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10: Lo incorrecto a veces es bueno

Marie observó a Dean desde la caja, ese día no había mucha gente por lo que accedió sin problemas tomar el puesto de Evan. Vio como Dean hablaba muy entretenido con lo que creyó que era su amigo, no quería admitirlo pero le encantaba mirarlo cuando andaba desprevenido. Sabía que estaba conversando de algo de su interés por la manera en que sus facciones cambiaron, cuando él sonreía era porque de arte hablaba.

Su mejor amiga se acercó a ella y se dio cuenta de lo que estaba haciendo.

—Ve a hablarle, yo te cubro—dijo, colocó una mano en su hombro, Marie negó.

—Está hablando con un chico, no puedo interrumpir como si nada—respondió, Gretta rodó los ojos.

—Sí puedes hacerlo, que no quieres es diferente—comentó—. Te daré el mismo consejo que le di a mi hermano cuando tenía miedo de hablarle a la chica que le gustaba; la vida es muy corta para no hacer lo que deseas hacer, ¿te gusta ese chico? Pues ve y háblale, se ve que él también anda interesado con verte.

—Y si...

—Y si—repitió y negó —. ¿No te gustaría decir que por lo menos lo intentaste? ¿Que no importa si todo haya resultado mal, tuviste el valor de hablarle? Los y si son sólo palabras de los cobardes.

—Cuando el chico se vaya, voy y le hablo.

—¿Y qué pasa si él también se va?

—Regresará el viernes.

—¿Y qué si no lo hace? ¿Te arrepentirás de no haberle hablado hoy?

Marie suspiró, ella tenía razón y lo sabía pero tenía miedo de que las cosas ocurrieran mal, ella no quería que Dean se sintiera incómodo o un poco acosado por ella, debía darle tiempo pero tampoco quería resultar como Gretta le había dicho. Quería seguir su consejo pero quería seguirlo poco a poco.

—La próxima semana estará la firma de autógrafos de Joanne Jones, ¿quieres ir?

—No tengo nada que perder—se encogió de hombros y miró nuevamente a Dean—. Él...creo que él me gusta.

—¿Y por qué no se lo dices?

—Puede que no sienta lo mismo.

—Viene todo el tiempo para verte, te invita a salir y hasta lo he visto dibujando tu rostro, ¿de verdad crees que él no está ni un poco interesado?—dijo y buscó varios pedidos para colocarlos en su bandeja—. Sólo piénsalo, ¿por qué vendría a verte si no cree al menos que seas bonita?

Se marchó a una de las mesas para entregar el pedido. Marie le dio otra mirada al pelinegro, ¿será que era cierto lo que Gretta decía? La sensación de besarlo volvió a pasar por su mente, le había gustado mucho. ¿Qué podía hacer ella para saber lo que él pensaba? La única opción era preguntarle y no era realmente algo que se le hiciera tan fácil.

Observó cómo el otro chico se marchaba y se percató que Dean estaba caminando hacia ella, intentó parecer concentrada en lo que estaba haciendo.

—Marie—dijo el pelinegro llegando a su lado—, ¿qué tal todo?

—Pues ahí vamos —respondió divertida, Dean sonrió y empezó a jugar con los folletos que estaban en la barra—, ¿y tú?

—Hoy me regresan mi pintura—suspiró y su expresión cambió. Ella notó que estaba un poco triste—, Liam quiere que se la regale y como realmente no haré nada con ella, se la voy a dar.

—¿De verdad te encuentras bien con eso?

—Perdí, Marie. Nadie se encuentra bien con la derrota, sólo se debe aceptar y continuar.

—Me gusta eso Dean, creo que llegarás a ser un gran artista.

—Eso dicen, pero ¿cuándo llegará ese día? ¿Cuándo estará mi pintura al lado de una de Denisse Roscoe?

—Cuando estés preparado para eso —respondió—. El éxito no aparece de la nada y si aparece dura muy poco; el éxito lo logras con cada una de tus derrotas. Van Gogh tuvo que morir para que sus pinturas fuesen buenas, ¿crees que al primer intento lo ibas a lograr?

—Eso es lo que sucede en los libros, el protagonista siempre gana.

—Pero tu vida no es un libro, Dean. No esperes que las cosas sucedan a la primera porque necesitas aprender siempre de tus errores y cuando lo logres, entonces te convertirás en el mejor artista de la ciudad.

—¿Y qué si no lo hago?

—Lo harás —respondió ella con seguridad—; estoy segura de ello.

Dean suspiró y pensó que Marie sólo estaba dándole apoyo moral y que realmente no creía en lo que decía, pero no quiso tocar ese tema, ya tenía suficiente con la larga charla sobre psicología positiva que su papá le había dado.

—¿Sales muy tarde hoy?—preguntó, Marie vio la hora y luego se fijó en una pequeña cartelera que estaba en la pared.

—Estoy cubriendo a Evan, aunque según esto, sale en diez minutos.

—Entonces te esperaré—le sonrió y decidió sentarse cerca de ella para poder observarla.

¿Era raro decir que le gustaba como ella era? Su físico, su esencia, su forma de ser, Marie era perfecta para ser dibujada, como si fuese hecha para ser la modelo de sus obras pero ocurre un problema, Dean no quería aceptar que ella era perfecta para él.

Y quizás el hecho de ser perfecta era lo que hacía que él no quisiera estar con ella, porque la perfección le gustaba en su arte pero le aburría en su vida porque a pesar de que la perfección es una ilusión, Dean la consideraba posible debido a que  era algo subjetivo y la subjetividad dominaba el mundo.

—Dean—lo llamó Marie—, ya acabó mi turno—el chico se levantó de su puesto y la ayudó tomando el bolso que ella llevaba en sus manos—. Puedo llevarlo, no es necesario.

—Quiero hacerlo— comentó y se colocó el bolso en uno de sus brazos. Tomó su mano y caminaron por todo el bulevar, no había un lugar a donde ir, sólo iban a cualquier dirección.

Marie lo miró de reojo y sonrió, él se encontraba con la vista al frente observando la calle.

—¿En qué piensas?—le preguntó ella, Dean volteó a verla un poco desorientado.

—Creo que me gusta esto—respondió—, que te tome de la mano y lleve tu bolso a un lado. ¿Eso lo hacen los amigos o nosotros somos un caso especial?

—Somos un caso especial, Dean —dejó de caminar y él hizo lo mismo, ella lo miró por unos segundos a los ojos.

Dicen que los ojos te abren las puertas a lo que es realmente una persona, la mirada es la clave de entenderla y uno debe aprender a descifrar lo que dice. La mirada de Dean le mostraba seguridad pero al mismo tiempo inquietud, le daba una sensación de armonía y no quería romperla rápido.

—Porque los amigos no piensan en querer besar a su compañero y en este momento es lo que yo quiero hacer—continuó hablando, el corazón de Dean se aceleró un poco y temió por lo que podría suceder a continuación.

No era como si él no lo quisiera, realmente le había gustado pero no estaba seguro de qué sucedería en su relación, él quería que se quedara como estaba sin embargo sabía que si volvía a besarla, las cosas cambiarían.

—Marie, no sé si sea lo correcto.

—¿Lo correcto para quién?

Dean suspiró, ¿estaba mal si a pesar de ser incorrecto él la besaba?

Suspiró. Realmente no le importaba si estaba bien, no le importaba si era lo necesario, sólo le importaba el deseo y las ganas de tener que volver a sentir sus labios. Y sin importar nada más, la jaló hacia él, tomó su cara con una mano y besó suavemente sus labios.

~•~

Dean llegó a su casa una hora después y se encontró con Gastón en la sala estudiando junto a dos chicos que él no conocía, pasó cerca de ellos para ver qué hacían y se aburrió con sólo ver todas esas leyes que ellos debían leer; eso no era lo suyo, sólo su hermano podía ser bueno en eso.

—Tu pintura está en tu habitación —dijo su hermano—, llegó como hace una hora—Dean asintió y se sentó en el sillón frente al televisor para mandarle un mensaje a Liam con el fin de que fuese a su casa y buscar la pintura.

Se quedó un rato observando a los tres chicos sin saber qué más hacer hasta que Liam llegó.

—Hola querido, ¿ya me habías extrañado?—dijo el castaño para luego reírse, Den negó. Liam no podía este serio ni porque le pagasen.

—Vamos a mi habitación—lo tomó l brazo y lo metió dentro del apartamento —. Por cierto, ¿cómo entraste?

—Tengo como diez altos viniendo, creo que ya debía de saber quién soy—comentó—. ¿Me darás la pintura?—dijo caminando detrás de él, Dean abrió la puerta de su cuarto.

—Te dije que sí—respondió y tomó el paquete que estaba en su cama—, no sé para que la quieres si no vale nada.

—Pero lo valdrá —comentó, Dean le entregó el paquete y el castaño lo abrió apreciando la pintura—. Me encanta, realmente eres muy bueno en esto.

Dean sólo se encogió de hombros y se acostó en su cama para quitarse los zapatos, Liam observó la pintura y una idea se le vino a la mente pero todavía no lo haría, necesitaba tiempo para prepararlo.

—¿Sabías que Kloss sacará un nuevo álbum? Axel Trail habló sobre que trataría sobre la misma Jane de Canciones para Jane, ¿no es genial?—comentó su mejor amigo. «Ajá» respondió el pelinegro, Liam rodó los ojos al notar que los pensamientos de Dean estaban en otra parte—¿Levi te invitó a la firma esa de la escritora que le gusta?

—¿A ti también te invitó?

—Está invitando a todo el mundo, es un plaga—comentó—. Con la chica que le gusta no hace eso.

—Así no queda mal frente a ella—dijo y se encogió de hombros—, porque tú y yo sabemos que seguro se le insinúa a la escritora—el castaño se rió y dejó la pintura a un lado para acostarse en el suelo de la habitación.

—Deberías seguir su ejemplo  y te  le insinúas a Marie—habló, Dean lo miró un poco serio y Liam captó la mirada —. ¿Qué sucedió con ella que no me has dicho?

—La volví a besar—Liam abrió la boca por la impresión para luego cerrarla y fruncir el ceño.

—¿Cómo que volviste? ¿La habías besado y no me contaste nada?

—Sí lo hice—respondió, Liam negó con la cabeza—Levi incluso me regañó por no besarla bien.

—No lo hiciste, pero claro, ahora le cuentas todo a tu nuevo mejor amigo—fingió llorar y se llevó una mano al pecho —. Eres ahora una deblin para mí. Y yo que iba a comprarte el cd de kloss para tu cumpleaños. Dile a Levi que te lo compre.

—No seas ridículo, tú ni siquiera me preguntaste—le dijo y suspiró—. La cosa es esta: siento una gran conexión con ella. ¿Qué debo hacer?

—Hazla tu novia—Dean rodó los ojos—, si a ti te gusta y a ella tú le gustas, no le veo el problema para ser algo.

—Ya somos algo, amigos.

—Dean...tú y yo sabemos que amigos no son. Sé que sonaré cursi pero tú y ella se ven muy bien juntos, no es algo que se suele  hablar pero deberías darte una oportunidad con ella. ¿Desde hace cuánto no tienes una novia?

—Desde Jill.

—¡Hace como cinco años!

—Pero he tenido encuentros con chicas luego—se defendió —, sólo que no sé, Marie es diferente y me gusta pero yo simplemente no sé.

—Esto de complicarse la vida amorosa es algo de familia —susurró—, yo mejor me voy. Tú piensa bien sobre esto, estoy seguro que ella será la chica Dean, la de tus pinturas.

—¿Y si conozco a alguien diferente?—Liam tomó la pintura y la guardó en la caja que tenía.

—Define diferente.

—Alguien que no es lo que busco pero que me gustará encontrarla—comentó y se levantó de la cama, caminó hasta su estantería y sacó uno de sus libros de arte—. Jackson Palmer—mencionó y regresó a su cama abriendo el libro para que el castaño lo viese—; su arte era un desastre, luego conoció a su esposa y mira cómo todo cambió —señaló las fotos de un antes y un después —. Quiero que eso me pase a mí.

—¿Y cómo sabes que no te ha sucedido?

—No me siento diferente, no al menos del todo—susurró—. Odio hablar de estos temas, se supone que nosotros no hablamos de esto.

—Antes no lo hacíamos porque no lo tomábamos en serio—respondió—Me tengo que ir, ¿irás entonces a la firma de libros? Estarán más escritores.

—Lo pensaré —Liam asintió alegre y se despidió del pelinegro, debía llegar a su casa temprano para hacer  lo que tenía pensado hacer con la pintura.

Dean se tiró a la cama y vio la hora en su reloj de pulsera, todavía era temprano pero tenía flojera de hacer algo. Fue rápido a la cocina y sacó del refrigerador un envase de helado de galletas con crema y de la despensa un paquete pequeño de oreo para luego regresar a su habitación y quedarse viendo una película de Amy Adams.

Su día no había sido tan malo después de todo.

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