La primera vez que te vi entendí el significado de amor. La primera vez que te vi te entregué mi corazón. Ojalá alguien me hubiera avisado que el amor no siempre es como en la ficción. Ojalá alguien me hubiera dicho que rezar a las estrellas para que te dieses cuenta de mi presencia no iba a funcionar. Ojalá hubiera cerrado el primer libro de amor que leí. Empezaste a aparecerte en mis sueños, en la espuma del café, en la sonrisa de un desconocido, en cada rayo de sol. Ojalá alguien me hubiera dicho que las estrellas fugaces no eran las veces que me pensabas, así yo no hubiera perdido  tiempo anhelando ver una. Ojalá alguien me hubieran dicho que mirabas así a todas. Ojalá alguien me hubiera dicho que nunca me entregarías tu corazón porque así, no te hubiera esperado. Ahora mi corazón es tuyo y las estrellas fugaces recogen partículas de él. Ojalá te hubieras dado cuenta que era mi corazón. Ojalá me hubieras visto entre las estrellas.

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Te esperaré hasta mi último latido, hasta que dé mi última exhalación, hasta después de la muerte. Te esperaré hasta que la última arruga empañe mi rostro. Te esperaré hasta que brille la última estrella. Te esperaré hasta que el cielo se haga añicos. Te esperaré aunque trate de recomponerme, de olvidarte, de encontrate en otro. Te esperaré aunque tus labios nunca me dijesen que lo hiciera. Te esperaré hasta que pronuncies una vez mi nombre. Te esperaré incluso cuando mis recuerdos se confundan con la ficción. Te esperaré con los ojos cerrados. Te esperaré sin esperarte porque sé que nunca vas a aparecer, pero yo te seguiré esperando.