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16- Pink

Las princesas no tienen tiempo de hacer amigos.

La reina había solicitado mi presencia en el castillo debido a una reunión especial. El motivo es porque era veinticuatro de diciembre y en la noche iniciaría en festival de luces. Se supone que toda la familia se reúne, come una cena y después van a ver cómo rayos de luz se disparan desde las cuevas de cristal hasta el cielo. Un fenómeno que aún se estaba investigando pero era una tradición verlas en familia desde que los primeros colonos de cristal llegaron a estas tierras. Habían muchos mitos con respecto a ello. Unos decían que era causado por los dragones de cristal que estaban en el subsuelo inexplorado de la nación y otros creían que era un simple recordatorio de que los dioses seguirían maldiciendo a la nación causando el nacimiento de destinados. La primera opción suena más científica, menos pesimista y más realista. Ahora que recuerdo, escuché algo acerca de un dragón de cristal en una cueva cerca del refugio de la capital. Nunca lo ví pero no dudo de su existencia.

El evento comenzaría al anochecer y mientras que los mayores se emborrachaban, Charles y yo pensaríamos en nuestro nuevo plan. Ya tenía una idea muy clara en mente, pero debía plantearsela y ver el punto de vista de otra persona. Algo que nunca hice con Alek, pero es porque a él no le agradan mis perfectos planes. Le tiene miedo al éxito y yo no. Las cosas como son.

—¿Tú a dónde irás? —le pregunté a Auglia que se estaba delineando los ojos.

—¿Después de dejarte en el carruaje con los guardias? Iré con mi familia. Tengo cuatro hermanos esperándome fuera de la ciudad.

—¿No deberían estar en el refugio también?

—Ellos eligieron vivir con nuestro padre y yo con mamá, con eso te digo que ellos están en contra del sistema de contención de mágicos. Puede que no lo sepas, pero en esta ciudad multan a los destinados que están en la calle después de las nueve, excepto por los agentes que hagan turno nocturno.

—No lo sabía. Ahora, hablame de los mágicos que no son destinados. Cómo los lobos, vampiros y demás. No sé nada sobre el tema.

—¿Cómo es que no sabes nada sobre el tema? Literalmente es historia de primaria.

—Viví bajo una roca por dieciséis años. Ahora habla.

—De acuerdo —suspiró—. Los vampiros y licántropos habitaban estas tierras antes de que los colonos de cristal llegarán a aquí. Los lobos el norte y los vampiros el sur. Los licántropos comenzaron a multiplicarse y los vampiros temían que los lobos quisieran invadir el sur, pero no hubo guerra, porque los que invadieron las tierras fueron los humanos.

—Entonces, ¿la guerra entre lobos y vampiros nunca sucedió?

—No. En realidad, los licántropos y los vampiros suelen ayudarse entre sí. La verdadera guerra fué entre los humanos de cristal y los mágicos. Se creía que los humanos eran débiles y que no se atreverían a pelear contra seres mágicos. Pero después, ellos de alguna manera misteriosa también tuvieron magia muy poderosa. La magia de los humanos tenía un orden, formulas matemáticas y muchas cosas que los lobos no entendían y que los vampiros odiaban. Los de cristal se quedaron con las tierras, los lobos se fueron a los campos inhabitables e infectados de Téras y los vampiros se fueron al subsuelo.

—¿Y qué pasó después? No tiene sentido que los humanos de cristal odien la magia después de haberla utilizado para ganar la guerra. Tuvo que haber sucedido algo más.

—Pues sí, sucedió algo más. Pero es solo una leyenda.

—Cuentalo igual. Valdrá la pena informarme.

—Los humanos usaban reliquias especiales para hacer magia, por lo que la magia no estaba en su naturaleza. Pero se cree que una mujer pactó con Zanamo, el dios de la tierra, para que la magia de los cristales se fusionara con los humanos. Los científicos tienen una forma diferente de contar las cosas. Dicen que los cristales irradian una energía que afecta a la biología humana y la hace capaz de producir y manipular esa energía. Ambas definiciones dicen lo mismo de una manera diferente.

—¿Eso quiere decir que los humanos de cristal no eran humanos de cristal?

—Eso, princesita, es la respuesta a este dilema histórico. Los humanos vinieron de algún lado y evolucionaron gracias a la magia de los cristales.

Pensé con seriedad en el tema.

Si los humanos de cristal no hubieran llegado, el planeta vida no sería lo que es ahora.

—Supongo que no hay registro de humanos es otras partes del planeta vida.

—Claro que sí. Hay leyendas sobre un humano que fué adoptado por sirenas y las criaturas habitantes de la nación de la tierra cuyo nombre no recuerdo, son productos descendientes de humanos y una supuesta falla mágica que los transformó en lo que son ahora. O al menos eso fué lo que escribieron los antiguos destinados en sus diarios de viajes. Deberías leer más.

—Leer no es para mí —dije terminando de pintarme las uñas—, prefiero ver las cosas por mi cuenta mientras elaboro mis planes. Conozco a unos dos a los que sí les fascina leer.

La imagen de Alek y Vanessa cayó sobre mi memoria como un yunque y puse una sonrisa irónica sin darme cuenta. Auglia se me quedó viendo con cara de asco.

—Ya vámonos, tienes que ponerte el vestido para la gala o lo que sea que hagan los ricos en el día de las luces.

Tomé mis cosas, más específicamente mi celular, mis audífonos y mi labial antes de salir. ¿Por qué el labial? Porque este labial tenía más secretos que mi hermano en la cena navideña a nuestros catorce años.

No saben cómo amo que los refugios sean pequeños comparados con la ciudad pero grandes para ser una residencia común. Puedes caminar desde tu casa a la carretera sin cansarte. Y qué bueno, porque no transitan autos dentro del refugio. Lo único con ruedas son los carritos que llevan las provisiones al espacio cerrado en el sótano de la cafetería y los robots en el almacén. Llegamos a las rejas y estaba allí un carruaje blanco y azul esperándome junto a varios caballeros escoltas sentados sobre caballos blancos. Tenían pequeños diamantes adornando sus armaduras, lo que indicaba que eran del rango más alto y los más calificados para ser los guardaespaldas de la familia real. No faltaron las miradas de los destinados que entraban y salían por las rejas.

Al verme, los caballeros bajaron de sus monturas e hicieron una reverencia.

—Adiós, rosita. Te veo en dos semanas.

—Goodbye.

El paseo por la ciudad hacia el castillo fué bastante tranquilo. No hubo reporteros intentando volcar el carruaje con tal de sacarme información ni hubo paradas para saludar a los plebeyos desde la ventana. Al llegar al castillo fuí recibida por la reina Lidia, lo cual me dejó anonadada, ya que la reina normalmente se limitaba a enviarme recados sobre lo que debía o no debía hacer.

—Gracias por traerla —dijo la reina que vestía unos pantalones acampanados y una camisa de manga larga color blanco. Su cabello era castaño, largo hasta la cintura, ondulado y muy radiante.

Tuve el impulso de hacer una reverencia hasta que la mirada fría de la reina me congeló en cuestión de un microsegundo. Me bajé del vehículo y caminé junto a la reina entrando a la gigantesca estructura. La simple prescen

—Buenas tardes, majestad.

—Oh, querida —Sonrió la reina—, puedes llamarme tía Lidia. Ya eres princesa y no tienes que tener esas formalidades con el resto de la familia real.

—Se lo agradezco... tía Lidia. ¿A qué se debe que me recibiera?

—¿Directa al grano, eh? Pues, quería felicitarte, has sido bien recibida por la mayoría de la población. Sin embargo, aún hay muchos ciudadanos que no creen que tú seas la verdadera princesa. Pero ya un par de análisis de sangre fueron hechos y ya fuiste coronada, así que lo que queda es que asumas tu papel en la monarquía.

—¿Cómo que, mi papel en la monarquía?

—Quiero que des un discurso esta noche, será transmitido a todo el reino. Normalmente el discurso es emitido por mí o por Gwendolyn, pero es necesario que seas activa con los medios para mantener tu imagen de princesa.

—De acuerdo. Daré el discurso familiar. ¿Algo mas?

—Necesito que busques la manera de ayudar a la familia, que los plebeyos crean en nosotros. Yo controlo las donaciones a los refugios, Gwendolyn siempre envía recursos a los jóvenes que necesitan estudiar desde los campos, Charles hace fiestas para recaudar fondos que van a orfanatos y Leroy mantiene el avance de la tecnología en toda la nación. ¿Que camino tomarás tú?

—Ya tengo algo en mente, de hecho, podría aprovechar el discurso para anunciarlo.

—Puedes gastar cierta cantidad de dinero con tal de mantener la credibilidad de la gente. Confío en tí, Pink.

Y se fué caminando hacia la escalera.

Respiré profundamente. Existen dos cosas que no tolero de absolutamente nadie, una de ellas es ser manipulada como si fuera un peón, la otra cosa que no tolero...

***


Me ví en el espejo de mi habitación del castillo, vistiendo un enorme vestido rojo y una corona algo pesada. Muy poco tiempo de preparación para mí discurso, pero eso no me traía preocupada. Lo que en realidad me mantenía confundida eran la cantidades de cajas con botellas de alcohol que estaban llevando al salón de fiestas del castillo. No pensé que vendría tanta gente, pero al parecer al rey Leroy se le ocurrió que hacer una fiesta era la mejor opción para estas fechas. Bajaba por las escaleras acompañada por algunas sirvientas que vestían todas el mismo vestido blanco y el mismo peinado que consistía en un moño bajo. Por lo que me habían informado a través de mi móvil, estas nuevas sirvientas tenían una particularidad y es que sabían pelear. Decidieron buscarme unos guardaespaldas que pasaran más desapercibidos.

Me detuve un momento y busqué mi labial en el bolso de mano.

—Nos encontramos de nuevo, rosita —dijo una molesta voz que reconocí en cuanto pronunció la primera sílaba.

—No molestes Sheryl —le respondió Charles—. Te ves muy bien, prima.

—Lo mismo digo de tí, primo —sonreí de satisfacción y puse el labial en su bolsillo—. Ya sabes que hacer con eso.

—¿Desde cuándo usas labial, Charles? —se quejó la castaña—. Cuando nos besábamos lo detestabas.

—Solo te puse una condición para venir, Sheryl —le respondió el rubio secamente—. SOLO UNA.

—De acuerdo, esa fué mucha información. Si me disculpan, voy a saludar a los invitados y a preparar todo para el momento del discurso familiar.

Caminé por todo el salón observando a todos los invitado y a sus hijos. Fijándome primeramente en una familia en particular, una pareja de millonarios dueños de una empresa que fabrica los relojes de los destinados y su hija; una chica con el cabello rojo como la sangre y los ojos color ámbar, pero lo que más me llamaba la atención en ella era el círculo luminoso que tenía en medio de la frente. Fuí con ellos y los saludé como con los otros invitados, sim embargo, teniendo un propósito diferente con estos.

—Buenas noches, su majestad —dijo el hombre haciendo una reverencia junto con su esposa y su hija.

—Conmigo no es tan necesaria la reverencia a no ser que esté la reina o la princesa Gwendolyn presentes —les sonreí—. Después de todo, fuí una plebeya diecisiete años de mi vida.

—Es cierto, pero nos honra el estar con la realeza. Es la primera vez que somos invitados al castillo, después de todo, ganamos mucho cuando comenzamos a fabricar lo relojes. Los destinados de esta ciudad prefieren pagar por añadir funciones a sus dispositivos.

—Tiene sentido, viendo lo quisquillosos que son.

—Dos destinados en la familia real —dijo la esposa—. ¿Quién lo diría? Y todos nos veían raro por tener una hija mágica. ¿Verdad, Mackenzie?

—Sí, mamá —la voz de la chica era dulce, pero espeluznante, hablaba sin ninguna emoción. Debía de tener unos catorce años.

—Entonces te llamas Mackenzie —la miré a los ojos con entusiasmo—. Espero verte en el refugio cuando inicien las clases.

Atención a todos los invitados y a los miembros menores de la familia real —sonó la voz del rey Leroy—. Estamos por dar inicio a la celebración. Antes del esperado espectáculo de luces, les pedimos cordialmente a todos que hagan presencia en el patio frontal del castillo para escuchar el discurso preparado por una dama de la realeza.

Ya era el momento. Tenía listo lo que diría al estar frente a las cámaras y definitivamente dejaría a la reina en su sitio. Oportunidades como estas no las dejo pasar, tenía en mi mano todo el poder de hacer que mis secretos jugaran a mi favor. Todos salimos por la puerta principal, algunos adultos ya con copas llenas de bebidas alcohólicas mientras que sus hijos mayores coqueteaban y los menores se encontraban todos alrededor de Jason, quien intentaba aparentar que no le importaba cuando en realidad estaba muy al tanto de la situación y le incomodaba.

Me puse frente al podio blanco en forma de columna griega, a un lado de Leroy. Todos estaban expectantes viéndome; niños, adultos, cámaras transmitiendo a toda la nación. Era el momento perfecto para romper el silencio que se había formado.

—Buenas noches, Nación de Cristal. Este ha sido un año bastante bueno para todos, superamos la crisis económica que habíamos cargado desde la guerra, nuestros científicos han dado enormes pasos en sus investigaciones sobre la energía mágica y los destinados se han vuelto nuestros protectores oficiales. Todos somos testigos de un futuro brillante y lleno de prosperidad para todos, pero no sería un futuro tan bueno para aquellos que no tienen lo que necesitan justo ahora, como yo, Pink Prince necesité a mi familia durante toda mi vida, hasta que al fin la encontré. Sé lo que es vivir sin conocer quienes son mis padres y sin tener un sitio seguro para mí. Llegué al refugio de la capital hace solo cuatro meses y descubrí que tener un lugar seguro es algo maravilloso.

Miré a la reina que me observaba mientras bebía un sorbo de su vino y me juzgaba con la mirada. Sonreí y seguí hablando.

—Hace un mes el internado de esta misma ciudad fué asaltado por un grupo de destinados, incluyéndome. Los chicos que residían en dicho lugar fueron trasladados a un campamento en los campos con comida, educación y también con algunas granjas cerca. La mayoría de ellos volvieron con sus familias, pero hay una parte de ellos que son huérfanos y fueron enviados al internado por cuestiones de mal comportamiento, estos también están siendo educados adecuadamente. Vengo a informarles como fundadora del campamento que las inscripciones estarán abiertas a todo público al llegar la primavera. El campamento funcionará como centro educativo autorizado por la segunda princesa de la nación de cristal y estará supervisado por tutores destinados. Chicos huérfanos en casas de albergue alrededor de todo el país que ven esto, también pueden acceder, el campamento tendrá la capacidad de mantener al menos a dos mil chicos. Y sí, este campamento es específicamente para varones. Tendré en mis planes futuros un campamento para chicas o ampliar el campamento actual. No solo quiero ser la princesa por un título, quiero ganarme este puesto con el altruismo social que debe mantener la nobleza. Muchas gracias a ustedes y que disfruten el festival.

Aplausos por parte de los invitados y el sonido de las cámaras sacando fotos son lo siguiente que recuerdo.

Luego de ese anuncio la reina se sirvió otra copa de vino, la princesa Gwendolyn se sirvió dos copas de un tipo de alcohol que olía a manzana y ni hablar de las cantidades de lunanueva —equivalente al whisky de la tierra— que bebió el tío Leroy. Así es como descubrí que los tres miembros mayores de la realeza tienen un serio problema de alcoholismo. Ví a Sheryl intentando hacer que Charles bebiera, pero no veía a Jason por ningún lado y eso me traía nerviosa, hasta que escuché esa voz por segunda vez en mi vida esa noche.

—Buen discurso, princesa —dijo Mackenzie a mi espalda.

—Ah —me volví hacia atrás para verla—, muchas gracias. ¿De casualidad no has visto al príncipe Jason?

—Veamos —el círculo luminoso en su frente parpadeó y ella pasó su mirada como si fuera un radar—. Veo energía mágica dorada moviéndose debajo de la mesa y solo habemos tres mágicos aquí así que, diría que tu primito se está escondiendo de los otros niños.

—Sí suena a algo que haría él. No le gusta llamar la atención, aunque supongo que es difícil no hacerlo cuando eres el príncipe, eres mágico y tienes los ojos dorados.

—Así son las cosas —su voz no me transmitía nada bueno, pero tampoco nada malo, es como si algo en ella no dejara ver sus emociones—. A mí tampoco me gusta llamar la atención pero mi tercer ojo es muy llamativo.

—Oh, ¿eres una dimani, verdad?

—Exacto, con mi tercer ojo puedo percibir todo tipo de energía mágica.

—¿Entonces, solo percibes personas mágicas con él?

—No, percibo todo lo que está vivo y todo lo que esté cargado con magia. Todos los humanos de cristal tienen magia en cierta cantidad, la diferencia es que los destinados la canalizan todo el tiempo sin darse cuenta y además tenemos alteraciones físicas que nos permiten usarla de una manera específica. Por ejemplo, Golden Eyes, altera lo que toca y observa al mismo tiempo, según lo que sé.

—Sí, no solo transforma cosas inorgánicas en oro, puede alterar el estado consciente de las personas en ciertos casos.

—Muchos dimani tienen un tercer ojo como yo, eso es una alteración física. En realidad ustedes también pueden desarrollarlo con el tiempo, aunque quizá no les funcione igual de bien que a nosotros.

—Yo hago flores que me permiten amplificar los poderes de los demás. De hecho este collar —le señalé— de rubí es el que detiene el crecimiento desenfrenado de estás flores y el de mi cabello.

—¿Por qué detenerlo, cuando puedes liberarlo y saber de qué eres capaz?

Su pregunta me dejó pensando unos segundos.

—La verdad, no lo había pensado.

Luego ví algo sorprendente. Un rayo de luz salió disparado hasta el cielo desde alguna parte de los campos, más luces aparecieron, en siete colores: rojo, naranja, verde, amarillo, azul índigo, violeta y muy a lo lejos se vió uno magenta. El magenta se me hizo bastante raro de ver, casi como si estuviera viendo algo inaudito, ya que el color magenta no existe cuando hablamos sobre los colores en base a la ciencia de la luz. Eso lo hacía ver aún más mágico.

Ya todo estaba preparado para el día siguiente. Ví que Charles sacó el papel que yo escondí en el labial que le entregué y lo leyó por varios segundos. Seguido de eso, hizo una llamada desde su celular. Sheryl apareció después bastante ebria. Dioses, de verdad esa chica es un caso desastroso.

Al final, no sabíamos lo que nos esperaba una semana después.

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