Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Parte 13.


Al día siguiente me desperté debido a un ruido, sonaba como una puerta al cerrarse bruscamente. Nada más abrir los ojos me di cuenta de que estaba sola en la habitación, salí con una camisa de botones de Elliot y la ropa interior.

Encontré a Austin haciendo el desayuno y la vergüenza se hizo presente debido a mis pintas. Me vi pensando en cuanto habrían oído él y el pequeño de los hermanos.

- Buenos días.- me dijo sacándome de mis ensoñaciones.

- Hola, siento mucho no estar presentable.

- Tranquila, no deberías hacerte pasar por alguien que no eres, solo sé tú misma, si no te quieren así no valen la pena.

- ¿Esa es la razón de la discusión de ayer?

- Sí, por lo visto mi personalidad deja mucho que desear.

- Creo que eso tiene que ver con que formes juicios de la gente sin ni siquiera conocerlos, por ejemplo a mí me llamaste criada.

- Lo siento mucho.- me dijo agachando la cabeza.

- No te preocupes, yo pensé que eras un cínico pedante. Ahora me caes algo mejor.

- ¿Por qué?

- Porque me has dejado conocerte y digamos que nunca te imaginé haciendo el desayuno.- respondí al borde de un ataque de risa.

De repente Elliot salió de su despacho, al verme vino directamente hacia mí y me tomó de la cintura para besarme apasionadamente.

- Deberías guardar la compostura.

- Estoy en mi casa, hermano.

Austin levantó las manos en señal de paz y siguió con la tarea, Elliot recibió otra llamada al teléfono.

- Cógelo, te preparo café y te lo llevo ahora.- le dije antes de darle un beso juguetón en los labios.

- De acuerdo, te quiero.

Elliot caminó hasta su despacho de nuevo, dejándome a solas con su hermano mayor en la habitación.

- Parece que a mi hermano le ha dado fuerte contigo.

- Se llama amor.

- El amor es solo un negocio lleno de mentiras.

- Lamento discrepar ante tu opinión pero, para mí tu hermano es tan importante como para ti el negocio familiar, por lo viso es lo único a lo que le tienes verdadero aprecio.

- Vaya, parece que te he subestimado, tienes mucho carácter y te expresas con atrevimiento y franqueza, me gusta.

- Te dije que es bueno conocer a la gente antes de formarte ningún juicio sobre ellos.

Tomé el café que había preparado y lo llevé al despacho de Elliot, al entrar vi varios papeles sobre el suelo y a mi amor pasándose las manos por el pelo en señal de desesperación. Me acerqué a él con cuidado, al verme se relajó un poco y me hizo un gesto para que me sentara en su regazo.

No me dijo nada con la excusa de no querer preocuparme a lo que le respondí que me enteraría de algún modo u otro, ya que soy la abogada del bufete.

Al final accedió a contarme lo que ocurría.

- Era mi padre.- me dijo.

- Tranquilízate mi amor, no quiero obligarte a cortarme nada que no quieras.

- Siento haberte preocupado, por lo visto tengo que ir a una fiesta que él organiza y si no voy acompañado de una dama de su agrado me obligará a tomar matrimonio con una que él elija.

- Bueno, entonces... ¿se puede saber a qué esperas para invitarme?- le dije en broma.

- ¿De verdad vendrías conmigo a ese lugar?

- Por supuesto, pero solo si tú quieres.

- Nada me haría más feliz, mi lady.

- Entonces iré contigo.

- Gracias, mi vida.- me dijo antes de estrecharme entre sus brazos, dejándome notar su sonrisa ya que sus labios estaban pegados a mi cuello.

La fiesta seria dentro de un mes y yo apenas podía contener los nervios, por fin conocería al padre de familia, la ascendencia de Elliot, Alex y Austin.

De todos modos esa no era la única sorpresa que me daría la vida a corto plazo.

Pocos minutos después Alex se despertó y comió tortitas como si no hubiera mañana, de todas maneras no estaban tan buenas como las mías, según el pequeñajo.

Parecíamos una familia de toda la vida, incluso Austin me estaba aceptando. Yo ya era feliz, no necesitaba nada más en el mundo, simplemente quería que esto nunca acabara.

Esa tarde Elliot desapareció durante algunas horas y a la noche me invitó a cenar fuera en lo que era un cita íntima y una velada agradable. Fuimos a un buen restaurante, mi favorito, ya que era el mismo en el que habíamos ido a comer el día en el que me dio mi primer beso.

Pedimos lo mismo que la primera vez en lo que se refiere a comida, la bebida dominante fue el champán.

Tuvimos una charla agradable sobre el futuro y un sueño que queríamos que se hiciera realidad. En algún momento de la noche, Elliot se levantó de la mesa, se arrodilló delante de mí y sacó algo del bolsillo de su chaqueta.

- Elizabeth Greene, ¿quieres casarte conmigo?- me preguntó abriendo la cajita.

En aquel pequeño cofre había un anillo hermoso de oro blanco con una piedra parecida a un diamante con forma de corazón, era precioso y muy sencillo a la par que elegante.

- Por supuesto que sí.- respondí mientras Elliot me colocaba el anillo en el dedo anular.

Todos en el restaurante comenzaron a aplaudir como locos e incluso algunos se acercaron a felicitarnos. Yo no podría ser más feliz de lo que era en este momento.

Bailamos casi toda la noche y fuimos a ver amanecer a la misma cala donde nos besamos por primera vez, fue una velada demasiado agradable para mí, estaba extasiada de la emoción y Elliot era incapaz de dejar de sonreír.

DOS SEMANAS DESPUES

Acabo de despertarme con nauseas, creo que estoy a punto de coger un virus de esos que te dejan fatal durante un día. Elliot se ha despertado por el ruido que he hecho y ha venido conmigo al baño, ahora mismo me recoge el pelo y me lo aparta de la cara.

Varias horas más tarde me encuentro en el medico, le explico los síntomas que tengo por ahora y me pregunta si he tenido relaciones en las últimas semanas, a lo que le respondo que sí. Me dice que es posible que esté embarazada y me pasa con el departamento de obstetricia y ginecología para hacerme la prueba de maternidad.

Unas horas después me dan los resultados, ya que me han puesto el volante prioritario para que se den prisa. Al llegar a casa miro dentro del sobre y veo que básicamente me están felicitando por el pequeño que está desarrollándose en mi interior.

¡VOY A SER MADRE!

De repente un millón de dudas crecen en mi interior, espero que sea una sorpresa agradable para Elliot. No sé ni siquiera como decírselo.

Alex entra en la habitación buscándome y al verme al borde de las lágrimas me abraza al instante.

- ¿Qué te pasa, Eli?

- Prométeme que no le dirás nada a tu hermano.- le digo totalmente seria.

- Me estás asustando.

- Prométemelo.

- Lo prometo.

- Te hermano va a ser padre.

- ESO ES GENIAL, voy a ser tío, Elliot se va a alegrar muchísimo.

- ¿Tú crees, Alex?- le digo llorando.

- No llores, le va a encantar, te lo aseguro.

- Gracias pequeñajo.

- Eh, que solo nos llevamos 3 años y medio.

- Ya, ya.- le digo despeinándolo.

Esa noche tuvimos una gran cena, preparé los mejores platos de los cuales conozco la receta, Elliot y Alex parecían encantados, incluso el mayor de los hermanos, Austin elogió mi forma de cocinar.

Todo estuvo tranquilo y nos estábamos divirtiendo mucho hasta que a Elliot se le encendió la bombillita de las ideas.

- No sé a que viene todo esto pero bueno, quiero decir una cosa.

Yo no sabía que era lo que quería decir pero estaba emocionada.

- Quiero anunciar que Elizabeth y yo estamos comprometidos desde hace dos semanas.

- ¿Por qué no nos lo habías dicho?- dijo Alex totalmente eufórico.

- Quería mantenerlo en secreto hasta que fuera el momento y creo que este es el adecuado.

- Yo también quiero decir una cosa.- dije en medio de toda esa felicidad.

- Estoy deseando saber qué es.- dijo Elliot atento a todo lo que hacía en ese momento.

- Estoy embarazada de dos semanas.- solté de un tirón.

Austin se quedó congelado, Alex sonreía y Elliot estaba a punto de llorar de la emoción. De hecho se levantó y me abrazó con todo el amor que sentía hacia mí, como si me fuera a escapar corriendo de su lado.

- Es la mejor noticia que puedes darme, mi vida.

- Pensaba que ibas a abandonarme si te enterabas.

- ¿Cómo iba a abandonarte por ese regalo? Eres lo mejor que me ha pasado en la vida y jamás volveré a dejarte ir.

Con esas dulces palabras y una cena maravillosa me fui a dormir. Pocos minutos después vino Elliot y se acurrucó a mi lado, susurrando a mi oído que me amaba.

----------------------------------------------------------------

Nos acercamos al final. Ánimo chicos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro