Los primeros días en la casa de Mateo fueron una mezcla de asombro y cautela para Rocco. La comodidad era algo nuevo, casi extraño. Dormir en una cama suave, comer hasta saciarse, sentir el calor de un hogar, todo era una experiencia desconocida que le producía una mezcla de felicidad y desconfianza.

Mateo se convirtió en su mejor amigo, un compañero de juegos incansable. Juntos jugaban con pelotas, con cuerdas, con cualquier objeto que Mateo encontrara. Rocco, acostumbrado a la soledad y la lucha por la supervivencia, disfrutaba de la compañía de Mateo, de su energía y su alegría. Pero aún así, una parte de él permanecía alerta, recelosa.

Los padres de Mateo, a quienes Rocco aprendió a llamar "mamá" y "papá", eran amables y cariñosos, pero su afecto era diferente al de Mateo. Era un afecto más contenido, más observador. Le ofrecían comida, un lugar para dormir, pero mantenían una distancia que Rocco no entendía del todo. Era como si estuvieran esperando algo, como si estuvieran probándolo, antes de ofrecerle su completa confianza.

Una noche, mientras Rocco dormía plácidamente en su cama, sintió una presencia cercana. Abrió los ojos y vio a la mamá de Mateo sentada junto a él, observándolo con una mezcla de ternura y preocupación. Le acarició suavemente la cabeza, con un gesto lento y cuidadoso.

Rocco se quedó quieto, sin moverse. No tenía miedo, pero tampoco estaba completamente relajado. La mamá de Mateo le hablaba en voz baja, palabras que él no entendía, pero que transmitían una sensación de calma y de seguridad.

"No te preocupes, Rocco," dijo la mamá de Mateo, con una voz suave y tranquilizadora. "Estás a salvo aquí. Ya eres parte de nuestra familia."

Las palabras de la mamá de Mateo resonaron en el corazón de Rocco. La idea de ser parte de una familia, de pertenecer a un lugar, le producía una sensación de alegría y de esperanza. Pero aún así, una pequeña parte de él seguía desconfiada, aferrada a los recuerdos de su pasado en las calles. La confianza, Rocco lo sabía, era algo que se construía con el tiempo, con paciencia y con mucho amor.