Es difícil aprender el significado de la vida,  pero es más difícil vivir una vida sin significado.

-¡Señoraaa! - Grite a todo lo que daban mis pulmones.

La señora había sido atropellada por el automóvil,  quedando en medio de la carretera,  no me cabía en la cabeza el echo de que absolutamente nadie se acercara a ver si la anciana se encontraba bien, las lagrimas comenzaron a caer por mi rostro sin razón alguna, nada en este día había salido bien y todo estaba tornándose cada vez peor , mientras que mis piernas comenzaban a moverse contra mi voluntad  hacia donde se encontraba la señora.

De pronto una ligera ventisca hizo mover algunos mechones de mi cabello susurrando cerca de mi oído  con velocidad y casi inaudible - No vallas -  quede paralizada por un breve momento.En ese instante sentí que el mundo giraba a mi alrededor, me encontraba mareada y con nauseas, quería caminar hacia donde se encontraba la anciana a pesar del estado en el que me encontraba aun quería ayudarla. Así que me moví con lentitud del sitio en donde estaba parada y confundida, pero justamente cuando me encontraba  frente al cuerpo de la anciana alguien toco mi hombro.

- ¿Oye te encuentras bien? - Pregunto la voz de una mujer joven.

Cuando me gire a verla me di cuenta de que había muchas personas con la mirada fija sobre mi, y la suya no era la excepción. Estaba varada en medio del transito, los autos hacían sonar su claxon cada tres  segundos, y no solo eso el murmullo y la mirada extrañada de las personas me hacia sentir incomoda, todos tenían la misma mirada, todos menos la mujer que me había hablado.

- ¿Que haces? - Pregunto con frialdad - ¿ Porque aun sigues aquí? - Dijo girándose hacia el otro lado de la calle.

- ¡Hay una anciana que ha sido atropellada! ¡Debemos llamar una ambulancia! - Dije con voz preocupada, las piernas me temblaban aun tenia mareos ¿¡demonios que debo hacer!? me dije a mi misma, había regresado mi tic nervioso  de moverme las uñas cuando estaba muy asustada.

- Mira de nuevo - Dijo girando su rostro hacia mi, gire bruscamente hacia donde se suponía debía estar el cuerpo de la anciana. Los ojos se me abrieron como platos, no había nadie... no... no había nadie atropellado en medio de la carretera, mire mi puño en donde debía estar el listón rojo que la anciana me había dado no estaba tampoco, pero tenia algo dentro de mi puño así que levante el puño cerca de mi rostro pálido y confuso.

- ¿No crees que ya es hora de despertar Lindsey? ¿Porque demonios sigues dormida? - Me dijo con una voz tan fría y aspera, la piel se me puso de gallina y los vellos de los brazos se me erizaban

En ese preciso instante  todo se obscureció, y las personas que me observaban se volvieron sombras monstruosas, a excepción de esa mujer de piel pálida y cabellos oscuros. Las sombras se hicieron largas y muy altas en dirección hacia mí.

- ¡DESPIERTA YA MALDITA  SEA!

En ese momento abrí los ojos, estaba en mi departamento, acostada sobre mi cama y con el pelo revuelto como todas las mañanas, mire mi puño estaba cerrado, así que lo comencé a abrir con lentitud y lo que estaba dentro de mí puño era... era tierra y esta desprendía un olor metálico. Abrace mis piernas con fuerza y comencé a temblar, acurruque mi cabeza sobre ellas  y comencé a llorar.

- ¡Dios mio, ese sueño fue real! - me dije a mi misma con voz quebrada, - ¿Quien era la mujer de cabellos oscuros?