El viento helado mordía la piel de Rocco, un viento que parecía clavar agujas de hielo en su pelaje raído.  La Navidad, decían los humanos, era una época de alegría, de luces brillantes y aromas dulces.  Para Rocco, sin embargo, la Navidad era sinónimo de frío, de hambre y de soledad.  Se acurrucó aún más en el estrecho hueco entre dos contenedores de basura, intentando protegerse de la gélida noche.

Las luces de Navidad, que desde lejos parecían estrellas fugaces, pinchaban sus ojos.  Eran hermosas, sí, pero también le recordaban todo lo que le faltaba.  Un hogar cálido, una comida caliente, una caricia amable.  Solo eran luces, brillantes y frías, que no ofrecían ningún consuelo.

El aroma a pino y a especias navideñas, que flotaba en el aire, le llegaba como un insulto.  El olor a comida rica y abundante, que emanaba de las casas cercanas, le retorcía el estómago.  Él solo tenía el sabor metálico de la basura y el frío penetrante del invierno.

Un sonido lejano, una melodía navideña que salía de una casa cercana, le llegó como una punzada.  Era una canción alegre, llena de esperanza y de alegría, una canción que contrastaba brutalmente con su realidad.  Cerró los ojos, intentando bloquear el sonido, pero la melodía se filtraba en su mente, haciéndole sentir aún más solo.

De pronto, un ruido lo hizo sobresaltar.  Un sonido metálico, seguido de pasos apresurados.  Alguien se acercaba.  Rocco se encogió, instintivamente, preparándose para huir.  No confiaba en los humanos.  Los humanos eran impredecibles, a veces crueles, a veces indiferentes.  Pero esta noche, el frío era más cruel que cualquier humano.

Un pequeño cuerpo se asomó al hueco donde se escondía.  Era un niño, con ojos grandes y brillantes, que lo miraba con una mezcla de asombro y compasión.  El niño no parecía amenazante.  De hecho, parecía… preocupado.  Rocco se quedó quieto, observando al niño con cautela, olvidándose por un momento del frío y del hambre.  Algo en la mirada del niño le decía que esta noche podría ser diferente.

Me gustaría agradecerle a todos los que me leen(incluso a aquellos lectores fantasmas) espero que les gustará este primer capítulo