En este mundo lleno de diferentes,
De alfileres y globos, de corazones confundidos,
Mi alma se deleitaba, con otra que a veces sonreía,
Y otras solo se ensombresía a sí misma.

El niño faro me encantaba con tan solo su presencia,
Pero dicen que los ojos nunca pueden mentir, porque solo son reflejos,
Y aquellos se encendían cada que pestañaba,
Cada que mi corazón lo veía, el suyo cantaba.

Aquel estaba del otro lado observando mi caos,
Sin poder dejar de correr hacía mi, cada que podía,
Era aquel, el de siempre, tan pesado... tan intenso,
Desde que me lo encontré nunca dejaba de llover.

Aquel niño nube siempre llevaba su propia carga,
Y aunque no era tan caótica como la mía, igual le pesaba,
Cada que se asomaba a mi puerta, era demasiado incluso para él mismo,
Quería un milagro, quería un nosotros.

La palabra "prohibido" se me hace ridícula y tan absurda,
¿Por qué algo no debe ser para ti? ¿Quién dice que si? ¿Y quién que no?
Es patético, el corazón no le hace caso a nadie,
Ni aunque quisiese... no está en su naturaleza ser obediente.

Pero somos cargas que juntas chocamos,
Que juntas no podemos ser, nuestro dolor nos ama a los dos,
Es en nuestra desgracia y en nuestra tristeza la similitud perfecta, un inmenso agobio,
Que nos adora, nos idolatra y nos hace querer ser.

Mientras él susurra amor, los no puedo aparecen abundantes en mi mente,
Como una maldición, como un recordatorio de mi ruptura,
El niño faro va y viene, se enciende y se apaga,
Y me gusta admirarlo, me gusta tratar de entenderlo.

Pero aquellos ojos solo son reflejos,
De un alma cansada de querer, cansada de intentar y cansada de caminar solo,
Tan rendido como yo, creo que nadie podrá entenderme tanto como él,
Y por eso mis rayos lo alejan cada que se acerca.

Como una batalla dolorosa, como un último baile,
Cómo ese adiós que se resiste en salir de los labios,
El niño nube me quiere, pero yo quiero que no me quiera,
¿Acaso no ves que la tormenta aplastará tus algodones?

Escrito: 3/7/24
Gracias por leer.