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5. Explosión en cadena

La primera detonación ocurrió en el pasillo de la cafetería.

Amanda, Sarah y yo íbamos caminando cuando escuchamos a dos chicas discutiendo. Nos acercamos justo en el momento en que Kyara le daba una bofetada a Mahoni, del impacto su cara giró. Mahoni estaba tan furiosa que temblaba.

—Te vas a arrepentir, maldita estúpida, te juro que te vas a arrepentir— amenazó Mahoni.

Kyara levantó otra vez la mano para golpearla pero la detuve.

—¿Estas loca? ¿Por qué pelean?

Mahoni nos lanzó una mirada furiosa y se fue por el pasillo. Kyara soltó su mano bruscamente y también me miró furiosa, pero rápidamente sus ojos se llenaron de lágrimas.

—Soy una tonta— dijo sollozando— le dije que debería cambiar su atuendo para que los chicos no la molestaran, pero se enojó y comenzó a insultarme. Eso estaba bien, pero perdí los estribos cuando te insulto a ti y a Joshy. Yo... yo no sé lo que me pasó ¿Qué he hecho? —dijo mirándose las manos— golpeé a mi mejor amiga.

Traté de abrazarla para que se tranquilizara y dejara de llorar, pero me apartó.

—No, no lo merezco— dio media vuelta y salió corriendo por el pasillo.

No la seguí. Conocía bien a mi hermana para ir tras ella, odiaba que los demás la vieran con lástima, además, era inteligente y podía arreglar sus problemas ella misma. Siempre lo había hecho, siempre había sido muy independiente. La buscaría más tarde y vería como se encontraba.

La segunda detonación fue dentro de la cafetería.

Cuando entramos, la cafetería se volvió un mar de murmullos, era tal el ruido que no entendíamos nada. Nos miramos entre nosotras y aunque teníamos algo de curiosidad no le dimos importancia, tomamos una mesa libre y cuando estaba por terminar el descanso, Alicia Kingston pasó a nuestro lado y dijo:

—Diani, mi ciela, ten cuidado, te pueden destrozar el coño —ella y sus amigos rubias rieron.

Me quede boquiabierta ¿Qué había dicho?

—Pobre Diana, al fin dejará de ser la nerd virgen— se burló Cloe.

Sarah dejó su comida y fue tras ellas. Arrinconamos a Alicia y a sus amigas en el baño.

—Bien cara de zapato aplastado— amenazó Sarah con el cabello de Alicia en su puño— me vas a explicar eso que acabas de decir o te dejare sin cabello.

Sí no hubiera estado tan enojada como lo estaba, la situación de Alicia, de más de un metro setenta, siendo arrinconado por un duendecillo me parecería graciosa, pero furiosa como estaba, la hubiera dejado sin cabello sin ni siquiera pedir explicaciones.

Alicia se retorció, pero en el suelo, donde estaba, nada podía hacer. Sus amigas comenzaron a gritar mientras Amanda y yo poníamos el seguro de la puerta para que nadie entrara y el sonido se retuviera.

—Toda la escuela lo dice— sollozó Alicia— son tantas cosas que no las recuerdo.

—Pues recuerda— amenazó Amanda— o les daremos un golpe a todas.

—¿Un golpe? —la voz de Sarah era macabra— tendrán suerte si terminan como una barbie pelona.

Alicia y sus amigas lloriquearon con más fuerza.

—Dicen que contrató a un prostituto para que la follara— se apresuró a decir Cloe, la que yo sujetaba— un afroamericano de dos metros.

—A mí me dijeron que la follarían 2 multiraciales el día del baile —dijo Madison— les pagó por adelantado.

—También dicen que se gastó todos sus ahorros en pagarle a un chico para que la besara —agregó kelly— pero el chico se negó.

—A mí me dijeron que invito a Jeff al baile, pero él se negó por que descubrió que era una perra barata.

—Todos los rumores van más o menos así— terminó Alicia.

En ese momento mi cerebro conectó ideas: hombre de dos metros, Jeff, baile.

—Esta mañana —exhalé, pensando en voz alta— encontré a Jeff en el bus. Yo estaba con Kurjak y... —miré a mis amigas— fue Jeff, él empezó el rumor. Él quería invitarme al baile y sin darme cuenta lo rechacé.

—Claro, como si fuera verdad —se mofó Madison— ¿por qué querría el lindo Jefferson ir con una perra fea como tú?

—Cállate, piruja— respondió Amanda torciendo su mano con más fuerza— no será que descubrió que tú eres la... infiel y por eso terminaron.

Madison se retorció violentamente y comenzó a gritar, sus amigas le hicieron coro. Alguien tocó la puerta.

—Ocupado— gritó Sarah. Volvieron a tocar— ya dije que está ocupado.

Quien quiera que estuviera al otro lado de la puerta ignoró a Sarah y volvió a tocar con violencia. Sarah soltó a Alicia y abrió la puerta.

—Maldita bruja ya te dije que esta... profesora Shepard...

Soltamos de inmediato a las tontas. La profesora entró y vio a las cuatro rubias llorando en el piso del baño.

—Las 7 a la dirección ahora mismo.

—Pero profesora, ellas empezaron —dijo Cloe.

—Señoritas, como si no las conociera— nos miró a todas, pero su vista se detuvo en Amanda, la alumna estrella. Movió la cabeza consternada— He dicho las 7.

A pesar de las ridículas amenazas de las tontas rubias con la influencia de sus papás, nos castigaron a todas hasta la graduación, que era el viernes. Tendríamos que hacer trabajos de limpieza y escribir sobre nuestro mal comportamiento para reflexionar, además, enviarían una queja a nuestros padres.

—Tal vez deberías teñir tu cabello a verde —comentó Sarah cuando salimos de la oficina de Shepard— si sigues así, puede que te confundan con una de las amigas de Alicia.

Miré mi largo y ondulado cabello rubio.

—Con la suerte que tengo, seguro terminó pareciendo un brócoli.

A última hora todas fuimos al aula de detención y fue aquí donde detonó la siguiente bomba.

El castigo estaba a cargo del señor O'Donnell, un viejo perezoso, barrigón y medio calvo, que siempre se dormía. Aprovechamos esto para pasarnos un papelito bajo la masa.

Ara: ¿Quién es el tal Curkak?

Di: Es Kurjak, mi nuevo vecino ¿lo recuerdan?

Mandy: ¿El militar? es guapo.

Di: Claro que no.

Ara: Por supuesto que sí. Si fuera él, yo le pagaría para... ya saben.

Di: Ara que asco, es viejo.

Mandy: No es viejo, por mucho tendrá 27 años.

Di: ¿Mandy, tú también? creí que tendrías mejores gustos.

Ara: Él es un buen gusto: Alto, fuerte, guapo, mirada que derrite, militar, además tiene plata. Si es así yo sí me caso, dile Mandy, el tipo esta buenote.

Mandy: Di, Ara tiene razón, el tipo en un galán super hot.

Di: Pues a mí no me gusta, de hecho me cae mal, además ayer... no, por aquí no puedo decírselos. Saliendo les diré.

Ara: ¿Qué es? danos una pista. Se te declaro, por fa, dime que se te declaro.

Di: No, es todo lo contrario, me dijo que me odia.

Ara: Segura que no quiso decir lo contrario, quizá no escuchaste cuando dijo: te amo, se la madre de mis hijos xD

Di: ¡Ugh! ¡No! Fue bastante especifico, me odia como no ha odiado a nadie.

Mandy: Pues a mí me parece el inicio de una historia de amor.

Di: Ambas están locas. Además hay algo raro en él, algo que me dice que es peligroso.

Sarah estaba escribiendo cuando Amanda se puso de pie de un salto tan repentinamente que despertó a O'Donnell. De las prisas, Sarah metió al papel en su boca y miró a Amanda, de hecho todas la miramos, tenía una expresión de terror en su rostro.

—¿Puedo ir al baño? —la voz le tembló un poco. O'Donnell se negó —por favor, profesor, me siento mal.

Amanda salió y cuando regreso, el color de su rostro se había ido, apenas podía caminar, parecía que la sombra de la muerte se cernía sobre ella.

Se acercó al señor O'Donnell y le susurró algo en el oído, el profesor la miró y frunció el entrecejo, pensó unos momentos y asintió. Amanda se acercó a mí y en voz bastante audible me pidió prestado mi estuche de toallas femeninas, tomo una y me lo devolvió. Salió del aula con su mochila.

Cuando terminó la detención nos acercamos al profesor O'Donnell y preguntamos por Amanda.

—Fue a la enfermería— contestó sin impotencia —tenía dolores de chica.

Sarah y yo corrimos a la enfermería y preguntamos por ella, nadie la había visto allí.

—Tal vez fue a su casa— dijo la enfermera.

Ambas nos retiramos, preocupadas, Mandy no solía actuar así, pero si había ido a casa que más daba, ya la veríamos mañana. Eso fue lo que inocentemente creímos.

La última bomba fue la más devastadora. Detonó en la tarde, poco antes del anochecer.

Hacía mis deberes mientras vigilaba al vecino cuando mi madre me llamo desde la sala. En un principio creí que le habían llamado de la escuela por el altercado del baño, pero me equivoqué.

—Es para ti, Diana— dijo mamá preocupada pasándome el teléfono— por favor, di la verdad.

—¿Por qué, qué ocurre? —puse el teléfono en mi oreja y escuché a una mujer llorando. Mi corazón comenzó a latir a prisa, era la mamá de Amanda— Señora Davidson —la voz me temblaba— ¿Qué ocurre?

—Diana, querida ¿sabes algo se Amanda? No contesta su teléfono, no está en el escuela, ni con ningún conocido, estoy muy preocupada —sentí que me desmayaba, mamá me sostuvo— si sabes algo, lo que sea.

—La vi en la escuela— las lágrimas me escurrían por las mejillas— estábamos en detención y le dijo al profesor O'Donnell que se sentía mal, fue a la enfermería, pero nunca paso por ahí. Creí que se había ido a casa.

La señora Davidson lanzó un gemido de dolor y su llanto se hizo más intenso.

—Fue lo mismo que dijo Sarah. Por favor si la están cubriendo, no me enojaré si me dices que esta con algún chico, por favor, dime donde está mi bebé... —de repente se escuchó mucho ruido a través del teléfono y habló una voz masculina.

—Señorita Goldsbury, soy el oficial Samuel Jackson, podría venir a la casa de la desaparecida y contar su versión de los hechos.

¿Desaparecida? No, mi Amanda, no podía...

Sin pensarlo acepté, colgué el teléfono y dije a mamá que saldría por un momento.

—Voy contigo, no dejaré que andes sola por la noche— mamá tomó su bolso y las llaves del auto, pero recordó algo importante —Joshy ¿quién cuidara a Joshy?

—Mamá quédate, puedo ir sola.

—Puedo cuidarme yo solito— dijo una vocecita desde la escalera. Era Joshy— ya soy grande.

—Oh, mi amor —dijo mamá dándole un abrazo— sé que eres un niño grande, pero no puedes quedarte solo, tal vez hay alguien peligroso rondando cerca.

—Pero no me quedo solo, Feny se queda conmigo— mamá y yo lo miramos tiernamente, amábamos a ese niño— también puedo quedarme con Andros.

—¿Andros? —preguntó mamá.

—Andros me cuidó antes.

—Ah, sí, el vecino— dijo mamá— ¿te agrada esa joven, Joshy?

—Sí —afirmó Joshy— pienso preguntarle si quiere ser mi mejor amigo.

—Diana, ve con el vecino y pregúntale si podría cuidar a tu hermano mientras llega tu padre.

Me quede inmóvil, no podía pedirle un favor a ese sujeto. No por muchas razones: 1. Me odiaba, 2. Yo lo odiaba, 3. Había irrumpido en su casa, 4. Le había llamado asesino, 5. Estaba segura de que él era de los malos. 6. Podría hacerle algo malo a mi niño. En fin, la lista podría seguir.

No, definitivamente él era la peor opción

—Diana, date prisa, esto es urgente.

—¿Qué te parece la señora Flemming? es una mejor opción— dije a mi madre esperanzada— además su sobrino es agradable.

—¿Sobrino? Sabes que Joshy teme a los desconocidos y la señora Flemming es demasiado anciana para cuidar a un niño. Ve, haz lo que te digo.

—Pero no tuvo miedo de ese completo extraño, incluso quiere ser su mejor amigo. No lo conocemos podría ser un ases... tipo malo.

—No —gritó Joshy— él es un tipo bueno, va a ser mi mejor amigo— comenzó a llorar y salió corriendo por la puerta, cruzó la acera en dirección a la casa de ese sujeto.

Mamá y yo corrimos tras él.

—Andros, Andros— Joshy golpeó su puerta con violencia— Andros, abre soy yo.

Kurjak abrió la puerta, al ver que lloraba lo tomó en su brazos suavemente.

—¿Qué ocurre amiguito?

—Nana dice que eres malo, no es cierto ¿Verdad que no? —Joshy escondió la cabeza en su cuello.

Kurjak me vio, estaba a mitad de la acera, frunció el ceño. Detrás de mí vio a mamá.

—¿Qué sucede, Señora Angela?

—Nada, devuélva a mi hermano—Intervine. Tomé a Joshy por la espalda para alejarlo de él, pero se aferró más a Kurjak, este lo envolvió protectoramente con sus manos —podrías bajarte Joshy, incómodas al señor Kurjak.

—No, Andros es mi mejor amigo ¿verdad que sí?

—Claro que sí, Josh— respondió, miró a mamá— ¿Qué ocurre señora Goldsbury?

—Diana tiene que atender un problema ¿Nos harías el favor de cuidar de Joshy mientras mi esposo regresa del trabajo?

—Espero que no sea nada grave. No se preocupe, cuidaré a Josh.

Mamá y yo volvimos a casa, pero regresé a la de Kurjak para llevar a Joshy un rompecabezas y algo de comida. Mientras Joshy estaba en la sala con sus juguetes, Kurjak me dirigió a la cocina para guardar la comida. Cuando estaba a punto de salir me tomó de brazo y me arrastró a un rincón.

—Dime que pasó— ordenó en voz baja.

—Si no me suelta voy a gritar— me dejó de mala gana— no pasa nada que te incuba.

Me alejé de él, pero en un abrir y cerrar de ojos estaba otra vez arrinconada entre él y la pared.

—Lo diré una vez más y quiero que me respondas claro y con la verdad. ¿Qué sucedió?

Él estaba demasiado cerca y con sus brazos a cada lado de mi cabeza. Parecía más aterrador que nunca.

—Mi amiga —dije mirando fijamente sus ojos pardos— mi mejor amiga ha desaparecido.

Él me soltó y suspiró aliviado.

Cuando me dio la espalda me pareció oírlo susurrar:

—Un problema menos.


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