❄\01/❄
Sarah.
Bajo las maletas del taxi y siento la emoción en mi pecho, le doy el pago al señor y luego de desearle una feliz Navidad, miro la casa frente a mí.
Esta justo como la recordaba, la cerca pintada recientemente de color blanco, el césped cubierto por la nieve, las ventanas decoradas en los bordes con luces navideñas, esas que cambian de color, mis favoritas.
El techo de la casa también está cubierto de nieve y tiene a un muñeco de Santa Claus de pié.
"Mi familia siempre ha sido extravagante con la decoración navideña"
También la puerta tiene luces y un muérdago que aunque está un poco lejos lo observó con fijeza.
Miró al cielo y la nieve sigue cayendo, creó que no dejará de nevar hoy.
"Y también puede que sea posible que haya una tormenta"
"Me encantan las tormentas"
Tomó porfin las maletas y abro la cerca con la punta de mi tenis, caminó sobre la nieve, dejando las huellas de mis zapatos, me estoy congelando por lo que intentó caminar más rápido.
"Error"
Me habla la voz de mi mente y tenía toda la razón, resbale sobre la nieve y en cuanto cerré los ojos esperando el impacto, no llegó.
Abrí los ojos poco a poco y me encontré con unos ojos avellanas, junto a una mueca seria.
Frunzo el ceño desconcertada y me levanto alejándome de sus brazos y totalmente de el.
Ahora que lo diviso bien, es un hombre como de unos treinta años, o un poco más.
Tenía el cabello castaño y revuelto, era alto y llevaba ropa abrigada.
La verdad no sé porque miraba a un desconocido tan tranquilamente y no pronunciaba algo.
-Eh...muchas gracias por evitar que cayera -el tartamudeó que salió de mi hizo que mis mejillas se calentarán.
El señor me miró unos segundos antes de sonreír.
-No fue nada -aseguró.
-No, de verdad, muchas gracias.
-Oye -me llamó -¿Vives ahí? -señalo la casa de mi madre.
Me aclare la garganta antes de hablar.
-Vive mi madre.
Y ahí me di cuenta de mi error, como se me puede ocurrir decirle a un extraño quién vive en la casa.
"¿Y si es un ladrón?"
-No sé si conocerás a Shantal -fruncí el ceño, ¿Porque preguntaba por mi hermana? -¿Shantal Wilson?
"Puede ser solo un ligue de mi hermana"
Asentí.
-La llamaré -le avisó y comienzo el camino a la puerta, tocó el timbre y espero unos segundos.
Volteó hacia el extraño un par de veces para asegurarme que no se ha acercado y en cuanto iba a preguntar por su nombre, abrieron la puerta.
Volteé abruptamente hacia la persona y me tomo inesperado el abrazo que me dió.
-¡Sarah! ¡Estás aquí! -el gritó de alegría de mi madre me hizo estremecer y sonreír felizmente.
La abracé con alegría genuina y besé su cabeza, en cuanto nos separamos y miró sobre mi hombro, su expresión cambio a una estupefacta.
Volteé y justamente el hombre saludaba a mi madre agitando su mano, fruncí el ceño ¿Se conocían?
Porque una cosa es que sea un ligue de mi hermana, que jamás había presentado a uno y otra cosa es que este desconocido saludé a mi madre como si la conociera.
-¿Víctor? ¿Que haces aquí? -su voz parecía acusadora.
-Señora Wilson, se que el trato era no aparecer por aquí pero debo hablar con...-y ahí, mi madre lo interrumpió.
-Este no es momento -me miró, y sonrió -Sarah, ve a dentro.
"¿Pero...Que?" "Yo quería quedarme, escuchando"
-Mamá pero...- ahora interrumpió el señor.
-¿Mamá? -se mostraba confundido.
Ella lo miró y luego a mi nuevamente.
-Sarah, de verdad, ve a dentro.
-¡Mamá, no me iré! -alcé un poco la voz.
-No me grites -me regaña -y ve a dentro, ahora.
-¿Que son estos gritos?
"Y llegó la cereza del pastel"
Mi hermana estaba junto a mi madre y nos miró a nosotras antes de levantar su mirada y encontrarse con el extraño no tan extraño.
-¿Víctor? -su reacción fue la misma que la de mamá, sorprendida.
"De dónde se conocían?"
-¿Quién es el? -pregunté con curiosidad.
-Sarah -mi hermana me ve, y parece quedarse sin aliento por un momento -ve a dentro, Sarah.
-¡Tú también me enviaras a dentro! ¡Que injusto!
Sé que me comportaba como una niña, cuando les prometí que no volvería a comportarme así para que me dejarán ir a la universidad de la ciudad de al lado.
"Pero era super injusto que no me dejarán quedarme"
-No está en discusión, ve a dentro -esta vez habló mi madre.
Suspiré con el ceño fruncido, y molesta ingresé a la casa, justamente ahí mi hermana cerró la puerta.
Fui sigilosamente hacia una ventana y la abrí suavemente, pero ya ellos no estaban afuera.
Se encontraban del otro lado de la calle, y al parecer estaban discutiendo.
No lograba escuchar nada así que me rendí, decidí sentarme en el sillón a esperar que mi madre o Shantal volvieran para rogarles que me dijeran, aunque probablemente dijeran que no.
"Siempre dicen que no"
Divisé toda la decoración en la casa, lo primero que observé fue el árbol, estaba decorado con las luces.
Sí prestaba más atención, de fondo se escuchaban los villancicos, mis favoritos.
"Definitivamente Navidad era la mejor época del año"
Me quité el abrigo dejándolo a un lado y acomodé mi cabello hacia atrás, colocando dos mechones detrás de mis orejas.
Y comencé a pensar.
"Sé que el trato era no aparecer por aquí..." "¿Trató? ¿De que?"
Negué como si eso pudiera sacar los pensamientos de mi mente y coloque mis codos en mis rodillas, inclinándome hacia delante.
Inhale profundamente cuando llegó a mi un olor delicioso.
Galletas...
Me levanté tan rápido que en otro momento quizás me hubiera mareado pero llegué a la cocina en un segundo encontrándome con un mesón lleno completamente de galletas, sin esperar comencé a comer.
Creó que podría decirse que las galletas son la cosa más deliciosa y perfecta que haya probado en mi vida.
"Y más las que hace mi hermana"
Creo que en un minuto ya me había comido cinco galletas, desde que me había ido a la universidad no había comido más las galletas de Shantal.
Todo se me había olvidado y estaba tan concentrada comiendo que me sobresalté cuándo la puerta de la entrada se abrió.
Me apresuré en limpiar mi boca y arreglar mi camisa para salir de la cocina sin pista alguna de que hubiera estado devorando las delicias de las galletas de chocolate.
En cuanto crucé la puerta de la cocina observé a mi madre de pie con el ceño fruncido, lucia molesta.
Mi hermana estaba sentada en el sillón, justamente en la misma posición en la que yo me había sentado hace un rato.
Y por último, el desconocido no tan desconocido, el estaba también de pie, con sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón, tenía los labios apretados y parecía incómodo.
-Ehhh ¿Que pasa? -me hice notar con mi pregunta, instantáneamente los tres me miraron y sentí la tensión.
-Hija...el es Víctor -me sonrió mi madre -es un amigo de tu hermana.
Asentí con lentitud, un poco confundida.
"¿Porque si hace un rato habían estado discutiendo ahora estaban tan tranquilos?"
-¿Y que hace aquí? -trate de controlar mis palabras, que no sonarán tan bruscas.
-Esta de visita por aquí y pues solo vino a saludar -esta vez habló mi hermana, explicando -tambien se quedará a cenar.
Mi madre instantáneamente la miró y lo supe.
"Eso no estaba en sus planes"
Mi hermana siempre había sido la más rebelde de las dos, y aunque en un momento también lo intente, es mejor seguir todo lo que dice mi madre.
-Pero se quedará por poco tiempo -objeto mi madre.
Creían que no me daba cuenta de la tensión que había en el salón, pero ya no era la estúpida niña de hace un año.
-Bueno...las galletas te han quedado deliciosas -traté de aligerar el ambiente cambiando de tema.
Y funcionó...
-¡Sarah! -me reprendió mi hermana -te he dicho muchas veces que no comas galletas antes de la cena.
-¡Pero es que estaban tan vulnerables, no pude evitarlo! -me defendí.
-¿Vulnerables? -se mostraba confundida al igual que las dos personas que estaban también en el salón -son... galletas, no pueden sentir ¿Lo entiendes?
Rodé los ojos.
Iba a responder pero las palabras de mi madre me callaron.
-No le ruedes los ojos a tu hermana -camino acercándose y continuó hablando -hoy vienen a cenar los vecinos, los Mendoza ¿Los recuerdan? -nos miró en cuanto hizo la pregunta.
Asentí inmediatamente, claro que los recordaba.
-¿Porque siempre invitas vecinos o amigos para las cenas navideñas? -inquirió Shantal.
-Porque solo somos tres en las cenas, es bueno compartir con personas.
Parecía que lo hubiéramos olvidado hasta que hablo.
-¿Sarah? -las tres lo miramos al mismo tiempo, pero el tenía sus ojos fijos en una fotografía la cual decía mi nombre y se encontraba enmarcada y colocada en la pared.
-Si, se llama así -respondió mamá por mi, algo que me molestó un poco.
"¿Porque no dejaban que le hablará?" "De todas formas, ellas fueron la que decidieron que se quedará"
-Sin más que hacer, vayan a vestirse.
Tomé mi maleta y sin rechistar, subí las escaleras hacia mi antigua habitación.
Traté de escuchar por si hablaban pero solo había silencio por lo que termine de subir.
El pasillo era algo largo, ya que mi habitación quedaba al final, trayéndome muchos recuerdos.
Entré ya a mi vieja habitación, y lo primero que hice fue asegurarme que todo estaba como lo había dejado hace unos meses.
Observé mi colección de muñecas Barbies y sonreí un poco.
Dejé la maleta sobre la cama y la abrí, saqué la ropa que utilizaría ya que hoy es víspera de Navidad.
Me di una ducha y al salir estaba envuelta en una toalla.
Antes de vestirme, tomé mi teléfono que estaba conectado al cargador, ya que se había apagado en el viaje.
Revisé mis redes sociales, o bueno, las pocas que utilizaba y de repente recibí una llamada.
"Número desconocido"
Leí en mi mente y fruncí el ceño.
"¿Quién será?"
Dude unos segundos antes de responder, si mamá se entera que he respondido a una llamada desconocida me mata.
-¿Hola? -mi voz salió nerviosa e impaciente.
No sé escucho nada al otro lado de la línea.
-¿Hola? ¿Quién es? -ahora estaba preocupada y curiosa.
Ahora sólo se escuchaba una respiración, agitada y pesada a la vez, colocándome más preocupada y nerviosa.
-¿Quién es? -ahora la desesperación se hacía presente en mi voz.
Y la persona habló.
Colgué.
Cerré los ojos y presioné el teléfono contra mi pecho.
Unos toques en la puerta hicieron que abriera los ojos y me tranquilizara al instante.
-¡Ya voy! -alcé un poco la voz para que supiera y comencé a vestirme.
-Ya llegaron los invitados -era mi hermana la que avisaba.
"¿Tan rápido?"
-¡Okey, ya bajo!
Luego de vestirme, alise mi cabello negro, y luego me hice algunas ondas en las puntas.
Cómo no me gustaba mucho maquillarme, solo me coloque lápiz labial rojo y máscara de pestañas.
Me miró en el espejo para ver el resultado y quedé satisfecha.
Estaba vestida con una falda de cuerina negra, me llega hasta la mitad de los muslos; luego está el top blanco, con algunos brillos de decoración, y por último unas botas negras, con unas cadenas cortas de color dorado.
Miré un momento mi teléfono y luego de respirar profundamente, salí de la habitación.
Estaba caminando hacia las escaleras, me encontré con mi madre esperando a por mi justo en ellas.
Llegué a su lado y me tomo del brazo, dejándome sorprendida por su rudeza y al hablar un escalofrío recorrió mi espina dorsal.
-Me harás el favor de solo saludar a los Mendoza y luego no involucrarte con ellos.
Fruncí el ceño.
-Pero ¿Porque, mamá?
-No preguntes y solos hazme caso.
Y así, sin más, se fue.
Terminé de bajar las escaleras y a la primera que vi, era mi madre, ella me dió una mirada dura.
Lugo observé a mi hermana y a Víctor, que parecían estar hablando.
Por último estaban los Mendoza, la señora llevaba un vestido de color dorado junto a unos tacones, el hombre junto a ella llevaba traje.
Su hija tenía un vestido azul, contrastando con los tacones blancos y el peinado.
Y esa era la familia Mendoza.
-Hola, Soreya.
Me sobresalté por la voz en mi oído y volteé lentamente temiendo por quién será, hasta que lo vi.
-Kassiam...
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