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La boda y un festival

Capítulo Único

Nos ubicamos en la oficina más alta del edificio que compone el ayuntamiento de Nueva Donk, exclusivamente de nuestra más amada alcaldesa: Pauline Daniella Verducci. Esta habitación de cuatro paredes es su segundo refugio en sus momentos más vulnerables, y hablando de momentos vulnerables precisamente se encontraba en uno. Pues a pesar de que sus fans la tachan como una 'diosa', perfecta en todos los sentidos, en realidad ella es humana... y, como cualquiera de nosotros, puede sufrir del síndrome del corazón roto.

"Permiso, alcaldesa..." Dijo una de sus secretarias al abrir la puerta de la oficina con un empujón ya que traía una taza de café caliente entre sus manos. Sus ojos reflejaron cierta sorpresa al verla en ese estado "aquí está su café, ¡bien cargado!"

"Pónmelo por ahí." Dijo sin importancia mientras veía la hoja encima del escritorio "Gracias."

La secretaria simplemente asintió, aun sorprendida al ver la oficina en un estado ciertamente deplorable: montón de papeles alrededor del escritorio y en el suelo, unas cuantas frituras por aquí y por allá, así como copas de vino vacías y a media copa por los alrededores. Y qué decir de Pauline, tal parece que no la había pasado muy bien porque lucía despeinada, y ni su maquillaje podía cubrir del todo sus ojeras causados por el insomnio acumulado en las últimas semanas.

La razón de sus desvelos se trataba precisamente de su festival de despedida. Como ella se ha destacado muy bien en el ámbito artístico, durante su estancia en la alcaldía en la capital del reino Urbano siempre hacía de sus característicos festivales y, como ahora ya estaba por concluir su tiempo como alcaldesa, tenía que coronar con un último festival. Y quería hacerlo precisamente con una canción inédita, además de "Jump Up, Super Star" y "Lead the Way, Break Free", sus dos mayores éxitos musicales.

El dilema a su deseo es que se encontraba en medio de un bloqueo creativo, provocado por cierta persona que, inconscientemente ha estado dominado lentamente su frágil y pobre corazón. Y, para echarle más 'sal a la herida', tenía una foto de dicha persona a lado de su escritorio, causante de su desastre sentimental.

Tomó aquel pequeño cuadro, mirándolo detenidamente "¿Por qué aun no te puedo superar?" Suspiró, derramando unas cuantas lágrimas "¿Por qué te vas a casar?"

Aquel momento de dolor fue el indicio de crear una estrofa, una primera estrofa. Mientras escribía a puño y letra, no evitaba sollozar y dejar caer unas lágrimas hacia el pedazo de papel, empapándolo poco a poco.

¿Pero cómo era posible que una mujer extremadamente atractiva, sin enemigos, con múltiples pretendientes de muy alto nivel, y sinfín de oportunidades laborales tanto artística como políticamente hablando pudiera sentirse vulnerable por esa persona 'misteriosa'?

"Oye, ¿soy yo o Pauline ha tratado de evadirnos?" Daisy, la gran conocida princesa de Sarasaland, preguntó con cierta intriga.

Ahora nos ubicamos en un lugar muy apartado de Nueva Donk, así es, en el Observatorio de Rosalina: un lugar ubicado en el espacio.

"Dale tiempo... yo creo que anda muy abrumada." Luigi dijo como respuesta, recibiendo las miradas del resto "Bueno, si yo fuera ella ya me arrancaría la cabeza. Está preparando su festival de despedida como alcaldesa de Nueva Donk... aunque fuera de eso sí siento un poco su distanciamiento."

Mientras de que estos dos discutían sobre las posibilidades del porqué de su 'lejanía', Rosalina, la única oyente de la conversación también pensaba internamente de las posibilidades, esbozando una mueca de preocupación. Porque sí, en algo que coincidían ellos tres era que su amiga pelinegra en común últimamente ha tratado de evadir a todos por igual.

"¿En qué piensas, Lina?" Luigi le preguntó a 'Lina', apodo de Rosalina, al verla con cierta curiosidad. Desde hace tiempo se había percatado de que no había hablado en todo el transcurso de la conversación "¿Por qué esa cara?"

"¡Ay, déjala sweetie!" Daisy respondió en su lugar, dirigiéndose con la mencionada y dándole unas cuantas palmadas en su espalda "¿Qué no ve que ella trae sus propios problemas emocionales?"

"Ah si, perdón por mi imprudencia." Dijo ya un poco apenado y le sonríe levemente y de forma penosa.
Aquella conversación cortó en el momento de que una pareja 'peculiar' estampó la puerta de entrada, lo cual los tres voltearon a ver de forma abrupta.

"¡Ah mira, Mario y Peach!" Daisy dijo esbozando una sonrisa "¡Por fin llegaron los 'papás'!" Dio el toque con unas risillas.

De ahí se sumaron el llanto de unos cuantos lloriqueos de unos neonatos gemelos que dicha pareja tenían entre sus brazos.

"¡Junto con los sobrinos Mario!" Luigi concluyó con una sonrisa.

La pareja, visiblemente cansada y abatida simplemente dieron un suspiro como forma de saludo. Rosalina, ahora ya con una sonrisa más serena, se acercó al par y cargó a uno de los gemelos, quien al inicio desistía con unos cuantos lloriqueos, pero al final logró acallarlo meciéndolo de un lado a otro.

Tanto Luigi como Daisy se acercaron en seguida de Rosalina, este primero cargó la pañalera y otros objetos de bebés poniéndolos encima de una mesa de estar. Esta última cooperó con cargar al gemelo restante, haciendo el mismo procedimiento que Rosalina.

"Gracias chicos..." Dijo la princesa Peach con una sonrisa cansada pero satisfecha, dejando caer su cuerpo sobre el cómodo sofá de la sala de biblioteca.

Mario se sentó a la par ella, también dejando caer su cuerpo "Y... ¿qué cuentan?"

"Aquí nosotros tres estábamos discutiendo sobre las razones por la cual Pauline ha estado alejándose de nosotros." Luigi inició nuevamente el tema, sentándose a un lado de Mario.

"Sí." Daisy afirmó al ver a Rosalina sentarse en otro sillón con el gemelo meciéndolo entre sus brazos. Ella seguía meciendo al otro gemelo "¿O acaso ustedes no se han dado cuenta de que anda 'distante' con nosotros?" Procedió a sentarse a un lado de Rosalina.

"Es lo que Peach y yo hemos estado charlando esta última semana." Mario dijo ciertamente convencido por las palabras del par, esbozando una mueca de inconformidad "Digo, fue un 'milagro' de que haya podido conocer a los gemelos cuando nacieron, pero fuera de ahí... casi no la hemos visto."

"Ay vamos, igual no creo que lo haga a propósito." Expresó una Peach no tan convencida del asunto, aunque lucía un poco nerviosa "Es decir, se puede decir que sí ha estado distante con nosotros, pero porque su agenda está muy pesada en estos meses últimamente."

"No sé, cariño... pero eso no me convence." Mario dijo un poco dudoso.

"Yo coincido con mi hermano." Agregó Luigi.

La conversación se tornó solamente entre Mario, Luigi y Daisy quienes se enfocaban en crear teorías del asunto, teorías ciertamente caóticas y estúpidas para los oídos de Peach, ya que, para secreto de muchos ella realmente sabía el verdadero motivo del asunto. Sin embargo, la rubia decidió permanecer en silencio.

Silencio... justo así andaba Rosalina mientras mecía y seguía escuchando la conversación entre los tres. Su mirada preocupada y perdida entre la conversación lo pudo presenciar la otra rubia, quien decidió levantarse de su asiento haciéndole a su amiga unas señas 'discretas' hacia la puerta, indicándola a salir.

"Algo estúpida la conversación, ¿verdad?" Peach dijo con una ligera risa.

"Sí..." Rosalina marcó más su sonrisa para después tornar su mirada hacia el gemelo entre brazos "vaya, sí que Mario y tú se lucieron... parecen unos muñequitos. Estás muy lindo, Marc."

El bebé procedió con realizar unos cuantos balbuceos mientras seguía durmiendo plácidamente entre los brazos de la guardiana de los cosmos. Peach río y dijo:

"De hecho ese es Peter, no Marc..."

"¡Ay, perdón!" Dijo un poco apenada "Es que aún no me acostumbro, todavía no tienen ni el mes."

"Lo sé... por cierto, ¿qué hay de ti? ¿Cómo te sientes?" Dijo al reposar su mano en el hombro de la otra rubia, dedicándole una mirada serena.

"Pues... supongo que ¿bien?" Rosalina respondió un poco confundida al sentir el tacto de la mano de Peach en su hombro "Supongo que amanecí bien, sin ningún resfriado ni nada."

"Me alegro, pero en sí no me refería a eso..." Reposó su otra mano en el otro hombro de la rubia, quedando detrás de ella "me refiero a lo otro."

Al referirse con lo 'otro' Rosalina más o menos comprendió para donde iba el asunto. Suspiró nerviosa, dándose la media vuelta quedando cara a cara con Peach nuevamente.

La rubia esbozó una sonrisa al separarse de ella, añadiendo a su comentario "¿¡Emocionada por tu boda!?"

"¡Eh, s-sí!" Respondió disimulando torpemente sus nervios "¡Claro que estoy emocionada! Ya quiero que sea el 'gran' día." Añadió con un toque de sarcasmo discreto.

Pero la realidad en la subconsciente y en el corazón de Rosalina era una muy alterna: en realidad no sentía esa emoción que disfrazó bajo sus nervios y sarcasmo. Luego su sonrisa poco a poco se fue desvaneciendo, cayendo en la realidad de que dentro de muy poco legalmente su corazón le pertenecerá a otra persona.

De alguna forma u otra Peach logró captar la verdadera situación de Rosalina, aunque tenía dudas, haciéndola permanecer en silencio mientras analizaba el cómo tornar la conversación para aclarar dichas dudas.

"Ya veo..." Dijo entre silencios mirando hacia arriba unos cuantos momentos, después tornó su mirada nuevamente en la otra rubia "por cierto, te miras muy linda cargando a mi hijo. Hasta diría yo que podrías ser una muy buena madre en un futuro no muy lejano..." Concluyó con una risilla al final.

"Puede que... sí." Expresó con una mueca más conforme "No lo niego, sí me gustaría serlo, pero aún no sé si tenga la absoluta madurez..."

"El tiempo lo dirá, Lina..." Nuevamente permaneció callada por unos momentos y después suspira "por cierto, hablando de bodas... ¿le entregaste la invitación a Pauline?"

"E-Eh... no realmente." Respondió un poco sorpresiva y a la vez apenada, desviando un poco su mirada.

"¿¡Por qué!?" Jadeó un poco sorprendida "¿No la invitarás?"

"No es eso... simplemente sé que no asistirá, SABEMOS que no asistirá." Dijo un poco desanimada "Lamentablemente su festival de despedida será en el mismo día de la boda."

"Claro que ya sabemos la respuesta, pero de todas formas no vendría mal en darle la invitación." Dijo intentándole dar ánimos, extendiendo sus brazos "Si quieres dame a Marc... que diga, ¡Peter! ¡Ay, no...!"

Rosalina rio un poco y procedió darle a Peter "Creo que no he sido la única que no se ha acostumbrado."

"Mira, ¿te digo algo?" Expresó ciertamente dudosa mientras mecía a Peter entre sus brazos "Yo sé realmente del porqué Pauline ha estado alejada de nosotros cinco."

Los ojos de Rosalina destilaban intriga mientras su corazón comenzó a latir con mayor frecuencia, haciendo esparcir un rubor en sus mejillas; una sensación de miedo, generando un mal presentimiento.

"Sí, Pauline no ha estado muy bien que digamos." Peach dijo un poco desanimada "Desde que anunciaste tu compromiso fue precisamente que ha estado alejándose de nosotros, me lo dijo el día que nacieron los gemelos."

Y su mal presentimiento acertó, quebrando de forma literal el desesperanzado corazón de Rosalina. No era realmente su intención hacerla sentir mal, y el escuchar aquellas palabras, el ser la 'causante' del distanciamiento era simplemente horrible para ella: se sentía horrible consigo misma.

"Sé que no debí decirlo, pero era necesario que lo supieras ¿por qué? Porque precisamente las cosas aún no se han esclarecido entre ustedes, provocando que cada vez se deteriore su ahora frágil amistad, de la que antes solía ser muy estrecha."

"¿Y cómo hago para solucionarlo?" Preguntó desesperanzada y suspira "Si no me quiere ni ver, y el saber el motivo sería una imprudencia de mi parte ir a darle la invitación de mi boda."

"Precisamente tienes que darle la invitación, esclarecer todas esas dudas entre ustedes. A pesar de todo, son amigas ¿no?" Arqueó una ceja, acercándose un poco a Rosalina "Mira, puedo decirte que Pauline no siente ya nada por ti, que todo eso entre ustedes quedó en el pasado, o eso me lo aclaró en aquel día. Pero, aun así, desiste en seguir con tu amistad debido a que quiere 'respetar' tu espacio y el saber que te casarás pues simplemente se resignó a tu amistad."

"Pero no me quiero separar de ella..." Dijo con un tono bajo, luciendo afectada por las palabras, derramando una sutil lagrima en su ojo descubierto "¡no quiero!"

"¿Entonces? ¡Demuéstralo!" Dijo con un tono lleno de energía "Entrégale la invitación, díganse todo lo que tengan que decirse y dependerá únicamente de ustedes si continuar con la gran amistad que solían ser."

Ambas regresaron a la sala de biblioteca, percatándose de que ninguno de los tres había notado de su ausencia por estar tan entretenidos en la misma situación. Peach solamente suspiró y, con Peter entre sus brazos todavía, se sentó nuevamente en su mismo lugar.

Entre las cosas de los bebés en la mesa de estar ahí estaba una carta de invitación a la tan aclamada boda de Rosalina, quien esta se percató y mantuvo su mirada en dicho pedazo de papel. Suspiró agobiada, y, con sus manos temblorosas, tomó la carta, retirándose nuevamente.

"¡Hey!" Mario dijo al verla irse "¿A dónde vas, anfitriona?"

Rosalina dio la media vuelta, algo sorprendida porque esta vez notaron su presencia "Iré a un lugar, prometo no tardar." Alzó su varita como forma de despedida.

En cuestión de segundos fue como Rosalina se esfumó en su propio observatorio, dejándoselo a la suerte de cuatro adultos con dos bebés y un montón de destellos deambulado por los alrededores.

"Permiso, alcaldesa..." Dijo al abrir un poco la puerta.

Suspiró un poco irritada mientras clavaba su vista en la hoja de papel "Ahora no, Valerie... ¿qué no ves que estoy MUY...?"

Sus pupilas se achicaron al ver hacia el frente, sin siquiera ser capaz de terminar la frase como si le arrebataran el aliento. La alcaldesa de Nueva Donk no se espera en lo absoluto de esa inesperada visita, quien en definitiva no era su secretaria de nombre Valerie, si no...

"¿R-Rosalina?" Finalmente habló al respecto, aún con la mirada perpleja "¿Qué haces aquí?"

"Lo sé, fue demasiado descortés de mi parte el ir a venir aquí sin programación previa." Dijo un poco apenada mientras escondía la invitación entre sus manos "Pero de todas formas no podía evitar hablar contigo una vez más, una última vez."

Aquel tono solamente lo comprendía Pauline, y, un poco asustada, simplemente asintió. Miró a su alrededor, luciendo apenada por como lucía su oficina. Aclaró un poco su garganta, diciendo:

"Pero mejor vamos a otro lugar."

Dicho aquello procedió a salirse de la oficina con Rosalina a su lado. Mientras Pauline la encaminaba unos cuantos personales de Pauline se unieron a la caminada, informándole sobre cosas relacionadas del trabajo.

"Cancélalo..." Pauline le dijo a uno de sus trabajadores.

"¿Y qué hay de la junta con...?"

"También cancélalo."

Siguieron caminando un poco más hasta llegar al tan esperado lugar, un lugar de descanso exclusivo de la alcaldesa, mismo que nadie tiene acceso más que ella y personas que ella quisiera. Pauline se detuvo, mirando a todos sus trabajadores quienes expresaban estrés mezclado con preocupación.

"Sé que los días han estado difíciles últimamente, pero necesito que cancelen todo lo programado para hoy, porque necesito realizar algo más." Ordenó en una voz muy seria "Hagan lo que sea, inventen lo que sea porque sé que contaré con ustedes para librarme de mis responsabilidades del día de hoy... ¿de acuerdo?"

El personal simplemente asintió, aunque las miradas preocupantes entre ellos aún persistían ahí. De todas formas, poco a poco se fueron alejando del par, simplemente quedando ellas dos nuevamente.

"Pasa, por favor." Dijo Pauline mirando a Rosalina con esa mirada seria al abrir la puerta, dejando un espacio para dejarla pasar.

Rosalina simplemente asintió y fue la primera en entrar al lugar. Pauline miró antes a su alrededor, asegurando de que no hubiese alguna que otra persona deambulando por ese mismo lugar y procedió a entrar ella también, cerrando la puerta con firmeza.

"Primero que nada quisiera saber como has estado en estos días, que diga, meses... porque desde hace meses que no te he visto." Rosalina dijo con un tono serio y triste "No te hemos visto."

"He estado bien..." Desvió su mirada que claramente ha estado mintiendo "es solo que he estado más ocupada de lo habitual."

"¿Es solo eso?" Rosalina insistió nuevamente, poniéndose detrás de ella.

Hizo un silencio mientas esperaba una respuesta de su parte, aunque Pauline se quedó callada mientras traía la mirada aun cabizbaja. Rosalina puso su suave mano encima del hombro de Pauline, acercándose un poco hacia ella.

"¿No será por otra... situación?"

Pauline sintió el contacto de la mano de Rosalina en su hombro como un bálsamo y un golpe al mismo tiempo. Respiró hondo, tratando de mantener la compostura, pero el nudo en su garganta no la dejaba. Giró lentamente para enfrentar a Rosalina, encontrando sus ojos llenos de preocupación y culpabilidad.

"¿Qué quieres decir con otra situación?" Pauline intentó mantener la voz firme, pero un temblor traicionero se coló en sus palabras.

"Pauline, sé que no has estado bien." Suspiró con esa culpabilidad cargada en sus hombros "Al inicio no percibía el motivo de tu distanciamiento hacia nosotros, pero después logré comprender." Con el poco valor que tenía logró verla directamente a los ojos "Logré comprender que la culpable soy yo, y nada más..."

Pauline sintió como si el suelo se abriera bajo sus pies, cayéndose de la realidad. Pero no, ahí la desesperanza y el dolor que había tratado de ocultar tras una máscara de ocupación y desinterés la sacudieron de golpe, percatándose de que aún estaba ahí, frente a frente de Rosalina.

"No, realmente no es así..." Su voz apenas se escuchaba como un susurro, desviando su mirada de la pena.

"Sí, sí lo es..." Rosalina reafirmó con una ligera pausa, aclarando un poco su garganta "Has estado evitando a todos desde que anuncié mi compromiso." Habló con una mezcla de tristeza y firmeza, como quien enfrenta una verdad dolorosa "Pauline, yo... nunca quise lastimarte. Nuestra amistad siempre ha sido muy importante para mí."

Pauline cerró los ojos, tratando de contener las lágrimas. Todo su esfuerzo por aparentar fortaleza y superación se desmoronaba frente a la sinceridad de Rosalina "Ni siquiera sé que me pasa, al final de cuentas eres... mi amiga." Soltó una pequeña y amarga risa, disfrazando su dolor "Aun así pienso que no es adecuado que siga en tu vida, por todo lo que pasamos... lo más conveniente es alejarme de ti, por respeto a tu nueva etapa de vida."

"Pero... yo no quiero separarme de ti." Tomó ambas manos de Pauline, estrujándolas con fuerza "¿Sabes por qué? ¡Precisamente por todo lo que pasamos!"

"Lina..." Pauline susurró con cierta resignación, aun viendo sus manos entrelazadas.

"Pauline, quiero que sepas que..." Hizo una pequeña pausa sacando la invitación bajo su manga del vestido, enseñándoselo "que siempre fuiste mi verdadero amor... y siempre te guardaré en un espacio en mi corazón, porque ahí solo pertenecen las únicas personas que amo."

Rosalina alza un poco más la invitación hacia Pauline, que, con sus manos dudosas y temblorosas finalmente la tomaron, en la que sus ojos fueron testigos de lo que se trataba.

"Yo sé que no podrás asistir, por tu festival de despedida..." Nuevamente ella habló al respecto "pero aun así quiero entregártela personalmente porque eres una persona muy importante para mí y quisiera que estuvieses en esta nueva faceta de mi vida."

"¿A pesar de todo?"

"Sí, a pesar de todo. Si me lo permites, quiero tratar de arreglar esto entre nosotras. Tal vez ya no a lo que solíamos planear antes, cuando salíamos... y que todos esos planes se arruinaron únicamente por mi cobardía."

"Tampoco te digas esas cosas crueles, no fue por tu cobardía." Pauline la interrumpió y negó con su cabeza, entonando con un pequeño suspiro melancólico "Simplemente no se dieron las cosas entre nosotras porque no fue nuestro momento, éramos más jóvenes y las dos cometimos errores, muchos errores."

"Pero al menos quiero seguir siendo tu amiga, seguir siendo amigas... y arreglar esos errores." Extendió su mano hacia ella, esperando a ser entrelazada.

Aunque sea un gran enigma para muchos el pasado entre ellas, donde lamentablemente las cosas no se dieron en un mismo rumbo, al final Pauline optó por tomar la temblorosa y pálida mano de Rosalina. Ambas apretaron sus manos entrelazadas con firmeza, dejando a un lado sus emociones intensas que sentía una a la otra.

"Quiero que esto que tenemos no se quede encapsulado en la nave del olvido." Dijo la rubia ya con un tono más esperanzado.

'La nave del olvido' aquel conjunto de cuatro palabras había sido la clave perfecta para el dilema de Pauline sobre una canción inédita, siendo el indicio de una inspiración, justo lo que estaba buscando para sellar su antigua relación.

"La nave del olvido..." La pelinegra dijo bajo susurros, entonando con cierto misterio.

Poco tiempo después ambas se soltaron de la mano. Hubo un silencio, no era incómodo, pero si solía decirse que ya era hora de partir, de seguir con su rumbo cotidiano: Pauline, junto con unos guardias de seguridad, la encaminaron hacia la salida de la torre de ayuntamiento.

A pesar de que uno que otro paparazzi deambulaba por ahí en busca de nuevo material relacionado con la cantante y alcaldesa de Nueva Donk, eso no fue impedimento para la protagonista en darle un cálido abrazo de despedida. Rosalina correspondió con igual sentimiento, suspirando en el acto.

Con renovado vigor, Pauline regresó a su oficina y tomó su guitarra y comenzó a escribir la canción que marcaría su despedida. Las notas fluían como lágrimas, pero con cada acorde sentía un poco más de alivio.

(Siete días después)

¡La boda del momento! Una de las bodas más influyentes y esperada por muchos medios de comunicación por fin había llegado, pues hoy, día cuatro del mes de septiembre marcaría la unión de una pareja protagonizada por Rosalina Starline, la guardiana de los cosmos, y Enzo Van Hunter, el exigente futuro gobernador del país Urbano.

"No lo sé, yo la verdad quería algo más íntimo." Dijo una Rosalina preocupada al ver por la ventana de la suite del hotel "Sigo sin entender por qué querías que esto fuera a lo grande, si hace como un mes estabas de acuerdo con que todo fuera... sencillo."

"Cariño, pero no le veo lo malo demostrarles a todos el profundo amor que te tengo." Dijo poniéndose atrás de ella y reposar sus manos sobre los hombros de su casi cónyuge, masajeando suavemente "Además, este es un momento especial."

"Sí, pero a veces los momentos especiales se celebran a solas, ¿no crees?" Refutó un poco molesta, aunque disimuló sus sentimientos bajo una sonrisa serena al verlo nuevamente cara a cara "Únicamente con tus seres queridos."

Su indicio de discusión fue interrumpido por unos gritos provenientes de los medios y el público fanatizado por la pareja, quienes aclamaban sus nombres. Rosalina nuevamente se asomó a la ventana con discreción apartando un poco la cortina, percatándose de que cada vez se sumaban más medios de comunicación y noticieros transmitiendo en vivo, y uno que otro desesperado admirador del gobernador intentando entrar a la brava en la entrada del hotel.

Su pareja también se asomó para ver el 'espectáculo', porque para él eso era: un espectáculo. A contrario de Rosalina, él no lucía para nada asustado, al contrario, hasta él sentía la absoluta felicidad ya que su objetivo era precisamente crear un espectáculo en el día de su boda, para estar en boca de todos los medios ya que en su criterio como futuro presidente del país Urbano siempre tiene que estar en los medios, al menos mayormente de forma 'positiva'.

Sus miradas se interrumpieron por el asistente personal del futuro gobernador, quien tocó amablemente la puerta y la abrió a los pocos segundos de llamar. El asistente traía una libreta entre sus manos, diciendo:

"Señor, unos medios quieren hacerle una entrevista y desearles 'buena suerte', ¿qué les digo?" Preguntó de forma tímida y desvió su mirada.

Enzo miró a su prometida, quien esta negó rotundamente debido a su miedo por estar rodeada con un montón de gente desconocida. Simplemente rodó los ojos e hizo un soplo de molestia, regresando su mirada hacia su asistente "Iré yo en nombre de los dos... haz una llamada a seguridad a que controlen todo. En cambio, tú quédate aquí y cuida a mi prometida, que nadie más entre porque no está permitido, ¿entendió?"

El asistente asintió a su orden, sin decir palabra alguna y a los pocos segundos Enzo se retiró de la habitación, dejándolo a solas con su amada.

"Uf, ¡por fin se fue!" El asistente suspiró un poco más tranquilo, como si se hubiera quitado una carga encima.

"A veces me das mucha risa, el cómo cambias de personalidad cuando estás con él, Wal." Rosalina dijo con una pequeña risa al final.

"Uno tiene que guardar apariencias, porque si demostrara mi verdadero ser al minuto estaría despedido." Respondió Wal, diminutivo de Waluigi y también se le unió con una pequeña risa "Que diga al minuto, ¡al segundo mejor dicho!"

Ambos rieron levemente por el comentario de este, pero poco a poco sus risas se fueron perdiendo con el silencio de la habitación. De pronto la alegría del rostro angelical de la rubia se fue tornando a uno de tristeza, preocupación, y eso lo pudo presenciar Waluigi.

"¡Uy, no me vayas a contagiar de tu inmensa alegría que hasta me dan ganas de casarme a mí también!" Dijo con un tono sarcástico, algo típico de su humor.

"¿Tan notorio es?" Respondió con una pregunta, luciendo abrumada.

"Lina, sé que sonará atrevido el decirte eso que puede que hasta pierde mi puesto, pero eso no me limitará a decirlo..." Hizo una ligera pausa para verla detenidamente "¡aún sigo sin entender por qué te vas a casar! Claramente se nota que no lo amas, más bien, nunca lo has amado."

"Quizás no amarlo como tal, pero, aunque no lo creas, ya lo estoy empezando a querer... ahora es distinto..." Dijo como respuesta intentando lucir convencida, aunque en el fondo de su corazón la respuesta era otra "Y descuida eh, que no vas a perder tu puesto solo por decirme eso."

"Espero que sea así lo de tus sentimientos hacia el 'presi' Enzo, lo digo por el bien de tu corazón." Respondió ya un poco más convencido y suspira "Porque imagínate si te casaras sin estar enamorada de esa persona, ¿para qué se casa uno, entonces?"

Aquella pregunta la hizo reflexionar un poco, dejándola en silencio. Waluigi decidió interrumpir su momento de reflexión ya que se percató la hora del reloj, diciendo:

"¡Pero mira la hora que es!" Su rostro expresaba sorpresa "Tengo que llevarte YA a que te arreglen, ¡tienes que estar divina en tu día!"

Sin previo aviso él le tomó la mano, guiándola hacia su siguiente destino: ir al salón en donde la arreglarán para su momento nupcial. Su gran momento nupcial...

Por el otro rincón de la capital del país Urbano, es decir, Nueva Donk, se encontraba Pauline en el Teatro Municipal donde estaría realizando un arduo ensayo y soundcheck (prueba de sonido) previo a su gran y último festival de despedida como alcaldesa en Nueva Donk.

Let's do the Odyssey! ~

"¿Qué tal les pareció?" Preguntó una Pauline cansada pero satisfecha al finalizar una de sus icónicas canciones "¿Sonó bien?"

"¡Sonó excelente, alcaldesa!" Dijo uno de sus técnicos de sonido.

"Coincido con Mauricio, ¡estuvo fenomenal, alcaldesa!" Agregó uno de sus músicos.

"Me alegro..." Marcó un poco más su sonrisa.

Pronto su momento se vio interrumpido debido a la distracción de su asistente personal, quien estaba muy distraído tratando de escuchar algo en su radio portátil.

"¿Qué haces, Santiago?" Pauline preguntó confundida al bajarse de la tarima.

"Perdóneme alcaldesa, ¡pero es que no me puedo perder la boda del momento!" Dijo Santiago como respuesta, tratando de estar concentrado "¡Se nos casa nuestro futuro gobernador del país Urbano!"

"Santiago, en vez de seguir con tonterías deberías de hacer tu trabajo... ¡hola, estamos en medio de una prueba de ensayo en el festival más importante de nuestra alcaldesa!" Dijo la secretaria de Pauline, quien andaba a su par.

"Si quieren tomemos un ligero descanso..." Dijo con un tono serio mirando a todos "creo que lo merecemos y más porque estamos en el ardiente sol de verano."

Poco a poco se esparcieron, quedando Santiago, Pauline y Valerie juntos, sentándose sobre unas sillas del teatro. Santiago todavía seguía concentrado escuchando sobre la radio mientras movía constantemente el sintonizador y a su vez ajustaba la antena, Pauline trataba de mantenerse neutra, como si no le importara, pero, aun así, no podía evitar escuchar y a la vez imaginar lo que estaba pasando en estos momentos en el otro lado de la ciudad.

En la boda de Rosalina y Enzo, el futuro gobernante del país Urbano...

Muchos canales de televisión estaban transmitiendo este evento único, así como varias estaciones de radio también captaban los momentos de audio y a su vez narraban todo lo que acontecía.

El afortunado novio ya estaba en el altar, luciendo una mirada llena de 'felicidad', o eso aparentaba en las cámaras que estaban transmitiendo en vivo. Los invitados, personas muy influyentes, entre ellos estaban los héroes del reino Champiñón y las princesas del reino Champiñón y Sarasaland, lucían visiblemente afectados por esta bella ceremonia. Y eso que la novia aún no aparecía.

"¡Estamos presenciando un momento sublime en el que nuestro joven futuro presidente del país Urbano espera con tanto amor y tanta paciencia a su hermosa novia, la princesa Rosalina, madre de los destellos y guardiana de los cosmos! La atmósfera está cargada de emoción mientras las cámaras transmiten en vivo desde el altar, capturando cada mirada llena de felicidad del afortunado novio. Entre los invitados, personas muy influyentes se reúnen, ¡y no es para menos! Entre ellos están los héroes del reino Champiñón y las princesas del reino Champiñón y Sarasaland, todos visiblemente afectados por esta bella ceremonia. Pero espera, aún falta algo todavía más importante: ¡la novia no ha hecho su entrada triunfal!" Expresó el locutor de radio.

Las cuatro personas 'influyentes' mencionadas estaban sentadas en la segunda fila hacia el frente del altar. Mario, Luigi, Peach y Daisy estaban tratando de lucir una mirada seria ante las cámaras que capturaban cada segundo de ellos.

"Oye Peach, ¿estás bien? Te ves desanimada." Daisy le susurró con cierta preocupación, aunque su mirada seguía frente al altar y al novio de esta boda.

"Es solo que... extraño a mis gemelos." Respondió con ese desánimo y suspira "Es la primera vez que me separo de ellos."

"No pasa nada cariño, ya verás que los veremos muy pronto." Mario dijo en un tono reconfortante mientras le daba unas ligeras palmadas a su esposa "Toadsworth está cuidando de ellos muy bien."

"Sí, al menos eso me alivia un poco..." Susurró un poco más calmada.

Las miradas y pláticas discretas de todos los invitados de la gran ceremonia nupcial se han interrumpido y clavado ahora en la gran y ansiosa llegada de la novia, portando un bellísimo vestido blanco en la que sus finas telas caen y se arrastran sutilmente por el suelo. Ella estaba acompañada con la 'mano derecha' de Ezio, es decir, su asistente personal.

"¿¡Waluigi!?" Los cuatro susurraron impresionados, jadeando de la impresión.

"Qué día tan extraño..." Luigi añadió con esa confusión y sorpresa al mismo tiempo.

"¡Qué momento tan esperado y emocionante! Después de esperar de forma ansiosa, por fin la princesa Rosalina hace su entrada triunfal, portando un bellísimo vestido blanco cuyas finas telas caen y se arrastran sutilmente por el suelo, creando un cuadro de elegancia y majestuosidad. Ella está acompañada por la 'mano derecha' de Ezio, su asistente personal, quien la guía con cuidado y reverencia hacia el altar. Los corazones de los asistentes laten al unísono, y la atmósfera está cargada de expectación y asombro mientras la princesa se acerca al altar. ¡Qué momento tan sublime y mágico estamos viviendo hoy!" Expresó el locutor de la radio.

El ambiente en la iglesia estaba impregnado de una mezcla de expectación y solemnidad cuando Rosalina, acompañada por Waluigi, llegó finalmente al altar. Los murmullos cesaron, y una calma reverente se apoderó del lugar. Enzo, con una mirada de determinación y emoción, tomó la mano de Rosalina, y ambos se dirigieron hacia el sacerdote, quien los esperaba para iniciar la ceremonia.

El sacerdote, un hombre de avanzada edad, pero con una presencia imponente, levantó las manos y comenzó a hablar con una voz clara y resonante que se escuchó con claridad por toda la iglesia.

"Queridos hermanos, nos hemos reunido aquí hoy para celebrar la unión sagrada entre Enzo Van Hunter y Rosalina Starline, siendo testigos de un compromiso de amor puro y fidelidad." El sacerdote hizo una pausa, permitiendo que sus palabras se asimilaran por los presentes "El matrimonio es un acto de fe y un viaje lleno de desafíos y alegrías. Es una promesa de apoyarse mutuamente en todos los aspectos de la vida, de crecer juntos y de enfrentar las adversidades con coraje y amor. Hoy, Rosalina y Enzo se comprometen a caminar juntos por este camino, a compartir sus sueños y a construir un futuro juntos."

Los ojos de Rosalina brillaban mientras escuchaba las palabras del sacerdote, pareciera que quería llorar y, aunque para los ojos de muchos pareciera ser unas lágrimas de emoción, solamente ella sabía que era totalmente lo contrario: era producto de una sensación de tristeza y miedo, al sentir que su vida ya tenía un cambio inevitable y no tenía las agallas suficientes para remediar el hecho.

Por otro lado, Enzo, mantenía una expresión de determinación y orgullo, sin percatarse de que su novia estaba viviendo una nube de emociones negativas por su mente.

"Enzo y Rosalina, les pido ahora que se tomen de las manos y que miren a los ojos el uno del otro. En este momento, mientras intercambian sus votos, recuerden que están haciendo una promesa no solo entre ustedes dos, sino también ante todos nuestros hermanos y al universo mismo."

Ambos novios se giraron para mirarse directamente a los ojos, sus manos entrelazadas. La iglesia entera contuvo la respiración en anticipación.

"Enzo Van Hunter." Continuó el sacerdote "¿Aceptas a Rosalina Starline como tu legítima esposa, para amarla, respetarla y cuidarla, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe?"

"Acepto, padre." Enzo dijo con una voz emocionada y con total seguridad en sí mismo.

"Rosalina Starline." Prosiguió el sacerdote "¿Aceptas a Enzo Van Hunter como tu legítimo esposo, para amarlo, respetarlo y cuidarlo, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe?"

El silencio se generó en la sala, generando intriga entre los espectadores y aumentando la emoción entre los medios de comunicación y las estaciones de radio que capturaban cada sonido de este momento. Mario, Luigi, Peach y Daisy se miraban entre sí luciendo confundidos, Waluigi también parecía sorprendido, así como los espectadores que también los acompañaba tras una pantalla o tras una estación de radio.

"¿Se cortó la señal, Santiago?" Pauline preguntó confundida al acercarse un poco hacia la radio.

"No, pero sí está bien la señal de mi radio." Dijo igual de confundido acercando su radio más hacia ellos.

En cambio, en la mente de Rosalina aún resonaban las palabras de su amigo: "¡aún sigo sin entender por qué te vas a casar!" "imagínate si te casaras sin estar enamorada de esa persona, ¿para qué se casa uno, entonces?"

Su pareja, quien ya lucía consternado por el enorme silencio en la sala, volteó a ver al padre, quien nuevamente aclaró su garganta y procedió con realizarle la misma pregunta.

"Rosalina Starline, nuevamente pregunto, ¿aceptas a Enzo Van Hunter como tu legítimo esposo, para amarlo, respetarlo y cuidarlo, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe?" Dijo ya con una voz más firme.

Después de tanto asimilarlo, Rosalina, con los ojos llenos de lágrimas disfrazada de 'emoción' y forzando una sonrisa serena, respondió: "Sí, acepto... padre."

Muchos de los invitados suspiraron aliviados e inclusive el mismo novio, quien temía internamente de su rechazo. El sacerdote, con una sonrisa más tranquila, concedió con las siguientes palabras:

"Entonces, por el poder que me ha sido conferido, los declaro marido y mujer. Ya puedes besar a la novia."

La iglesia estalló en aplausos y vítores cuando Enzo inclinó la cabeza para besar a Rosalina. La cámara capturó el momento exacto en que sus labios se encontraron, sellando su amor ante la mirada de todos los presentes y de los millones que seguían la transmisión en vivo.

Con esta bendición final, la ceremonia culminó y la música comenzó a sonar nuevamente. Los invitados se pusieron de pie para aplaudir mientras la pareja se encaminaba hacia la salida, listos para comenzar su nueva vida juntos como esposo y esposa.

"¡Qué momento tan emocionante y lleno de significado estamos presenciando, queridos oyentes! Enzo, con emoción y seguridad, acepta sin titubear a Rosalina como su esposa. Rosalina, después de un breve silencio lleno de anticipación, también acepta a Enzo como su esposo, después de ese gran y ansioso silencio por parte de la novia, finalmente dio el sí ante los ojos de la fe y humanidad. Con esta aceptación, el sacerdote los declara marido y mujer, en la que la ceremonia culmina con esta música clásica nupcial y la pareja se encamina hacia la salida, siendo vitoreados por los invitados, quienes también fueron testigos, así como nosotros de este sello de amor puro." Expresó el locutor de radio.

"Ya..." Pauline se levantó de su asiento, luciendo una mirada seria "ya fue mucho descanso, hay que seguir con nuestro soundcheck. Necesito probar que la canción inédita esté al cien por ciento asegurada en mi festival."

Pronto, el asistente personal y la secretaria de Pauline también se levantaron de sus asientos, dejando la radio por ahí. En cuestión de segundos fue como juntó a todo el personal encargado de brindar el mejor espectáculo de esta noche, de este festival de despedida.

Pauline se subió a la tarima, empezando a practicar su canción inédita, ansiando por el momento de su festival de despedida. Y si, en un abrir y cerrar de ojos ya estaba enfrente de todo su público amado, esperando ansiosamente la canción inédita que hace meses su alcaldesa y cantante favorita les ha estado prometiendo.

Y al ser una despedida muy digna, también era de esperarse que se transmitiera en todas las canales televisoras de Nueva Donk.

Rosalina tenía muy en claro aquello, aunque se encontraba en medio de la celebración de su boda de alguna forma u otra quería estar presente en ese momento especial de su 'amiga'. En medio de la distracción de los invitados, la mayoría un poco pasados por el alcohol que abundaba en la sala de fiesta, e inclusive el mismo novio, se acercó Waluigi sigilosamente hacia la novia.

"Sé que quieres ir..." Le susurró a la par mientras veía a su alrededor como forma de disimulación.

Rosalina también miro a su alrededor de forma discreta, para luego bajar su tono de voz "Sí, pero prácticamente es imposible... estoy en medio de MI boda. Y el teatro donde posiblemente ya haya comenzado su festival está al otro lado de la ciudad."

"Pero con magia puedes aparecer en cuestión de segundos." Dijo al hacer descubrir la varita mágica de Rosalina, que en todo este tiempo estuvo cuidando bajo su manga.

"¡Mi varita!" Expresó con cierta emoción al sentirla nuevamente entre sus manos, para después ver a Waluigi "¿Te atreviste a tomar mi varita?"

"Agradéceme que no fui descubierto en el intento, por poco y tu ya ahora esposo casi me descubre." Dijo con un suspiro al final "Sé que en esta fecha 'importante' hicieron un pacto en la que tú no debías de utilizar algún tipo de magia, pero si decides romperla con ir al festival... adelante." Asintió con su cabeza.

"¿Tú crees que sea correcto?" Arqueó una ceja al realizarle esa pregunta.

"La respuesta correcta está únicamente en tu corazón." Señalo su propio pecho "Cualquier decisión que tomes será la correcta, o sigues festejando esta nueva faceta de tu vida o... decides escaparte unos cuantos minutos para disfrutar de lo que queda como festival de despedida."

Rosalina nuevamente cayó en un estado de reflexión, Waluigi pone su mano en el hombro de esta, añadiendo:

"Un conjunto de ropa te está esperando en el baño de mujeres, en el cubículo de inválidos. Digo, por si piensas ir necesitas pasar por desapercibido ¿o acaso piensas ir con ese vestido de novia?"

Rosalina simplemente río ante la pregunta de Waluigi, sintiéndose un poco más relajada.

"Tú tienes la decisión final, Lina." Concluyó con un tono de suspenso para después alejarse lentamente de ella.

Rosalina se acercó lentamente hacia el baño de mujeres, y, aunque al inicio dudaba en entrar al final de cuentas lo hizo. Para su fortuna, nadie andaba deambulando por ahí ya que la mayoría andaban entretenidos por el espectáculo que se estaba dando en la boda, incluyendo a sus cuatro y grandes amigos.

Con el pulso tembloroso de su mano, tomó la puerta del cubículo del baño que pertenecía a la de inválidos y, justo como lo había dicho Waluigi, ahí andaba escondido un traje discreto a la medida de Rosalina. Ahora con su varita en mano, no le fue complicado quitarse el vestido de novia, quedando semidesnuda unos cuantos segundos. Pronto se puso el conjunto de ropa: una camisa holgada de manga larga, unos pantalones de mezclilla y unos cómodos tenis deportivos que hacía conjunto con una gorra y unos lentes de sol. Todas las prendas y accesorios eran de color negro, el color perfecto para no ser el blanco de atención y más en la luminosa noche de Nueva Donk.

A como pudo logró esfumarse del lugar sin ser vista, todo gracias a su magia. En cuestión de segundos fue como se había teletransportado al teatro municipal, justo en la mejor vista para presenciar a Pauline.

"Es un honor estar aquí esta noche, compartiendo con todos ustedes. En esta ocasión tan especial, quiero dedicarles una canción que habla de la espera y la esperanza, de esos momentos en los que el amor no es correspondido, pero aun así nos negamos a dejarlo ir..."

Pronto el público comenzó a vitorear con mucha fuerza, porque presentían de que se trataba de su tan esperada canción inédita, una canción que con el indicio de su discurso pareciera ser una de desamor, esas que se denominan como 'corta venas'. A Rosalina, como a muchos de su alrededor, les llamó demasiado la atención el como comenzó a describir el tema.

"Esta canción para todos nosotros que hemos amado en silencio, que hemos aguardado con paciencia y enfrentándonos el sufrimiento día a día por un amor no correspondido. Aquellos nosotros que suplicamos por un ruego, por un poco más de tiempo, por una última oportunidad para demostrar lo que sentimos... por esperar un poco más."

Nuevamente el público vitoreó con mayor fuerza, ansiando ya por el inicio de la canción. Muchos de ellos comenzaron a ovacionarla, y claramente conmocionada por el apoyo, soltó unas cuantas lágrimas de agradecimiento (que a su vez estaba mezclado por la melancolía que sentía en estos momentos).

"Espero que esta canción llegue al alma y les recuerde que, a veces, un poquito de esperanza es todo lo que necesitamos... aunque sabemos que todo ya está perdido en el abismo, en la nave del olvido." Suspiró para tratar de aclarar su garganta, que ya lucía un poco entrecortada por los sentimientos encontrados el recordar la inspiración de su canción.

Espera
Aún la nave del olvido no ha partido
No condenemos al naufragio lo vivido
Por nuestro ayer, por nuestro amor, yo te lo pido
Espera
Aún me quedan en mis manos primaveras
Para colmarte de caricias todas nuevas
Que morirían en mis manos si te fueras
Espera un poco, un poquito más
Para llevarte mi felicidad
Espera un poco, un poquito más
Me moriría si te vas
Espera un poco, un poquito más
Para llevarte mi felicidad
Espera un poco, un poquito más
Me moriría si te vas
Espera
Aún me quedan alegrías para darte
Tengo mil noches de amor que regalarte
Te doy mi vida a cambio de quedarte
Espera
No entendería mi mañana si te fueras
Y hasta te admito que tu amor me lo mintieras
Te adoraría, aunque tú no me quisieras
Espera un poco, un poquito más
Para llevarte mi felicidad
Espera un poco, un poquito más
Me moriría si te vas
Espera un poco, un poquito más
Para llevarte mi felicidad
Espera un poco, un poquito más
Me moriría si te vas
Espera un poco, un poquito más
Para llevarte mi felicidad
Espera un poco, un poquito más
Me moriría si te vas

La interpretación de Pauline conmovió a todos los presentes, incluyendo a Rosalina, quien, desde el anonimato de su disfraz negro, sintió cada palabra de la canción resonar en su corazón.

Después de la conmovedora presentación de su canción inédita, cerró con broche de oro con la canción favorita del público: 'Jump Up, Super Star!'. Luego de aquella canción, Pauline se retiró del escenario entre aplausos y ovaciones.
Caminó hacia su camerino, sintiendo aún la emoción del momento. Al abrir la puerta, se sorprendió al encontrar a Rosalina esperándola en el interior.

"¿¡Rosalina!? ¡Qué sorpresa verte aquí!" Exclamó Pauline, visiblemente emocionada por la inesperada visita, sintiendo un torbellino de emociones en su interior "¿Pero no se supone que te estabas casando?"

Rosalina sonrió tímidamente, nerviosa por la reacción de Pauline. "Lo siento, Pauline. No quería interrumpirte, pero necesitaba verte... quería verte en esta despedida."

Pauline se acercó a Rosalina y la abrazó con cariño. "No te preocupes en absoluto, querida. A pesar de todo estoy feliz de verte aquí, enserio..."

Rosalina respiró hondo antes de hablar "Necesitaba escapar por un momento de la boda..."

Pauline asintió comprensivamente "Por cierto, aunque no estuve físicamente allá quiero decirte que estuve todo este tiempo, entre mis ensayos, escuchándola bajo una estación de radio." Suspiró un poco afectada "Quiero decirte que, felicidades por tu boda. Espero que te vaya muy bien, Lina."

Rosalina suspiró, con un brillo entre sus ojos como si quisiese llorar "Gracias... gracias Pauline"

Pauline sonrió, emocionada y a la vez triste por Rosalina. Simplemente refundió sus emociones negativas bajo un abrazo sin previo aviso. "Y realmente significa mucho para mí que estés aquí y que hayas disfrutado de la canción... ¿sabes por qué?"

"¿P-Por qué?" Preguntó después de un cierto tiempo de silencio, separándose del abrazo, limpiándose discretamente las pocas lágrimas que cayeron en su rostro.

"Porque... la hice inspirada en ti." Dijo con ciertos nervios "¡P-Pero no pienses mal! Puedo decirte que finalmente ya superé nuestro pasado, precisamente sellándolo con esta canción y reafirmando que quiero únicamente tu amistad, claro, si tú también me lo permites.

Rosalina asintió, una sensación de alivio inundándola. "Claro que sí, Pauli. Claro que sí."

Las dos amigas se abrazaron una vez más, compartiendo un momento de conexión y apoyo mutuo. Para Rosalina, ese breve encuentro con Pauline había sido un bálsamo para su alma en medio de la confusión y la incertidumbre de su boda... y aunque por un lado era amargo por el hecho de escuchar bajo las propias palabras de la cantante de la 'superación' de sus sentimientos clandestinos hacia la protagonista de la boda, por otro lado era dulce. Finalmente se sintió esa calidez entre ambas y el querer reconstruir esa amistad que solía ser muy estrecha.

Y así es como concluye esta historia de desamor, con una incógnita sobre el pasado entre Pauline y Rosalina, pero que al final de cuentas lograron superar: Pauline con su música, Rosalina con su nueva vida, y sus amigos con el apoyo mutuo que siempre se brindaban. Así, la nave del olvido seguía su curso, llevándose con ella las penas y los recuerdos, pero dejando siempre una chispa de suspenso para el futuro.

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