Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

6. Baile de gradución

Cuando mamá y yo llegamos a casa de los Davidson, ya había oscurecido. Todo era un caos, gente entraba y salía de la casa, había policías, gente de la escuela, vecinos y reporteros. Ahí estaba papá, que al vernos nos abrazó.

—Kim y Jason están destrozados —susurró— Diana, se prudente con tus palabras, no digas algo fantasioso por favor.

En un rincón estaba la señora Davidson hablando con un policía, en cuanto me vio, fue a abrazarme, lloramos juntas. Poco después un policía me llamo a declarar.

—Señorita Goldsbury, dígame donde fue la última vez que vio a la señorita Davidson.

Relaté todo lo que había sucedido desde el problema en la cafetería. El policía escribió todo. Cuando terminé, vi salir a Sarah de un cuarto contiguo, también lloraba.

Los policías pidieron que las personas más cercanas a Amanda nos quedáramos en el cuarto y los demás salieran. Estábamos los señores Davidson, su hermano mayor, su abuela, Sarah y yo.

—¿Han notado algún comportamiento extraño en Amanda? —preguntó un policía gordo y bigotudo.

—Nada— dijimos Sarah y yo— se comportaba como siempre.

—No— dijeron sus padres— todo era normal, platicábamos, nos contaba sus cosas, siempre sabíamos dónde estaba y con quien, la único diferente fue ésta tarde que la llamé y no contestó. Ella siempre contesta su teléfono, siempre.

—Nada —dijo su hermano que había venido desde la universidad— nos teníamos confianza, si estuviera en problemas me lo habría dicho.

—Lo único diferente— dijo su abuela— es que no me ha visitado últimamente.

—Pero si este fin de semana estuvo en su casa —intervine— nos dijo que se había enfermado.

—A mí me dijo que estaría de campamento con Sarah y tu familia— contestó Kim Davidson, la madre de Amanda— los policías intercambiaron miradas y escribieron en su bloc de notas.

—¿Amanda tiene algún novio? —preguntó un policía delgado y larguirucho.

—No— contestamos todos a coro.

—Están seguros— reafirmamos la respuesta.

—Amanda nunca ha hablado de algún chico y no hay nadie en la escuela que le interese, éramos... somos sus mejores amigas, nos lo habría dicho.

—Escuchen— dijo con cansancio el policía gordo— han pasado varias horas de su desaparición y nadie ha pedido rescate, la otra opción es que se ha fugado con algún novio escondido.

—No —dijo su madre— mi Mandy no es así, si tuviera a alguien me lo diría, yo lo sé.

—Si, señora— exhaló el gordo en tono aburrido— pero suele pasar hasta con las mejores chicas, se enamoran de algún vago y se escapan con él, además alégrese, esta es la opción más agradable.

La señora Davidson lanzó un gemido y se desmayó, Sarah y yo rompimos en llanto al pensar en nuestra pobre Mandy y alguna desagradable opción.

Cuando regresamos a casa ya era más de las 10 de la noche. Solo mamá y yo volvimos porque papá tenía mucho trabajo. La luz de la habitación de Kyara estaba encendida, lo que significaba que estaba estudiando y con lo desinteresada que era seguramente no se había enteraba de nada. Mamá estaba cansada así que me ofrecí a ir por Joshy a la casa de ese sujeto.

Cuando llamé a la puerta y nadie contestó entré. Joshy estaba dormido en el sofá, lucía tan sereno y relajado, se veía incluso más pequeño e indefenso. Me quedé mirando a mi hermanito algunos segundos antes de que me diera cuenta de que dos ojos como brasas me miraban.

—¿Encontraron a la chica? —preguntó Kurjak.

—No— contesté dando un respingo. —¿Qué quisiste decir hace rato con "un problema menos"?

—Nada que te incumba —respondió huraño y me dio la espalda, ignorándome.

No insistí. Tomé a Joshy y salí de ahí.

Los siguientes días fueron una mancha borrosa. Entre el instituto, el castigo, la casa, las lágrimas, los Davidson y la vigilancia a Kurjak, apenas me daba cuenta donde estaba y lo que hacía.

Mis padres tampoco sabían cómo comportarse conmigo: si enojados por la pelea del baño o compasivos por Amanda.

La escuela era un hervidero de chismes, el supuesto prostituto que había contratado pasó a la historia, ahora se hablaba de la mojigata Amanda y su fuga con un traficante Colombiano. Los profesores tampoco nos perdonaron a Sarah y a mí el castigo. Junto a las otras chicas tuvimos que hacer 3 horas de limpieza cada día después de clases.

El vienes por la tarde después de nuestro última día de castigo, volví a casa más deprimida de lo usual. Tuvimos que ayudar al comité del baile a arreglar el gimnasio para la gran gala. Mientras los demás no paraba de hablar del baile, sus vestido y sus acompañantes, Sarah y yo llorábamos en un rincón pensando en lo que hubiera sido si Amanda estuviera con nosotras.

Aún no había rastro de ella, la única pista que los policías habían obtenido era que subió a un descapotable gris a las afueras de la ciudad.

En la tarde, mientras estaba echada en mi cama sin hacer nada más que mirar el techo, entró Kyara y se acostó a mi lado. Ya sabía lo de Amanda. No dijo nada por unos segundo, lloraba en silencio.

—Lamento mucho por lo que estás pasando —dijo apenas audible— no puedo ni imaginar lo que estás sufriendo. Cuando Maho y yo peleamos me sentí destrozada, tu debes querer morir... —no respondí— No escuches nada de lo que dicen de Amanda, ella no es así, seguramente estará bien.

—Sí —las lágrimas inundaron mis ojos— ella está bien.

Kyara me abrazó hasta que me tranquilice un poco. Ella podía ser un poco adusta, pero era buena hermana.

—Cuando lo escuché me preocupe mucho —continuó— ¿Qué crees que haya pasado? ¿Cómo es que desapareció sin dejar rastro?

—Me lo he preguntado un millón de veces —respondí— ¿por qué no nos dijo nada?

—Quizá ella... mencionó algo o hizo algo pero paso desapercibido.

—¿Algo? ¿Algo como qué?

—No lo sé —dijo Kyara limpiándose las lágrimas— algún lugar, algún nombre, porque si subió a un auto, alguien debió conducir. No creo que haya sido secuestrada, ella es una máquina de pelea.

Mi memoria viajó al día que supuestamente regresó de la casa de su abuela.

—Ahora que lo dices... mencionó algo— me senté de golpe— dijo que le habían pasado algunas cosas extrañas y conoció a un chico.

—¿Un chico? —susurró Kyara incorporándose— eso podría ser una pista ¿recuerdas cómo se llama?

Puse a trabajar mi mente.

—No, no lo recuerdo.

—Bueno— dijo Kyara suspirando— al menos es algo, tal vez ayude a la policía.

Nos quedamos en silencio unos minutos, quizá Amanda si se había fugado con algún chico.

—Esta noche es el baile ¿No vas a ir? —preguntó Kyara.

Le di la espalda, no podía creer que ella, una declarada antisocial, también hablara de eso.

—No, es una pérdida de tiempo.

Mi hermana sonrió.

—Por algo somos hermanas. Yo tampoco iría al estúpido baile —se levantó de mi cama— además esos imbéciles no merecen tu presencia.

Se fue.

Mamá entró minutos después, traía una caja y unos zapatos de tacón que puso sobre el escritorio.

—Se que estas deprimida, Nana— dijo dulcemente— pero quería darte esto. Lo compré hace un mes como regalo de graduación.

Abrió la caja y sacó un hermoso y elegante vestido rosa palo a juego con las zapatillas.

—Quiero que lo tengas, vayas al baile o no —hizo una pausa— hija, sabes que te amo y apoyaré lo que decidas, no sé qué paso con Amanda, pero sabes que cuentas conmigo para todo. No importa lo que pase siempre estaré contigo.

—Gracias mamá, yo también te amo —respondí mientras la abrazaba— amo a papá, a Joshy, a Kyara hasta a Feny. Gracias por permitirme ser parte de su familia. Son lo mejor que tengo.

Estuvimos abrazadas por varios minutos. Mamá me dejó cuando escuchó que papá había llegado. 5 minutos después sonó mi teléfono.

—¿Estas lista? —preguntó Sarah

—¿Lista para qué?

—No me digas que lo olvidaste, tenemos que ir al baile —dijo Sarah con fastidio. Resoplé confusa— ya sé, que estupidez, ser paje de la mesa de comida es una forma educada de decir meseras. Ser las criadas de estúpidos ebrios no será divertido, lo bueno que estamos juntas. Paso por ti en 15.

Colgó.

Bajé a la cocina y encontré a mis padres platicando en voz baja, en cuanto me vieron se quedaron en silencio.

—¿Qué pasa pastelito? —preguntó papá.

—Tengo que ir al baile... no, no es lo que ustedes creen, es parte del castigo, cuidar la mesa de comida para que los chicos no viertan alcohol, quizá también tengamos que limpiar después. Si puedo me voy a escapar.

Mamá miro a papá preocupada.

—¿Pasa algo?

—Nada que deba prepararte, pastelito —dijo papá poniéndose de pie —te llevaré y cuando estés a punto de terminar me llamas para que te recoja.

—Sarah vendrá por mí en 10 minutos —papá lo dudó y miró a mamá, ella asintió levemente y él se volvió a sentar.

—Está bien, pero llamas cuando llegues a la escuela y cuando vengas de regreso. Así estaremos tranquilos. Cuídate, Pastelito.

Subí a mi habitación, tomé mi mochila y me miré en el espejo. No me veía mal con mi jersey de totoro, converse negros y jeans deslavados, solo faltaba una coleta y estría lista.

Cuando salí de la casa, el auto de Sarah doblaba la esquina. Justo 15 minutos tarde.

—¿Qué pasó con tu ropa? —tenía un espeso maquillaje ahumado y un sexy vestido de noche —no irás vestida así.

—Por supuesto que sí —dije entrando al auto— sólo haré acto de presencia y me iré ¿además a quien le importa lo que me ponga?

—A mi nena, me encantaría verte como un princesa esta noche.

Sarah lo decía en serio, ella siempre había querido lo mejor para nosotras y siempre intentaba que nos la pasáramos bien.

—Sé que Mandy también le hubiera gustado. Ella siempre nos cuidaba ¿Recuerdas? —se abanicó los ojos con la mano— no puedo, si lloro mi maquillaje se arruinará.

—Lo sé —dije conteniendo las lágrimas— mi madre me compró un vestido, lo trigo en la mochila por si acaso.

El gimnasio estaba a reventar, había chicos bailando, otros tratando de distraer a los profesores para meter alcohol, varios chicos besándose, otros comiendo. Todo era tan ruidoso y colorido.

Me separé de Sarah cuando se encontró con Martín nada más entrar, crucé el mar de gente para ir al baño y ponerme el vestido, pero me detuve al toparme con Jeff y su grupo de amigo completamente ebrios.

—¿Qué pasa, ñoña? —dijo Jeff acercándose a mí —¿buscando clientes? —No respondí, ¿qué ganaría al discutir con un chico el cual apenas se podía mantener en pie? —¿Te gustó como te folló ese imbécil?

Sus amigos rieron.

—Pues no estas mal, Goldsbury —dijo Brian —al menos no eres tan fea como tu hermana. Yo te puedo cobrar poco por el servicio completo —manoseó mi trasero.

—¿Qué te pasa idiota? —lo empujé.

Sus amigos volvieron a reír pero no solo ellos, también Alicia, que se acercaba a nosotros.

—Que mal friki, los chicos tienen que embriagarse para poder ligar contigo— me recorrió con la mirada— más con esa espantosa ropa que usas, pareces vagabunda de quinta.

—Y tu puta de primera.

—¿Qué has dicho? ¿Puta yo? Eso díselo a tu amiga que era tan puta que se fugó con el primer imbécil que encontró.

Le di una bofetada.

Ella ventó la mano para devolvérmela, pero una voz carraspeó detrás de mí y la pandilla de ebrios quedo completamente callada.

—Venga conmigo señorita Kinstong —dijo la profesora Shepard— también ustedes señores, llamare ahora mismo a sus padres —espere alguna reprimenda también, pero en vez de eso añadió dulcemente— me alegro que haya venido, espero que se divierta.

—¿Divertirme? yo no quiero divertirme— respondí irritada— yo solo vine por el castigo.

—¿Qué castigo?

—Por la pelea del baño.

—Ese castigo ya terminó, lo deje muy claro hoy —me miró con lastima como si estuviera hablando con una tonta y se fue, regañando a los chicos.

Me quedé ahí parada, sin saber que pasaba. Era posible que Sarah se hubiera equivocado con el castigo.

No le di importancia, ya estaba ahí de todas maneras. Me dirigí al baño, entré a un cubículo y saqué el vestido, pero no salió solo, el estuche de toallas femeninas cayó en el piso baño. Lo levanté y lo volví a meter dentro de la mochila, fue cuando me di cuenta de que en el piso donde había caído el estuche había un pequeño papel doblado con la letra de Amanda.

Lee este papel en un lugar privado, tú sola.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro