Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 10

Nos encontrábamos en la marcha a través de las calles con destino a la heladería. Imagino que la más cercana, y digo imagino ya que él era el que estaba guiando, por lo que no puedo asegurarlo del todo. Mientras caminábamos, conversábamos de cualquier trivialidad que se le ocurría a Maicol, literal, no se quedaba sin temas de conversación, por lo que el momento resulta agradable. Maicol por lo que puedo observar, es una persona muy simpática.

— Por cierto Maicol — Comienzo a decir — ¿te puedo hacer una pequeña pregunta? — Cuestiono desviando la mirada al suelo. Debido a los nervios, mis manos empiezan a jugar con sus propios dedos.

— Claro, soy todo oídos — Al mirarle, vi que se llevó las manos a las orejas.

Sin poderlo evitar, suelto una pequeña risa. Este chico si que llegaba a ser muy ocurrente.

— ¿A qué viene todo esto? — Pregunto en primera medida, pero luego la reformulo — Es decir, ¿por qué te juntas conmigo si soy la nerd del colegio? — Ya está, lo dije. Puede sonar cruel pero, es mi triste realidad, y lo mejor es tener las cosas claras de una vez.

Agacho mi cabeza ya que, realmente no me gusta admitirlo en voz alta, a pesar de que soy consciente de que lo que soy

— Espera — Para de caminar y me sostiene el brazo para que yo imite su acto. Al mirarlo a los ojos, pude notar que algo le disgustó — En primer lugar, por favor no vuelvas a decirte así, ya que lo único que hace ese término, es el menospreciar a gente lista y brillante que piensa en su futuro como tú — Guau, no imagine que dijera algo como eso — Y en segundo lugar, me pareces una chica muy agradable desde siempre, y lo pude confirmar el día en que hiciste aquel trabajo, por lo que quiero llegar a conocerte mejor — Luego de decir aquello, toma mi mano y la estrecha, por lo que no puedo evitar ponerme un poco nerviosa — Sin mencionar que eres muy bonita, cualquiera estaría encantado de estar junto a ti — Y nuevamente vuelve a mostrar esa encantadora sonrisa.

— ¿Lo dices en serio? — A pesar de que no me estoy viendo, puedo notar que ya me he sonrojado — ¿De verdad crees que soy bonita? — No sé el por qué, pero por alguna razón que me diga bonita me hace sentir un poco feliz.

— Pero por supuesto — Confirma un poco eufórico sin quitar aquella sonrisa — La más bonita me atrevo a decir — Esto último lo dice un poco más bajo y también avergonzado, pero lo escuche claramente.

Oh por Dios, creo que me acabo de sonrojar aún más. Cálmate, cálmate.

— Gracias pero por favor no mientas — Desvió nuevamente la mirada a la vez que niego con mi cabeza. Intento dar unos pasos hacía atrás para alejarme un poco, pero debido a que todavía me sujetaba la mano, no tuve mucho éxito en esta acción — Debiste conocer a muchas o bastantes chicas más bellas que yo — Añado.

Da un paso al frente, lo que hace que estemos aún más cerca, por lo que decido volver a mirarlo a los ojos.

— Te juro, que para mi eres la más bella que he conocido — No sé si es mi impresión, pero en sus ojos puedo notar un brillo de sinceridad. Espero no estarme equivocando, ya que sería una gran decepción para mí, si aquellas palabras son mentira.

Yo, quería seguir refutando pero no lograba encontrar las palabras contrarias a las que él afirmaba, sin mencionar que me estaba más nerviosa con esta cercanía.

Volteo mi rostro para romper con aquel contacto visual, y así pensar con más claridad. Al hacerlo, notó que cerca a nosotros había una heladería, por lo que digo:

— Oh mira, ya estamos a unos pasos — Menciono a pesar de que no estoy segura de si esta es la heladería que él quería o no.

— Si, es verdad — Volvemos a mirarnos a los ojos y me regala otra de sus encantadoras sonrisas — ¿Entramos?

Yo, solo me limito a asentir y lo sigo.

Una vez dentro, nos dirigimos al mostrador para pedir las órdenes.


— Muy buen día, sean bienvenidos — Dice de forma efusiva aquel chico detrás de la vitrina — Díganme, ¿qué sabor quieren de helado? — Interroga en plural, pero al momento de hacerlo solo dirige su mirada hacía mi, y una que no logro descifrar que me quiere decir.

Al detallarlo, noto que posee cabello negro y ojos cafés un tanto oscuros, sin mencionar se ve joven como nosotros, aunque me atrevo a decir que de pronto tiene unos años más, quizás.

— Para mi uno de chocolate — Dice Maicol.

— ¿Y para ti preciosa? — Se dirige nuevamente a mi. Como que no me siento muy cómoda por cómo se dirige a mi persona, y con esa sonrisa menos

— Vainilla — ¿Se habrá notado en mi voz que estoy nerviosa?

— Será un gusto — Manifiesta mientras me guiña un ojo — En un momento vuelvo con sus helados — Se aleja unos pasos para preparar nuestras órdenes.

En serio, este chico era extraño para mi gusto. Volteo un momento hacía Maicol, y observo que tiene cara de pocos amigos mientras mira al chico, como si estuviera molesto con algo que dijo. Ok... Nunca esperé verlo con esa expresión.

Iba a comentarle algo, pero como que ya no me atrevo.

Al cabo de unos minutos, el chico vuelve con nosotros.

— Aquí tiene joven — Dice y extiende el helado a Maicol.

— Gracias — Responde al parecer ¿un poco seco? No estoy segura, pero su tono ha cambiado un poco, se alcanza a notar.

— Y aquí tiene linda señorita — Me tiende el helado todavía con esa sonrisa extraña en su rostro.

— Gracias — Indico a lo bajo.

En serio, que me esté mirando así me hace sentir muy incómoda. Maicol salda la deuda de los helados, y aún así el chico mientras le daba su cambio, me seguía mirando de forma muy intensa.

— Bueno, es suficiente — Empieza a decir Maicol — Deja de mirarla de esa manera, la estas incomodando — Dice en un noto firme, a la vez que me toma por los hombros y me acerca a él.

— Disculpen — Comenta un poco avergonzado — Que lo disfruten y tengan un buen día.

Una vez dice aquello salimos de la heladería, mientras todavía seguía Maicol sosteniéndome. El estar tan cerca de él aumenta mis nervios.

— ¿Maicol? — Digo su nombre para llamar su atención — ¿Es posible que ya me puedas soltar? — El helado ya comenzaba a derretirse en mis dedos, ya que debido a lo que pasó, no me atrevía todavía a probarlo, sobre todo con él sosteniéndome firmemente.

— Oh — Rápidamente, quita la mano de mi hombro y se aleja un paso — Lo siento, se me olvidaba que había hecho eso — Al parecer se avergüenza, ya que no me da la cara por completo y su tono de voz vuelve a cambiar a uno más suave, osea, no tiene la misma seguridad que antes.

— No pasa nada — Le contesto — De hecho, gracias. Como dijiste, estaba incómoda con aquella mirada.

— De nada, lo volveré hacer si es necesario — Sonríe tiernamente ahora sí mirándome.

Yo simplemente, le devuelvo la sonrisa como agradecimiento.

Caminábamos a la vez que comíamos nuestros helados, siguiendo la acera, mientras nuevamente el chico ocurrente soltaba alguno que otro chiste realmente malo para hacer más agradable el momento. En verdad eran tan malos, pero sin embargo me hacían reír bastante.

Después de caminar un largo rato por todo el vecindario, llegamos a un lindo parque en el cual, no había mucha gente transitando. Una vez encontramos una banca tomamos asiento.

Me encontraba disfrutando mi muy rico helado, cuando de repente, escucho como este chico suelta una gran carcajada.

— ¿Y eso?, ¿qué pasó? — ¿De qué tanto se reía?

— Si te vieras, también te reirías... O puede que no — Comenta todavía riendo un poco. Yo, seguía confundida a qué se refería — Es que tiene un poco de helado en la mejilla, y te hace ver chistosa.

¿Alguien más siente cómo sube la temperatura?, porque yo si, está concentrado en mi cara, por la vergüenza.

Sin decir nada intento limpiarme con mi mano, pero mi acto queda a medias ya que Maicol me detiene.

— ¿Qué haces? — Cuestiona todavía riendo.

— ¿Pues qué crees? — El chico chistoso haciendo preguntas obvias — Intento quitar el helado obvio.

— Espera, yo te ayudo.

Estaba por rechazar su oferta ya que, claramente seguía roja de la vergüenza pero, no me da tiempo para reaccionar. El actúa rápido y planta sus labios en mi mejilla, en la parte donde se supone, tenía aún helado. Yo me quedo en shock, ya que no me esperaba para nada esto, pero el beso se sentía suave y dulce.

Al cabo de unos cuantos segundos, él se separa.

— Listo — Dice mientras se lamia los labios con el resto del helado. Ese acto, solo hace que me sonroje cada vez más.

Hoy sí que he parecido un tomate en definitiva.

— Si, ya no hay nada — Confirmo luego de tocarme la mejilla y no sentir nada raro en esta.

Luego de ese... momento, no quedamos en silencio un buen rato. Por mi lado, yo seguía avergonzada, y no sabía qué decir de todas formas, pero Maicol no sabía por qué no decía nada.

— Bueno — Carraspea ligeramente su garganta — ¿Nos vamos ya?

— Si, vamos — Indico, ya que eso era mejor a seguir callados sin hacer nada más.

Por como lo dijo, imagino que él también se siente un poco incómodo y avergonzado, lo cual es algo curioso teniendo presente como es este chico, o bueno, teniendo presente como yo lo percibo.

El camino de regreso a casa siguió en silencio en parte, ya que de vez en cuando Maicol decía algo para no tornar el ambiente más incómodo, pero aún así, la verguenza seguía en mi, aunque ya no tanto como antes.

Al cabo de unos 15 minutos, ya nos encontrábamos frente a mi puerta, por lo cual me doy media vuelta para poder estar frente a frente.

— Muchas gracias por todo, de verdad que me divertí — Manifiesto con total sinceridad.

— No fue nada — Y ahí está otra vez esa sonrisa — Para eso me tienes.

Si tu lo dices, tomaré esa palabra para la próxima.

— Está bien — Le sonrió de vuelta —Bueno... Hasta pronto, nos vemos en el instituto.

— Adios (tn) — Maicol, se acerca y me planta por segunda vez, un beso en la mejilla.

Este chico debería dejar de hacer eso, mi corazón a este paso va a dejar de funcionar.

Una vez se aleja, me sonríe una última vez y sigue su camino. Ya cuando lo pierdo de vista, ingreso velozmente a mi casa, y prácticamente embobada, toco mi mejilla en la parte donde fui besada. Fue hace unos instantes, pero al volver a recordar la sensación, mi corazón comienza a dar saltos nuevamente. Por como reacciona todo mi ser, supongo que está comenzando a gustarme este chico. Estoy comenzando a sentir cosas por él.

— No (tn) — Digo en voz alta y me doy palmaditas en las mejillas. No puedes ilusionarte, eso solo te hará daño.

Sin perder más tiempo en la entrada, subo a mi habitación y no vuelvo a salir hasta que mamá llega.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro