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XIV. Claudette

L.

¿Cómo pude equivocarme de manera tan atroz?

La dejé ir.

∞∞∞

La mejor vista, en definitiva, no era la que se podía apreciar desde el salón A Luciano poco le importaba. Estaba convencido de no encontrar paisaje más bello que el que se veía a través de las ventanas del desván, no importaba cuál. La selva de concreto no superaría la transición de bosque al mar, nunca. Bastó unos días en la Perla del Sur para que Luciano se enamorara del lugar, nadie sabía cuánto ansiaba regresar.

«Rápido.»

El reloj marcaba las nueve de la mañana, ya llevaba hora y media trabajando. Por primera vez desde que puso pie en Daggry Studios, Luciano lo último que quería era seguir trabajando, deseaba volver a cargar a Sabina...

«Y robarle un beso a Tabatha.»

Se irguió en la silla en un respingo. ¿Acababa de pensar eso?

«Pues, sí, pendejo.»

«El amor no se olvida con una pelea.»

Luciano se restregó las manos en la cara, a ciegas tanteó su escritorio hasta alcanzar la botella de Martinelli's y le dio un trago directo de la boquilla. La dejó de regreso justo cuando Jim pasó detrás de él, sin sus lentes, así que lo único que veía era una botella verde de cristal. Podía o no ser de vino, no alcanzaba a leer la etiqueta.

—¿Tomando vino en el trabajo, Borelli?

—Ve por tus lentes y luego me reclamas. —Replicó.

—Sí, sí, sí —fue y regresó. Reparó en la botella de Martinelli's, de inmediato chistó—. ¿Jugo de manzana con burbujitas? No chingues, Luciano. Puedes hacerlo mejor.

—¿No me acabas de regañar pensando que tenía vino? —Soltó Luciano antes de alcanzar los distintos lápices que usaba para bocetar. Jim se acercó a observar qué se tenía entre manos—. Espero no me vengas a decir que debería estar trabajando en otra cosa. Ando esperando que esas nenas me traigan el siguiente guion para revisar y corregir —explicó. Dio otro trago. Tuvo una realización relacionada con ese proyecto que el estudio había emprendido—. Oye, Fonz, ¿por qué una mini serie?

—¿Por qué no? Hemos hecho cortos y largometrajes... tenemos el presupuesto, el equipo A está trabajando en Poppy's y tenemos ganancias por mercancía para subsistir una temporada.

Luciano se acomodó en su silla, la expresión facial decía que se venía algo importante.

—No soy el encargado de finanzas para decidir si tu mini serie es un peligro para el estudio, pero sí para mi futuro familiar —dejó caer las manos a sus rodillas—. No puedo ser multitask en esto, asígname un equipo y no me muevas... esto significa que no puedo andar revisando todos los guiones de Berth y hacer mi trabajo al mismo tiempo. Mejor consigue otro guionista si no confías en él.

—Claro, pero... ¿por qué? —Se interesó. Luciano tragaba trabajo y jamás se le veía cansado, es más, podía decir que lo mantenía vitalizado. Siempre buscaba más, más y más. Era su adicción—. No me digas que la musa ya empezó a fallar.

—No, la musa creativa no falla y no fallará pronto —se carcajeó—. A la que puedo perder es a mi otra musa... por culpa de mi trabajo.

—¡OH, DIOS, BUDA Y ZEUS!

Jim no supo qué hacer de inmediato, siguió saliendo sonido de su boca... que Luciano, y cualquiera que lo escuchara, no entendió. Luciano levantó una ceja, suficiente para indicarle que no estaba entendiendo absolutamente nada. Jim arrimó una silla y se sentó, no se podía quedar quieto. Estaba demasiado alterado para no moverse.

—A ver, a ver. Explícate, güey. ¿No tú pensabas no seguir casado con ella?

—Porque pensaba que ella ya no quería...

—¿Y ella sí quiere? ¿No fue Tabatha la que te lo pidió?

—Porque no soporta que ponga mi trabajo por encima de ella y no le preste la atención que merece a Sabina y a ella. Sí. Yo pensaba que ella ya no me quería.

—Sí serás pendejo... güey, Tabatha te ama un chingo. ¡No mames! ¿Qué te abrió los pinches ojos?

—Algunos no aprendemos mas que a gritos... y luego llegué hoy... ¿sabes en qué estaba pensando? Regresar con ellas.

Jim sonrió de oreja a oreja. Escuchar a Luciano sin el chip de trabajo era como estar frente a una persona totalmente diferente, te dabas cuenta que el sujeto tenía corazón y no pensaba únicamente con el raciocinio.

—Vas, me agrada ese cambio. Te libero del resto de las cosas en las que suelo ponerte, sólo termina los bocetos. Conoces el proyecto de pies a cabeza —Luciano asintió con la cabeza—. Te promuevo a mi guionista principal, también quiero que trabajes de cerca con los niños para el doblaje.

—¿Y Berth?

—Berth no chambea, lo acabas de decir. Además... ¡me regresas sus guiones llenos de correcciones! Prácticamente son nuevos.

—Espero que tengas tacto.

Jim se cruzó de brazos y subió el mentón haciéndose al ofendido.

—¿Qué me crees, güey? Yo sí tengo tacto, pinche mamón.

—Como digas, princesita.

Luciano acentuó su burla con esa risa que irritaba a Jim, lo hacía sentir más estúpido de lo que se aceptaba en bromas. Utilizó aquella acción como bandera de salida. Continuando con el papel de princesa que su amigo le acababa de otorgar, Jim hizo una reverencia como despedida y siguió su camino.

∞∞∞

Correr detrás de Sabina no era hazaña sencilla, podía estar chiquitita, incluso para su edad, pero, ¡Dios!, en verdad era veloz. ¿Lo peor? Amaba corretear palomas, aunque se encontraran a metros del suelo y no pudiera alcanzarlas ni brincando. Quizá Tabatha se hubiese quedado tranquila en una banca —siguiendo a su hija con la mirada— si el parque no estuviese plagado de desniveles, escalones y los pequeños estanques contaran con una cerca más alta.

—¡Sabinaaa! —Gritó deteniéndose a recobrar el aliento, apoyaba las manos en las rodillas. Subió la vista, la volvió a bajar.

Sabina no se detuvo ni bajó la velocidad, continuó corriendo hasta llegar al arenero, donde dos pequeños —una niña y un niño— jugaban bajo la supervisión atenta de su madre. Dejó sus zapatitos bien acomodados en la orilla y, tímidamente, se acercó a los niños. Ambos rondaban por su edad y tenían apariencia similar. Mismo cabello negro que se rizaba cerca de las puntas, piel de porcelana y ojos oliva. Parecían muñecos.

—¿Puedo jugar? —Aventuró Tabatha paradita a unos pasos de ellos.

La niña fue la primera en despegar la atención de los castillos de arena que había hecho con su hermano.

—Sí.

—¿Cómo te llamas? —Preguntó el niño.

—Sabina Borelli Landa. —Respondió, como siempre dando su nombre completo.

—Yo soy Porscha y él es Adriano.

—Estamos haciendo castillos de arena. —Señaló el niño, que arrastraba arena mojada por ellos al molde para el castillo.

—¡Para la princesa y su unicornio! —Dijo Porscha llena de emoción, sus ojos relampaguearon—. ¿Quieres ayudar?

—¿Unicornio? ¡Sí!

—No es para la princesa y su unicornio, Por-scha. —Replicó Adriano con una mueca de disgusto.

Tabatha se había detenido al otro lado del arenero. En un momento que dejó de ver a Sabina, hizo contacto visual con la madre de los niños. Era tan joven como Tabatha, sin embargo en apariencia era lo contrario. Delgadita, sí. Pero de cabellos oscuros, como los de sus hijos, y ojos incluso más verdes. Muy bonita, atraía la atención. Una señal que indicaba que no era de allí.

Las mujeres hicieron contacto visual, su sonrisa invitaba a acercarse y Tabatha aceptó la invitación.

∞∞∞

EL DIARIO DE TABATHA

Claudette. No había escuchado ese nombre en mi vida hasta conocerla a ella. Me pareció el tipo persona para pasar una tarde amena, con un poco de chismes y un par de refrigerios. Fue muy amable y abierta. Hablamos un poco de los niños, al igual que mi Sabina, ellos no tenían amistades en el pueblo, sólo estarían de visita un par de semanas más. Se le escuchaba muy feliz de estar allí...

—Pero extraño mi casa, ¿sabes? Llevamos tres semanas viajando por el país... es muy pesado con esos enanos. Gracias al cielo tenemos a María, la niñera de los niños.

—¡Wow! Yo no podría... Sabina es una bala, nunca se le acaba la energía. ¿Dos? Me muero.

—¡Ni me lo digas! Mi esposo anda "estudiando" la arquitectura del pueblo y le dimos el día libre a la nana... soy yo con estos diablillos —su sonrisa fue enorme, llena de amor—. Pero vale la pena.

—Me imagino...

El celular vibró en mi bolsillo, alcé ambas cejas al leer de quién era el mensaje y me sorprendí más al ver el mensaje. Era de Luciano.

"¿Me mandas una imagen de Sabi? Las extraño. Lu."

Junio 2016.

∞∞∞

¡Holaaa! Hoy el capítulo está desde temprano :) me temo que tengo que salir por la mañana y no regreso hasta la noche, así que me tuve que desvelar... a ver si sobrevivo al día.

¿Qué les pareció? ¡No olviden dejar sus comentarios! Me alimento de ellos, jejeje.

¡Bonito día!

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