1- Mientras suenan las campanas
E vuelto, y lo se, somos las peores personas por regresar con otra historia sin terminar las anteriores u.u
$nos sentimos muy apenas por ello... de verdad.
Comenzare explicando que esta es una historia con angus y hurt/confort, es la continuación de mi anterior fanfic de Kuroshitsuji, sebaciel, llamada "La habitación de los zafiros rotos"
$es muy importante que lo lean e.e
No tanto, hay algunas cosas que no se comprenderán si no se leen de ante mano en ese fic, es mas una recomendación de mi parte
$les advertimos....
Contiene un poco de violencia no muy grafica, tanto Sebastian como Asami no me pertenecen, son de sus debidos dueños. de lo único que me apropio es de lo escrito aquí y mis personajes oc. Utilizo muchas imágenes las cual ninguna soy la artistas, no tengo la habilidad ni la paciencia para ello
Seguramente muchas de los personajes que aparecen en las imágenes uso para ayudarlos a imaginar a los personajes originales, como dije tampoco son míos y si los conocen no son esos personajes... esto es exclusivamente Kuroshitsuji x Viewfinder ewe
$eso seria todo
Hasta la próxima
~Comienzo~
El día era hermoso, un cielo azulado y ambiente calido llenaron la alegría que esa Iglesia y sus invitados podían presenciar. Todo decorado con el blanco, represente de pureza. Flores moradas y azules llenaron el espacio. Y elegantes señores y señoras le daban más vida a un día repleto de él.
La boda de su hijo...
Sebastián Michaelis sonrio con orgullo al ver que pese a tanta oscuridad, tanta tristeza y tragedia aún quedaba esperanza en su terrible mundo. Le hacía feliz el poder presenciar el insignificante ritual de amor eterno, aún si no se le permitía entrar a la construcción Santa o acercarse a la novia. Pues su vástago, Adrian, jamás permitiría que dañara a su esposa o hijo no nato.
--Señor-- un guardia se acercó a donde se encontraba, sonrió ante su presencia --¿Puedo ayudarlo?-- era obvio que estarían en alerta.
Él no era un hombre fácil de pasar por alto...
--Tan sólo observo algo maravilloso ¿no lo cree?-- su sonrisa creció. Causándole un escalofrío al extraño --no tiene porque preocuparse- quería ver a la pareja, ver la felicidad que hoy podría estar disfrutando pero por egoismo no lo hizo... eso era todo lo que tendría.
El guardia pareció entender que no seria una amenaza, se dio la vuelta y marcho de su vista como si nada. Sebastián suspiró, pues no sabía que tanta felicidad podría tener su hijo casado con la descendiente de la maldad del mundo humano. La hija de un mafioso...
Asami Shiori, era una joven de apenas 20 años de hermoso cabello castaño ondulado y ojos color oro. Piel de princesas, con un rostro de escultura. Llevaba puesto un vestido occidental, del color blanco prelado. Rostro maquillado suavemente, estaba tan nerviosa con lo que venia. Amaba al hombre, a su hijo, incluso con la verdad detrás de todo. El saber que era un mestizo de demonio y su hijo será igual, no cambiaba en nada su corazón.
Tres golpes en la puerta la sacaron de su ensoñación.
Respiro hondo y suspiró --adelante-- llamo a la persona que esperaba.
sonrisa cayó al ver quien entraba demasiado animada a la sala donde ella terminaba de arreglarse.
--¡Shiori!-- exclamó una mujer un poco idéntica a ella, sólo que un poco mayor. Su vestimenta era elegante y glamuroso, incluso para la ocacion.
--Mama-- forzó una sonrisa a Hitomi Okuma, esperaba que ella no asistiera considerando que habia pasado meses desde su última reunion. Pero estaba segura de que fue para juzgar a su prometido.
Para su mala suerte Phantomhive Adrián era un guapo, elegante y empresario reconocido. No había freno que detuviera ese hermoso dia.
--Shiori-- saludo una imponente figura frente a ella, sintio un escalofrío recorrerle.
--Papá-- saludo al hombre mayor, Asami Ryuichi de cabello negro y ojos dorados como los suyos. Al menos ambos estaban alli, con eso bastaba.
--Te ves bien-- felicito con simplesa, eso no le sorprendió. Era tan frío, pero se preocupaba por ella más de lo que se imaginaba.
--Gracias, papa-- suspiró una vez mas. Sintió a su madre tomarla de un brazo, como si estuviera allí para ayudarle a dar el gran paso de su vida.
--¡Obvio que se encantadora!-- exclamó con descaro --al igual que tu futuro esposo, está impaciente por verte-- la mujer apenas había hablado con Adrián, ni siquiera le conocía lo suficiente para mantener una conversación decente --vamos querido, tenemos que ubicarnos en la primera fila-- se dirigió a Ryuichi para abrazarlo como lo haría un matrimonio orgulloso.
Pero fue rechazada --estaremos esperando-- se dio la vuelta para irse de alli.
La mujer bufo, desde que se divorció del hombre, este había sido más frío que antes. Ahora si no temia de demostrar su repulsión a ella. Poco y nada le interesaba, pues aún tenía el dinero y popularidad para dar vueltas por ese círculo social.
--Vamos querido-- volvió a canturrear para disgusto del mayor --quiero conocer a los padres de mi yerno-- la sonrisa creció en un obvio gesto de codicia.
Ryuichi bufó de nuevo --Phantomhive Adrián no tiene familia- murmuró con disgusto. Él ya conocía el historial de quien cuidarla a su hija por el resto de su vida. Hasta ahora no había hecho nada que lo disgustara.
La mujer eso le pareció molesto, No había forma de ganar más popularidad con los europeos si no había europeos que seducir. Suspiró derrotada, por el momento sólo fingiria ser la madre orgullosa y contenta de ver a su hija vestida de blanco.
Adrián estaba nervioso, ese día había llegado con una boda al estilo occidental. Como ninguno de los dos era católico o siquiera creía esas cosas, su novia se río ante la ironia, acordaron que sería en ese hotel elegante y puramente legal. Nada religioso. Cosa que no sorprendió ni altero a nadie. Vio a sus, casi, suegros esperando en primera fila, mirándolo detenidamente como si fuese un sacrificio humano. Sin sentimientos. Luego a compañeros de trabajos, conocidos comerciales y amigos de Shiori. No había demonio que el conociera además del que se mantenía fuera del edifico. Jamás llevo una buena relación para pretender invitarlos al día de su boda.
Su pensamiento fue repentinamente interrumpido por un suave y simple melodía tradicional de Japón. Allí venía la novia con toda su elegancia y belleza. La niña humana era tan hermosa que hizo suspirar a más de uno en envida y deseo. Él sólo sonrió de saber que pronto sería sólo suya.
Sebastián sonrio, la felicidad era visible. Podía olerla como un mar de rosas que decoraban las ceremonia. La niña irradiaba como una futura y nerviosa esposa. Soltó un suplido divertido. Su primogénito parecía más que contento de estar allí. Nunca se imagino en ese escenario.
--Mira cariño-- llamo a quien ya no se encontraba presente, soltaba las palabras como esperando que realmente fuese escuchado --nuestro hijo es feliz, pronto será esposo y padre... seguramente lo hará mejor que yo-- se rió de su propio chiste --se que estarías feliz de verlo... lamento el que no estés aqui...-- levanto la mirada para ver el cielo.
Aunque no podía llorar, sentía el fuerte deseo desgarrar su pecho. Aún no había lamentado lo suficiente su dolor para ya no sentir nada.
De repente una figura cortó el cielo, manchando su pureza de negro, sus ojos de abrieron en sorpresa... esto era malo.
No tenía más opción que acercarse a la recepción aún si eso era algo que su hijo detestaba. Si esa criatura decidía ser un problema, lo seria. Él no permitiría que arruinara el día feliz de Adrián.
Con precaución y tratando de no ser notado, busco al demonio escurridizo que se escapó de entre la gente.
Debía esperar a tener alguna noticia antes de moverse. No sabía que hacía esa criatura allí o sus intenciones. Ni siquiera si le había notado. Pero si era un problema se desaria de él antes de que alguien pudiera hacer una pregunta.
--¡Vivan los novios!-- exclamó uno y todo el mundo le siguió.
Allí caminaban a su eterna luna de miel, la sonrisa le hizo entender una vez más lo hermoso que debía ser todo. Ahora su vida estaba plagada de arrepentimiento.
Adrián de repente la tomo entre sus brazos para que le mirara de frente y así darle un apasionado beso. La chica sonrojada pero emocionada correspondió con un abrazo desesperado.
Distraído, Sebastián no noto que el demonio que seguía anteriormente, comenzó con el caos. De repente la construcción tembló y más de uno entro en panico. El oji rojo gruño ante su propio descuido. Las columnas comenzaron a caer y algunos pesados caían sobre los invitados.
--¡¿Qué está pasando?!-- exclamó la joven muy asustada por todo.
Adrián la tomo con cuidado --debemos salir de aquí lo antes posible-- estaba preocupado, todo aquello fue inesperado, pues no había notado la presencia de un intruso.
--Pero...-- vio a su padre acercarse para ayudarla, es que su vestido no era apto para una huida de tal circunstancia --papá-- estaba triste de que su día maravilloso terminase así.
--Con cuidado Shiori-- lo tomo de la mano con la intención de sacarla de allí a salvo. De él lo único bueno qud hizo fue esa joven de radiante sonrisa.
--Algo no está bien...-- murmuró el preocupado novio al ver como de la nada las conexiones de electricidad causaban un corto circuito y de repente las llamas de animaban. Ahora causando más destrucción --hay que apresurarnos, antes de que empeore...-- se giró a la chica callando de repente al ver una figura levantar una guadaña en su dirección. Su intención era matarla --¡Shiori!-- no le había dado en tiempo suficiente de reaccionar, hacer cualquier movimiento y salvarla.
Todos presenciaron con sorpresa como un segundo hombre hacia acto de sorpresa. Tomando la guadaña con las manos desnudas, o enguantadas mejor dicho, y lo obligaba a retroceder.
--¡No te metas!-- grito los figura desconocida con una voz día distorsionada. Era un ser inusual cubierto de oscuridad. Escasamente los humanos lo reconocían como tal.
El extraño ser se veía amenazante.
--Aun no es tu momento-- se burló Sebastián con una sonrisa engreído como era costumbre de él. Estaba listo para enfrentarse al demonio que se atrevía a entrometerse en un día tan especial.
--Padre....-- murmuró el joven con sorpresa, sin esperar a que interfiriera.
Se giró con un gruñido casi feroz --es agresivo, tomala de inmediato y sacala de aqui antes de que él edificio se derrumbe-- ordenó al ver que la criatura se preparaba para atacar.
Hizo lo dicho, la tomo entre sus brazos al estilo tradicional sin pasarle o molestarle el vestido -¿Tu que harás?-- cuestionó con seriedad.
--No estamos en igualdad de condiciones, sólo puedo hacer que retrocedía hasta que todos estén a salvo-- afirmó con la misma calma sin preocupación alguna.
--¡No eres nadie!-- exclamó la criatura oscura igual de furiosa por su intromisión.
La sonrisa creció en burla --No estés tan seguro-- él estaba dispuesto a liberar tanto poder como sea necesario. Sintió la compañía del padre de la novia a su espalda, pudo oler su inquietud ante la otra figura y algo mas... no le importó indagar.
--¡Oye!-- le detuvo el peli negro con su mirada fija en la figura desconocida --¿que significa esto?-- gruño completamente fuera de todo lo que sus ojos presenciaban. Un mundo que desconocía se ceñia sobre ellos.
--No es el momento...-- volvió a repetir en un suspiro cansado.
Adrian se enfrentó a su suegro con la seriedad que hasta el momento no habían conocido. Solo asintió con la cabeza, miro a Asami Ryuichi indicándole que debía correr, después se encargaría de explicarle a su familia política todo lo que había pasado. Ahora lo más importante era ponerla en un lugar seguro.
Los invitados vieron con horror como la construcción se hechaba abajo, sin explicación o logica, pues hace poco tiempo todo estaba bien y celebrando. La familia se dirigió a una de las residencias de Asami, donde todos pudieron relajarse por un segundo dándose una ducha rápida y cambiando sus ropas.
--¿Estas seguro de esto?-- la joven y bella Shiori se acercó a su, ahora, marido con preocupacion.
--Tenemos que...-- la tomo entre sus brazos con cuidado --sera difícil, Pero es la única opción que tenemos-- con cariño y devoción acarició su mejilla --a lo que nos enfrentamos esta más allá de tu mundo-- cerró los ojos como si temiera ver la descripción u odio grabado en esos ojos.
En cambio la muchacha tomo ambos lados de su mejilla --se que a tu lado siempre estaremos a salvo-- se estiró un poco para alcanzar sus labios. Callando aquellas palabras con una acción de amor verdadera.
--Siempre las protegere-- acarició su vientre un poco abultado con la misma devoción que ella le entregó.
Había fracasado en proteger a su madre de la crueldad de los mundos en que vivió. No fallaria una segunda vez con la persona que amaba. Él sería un hombre de verdad ante la mirada que tanto calor le entregaba.
--Ellos esperan en la sala-- cortó sus tristes pensamiento con sólo una frase. Odiaba el desprecio a si mismo y la soledad que tanto se esmeraba en entregar --vamos querido-- estiró su mano para que él la aceptará --seamos valientes juntos-- ella debía ser fuerte por dos personas más.
Continuara...
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