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V E I N T I T R É S | E N L A M A D R U G A D A 🌂

«Era un completo afortunado e iba a demostrarle que ella era perfecta en cada momento, en cada caricia... En cada beso»

Tiger Davenport.

La vida en mitad del bosque era totalmente distinta a la de la gran ciudad. Y se notaba sobre todo en la madrugada, cuando él único sonido que se podía escuchar en ese lugar era el viento y las hojas de los pinos, quizás algún ave que fuese nocturno. Pero la paz que se respiraba era de otro mundo.

Ava Delacroix, después de una noche bastante intensa en la que había recordado las cosas de pasado, despertó sobre la 1 de la madrugada sobre la cama de aquel apuesto magnate, donde podía ver las hermosas vistas de aquel bosque en aquella enorme ventana que parecía estar inmersa en esa hermosa naturaleza.

La joven parecía tener un poco de molestias en la cabeza y los recuerdos de horas antes recobraron en su mente. Al girarse, se encontró que la cama estaba totalmente vacía, donde solo ella estaba durmiendo en ese momento. Al ver la hora, supo que Tiger quizás se habría ido a dormir en otro lugar o, quizás, estaría sin dormir.

Fue ahí cuando la vergüenza se inundó en su rostro, sin saber como reaccionar más tarde por como se comportó frente a Tiger. Realmente quería ir más allá con él, por fin descubrir la diferencia de un amante a otro y poder empezar a tener más experiencia. Pero sus miedos y su baja autoestima lo único que consiguió fue empeorarla y que todo saliese en ese momento. Tanto fue así, que ni se percató que es quedó totalmente dormida en la cama de Tiger con el vestido blanco cómodo que llevaba puesto y que deseó que Tiger se lo quitara de la manera en la que ya acostumbrada a que él le quitase la ropa.

Fue ahí cuando escuchó una dulce melodía y la voz de una mujer sonando bajo la música. Algo rasposa y a la vez delicada que hizo hipnotizar a una joven Ava que tan solo quería ir hacia ese sonido.

Sin esperar ni un segundo más, caminó descansa sobre el cómodo y elegante casa del magnate, mientras salía del cuarto de este y cruzaba por el salón vacío, descubriendo donde sonaba aquella canción. Acercándose al cuarto de la biblioteca, donde la puerta estaba entreabierta, terminó de abrirla, tratando de ver si el poderoso magnate se encontraba dentro. Y vaya si Tiger estaba allí.

Él se encontraba de espaldas, admirando las vistas del bosque tratando de admirar aquellas hermosas vistas. Apenas había podido dormir porque odiaba la forma en la que se imaginaba que habían tratado a Ava en el pasado. Y no solo por ese ex novio que desearía romperle la cara, sino por algo más que ella no contaba. Algo más que era lo que había visto de las cicatrices en su espalda y que no quería explicarle a él.

Estaba totalmente preocupado y se prometió darle todo el espacio a ella, pero a la vez demostrarle que ella merecía que la conocieran, que se preocupasen por ella y que tuviese un digno amante.

Tan solo pensar lo idiota que había aquel hombre con Ava lo hacía rabiar.

Mientras el magnate estaba ensimismado en sus pensamientos, Ava lo observaba desde el marco de la puerta, con el cabello suelto y algo despeinado que volvía loco a cualquiera. Tiger llevaba solo unos pantalones deportivos que colgaban de sus caderas y juraría que desde la penumbra podía ver una parte del trasero de ese hombre que la hizo morderse el labio. No ayudaba en nada verle sin camisa, con aquella espalda bien trabajada.

—¿No puedes dormir? —cuestionó Ava, haciendo que Tiger se girase rápidamente para mirarla.

La música seguía sonando y daba un toque en ese momento entre ambos.

Ava llevaba el cabello hacia un lado, mostrando parte de su cuello sedoso que Tiger deseaba probar con sus labios. Y era una digna imagen para tenerlo siempre en su mente, haciéndolo odiar que aquello solo fuese un contrato que habían firmado, porque empezaba a pensar que quizás seguirían rompiendo reglas y a él no le importaba en lo absoluto.

—No quería molestarte dando vueltas en la cama —respondió con una voz grave aquel hombre tan atractivo para la bailarina—. ¿Y tu? ¿Has tenido alguna pesadilla? —preguntó temeroso el empresario.

Y ella negó rápidamente.

—No... Contigo nunca he tenido pesadillas —murmuró con sinceridad y Tiger sonrió con delicadeza.

Pero sabía que había algo que la estaba comiendo por dentro, por lo que empezó a caminar tras su mesa y se acercó a la joven, a escasos 2 metros de lejanía.

—¿Que te preocupa?

Ava al mirarlo, podía ver el cabello rebelde de ese hombre, el cual siempre solía tener peinado, pero varias veces lo había visto de una forma mucho mejor que era al natural, sin trajes, sin estar tan arreglado. Y así estaba perfecto.

Podía ver una pequeña arruga en su entrecejo que la hacía volver loca, pero sabía que significaba que estaba angustiado y quizás no dormía porque estaría dándole vueltas a lo que había pasado entre ellos hacía escasas horas.

—Lo siento, por como me comporté —susurró.

Y Tiger negó rápidamente.

—Nunca me pidas perdón por eso, Ava. Alguien te hizo daño en el pasado y rompió esa seguridad en ti misma —contestó un Tiger deseoso de descubrir quien demonios era ese ex novio de ella—. Pero te prometo que eso no volverá a suceder y tu seguridad solo incrementará.

La joven lo observó y sabía que era el hombre indicado, para poder ir más allá, aunque solo fuese un contrato que habían firmado, aunque eso acabase en mayo, aunque eso no fuese más allá. Quería disfrutar esos meses con él lo máximo que podía. Y lo haría y estaba como loca por ir más allá con él, aunque tuviese un momento de bajón.

—Quiero hacer algo —susurró ella.

Y Tiger la observó con los ojos expresivos y le dijo;

—Cualquier cosa.

Ella dio varios pasos hacia él y le susurró;

—Quiero bailar contigo de esa manera... Quiero que me enseñes a hacerlo, Tiger.

—Te enseñaré todo lo que quieras, Ava. Te prometí que te enseñaría todos los placeres de la vida.

Pero ella negó.

—Lo quiero ahora.

Aquello lo dejó mucho más sorprendido.

—Ava...

—Ti... Por favor, tómame —susurró ella con la voz nerviosa, deseosa de ir más allá con él y olvidarse de todo lo demás.

Pero Tiger no quería agobiarla después de lo que ella le había dicho. Ya tendrían tiempo de continuar, es por ello que se quedó en su posición, sin hacer ningún amago de movimiento para poder responderle;

—Ava, hace apenas 3 horas me contaste lo que ese repugnante te hacía. Date tiempo —susurró.

Pero ella negó y volvió a dar otro paso hacia él.

—Tu no eres él y... Tenía miedo por si vieses lo poco experimentada que soy en ese sentido, Tiger... Que te dieses cuenta y que rompieses ese contrato antes de tiempo.

Tan rápido como escuchó el temor de ella, dio el último paso que hacía falta para estar a su lado, cerca, muy cerca y tomó el rostro de aquella bella joven entre sus manos. Haciéndola mirar, Ava empezó a respirar entrecortadamente por sentirlo tan cerca que dolía y necesitaba de una vez sentirlo dentro de ella.

—Eso no va a suceder... Nunca —respondió deseoso de demostrarle que era cierto lo que le estaba diciendo. —Te estoy enseñando los placeres de la vida y pienso hacer eso hasta que ya no me necesites, Ava —dijo aquellas palabras aunque le dolieron en el fondo decirlas. —No tienes que tenerle miedo a eso, porque eso no va a suceder y pienso demostrarte que lo único que conseguirás es que me acerque más a ti.

Aquello la hizo tragar costosamente saliva.

Los labios de ambos estaban muy cerca, demasiado, tanto que podían sentir la respiración del otro. En la penumbra de aquella biblioteca, con una suave melodía que salía de un tocadiscos que estaba en uno de los muchos muebles de la biblioteca y con una suave luz de la lámpara de escritorio que tenía Tiger, ambos amantes se sentían mucho más cercanos que nunca.

Era el momento.

Tan cerca que sus cuerpos empezaban a arder si continuaban con ese juego sin ir más allá. Y se estaban deseando mucho, mucho más de lo que nadie podía imaginarse. Esa química era innegable, tanto que dolía.

—Tan solo dime una sola palabra, Ava. Una sola... Esperaré o continuaré, según tu me digas —respondió Tiger de aquella manera que hacía derretir a una Ava totalmente ardiente por él.

Y, totalmente deseosa, con su cuerpo deseando más, con sus ojos sin dejar de mirarlo, sabía que era el momento. No era mañana, pasado, ni hacía 3 horas atrás... No. Era esa noche, en esa madrugada, en ese momento. Lo era y ella lo sabía, su cuerpo lo sabía y Tiger también, pero quería escucharla de sus labios, que ella le diese el permiso para hundirse en ella.

Y Ava Delacroix respondió contundente;

—Si, Tiger. Quiero que me tomes ya; ahora.

Los labios de Tiger se estamparon sobre los de Ava, deseosa de más, mucho más de ese hombre tan ardiente como era Tiger Davenport.

La sensación de aquellos labios carnosos lo derritió mucho más a aquel magnate acostumbrado a estar en negocios, a que la gente y, sobre todo, las mujeres, se le acercasen por interés. Pero Ava no era así y se lo había demostrado cuando más le había hecho falta. Sobre todo en los peores momentos. Ella había estado ahí.

La besó con ímpetu, mucho más que la primera vez que lo hicieron frente a las cámaras, con la gran diferencia de que ahora lo hacía en la intimidad, en aquella biblioteca, semidesnudos. La penumbra de la noche solo daba ese toque que ambos le hacían falta para ir más allá, para dar ese paso.

Sus lenguas se entrelazaron, danzando entre ellas, como aquel baile que se debían. Y menudo baile.

Ava colocó sus manos sobre el cuello de él mientras que Tiger ponía sus manos en los muslos definidos de ella, para luego levantarla del suelo y empezar a caminar, alejándose de aquella biblioteca, cómplice de lo que ambos amantes estaban a punto de hacer.

Pasando por el gran salón, con aquellas vistas de la naturaleza, llegó a su cuarto, donde todo estaba a oscuras, exceptuando por la luz de la luna que entraba por el enorme ventanal de cristal que cubría toda una pared, dejando aquellas hermosas vistas relajantes del bosque para aquellos amantes. Dejando a Ava en el suelo, separó unos segundos sus labios para pegar su frente sobre la de ella, notando la diferencia de altura que había.

Sin poder evitarlo, Tiger susurró;

—Llevo deseando esto desde hace tiempo.

Con Ava mordiéndose el labio y con Tiger sin poder dejar de mirar esos labios gruesos de ella, los cuales no tenía suficiente, dijo;

—Date la vuelta.

Ava, mirándolo de aquella manera, asintió y se dio la vuelta, como aquella vez en la suite de Barcelona, cuando él descubrió las cicatrices de ella y casi se derrumba frente a él. Ahora, si bien no le hacía gracia que él viese esas cicatrices, era más distinto a aquella primera vez de ambos. Ahora sabía que él no se iba a asquear, ni iba a decirle más preguntas de las indebidas, tan solo eran ambos deseando quitarse la ropa sobrante para poder hacer el delicioso.

Echándose el cabello hacia adelante, Tiger tuvo acceso a toda su espalda, hacia aquel vestido que estaba deseando quitarle desde hacía horas. Colocando aquellas enormes manos algo callosas, empezó a bajar delicadamente la cremallera del vestido de la dama hasta llegar hacia la espalda baja. Una vez tuvo el acceso a toda la espalda desnuda de Ava, con su dedo índice empezó a subir, rozando esa piel de ella consiguiendo que Ava gimiese por ese simple toque.

Rozó parte de algunas de sus cicatrices y solo le hizo desear volver a besarlas para que Ava se sintiese más cómoda consigo misma y su autoestima solo aumentase mientras ambos lo hacían en aquella casa del bosque, a solas, sin nadie a kilómetros de distancia.

—Me encantaría verte algún día acostada en mi cama, mientras te das placer a ti misma mientras yo te miro —susurró de aquella manera Tiger, acercando sus labios hacia el cuello desnudo de Ava para darle un buen chupetón que hizo que Ava gimiera en alto—. Verte sonrojada, con tus labios entreabiertos mientras tus manos hacen el resto del trabajo... Joder, nena... Si eso no es arte, no se que puede ser.

Las manos de Tiger se pusieron en cada extremo de los hombros de ella, tomando las tiras del vestido de Ava para irlas retirando, dejando que estas fuesen rozando por la piel de sus brazos, hasta terminar cayendo aquel hermoso vestido al suelo.

El sonido de la seda al caer fue tal, que hasta Ava sintió aquel sonido como si fuese erótico. Totalmente erótico. Y las manos de Tiger no ayudaron cuando se posaron sobre las caderas de ella, empezando a masajearla con movimientos circulares, hasta llegar sobre su vientre plano, aquellos dedos largos que volvían loca a esa joven.

—Tiger... —gimió en voz alta mientras que él continuaba con sus juegos y que le encantaban, aunque era una tortura por las ganas que le tenía a ese hombre.

—Tenemos toda la noche, Bella... No me prives de verte ese placer en tu rostro —susurró el magnate.

Con su mano izquierda, empezando a subir por su pecho izquierdo mientras la abrazaba por detrás, hizo que Ava sintiera el mundo moverse, agitarse de tal manera que sus piernas empezaban a temblar. Pero su mano derecha empezó a bajar, haciendo hueco con sus dedos para meterse bajo sus ropa interior y así con sus 2 dedos toquetear aquella zona, justo aquella zona.

Y eso la hizo gemir mucho más alto.

La manera en como la tocaba, como la mimaba en ese momento y como se interesaba en el propio placer de ella, era lo que le hacía a Ava ver que no se lo merecía y que quería ser ella también la que le diese placer a él. Pero Tiger le había dicho varias veces que por ahora quería ser él y ya, más adelante, mutuamente. Y esperaba que ese más adelante fuese pronto.

—Tiger, por favor...

Él le dio un beso en la frente de ella para luego colocar ambas manos hacia las bragas de ella y, arrodillándose, le quitó aquella prenda tan íntima, ayudándola a retirarse de ello. Aún de rodillas, admirando los glúteos redondos y desnudos de ella, colocó sus labios sobre uno de esos glúteos y con sus dientes lo mordisqueó un poco, de esa manera sensual que hizo que Ava siguiera gimiendo en voz alta.

Una vez acabó, se levantó, llevándola a la cama y dejando que esta cayese de espaldas a la enorme cama de él, lo cual todo tenía colores oscuros y algún detalle de madera y blanco, pero apenas casi nada. Colocándose sobre ella, empezó a besarla mientras sus fuertes brazos sujetaban todo el peso de su cuerpo, abriéndole las piernas a Ava ahora estando totalmente desnuda, con tan solo el sujetador puesto aún.

Acercando su miembro erecto cubierto por el pantalón deportivo sobre la intimidad de ella, empezó a restregarse sobre el clítoris de ella, consiguiendo que ambos empezaran a gemir o, más bien, Ava gimiendo en voz alta mientras que Tiger gruñía por sentirla y escucharla.

—Joder... Ni el mejor museo puede decir que ha visto a la mejor obra de arte, Ava... —susurró él mientras continuaba con sus movimientos tortuosos—. Ojalá pudieses ver lo que ven mis ojos al mirarte y comprenderías lo hermosa que eres.

Frenando para poder quitarle el sujetador a ella, deseoso de verla por fin completamente desnuda, desabrochó el sujetador para luego deslizar aquella prenda por los brazos de la joven y retirarlas hasta que, por fin, Ava se había librado de toda la ropa sobrante, estando totalmente expuesta ante el magnate. Con sus piernas abiertas, sus brazos a cada lado de la almohada y con la vista puesta en los de ese hombre, Ava se sonrojó por estar ahora sin ninguna prenda que la protegiese ante la mirada de Tiger que le estaba demostrando que era digna de todo lo que ella deseara.

Y ese mirada, esa mirada que Tiger estaba teniendo ante todo ella, era lo que hacía excitar mucho más a Ava en ese preciso momento.

Tiger tuvo que tragar costosamente mientras bajaba sus ojos hacia los pechos voluminosos de ella, descubriendo un pequeño lunar cerca del pezón derecho de ella, deseoso de probarla y saborearla al completo.

Ava no dejó de pensar que no tenía los pechos más grandes ni deliciosos, más sobre todo ante un hombre como Tiger Davenport, que seguramente habría estado con muchas mujeres. Pero Tiger tan solo pensaba en que nunca había visto una belleza como la de ella y que deseaba demostrárselo en todo momento.

Agachando su cabeza para saborear ese maldito lunar, empezó a succionar consiguiendo que esta hiciera ese sonido, ese maravilloso sonido que tan solo lo hacía derrumbarse por cada que la escuchaba.

Metiéndose ese pezón en sus labios, lo saboreó como el mejor postre que había probado en su maldita vida. Lo suave que era ante sus labios y como su lengua rodeaba ese pezón erizado de ella, lista para él. No ayudó a que su amigo estuviese tan duro que hasta doliese, pero quería tomarse las cosas con calma con ella y no apresurarse ni hacerlo de una forma tan salvaje. No era el momento y quería centrarse en ella, en que ella fuese solo la protagonista y vaya si lo estaba consiguiendo.

—Je passerais une semaine entière avec la tête enfouie comme ça, Bella —susurró en un perfecto francés que Ava no entendió en lo absoluto, pero que sonó tan ardiente y erótico que lo único que consiguió fue hacerla calentar mucho más.

—¿Que...? —susurró ella, pero sus palabras se ahogaron en el último lametazo de ese tremendo hombre sobre uno de los pezones de ella.

Tiger levantó su cabeza para luego mirarla y acercar su cuerpo sobre el de la bailarina con cuidado de hacerle daño. Consiguiendo que el duro torso de él se pegase a los pechos voluminosos, redondos y suaves de la bailarina.

Y le susurró con una pequeña sonrisa;

—Dije que podría estar una semana entera con la cabeza enterrada sobre ti, Bella.

Y sin más, empezó a levantarse de aquella cama, sobre ella para quedarse de pie admirando las vistas que el cuerpo de Ava le dejaban tener all magnate. Pasándose la lengua por sus labios, observó a Ava de aquella manera, deseoso de poder continuar, de demostrarle como su cuerpo reaccionaba ante ella cada vez que tenían alguna de esas secciones.

Fue ahí que, ante los ojos nerviosos y sorprendidos de la bailarina, Tiger metió sus dedos pulgares en sus pantalones deportivos, siendo lo único que llevase puesto en ese momento y, con tranquilidad, empezar a bajarlos mostrando mejor esa "v" que poseía y dejando más húmeda a una Ava que iba a ver por primera vez a Tiger Davenport totalmente desnudo.

No ayudó en lo absoluto en la tranquilidad que se estaba tomando ese hombre ante ella, en lo suave que iba mientras se bajaba aquella prenda y menudo cuerpo que poseía ese hombre gracias al deporte y al gimnasio.

Ava lo admiró desde su posición, acostada en la cómoda cama de ese hombre y fue ahí cuando sus ojos se abrieron por completo, mirando a ese hombre como terminaba de deslizar sus pantalones hacia el suelo, ahora si, quedándose totalmente expuesto ante esa mujer.

Tragando costosamente saliva, observó lo perfecto que era y como estaba listo gracias a esa mujer que estaba acostada sobre aquella cama. Sin más, el magnate sonrió ante la joven de casi 22 años que estaba ahí y empezó a caminar, cabalgando sobre la cama y llegando al cuerpo de ella para volver a besarla.

—¿Lista? —cuestionó.

Y Ava asintió rápidamente.

Él tomó un condón que tenía en su mesita de noche y, al romperlo, ella susurró;

—Déjame hacerlo yo.

Tiger, mirándola, se tomó unos segundos tras romper el envoltorio y luego asintió. Mientras ella se apoderaba de ello, se sentó en la cama mientras que Tiger empezaba a ponerse nervioso porque sabía lo que venía ahora y el poder que ella tendría en ese momento. Porque era la primera vez que ella lo tocaría de esa manera y tan solo de imaginarse como serían sus manos alrededor de él, lo hacía ponerse mucho más ardiente que nunca.

Sacando aquel condón del envoltorio, agarró el miembro de Tiger, haciéndolo poner peor y empezó a deslizar aquel preservativo por la punta, para luego irla arrastrando para colocársela por todo su miembro. Mientras que con una mano sujetaba el duro miembro de él, con la otra empezaba a deslizarla de manera magistral por el resto del lugar, consiguiendo callar a un magnate que no estaba acostumbrado a quedarse sin palabras.

Y si continuaba de esa manera, Ava iba a conseguir que él se corriese rápidamente. Pero en cuanto acabó, él la acostó en la cama y empezó a besarla de aquella manera mientras Ava empezaba a pasar sus manos por la trabajada espalda de ese hombre.

—Mírame, en todo momento... Quiero grabar tu mirada mientras lo hacemos —respondió Tiger.

Ava asintió cuando empezó a sentir el miembro de él deslizándose en el interior de ella con suavidad, consiguiendo que ella gimiese en alto mientras continuaba de aquella manera, en aquel bosque en medio de la nada. Y era el lugar perfecto para una ocasión como lo era esta.

Tiger continuó enterrándose en ella mientras juraba sentir el mismo cielo abrirse. Las paredes de ella eran tan sedosas y perfectas que juró sentir aquel placer mucho más que nunca, hasta que terminó por un hundirse en ella cuando vio que poco a poco ella iba acostumbrándose a él.

Quería darle tiempo, darle un poco de tiempo a que Ava se acostumbrase a su tamaño, pero no ayudaba a que las manos de Ava se posaran sobre los glúteos redondos del magnate, animándolo a seguir, a que empezara de una vez.

Y mientras ambos se miraban a los ojos, él comenzó a moverse dentro de ella, penetrándola mientras que Ava juraba sentir miles de cosas en su interior como nunca antes lo había sentido. Lo mojada que estaba lo ayudaba a que Tiger se moviese con más soltura y en unas cuantas embestidas más, ella se acostumbró a él.

Tiger empezó a entrar y salir de ella, sintiendo las manos de Ava por todos lados y él se apoyaba entre sus codos para no aplastarla mientras lo hacían. El cuerpo delicado de ella merecía mucha atención y no iba a dejarlo de lado y más en un momento como ese, es por ello que se acercó para besar el cuello de ella mientras escuchaba los soniditos que ella hacía del fondo de su garganta y que lo estaban volviendo completamente loco por lo hermoso de ese sonido. Como se iba moviendo y como Ava empezaba a meterse en un mundo que no estaba acostumbrada a estar, en ese mundo de placer donde solo podía sentir como su cuerpo iba a tocar el mismo cielo con las manos sin moverse de su sitio.

No ayudó en lo absoluto a que él empezara a susurrarle cosas en francés mientras la miraba y ella empezara a perderse en esa manera tan perfecta y erótica que él tenía de hablarle en un momento como ese. Ava ya estaba totalmente perdida en las embestida de Tiger y en como él empezaba a ir cada vez más rápido en un ritmo perfecto.

—Mírame —susurró Tiger al ver que la mujer que estaba debajo de él tenía los ojos cerrados ya totalmente perdida, sin escuchar nada mientras que él podía ver el placer en su rostro.

Pero quería verla, quería escucharla y quería que ella lo mirase a él en cuanto llegase al final. Quería grabarse de por vida esa imagen.

Pero ella empezó a susurrar cosas que era ininteligibles, cuando él le susurró;

—Mírame, Ava. Quiero verte —suplicó.

Y cuando ella lo hizo, él empezó a ir mucho más rápido, consiguiendo que la cama tan cotosa en la que lo estaban haciendo sonase intensos crujidos de todos los movimientos que hacían sobre ella.

Ava arañó la espalda de él al sentirlo por completo, como iba hasta el final, como se movía con esa agilidad que poseía, cuando sintió desde el fondo de su estómago algo que no estaba acostumbrada y era totalmente maravilloso.

La bailarina tenía el cabello esparcido, con algunos mechones pegado a su rostro por el sudor del momento y aquella era la imagen perfecta para Tiger.

Ella terminó en un gran orgasmo que llegó a escucharse por toda la habitación de Tiger y en parte de la casa de ese magnate mientras los ojos de Ava lo observaban a él. Tiger juró ver lo más hermoso que había visto nunca al verla correrse y, al poco, unas cuantas embestidas más, él acabó en el condón en un momento totalmente perfecto entre ambos.

Él acabó totalmente derrumbado, con cuidado de no aplastarla, pero colocando su cuerpo sobre el de ella y sintiéndose como la mejor de las piezas que encajaban entre ellas. Tan maravilloso que Tiger solo quería encontrar a ese idiota y estamparle los puños por como había tratado a Ava cuando solo había dicho totales falacias de ella.

Ava, aún sin recuperarse, escuchó de los labios de Tiger;

—Eres la mejor pareja de baile que he podido tener en mi vida.


***

Aquí tenéis un nuevo capítulo de la historia de Ava y Tiger.

¿Lo estabais esperando?

¿Que les pareció?

¿Queréis más de estos 2?

Nos leemos el próximo miércoles :3

Patri García

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