He intentado escribir mil veces sobre ti. Encontrarte en versos, palabras, poemas,  de amor y desamor, de esos de felices por siempre y los otros de felices hasta que dure. He trato de encontrarte en comedias románticas, de dar explicación, poner entre letras y palabras lo que siento por ti pero he desistido, jamás logro acercarme. En historias épicas de amor, de verdad y de ficción y, ¿sabes una cosa? Jamás he podido encontrar nada que plasme nuestra historia. Bueno mi historia contigo porque nunca me atrevería a decir que tú sientes algo por mí. Aunque yo no encuentre forma de expresarlo, aunque para ti se resuma en silencio, tal vez para mí también debería serlo.

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Cuando ella quiso empezar un diario pensó que había gastado el dinero en vano. Creía que no tenía nada interesante que contar, que su vida había sido siempre aburrida así que por eso se sorprendió al ver completado más de la mitad del cuaderno. Habló de su día, de cómo le asustaba equivocarse, no escoger el camino correcto, cómo le costaban los cambios, cómo amaba la literatura, entrar en librerías antiguas, perderse entre letras de canciones de un amor que anhela experimentar. Habla de ese chico que la vuelve loca y ese otro que le hizo latir a mil por hora. A veces simplemente empieza a divagar por sus ideas revolucionarias, imaginar una vida que no es la suya. Otras, habla de sus errores, de todo el dolor que le han hecho, de los perdones que se merecía y nunca llegaron, de las disculpas que aceptó aunque nadie se lo dijese. Le gustan esos días en los que solo escribe dos líneas porque no ha pasado nada malo, solo se ha levantado y ha paseado bajo la lluvia, o esos otros en los que se obliga a escribir algo que le guste, que son muchas cosas. A veces se aventura a escribir sobre esa niña que va dejando atrás, esa niña que nunca vio el mundo de colores, que estaba deseando crecer para poder empezar a vivir y comprar acuarelas para pintarlo.