19. Noticias
Mis manos cayeron sin fuerzas, sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas. Otra vez esa Levana, la despreciaba tanto, ella hacía que mis entrañas se retorcieran y yo quería retorcerla a ella.
Kurjak me miraba fijamente— ¿Qué tengo? —preguntó.
—No es nada —respondí molesta— sólo una basura, pero ahora mismo la quito.
Restregué el nombre de Levana, sabía que le estaba haciendo daño a Kurjak, pero no me detuve quería hacerle tanto daño como él me lo estaba haciendo a mí, además, él no se quejó.
Después de unos segundos la frente de Kurjak se había vuelto roja y no había indicios de que la tinta se desvaneciera. Me rendí, sople y le dije:
—Listo, se ha ido.
Kurjak no me prestaba atención, su vista estaba fija en mis labios. Inconsistentemente humedecí mi labio inferior. Estábamos a la misma altura y muy cerca, unos centímetros más y nos... lo que seguramente él estaba pensando.
Tragué pesadamente mientras él se seguía acercando. Mi corazón latía a prisa, me iba a besar estaba segura, él estaba seguro, unos centímetros más y...
Los malditos machos son unos imbéciles que no les importa y se meten con todo lo que se mueva a pesar del desagradable aroma.
Las palabras de Eowin golpearon en mi cabeza. Empujé a Kurjak y le di una bofetada.
—¡Eres un maldito canalla infiel! Me gustas, pero eso no te da el derecho de jugar con mis sentimientos. Idiota.
Él, atontado, frunció el ceño e iba a replicar, pero en ese momento las luces de altos postes se encendieron, permitiéndonos ver que se acercaba un hombre vestido de piloto.
—Siento interrumpir —se disculpó.
—No interrumpes nada, Jackson— a pesar de decir eso Kurjak lo miraba furioso— ¿Está todo listo? —el hombre asintió— entonces llévanos a casa.
Esa noche no viajaba nadie más aparte de Kurjak, el piloto y yo. Me lleve una gran sorpresa cuando descubrí que Kurjak sería el copiloto del avión privado de la corporación K&K.
—No te asustes muchacha —dijo el piloto con una sonrisa al ver el terror reflejado en mi rostro— siempre que viaja, él es el copiloto, lo hace muy bien. Puede pilotear perfectamente.
Kurjak como si no hubiera escuchado siguió revisando los controles.
—Ponte cómoda y abrocha el cinturón —ordenó— despegaremos en unos minutos.
Eche un vistazo al elegante interior del jet. Era bonito, tenía ocho asientos forrados en piel, acompañados de sus respectivas mesas, un pequeño bar, un par de camas y un baño completo. No me apetecía quedarme ahí sola. Me acomodé en un asiento cerca de la cabina, donde podía escuchar y ver todo lo que pasara.
—Privado K01 permiso para despegar— habló Jackson por el micrófono del auricular. Asintió como señal positiva.
El avión se puso en marcha y en pocos segundos dejó el suelo. Cuando sobrevolábamos la ciudad, vi como los edificios se hacían cada vez más pequeños hasta quedar reducidos a luces, miles de luces estaban bajo nosotros como las estrellas que brillaban en el cielo. Entonces entendí lo que estaba haciendo, estaba dejando mi país, mi cultura, mis amigos, mi antigua vida para enfrentarme quien sabe a qué cosa, allá donde Kurjak me llevaba. Suspiré y cerré los ojos, despidiéndome en silencio, con la esperanza de algún día regresar.
Cuando la oscuridad de la noche nos cubrió y el letrero de la frente de Kurjak se hizo visible de nuevo, Jackson no pudo evitar reírse, pero su risa fue interrumpida por un repentino ataque de tos, sin duda un intento de cubrir su indiscreción y lo mejor, no mencionó nada al incauto Kurjak.
Yo trataba de no reírme, pero era tan difícil como soportar las cosquillas en la planta de los pies.
El piloto, Jackson, era un hombre muy agradable. Tendría más 40 años, pero seguro no pasaba de 50, tenía la piel color canela oscura y un grueso bigote negro el cual se movía graciosamente cuando hablaba y vaya que hablaba. Ya me había contado casi toda su vida. Tenía 2 hermanos y 2 hermanas, todos habían estado en el milicia, su padre fue muerto en combate, él había sido piloto de la fuerza Aérea, pero se había retirado por un accidente, ahora tenía una cadera de titanio, estaba casado y tenía 2 hijas y un perro llamado Mike.
—¿Y cómo término trabajando para K&K corp?— pregunté.
—Las cosas simplemente se dieron. Un día me llamó un amigo de la base y me dijo que un conocido suyo buscaba un piloto para un avión privado. Al principio rechacé la propuesta, pero después me llamó el mismísimo director ofreciéndome el puesto. Yo no me podía negar. Hice unas pruebas y aquí estoy. Es un buen trabajo de hecho, me llaman sólo cuando me necesitan y la mayoría de las veces voy al mismo lugar de ida y vuelta. A mi familia y a mi nos resulta bien porque paso más tiempo en casa y puedo ver crecer a mis dos niñas. —Me mostró una foto de sus dos hijas. —Los niños crecen muy rápido, aún recuerdo cuando la pequeña Ruth estaba aprendiendo a montar en bicicleta y ahora ya casi tiene edad para una licencia de conducir. No me quiero imaginar cuando se vaya a la universidad.
—Supongo que es difícil para los padres cuando sus hijos se van— dije nostálgica— Ese es el motivo por el cual elegí una universidad cerca de casa, para visitar a mis padres cuando los extrañara.
Mis palabras, me di cuenta muy tarde lo que había dicho. Kurjak me miró de reojo.
—Eres una buena hija, muchacha —continuó el hombre sin darse cuenta de lo sombría que se había vuelto la atmósfera— supongo que vas de vacaciones antes de la universidad. Es bueno viajar, conocer, experimentar, enamorarse, saber lo que uno quiere. Pero siempre con precaución, eso es lo que le digo a mi hija. Estos días la violencia es más frecuente y siempre hay que tener cuidado. Y es que uno, como padre se preocupa mucho, más cuando en los noticieros no dejan de pasar a todos esa chicas desaparecidas en ese pueblo de Texas y luego esa familia de periodistas, fue un horrible crimen.
¿Familia de periodistas en Texas? ¿Esa era mi...?
—¿Qué... —mi voz tembló— Qué pasó con ellos?
—Fue espantoso— dijo el hombre sin apartar la vista del frente. Kurjak se puso tenso, yo estaba al borde de mi silla escuchando con atención— era un matrimonio de periodistas con tres hijos, todos murieron en un incendio provocado en su casa. Cuando llegó la ayuda ya era muy tarde, pobre familia, la casa quedo hecha ceniza y no pudieron reconocer a ningún, los tuvieron que identificar por los registros dentales.
De mi boca salió un gemido estrangulado. Me sentí mareada, ¿Por qué habían... ¿Quién había incendiado mi casa?
—Sí, es terrible—añadió Jackson— se cree que fue un venganza de la mafia porque el padre investigaba una red de tráfico de drogas.
—¿Sepultaron lo que quedaba de ellos? —pregunté tratando de controlar los temblores que recorrían mi cuerpo.
—No pudieron encontrar dos cuerpos, las autoridades dicen que las llamas los devoraron hasta volverlos cenizas. Sin embargo, según testigos la hija mayor sobrevivió, aunque yo no lo creo, ya que no han hallado rastros de ella. Aun así su novio y algunos familiares no pierden la esperanza.
¿Familiares? Yo no tenía familiares y menos novio, no que yo sepa.
—Pienso que hay algo más en esta trágica historia, en esta familia y sus hijas.
—¿Por qué lo piensas, Jackson? —habló Kurjak por primera vez desde que el avión despegó.
—Para empezar mucha gente relacionadas con esta familia, han muerto o se ha reportado como desaparecida. —suspiró cansado— El mundo se está volviendo muy peligroso.
Kurjak y yo nos quedamos en completo silencio. Yo estaba en shock.
¿Qué estaban trasmitiendo los noticieros? Tal vez era información falsa porque estaba segura de que no tenía un novio y menos familia. Mamá había sido hija única, bueno no realmente, había tenido dos hermanos mayores, pero murieron en un accidente junto con su padre, y su madre había muerto muchos años atrás. Papá, él tenía un hermano, pero no se habían visto desde que eran niños, cuando sus padres se divorciaron y no sabían nada del uno al otro; papá a veces pensaba que si se encontraban en la calle no se reconocerían. Nadie más que ellos.
La cabina continuaba en silencio, miré a Kurjak, parecía que él también pensaba en algo. Fingí un pronunciado bostezo, estiré mi mano hacía arriba, luego mire mi muñeca y dije:
—¡Miren la hora! 3 de la mañana— en realidad no tenía ningún reloj e invente la hora— voy a dormir un rato, chicos confío en que no choquen el avión.
Jackson rio.
—Sí algo va mal, serás la primera en enterarte— me deseó dulces sueños. Kurjak no dijo nada.
No había llegado ni siquiera a la mitad del pasillo cuando Kurjak salió de la cabina. Me miró gravemente, pero no se movió.
—¿Estas bien? —pronunció afectado.
—¿No deberías estar en la cabina con el piloto? —no esperé su respuesta. Le di la espalda y seguí caminado. Podía sentirlo detrás de mí, pegado a mis talones.
—¿Tu incendiaste mi casa? —Lo solté, solté la pregunta que estaba evitando hacer, por la que había huido, la pregunta por la que él, sin duda, me había seguido.
Aún estaba de espaldas a él, no quería verlo, temía ver su rostro, ese rostro por el cual sentía algo. Él no respondió y sentí un nudo en la garganta.
—Podrías mirarme —me tomó por los hombros para que quedara frente a él. No quería verlo a los ojos —por favor mírame— con delicadeza tomó mi barbilla.
Oh, Dios ¿por qué me miraba así?
—Dime la verdad, ¿tú la incendiaste?
—No lo hice, jamás... no podría ni siquiera pensarlo.
Con mis manos cubrí mi boca, aliviada.
—¿Pero entonces como...?
—No lo sé, también fue una sorpresa para mí.
—Luego esas personas que desaparecieron —me dejé caer en el sofá— ¿Qué pasó con ellos? ¿Crees que los wampir también los mataron?
Kurjak negó con la cabeza pensativo y también se sentó.
—Esa chica que siempre estaba contigo —dijo. Lo miré expectante— la de piel oscura, estaba metida en algo, no sé qué pero había un poderosa aura espiritual alrededor de ella.
—¿Amanda? No, eso no puede ser posible.
Lo recordé ¡la nota! ¿Qué decía la nota? Se tenía que ir porque la ciudad era peligrosa, pero no dijo por qué y luego que no confiara en tres personas: Mahoni, Sarah y... la persona que estaba frente a mí.
Muy tarde para lo último, pero... ¿Qué sabía Amanda, en que estaba metida? ¿Por qué no nos dijo nada? ¿Ella sabía que Kurjak era un hombre lobo? ¿Qué más sabía sobre Sarah y Mahoni?
—Tengo una teoría sobre ella —dijo Kurjak apartándome de mis pensamientos. Estaba inclinado con los codos apoyados en sus rodillas y los dedos entrelazados a la altura de su boca —Cuando llegué está última vez a la ciudad ya reina esa sombra de oscuridad... no sabía quién era, ni por qué era. Pero sabía que se estaba desarrollando algo grande en ese pequeño pueblo. Pienso que ese chica es una pieza clave en todo esto.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Recordé a Amanda, nuestras dulce e inteligente chica, la que siempre nos protegía, la que nunca hacia nada incorrecto. Sus ojos avellana, la sonrisa cuando hablaba, los mechones que salían de su alborotado cabello rizado.
¿Dónde estas Amanda? ¿Qué estás haciendo?
—¿Piensas que ella... —mi voz se apagó. No me atrevía a decirlo.
—¿Qué si ella tiene que ver con la muerte de tu familia? —término Kurjak. Asentí —No lo sé, lo que es seguro es que fueron Wampir los que lo hicieron, pero no sé si están conectados con ella— suspiró cansado— necesito más información —me miró fijamente a los ojos— Cuando te deje en la manada pasare de la huida a la acción. Los cazaré como la escoria que son.
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