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Capítulo 18.


-- Te falta práctica... - dice con una mueca en la que sus dientes salen a la luz y señala una de las tostadas que llevo sobre la bandeja.

-- Bueno... por una... - digo sentándome a su lado algo arrepentido de que se me haya quemado una tostada. -- Espero que te guste... - río suavemente.

-- Idiota...

Dejo la bandeja sobre la cama, justo a su lado para aprovechar mis manos libres para coger unas de sus gomas y empezar a recogerle el pelo en una coleta. Ella cierra los ojos por el tacto, yo sé que le encanta que le acaricie el cabello. Seguidamente, me dedica una de sus sonrisas y coge la mermelada y la mantequilla y unta ambas en las tostadas.

-- ¿Tú no comes nada? - pregunta.

-- Yo ya lo hice por adelantado... - bajo la mirada hacia uno de sus pechos, sonriendo de una manera pícara.

-- Evan, te repito que eres un idiota.

Varias carcajadas salen de mi garganta por sus palabras. Veo dulzura en cada gesto, en cada mirada y en cada caricia que me regalaba mientras que tomaba de su desayuno. Parece tener hambre por la manera en la que come y me alegra saber que ha valorado mi esfuerzo a pesar de haber quemado una de las tostadas. Que inútil.
Cuando Vanessa termina con todo el desayuno que le preparé, incluso el zumo de naranja y un yogur de fresa, deja la bandeja en su mesita de noche. Se posiciona en frente de mi con las piernas cruzadas y me coge de ambas manos para atraerme hacia ella. Correspondo a ello.

-- Te quiero...

-- Yo también te quiero, preciosa. - La rodeo con mis piernas y con ambos brazos con tal de estar más cerca de ella. Noto su respiración, la química que hay y la tranquilidad que me transmite. Nuevamente me vuelvo a sentir cómodo con ella, algo que ninguna otra persona me ha hecho sentir. -- Y bueno, cuentame... ¿Qué tal te han sentado las vacaciones? - pregunto interesado.

-- ¡Muy mal, Evan! ¡Muy mal! - noto sarcasmo en esas palabras. - No podía dejar de pensar en ti...

-- Yo tampoco he dejado de hacerlo.

-- Ajá. Y... también, por fin, conocí al novio de Chelsey, Nel. Y su novio me presentó a su hermano.

-- Oh, vaya. ¡Por cierto! ¿Has hablado con Chelsey?

Niega con la cabeza y seguidamente se encoje de hombros y hace una mueca de "paso de todo el mundo", por lo que mi interés crece ante ese problema.

-- Creo que deberías de hacerlo... Ella me dijo que lo sentía, que no se comportó como una buena amiga.

-- No quiero hablar de ello ahora, por favor Evan. Dame de tu amor, que lo he necesitado...

-- Como mi reina  desee...

La aprieto contra mi cuerpo y hago todo lo posible para sentirla aún más. Ella ronronea sobre mi cuello, suspira, juega con su lengua en el, lo muerde y toma el control de todo mi ser. Seguidamente, miro de reojo como sonríe dulcemente y acerca una de las tostadas a su boca.
Sonrío mirándola.

-- ¿Y tus vacaciones sin mi? ¿Qué tal? - pregunta sin dejar de comer.

-- Han sido duras... Estuve con Matt, ya sabes, haciendo cosas de chicos.

-- ¿Y qué hacen los chicos?

-- Charlar, tomar cervezas, ver el fútbol...

-- ¿Te gusta el fútbol?

-- Hmmm... no mucho.

-- ¿Jugarías conmigo? - se muerde el labio levemente esperando mi respuesta.

-- Me lo pensaré... - susurro suave sonriendo cerca de sus labios.

-- No hay nada que pensar... - dice mientras que deja la tostada sobre la bandeja y la bandeja la aparta dejándola sobre una de las mesitas de noche. Se arrodilla frente a mi y puedo observar su perfecta figura que deseo con locura. -- Yo quiero que juegues conmigo... - susurra acercando sus labios a mi oreja la cual muerde al cabo de unos segundos.

Me está provocando, ya siento mi propio miembro endurecido. Vanessa posa cada pierna a los lados de las mías y me siento atrapado entre el respaldo de la cama y ella. Deslizo mis manos por su cintura con la intención de tocar sus bellos senos, pero de repente, me aparta la mano.

-- Shhh... no puedes tocar...

-- ¿Por qué?

-- Por que aún no me has dado una respuesta...

Siguió con su juego perverso que tanto me provocaba. Empezó a moverse de arriba  a abajo, rozándose contra mi miembro desnudo mientras que rodeaba mi cuello con sus brazos. Poso mis manos en sus glúteos y los aprieto fuertemente por la excitación y nuevamente me vuelve a apartar las manos, esta vez, me las pone a cada lado de mi cabeza y dejo caer mi cuerpo sobre la cama. Necesito tocarla. Cambia el ritmo. Tan pronto va deprisa como va despacio y yo me siento torturado, necesito tocarla y mis ganas de estar dentro de ella aumentan.

-- Hmmm... mira... si te estás derritiendo...

-- Tú también te vas a derretir, y bien...

Mi respiración se entre corta entre jadeo y jadeo por lo que está provocando en mi. Observo bien su figura de abajo a arriba, como se mueve y como siento el placer. Nuevamente pongo mis manos en sus glúteos y sin poder aguantar más introduzco mi miembro en su interior por lo que escucho un fuerte gemido salir de su garganta.

-- Te voy a ganar si juego contigo... - susurro en su oído una vez que acerco  su mejilla a la mía.

Gracias a ese comentario puedo sentir como su entrepierna se humedece encima de mi, y es muy excitante. Empieza a moverse suavemente, en círculos, afuera y adentro, arriba y abajo... me parece una escena muy erótica. Necesitaba sentir esta especie de conexión que tengo con ella y de qué mejor manera que esta. Tenía ganas de hacerle el amor y mis ansías se apoderaron de mis caderas, las cuales empecé a mover fuerte introduciendo el miembro todo lo máximo que podía. Vanessa gritaba de placer, se agarró a mi cuello y perdió toda su fuerza, por lo que la volteé hasta quedar encima de ella y tomar todo el control. Me encantaba tomar el control, moverme y ver su cara de placer intenso. Cuanto más rápido iba, más sentía su corazón latir bajo mi pecho, era una sensación fantástica y el sexo con ella era alucinante. Sus provocaciones me hacían llegar al máximo nivel de descontrol pero siempre teniendo presente coger un preservativo del cajón.
Cada cierto tiempo cambiábamos de posición, gusto para ella, gusto para mi, placer para ambos, hundiendo nuestros dedos en el cuerpo del otro. Gemidos de su boca rompía el silencio de aquella habitación, esa pasión iluminaba en mi interior un color rojo intenso que recorría mi vena más placentera, así que me dí cuenta de que era el momento de abrir el cajón. Mientras que lo hacía, mis dedos se hundían en su entre pierna húmeda.

-- Tengo muchas ganas de ti... - susurra agitada.

-- Pues no esperes mucho... - sonrío pícaramente notando como una gota de sudor recorría mi frente. Mientras que me pongo el preservativo , su mano pasa por mi frente lentamente.

Vuelvo a hundirme en su interior rodeándola con mis brazos fuertemente para volver a moverme encima de ella. Me gusta sentir su cuerpo pegado al mío, sus piernas envolviendo mis caderas y esos gemidos que produce su garganta. Abre los ojos para mirarme con una sonrisa en su rostro, sus manos abrazan mi cintura y sus labios besan los mios. Aumento el ritmo, pues siento que en breve mi cuerpo  expulsará todo lo que llevaba guardando.

-- Más...

Al escuchar el sensual susurro de Vanessa mi cuerpo se tensa y se pone en acción, aumentando todo el ritmo posible, dando unas últimas embestidas hasta que ambos cuerpos se hunden y noto como mi cuerpo se debilita junto al de ella.

             _________________________

[Narra Vanessa]

Abro mis ojos lentamente cuando cae la noche y el móvil suena desde la mesita. Es el de Evan y él no está en la habitación.

-- ¡Evan, te están llamando!

De repente entra tranquilamente y sin camiseta por la puerta, sonriendome con ternura y brillo en sus ojos, dirigiéndose hacia el cuarto de baño.

-- ¿Y a qué esperas?

-- Es tú móvil... yo... - posa su dedo índice sobre mis labios para callarme.

-- Ahora lo mío es tuyo... y yo estoy ocupado, así que, adelante.

Frunzo el ceño sin entender muy bien aquella actitud, aunque sonrío como una boba cuando me guiña el ojo y desaparece por la puerta del cuarto del baño. Observo la pantalla del móvil y en éste sale un número desconocido al cual contesto.

-- ¿Si?

-- ¿Evan? No recuerdo que tu voz fuese tan... femenina - escucho como la persona se ríe al otro lado de la línea, supuse que sería un amigo suyo.

-- Evan está... ocupado, digamos. - me muerdo levemente el labio al verle aparecer desnudo por el marco de la puerta, apoyándose en éste e indicándome que siguiese hablando. Vaya... a él le gusta esto. Suspiro.

-- ¡Oh, venga ya! ¡Tú eres su novia! ¡Vanessa! - al escuchar mi nombre los pelos se me ponen de punta. Evan había hablado de mi a sus amigos y eso me impresionaba bastante, no pensaba que fuese capaz de hablarle a sus amigos de mi. -- Soy Matt, ¿no te acuerdas?

-- Mmm... no, la verdad. Espera un momento Matt... - tapo el móvil con la mano para que no se me escuchase y mi mirada asesina atraviesa la de Evan. -- ¿¡Cuánto tiempo tengo que tener tu móvil!?

-- No mucho más, tranquila... Tenía la curiosidad de ver como reaccionabas si fuese una chica en mi busca... - saca su lengua juguetón por lo que yo la muerdo por venganza a su estrategia. -- ¡Ay, joder! - ríe doloroso.

-- Me voy a vestir. Voy a salir con las chicas. - le doy un beso tierno en su mejilla y me introduzco en el baño.

Cuando cierro la puerta me dedico a observar mi fino cuerpo en el espejo, empezando a moverme sensualmente ya que me sentía alegre y motivada, suelo hacerlo cuando mi autoestima está increíblemente alta y esto se debe a los sentimientos que tengo por Evan, por lo que me hace sentir. Cuando me giro con un leve saltito puedo ver como tenía en la piel unos pequeños moratones. Estoy alucinando, ni si quiera me duele.

-- Que bestia es... - susurro.

Abro el grifo de agua caliente y poso un pie en el interior, cerrando las puertas transparentes para disfrutar de esa relajante ducha.

Cuando termino, deslizo mis brazos por cada manga de mi albornoz y me lo abrocho con un nudo sencillo. Me reúno con Evan en la habitación, dirigiendo mis pies hacia mi armario en el cual busco un conjunto de color amarillo. Evan me observa y eso hace que mis mejillas empiecen a tener un color rojizo. Está tumbado en la cama aún sin vestir, totalmente desnudo, creo que intenta provocarme, pero me resisto.

-- Dentro de dos días Ken estará contigo...

-- ¿¡En serio!? - mi sonrisa se amplía más al escuchar sus palabras, pues echaba de menos al pequeño.

-- Me gustaría hacerte una pregunta...

-- ¿Qué pasa, Evan? - pregunto algo preocupada por que aún no sé si esa pregunta será buena o mala.

-- No, pero en otro momento. Tienes que salir ¿no?

-- Hoy las chicas hacen una reunión de pijama así que... - guardo silencio sin proseguir, ya se imagina el resto.

Posa ambos pies sobre el suelo y camina hacia mi, acariciando con la yema de sus dedos una de mis mejillas a la vez que me mira los labios con deseo. Noto esa conexión que estamos teniendo mediante el tacto de nuestras pieles, junto a él me siento bastante bien, cómoda y alegre.

-- Ahora diviertete, y mañana nos veremos. Pero eso sí, deja que te lleve ¿vale?

Asiento con la cabeza a la vez que le dedico una tierna sonrisa. Me encanta esa parte que tiene de protegerme y cuidarme, me llena de ternura. Entonces, desabrocho el nudo que rodea mi cintura y dejo caer el albornoz al suelo. Él me está mirando fijamente, le encanta mi cuerpo, mis gestos, todo de mi y eso se le nota en esa mirada tan penetrante. Me llena de satisfacción la forma en la que me mira, me devora...

Una vez vestida y mi pelo recogido en una trenza sencilla me giro para mirarle a los ojos. Su mirada se clava en mi cuerpo, está observando cada detalle de mi conjunto y eso hace que me sonroje levemente.

-- Vaya... ¿Por qué todo te queda tan bien?

-- No sé... - dejo salir una pequeña risa del interior de mi boca.

             _______________________

Suspiro levemente a la vez que esbozo una amplia sonrisa algo tímida por la mirada de Evan que se clavaba en mi. Me está mirando y acariciando la pierna con la yema de sus dedos. Lo miro con mi gran sonrisa y me encojo de hombros.

-- Bueno... pues, gracias por traerme.

-- Es un placer, mi vida.

Wow, espera. ¿Ha dicho "mi vida"? Vale, me estoy poniendo bastante roja. Suelto una carcajada y escondo mi rostro en uno de sus hombros, cerrando los ojos y sintiendo esa química entre los dos. Seguidamente, me coge por la barbilla con sus dedos y posa un beso tierno sobre mis labios, por lo que me dejo llevar.

-- Cuidate, ¿vale? Y cualquier cosa que necesites, llámame. -

Asiento.
Mis zapatillas tocan el suelo y me giro suavemente para cerrar la puerta del coche, pero no me quiero ir tan rápido y alejarme de él. Poso mis brazos en la ventanilla bajada para disfrutar de la vista que me brindaban mis ojos. Es él, mi novio, y lo quiero muchísimo.

-- Ten... - me pasa mi mochila en la cual tenía toda mi ropa y algo de agua, más  otros objetos. -- Espero que si sales de fiesta te diviertas. ¡Ah! Y no bebas...

-- Evan... te avisaré de todo... - cojo mi mochila y me retiro del auto levemente, caminando hacia atrás con cuidado de no caerme.

El asiente con la cabeza y me manda un beso en el aire, por lo que cojo éste con una sonrisa boba de enamorada. Cuando llamo al timbre, observo como Evan gira por la esquina y la única preocupación que me surge en ese momento es la velocidad a la que llegará a casa.

-- ¡Hola mi amor! - me sorprende Chelsey con un abrazo fuerte, el cual me hace reír a carcajadas. -- ¿Qué tal todo?

-- Bien... bastante bien la verdad.

-- ¿Estás convencida? - me pregunta confundida mirándome a los ojos.

-- Sí, todo va de maravilla la verdad... ¿Que tienes preparado para hacer? - pregunto mientras me introduzco en el apartamento totalmente desconocido.

-- Pues por ahora, esperar a las demás.

Miro con curiosidad la habitación y de repente miles de preguntas aparecen por mi mente. ¿De quién será este apartamento? Pero encuentro la respuesta cuando Nel y Johan entran por la puerta con una caja de cervezas sin pedir permiso alguno.

-- Chelsey... dime una cosa. ¿De quién es esta casa?

-- ¡Mía! - dice en voz alta Nel.

-- Pero, ¿no íbamos a estar solas? Creía que habías alquilado esta casa para celebrar la fiesta...

-- No te preocupes por ello, Vanessa... - menciona Johan acercándose a mi con una dulce sonrisa. -- Solo hemos venido a tomar algo, después os dejará mi hermano la casa. Tampoco queremos mirar ni nada por el estilo...

-- ¡Puto mentiroso! - Nel  lanza un cojín a la cara de Johan riéndose a carcajadas.

No puedo resistirme a soltar varias carcajadas tras la escena que acabo de ver entre hermanos. Chelsey se ríe conmigo durante unos segundos pero rato después me coge de la mano y me lleva hacia la cocina con paso lento.

-- Espero que te parezca bien el plan. Tomaremos unas cervezas hasta que vengan las chicas y después se irán...

-- Lo que no entiendo es que hace aquí Johan si el apartamento es de Nel.

Chelsey se ríe tras mis palabras y niega con la cabeza a la vez que la agacha levemente y cierra los ojos. Seguidamente, se acerca y me abraza cálidamente.

-- Hermanita, lo siento mucho... Quiero pasármelo bien contigo y estar a tu lado a cada momento. Te pido disculpas.

-- Olvídalo, ¿quieres?

-- Te hice sentir mal...

-- Sola, más bien...

Se separa despacio cuando  escucha la voz de Johan entrar por la cocina. Me dedica una tierna sonrisa y camina hacia el salón con su novio, mientras que los dos nos quedamos solos en esa habitación.

-- ¿Sorprendida de que esté aquí? - me ofrece una de las dos cervezas que llevaba en las manos. -- En tu honor...

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