auto continuo su ruta acostumbrada.

—Déjame aquí —dije a Sarah antes de que doblará la esquina a mi casa.

—No seas tonta, te llevare hasta allí.

—No —tenía que salir del auto— son menos de 100 metros, estaré bien.

De mala gana Sarah detuvo el auto y salí.

—¿Te veo mañana? —preguntó. Dudé en responder, tenía que averiguar algo de lo que había escrito Amanda y lo haría sola.

—No puedo, saldré con mis padres mañana— mentí. Sarah entrecerró los ojos evaluando mis palabras.

—Está bien, llámame— arrancó el auto y se perdió en la oscuridad.

El camino a casa estaba completamente desierto y algunas casa en completa oscuridad, por lo que el vecindario lucía sombrío. Mientas avanzaba por la solitaria calle recordé que no había llamado a mis padres ni una sola vez, estarían furiosos.

De repente, un violento escalofrío recorrió mi cuerpo, invadiéndome una horrible sensación de miedo. Era un mal presagio. Corrí a casa con el corazón en tronando en mis oídos, pero entre más me acercaba más fuerte se hacía el sentimiento de que algo malo pasaba. Tal vez estaba paranoica por la nota y la chica del bosque, además, no dejaba de pensar en la advertencia de Mandy.

A mitad del camino el lastimero aullido de un perro me paralizó, se escuchó como un lamento casi humano cargado de ira y dolor.

Corrí como loca hasta detenerme en el patio delantero. La casa estaba en completa oscuridad. ¿Qué había ocurrido? Mis padres no podrían de estar durmiendo, no mientras uno de sus hijos estuviera fuera ¿Entonces por qué las luces estaban apagadas?

El tiempo y la distancia que tarde en llegar a la puerta me parecieron interminables. Me temblaban las rodillas y mi respiración era cada vez más difícil. Giré la manija y empujé la puerta, pero algo le impidió abrir. Me asome por la pequeña rendija que había logrado abrir. ¿Qué era ese bulto en el piso? No lo pude distinguir así que empujé la puerta con toda mi fuerza hasta que el bulto rodó.

Sentí como las rodillas se me aflojaban al ver a mí...

—Ma... ¡Mamá! —grité.

Me incliné a su lado y la puse boca arriba. Se me fue la respiración, quedé completamente en Shock temblando como loca. No, esta mujer de rostro desfigurada no podía ser mi mamá. ¿Qué estaba pasando? ¿Quién le había hecho el corte que atravesaba su garganta?

Un lastimero quejido salió de mi boca antes de romper a llorar como histérica. Sentí que iba a desmayarme, mi madre había sido asesinada y yo estaba sobre su charco de sangre. No se cuento tiempo pasé sumid en mi llanto convulsivo, tal vez solo fueron unos segundos; que me parecieron años, pero en un esfuerzo descomunal de retomar el control tomé mi celular y marque al 911.

Ocupado.

El horror me invadió por completo. Con movimientos robóticos me puse de pie, estaba a punto de salir corriendo cuando vi una luz parpadeante en la cocina. Tomé lo primero que encontré y me dirigí allí.

Estaba haciendo algo estúpido, lo sé, todavía podría haber algún asesino dentro de la casa, lo sé y yo me estaba poniendo innecesariamente en peligro, lo sé. ¿Pero que se hace en estas situaciones, cuando tratas de proteger a tus seres queridos? ¿Cuándo tal vez alguien me enviaba una petición de ayuda?

La puerta trasera de la cocina estaba abierta y había un celular en el suelo, de ahí provenía la luz, lo tomé. No sabía de quien era, tal vez del asesino. En la pantalla decía: llamada entrante. Respondí. Al otro lado de la línea había completo silencio.

—Alguien ayu... —me callé, porque mi voz hizo eco en mi propio celular.

Mi teléfono seguía en llamada en tránsito al 911. Terminé la llamada y volví a marcar, acto seguido el celular desconocido volvió a iluminarse avisando de una llamada entrante de mi propio teléfono. ¿Cómo es que este celular interceptaba la llamada? ¿Quiza... el asesino siguiera dentro de la casa? ¿Dónde estaba papá, mis hermanos?

El terror que sentía se hizo más fuerte.

—Papá —susurré, suplicando que todos se encontraran bien —Joshy, Kyara.

Fui a un interruptor y lo accioné pero la electricidad no llegó. Noté que había un rastro de sangre por el piso y lo seguí con la linterna del celular.

—¡Papá! —grité al ver su cuerpo en el piso.

Tenía hueco en su costado y había un gran charco bajo él. Estaba frío pero a diferencia de mamá, tenía una expresión serena en el rostro, como si hubiera aceptado la muerte con valor. Quizá tantos años de ver el dolor de la guerra lo habían preparado para esto.

Cubrí mi boca para no gritar, aunque el dolor que sentía me estaba matando. Esto no podía ser real. Por favor alguien dígame que es una pesadilla.

Seguí alumbrando la casa, tenía que buscar a Joshy y a Kyara. Por favor, Dios que mis hermanos estén bien, te lo suplico.

Busqué por todos lados, cada rincón. Todo había sido destrozado, todo estaba cubierto de sangre. Rogué por no encontrar a nadie más, pero lo hice, una mano estaba detrás del sofá. El terror me asalto ¡Joshy! o ¡Kyara!

No, no eran ellos, la mano y el resto de un cuerpo pertenecía a un hombre gordo y bigotudo desmembrado a unos centímetros de ahí, era un policía. Unos paso sutiles en la parte de arriba me sobre saltaron, pero de inmediato se convirtieron en esperanza, mis hermanos podían estar vivos. Si la policía estuvo aquí existía la posibilidad de que mis hermanos estuviesen a salvo.

Abrí lentamente la puerta de la habitación de kyara, olía a clavo aromático mezclado con un fuerte olor putrefacto y ácido. Lo primero que vi fue una delgada mano inmóvil en un charco de sangre que salía de abajo de la cama.

—No, mi hermana no —caí de rodillas incapaz de sostenerme— Por favor que Joshy se encuentre bien— rogué.

Apenas había dado un tembloroso paso dentro de la habitación de mi pequeño, adorable y regordete hermanito cuando, de las sombras, se incorporó una gran figura de ojos dorados y grandes garras.

Di un paso atrás aterrada. Apunté mi lámpara a lo que creí que era su rostro, era una bestia con cuerpo semihumano y cara... cara de monstruo de pesadilla. Medía más de tres metros y tenía un hocico con grandes y afilados dientes que goteaban sangre.

Lancé un grito de horror, el celular cayó de mi mano. Pero mis pies no se movieron, ¿por qué? no lo sé.

—¿Qué... eres? —logré articular.

Busqué mi celular que se había apagado. Se escuchó el crujir de huesos acomodándose y cuando volví a encender la lampara frente a mi quedó una figura familiar, alguien a quien odiaba.

—¡Kurjak!

Él no respondió, pero me miraba directamente a los ojos, tenía una expresión sombría. De momento, al verlo no pensé en nada, mi cerebro no conectó ideas, pero al acercarme a él vi que estaba cubierto de sangre. Noté de donde había salido y lo que había hecho.

En el armario había un cuerpecito, un cuerpo tan pequeño, tan delicado y... sin vida. Caí al suelo trastornada.

—¡Joshy! —grité, lloré, me volví loca, me arrastre en el suelo hasta Kurjak y supliqué —¡Por favor, por lo que más quieras devuélveme a mi Joshy!

Kurjak no se movió, ya ni siquiera me miraba.

Como pude, fui hasta Joshy, precia que dormía, aún estaba tibio.

—¡Rápido! —grité histérica —aún podemos salvarlo, ayúdame por favor —Kurjak siguió sin moverse, tomé a Joshy en mis brazos y lo arrullé —mira, todavía está vivo. Dame la linterna, quiero verlo.

Kurjak fue hasta mi teléfono y la aplastó con su pie, quedando en completa oscuridad. Yo no podía más, comencé a llorar a gritos llamando a mi pequeño hermano que nunca más vendría, que nunca más volvería a jugar, ni a llamarme, ni a nada. Mi gordito estaba muerto.

Una par de luminosos ojos aparecieron en la oscuridad del pasillo, se encendió la cegadora luz de una lámpara y alumbró a Kurjak, después a mí.

—¿Qué... —la voz de una chica se apagó al ver la escena— Diana, lo siento —susurró consternada, apenas audible.

—Apaga la linterna— cortó Kurjak imperativo, la chica obedeció al instante y volvimos a quedar en completa oscuridad a excepción de dos pares de brillantes ojos dorados

— ¿Todos fueron eliminados? —preguntó Kurjak con voz fría.

—Sí, no queda nadie con vida —respondió la chica. Lancé un gemido de dolor, habían asesinado a mi familia y lo decían como si fuera nada.

—Bien, vámonos —ordenó Kurjak.

Escuché sus pasos acercándose a mí, también iba a matarme. Miré a Joshy, besé su ensangrentada frente y me prepare para morir, pero en vez de matarme me tomó en sus brazos.

—Mátame rápido, por favor— supliqué en su pecho— me has quitado todo, ya no quiero vivir, así que termina tu trabajo y mátame.

Kurjak no contestó y tampoco me mató. Puso un trapo con formol en mi rostro y antes de desvanecerme lo escuche susurrar sobre mi cabeza.

—Duerme niña, el lobo te protegerá.

***

Nota de la autora

Hola (T-T)/

¿Alguien más lloró con este capítulo?

Joshy, mi pobre Joshy no merecía esto. 

Lo siento, ya no me salen palabras. Nos vemos en el siguiente capítulo.


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