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V E I N T I S É I S | M I E D O E N E L E S C E N A R I O 🌂

«Miedo. Sentí verdadero miedo»

Ava Delacroix.

Para Ava aquel 15 de marzo era un día como otro, aunque la realidad es que, para ella, era el día que cumplía 22 años.

La vida la había acostumbrado que no era un día para celebrar, que simplemente era un día más en el que se añadía un nuevo número en su edad, pero nada más. Cuando conoció a Grayson las cosas empezaron a cambiar y hasta le compraba una tarta de cumpleaños para celebrarlo, pero ahora Tiger quería celebrar aquel día y tenía hasta una sorpresa para ella.

Ava no estaba en lo absoluto acostumbrada, por lo que aquello, tan nuevo para ella, la ponía nerviosa. Pero nervios que le gustaban... Era extraño de explicar.

Por eso aquel mismo día, en la soledad de su piso, la joven no paraba quieta. Caminaba de un lado al otro, corriendo mientras miraba si llevaba todo en su mochila de la academia. Aquel día no tendrían clases de baile, ningún tipo de ensayo y solo bailaría en los ensayos en la tarde para el cabaret.

Llevaba una falda corta de color azul marino, mientras que se había puesto una camisa blanca, uno de sus colores favoritos. Todo un contraste con el magnate que amaba el color oscuro.

La joven llevaba su cabello suelto mientras que continuaba corriendo de un lado al otro porque se le olvidaba alguna libreta. Estaba de lo más nerviosa, y no ayudó en lo absoluto a los mensajes de Grayson y Ryder, quienes la felicitaban por mensajes tras haber creado un grupo semanas antes. Aquello le volvía a recordar que cierto magnate quería celebrarlo con ella y no sabía como sería esa celebración. No estaba en lo abolsado acostumbrada.

Una vez se aseguró de que todo estaba correcto, se miró al espejo y se colocó un poco mejor el cabello sin poder dejar de pensar en cierto hombre de negocios que la dejaba sudando cada vez que la tocaba y en los mejores sentidos que se podía decir.

Tras salir de su piso, corrió hacia la parada de autobús para luego sentarse en uno de los asientos traseros y suspirar mientras apoyaba su cabeza en la cristalera para cerrar sus ojos unos segundos. El rostro de ese hombre no dejaba de aparecer y aquello le hacía tener imágenes de todas las cosas que habían vivido juntos, las primeras veces, aquella primera ópera que fueron juntos, aquel viaje a Barcelona, aquella primera vez hacía apenas 6 días. Si, había sido un mes y medio intenso y eso la dejaba con ganas de más. Pero no sabía que pensar, no sabía si terminaría dañada si continuaba con aquel contrato.

Sabía que Tiger no quería una relación, porque de haberlo deseado, no hubiese sido ella, hubiese estado con otra mujer sin necesidad de un contrato de por medio. Y aquello la entristecía, pero sabía que no servía para relaciones, así que quizás lo mejor para ambos es que tan solo fuese una relación falsa frente a las cámaras. Ava lo sabía, porque aún seguía teniendo esa poca autoestima en las relaciones. Y hasta que no cerrase etapas, no podría continuar con una nueva relación.

El móvil sonó, haciendo que ella lo tomase rápidamente y se encontró con un mensaje de cierto enigmático hombre y su sonrisa solo fue en aumento.

Tiger Davenport; Felicidades por esos 22, Bella. Ya estoy deseando recogerte esta noche en tu casa para tu sorpresa.

Ava no tardó en escribir.

Ava Delacroix; Gracias por acordarte, pero te aviso que no estoy acostumbrada a las celebraciones.

Tiger Davenport está escribiendo...

Ava, mientras el autobús continuaba en movimiento hacia la próxima parada, donde se bajaría para caminar hacia su academia de baile, observaba la pantalla de su móvil nerviosa, deseosa de saber que es lo que él le iría a responder. Porque no entendía que por él se sentía como si estuviese en un maldito libro romántico.

Tiger Davenport; Ya te avisé que eso terminaría, señorita Delacroix.

Tiger Davenport; Ponte el vestido que te pusiste en nuestra primera cita.

Ava se mordió el labio, recordando aquella primera vez que fueron a un restaurante y era de lo más caro. Estaba intrigada, pero a la vez nerviosa, cuando Tiger volvió a contestar;

Tiger Davenport; No te preocupes por esta noche. Te prometo que te lo pasarás muy bien, Ava. Quiero que lo disfrutes.

Ava volvió a escribir.

Ava Delacroix; Muchas gracias, Tiger. Si estuviese ahí, te besaría.

Tiger Davenport está escribiendo...

Ava observó la pantalla feliz, con una sonrisa estúpida que no podía retirársela y cuando levantó la mirada, solo esperaba que nadie estuviese mirando las mejillas sonrojadas que tenía en ese momento por culpa de ese hombre que estaba tras la pantalla.

Tiger Davenport; Esta noche puedes dejarme seco ;)

Tiger Davenport; Porque te prometo que esta noche será para recordarla. Y da gracias a que mañana es sábado, porque no voy a dejarte dormir mucho.

Ava empezó a sentir que un calor intenso salía de su interior y tuvo que juntar sus piernas al sentir algo intenso en su interior. Sonriente, apagó el móvil dejando que sus pensamientos por lo de esa noche siguieran ahora mucho más que antes, pero deseosa de saber que es lo que le tenía preparado y, sobre todo, deseaba no dormir esa noche con tremendo hombre frente a ella.

Cuando el vehículo aparcó, la joven tomó sus cosas del autobús y se bajó camino hacia su academia, la cual la esperaba Grayson con unos globos en sus manos, haciendo reír de la vergüenza a una Ava que disfrutaba siempre de su mejor amiga.

—¡¡¡FELICIDADEEEEEEEEEEEEESSSSS!!! —gritó Grayson sin vergüenza alguna, haciendo que varios alumnos las mirasen como si hubiesen salido de algún lugar extraño.

Ava se acercó a ella mientras que Grayson parecía mucho más feliz por ella.

—22 añazos, Ava —respondió abrazándola con mucho amor mientras que la joven le devolvía el abrazo muy feliz.

Fue entonces cuando su mejor amiga se separó de ella, agrandando mucho sus ojos y mirando a nuestra joven protagonista como si hubiese visto algo extraño.

Aquello a Ava la asustó, ya que había tenido una mañana movida en su diminuto piso y no paró de dar vueltas. Quizás no se había percatado de que algo tenía, quizás en su rostro o en su cabello, mal puesto que hizo tener esa expresión de Grayson.

—Espera...

—¿Que ocurre? —cuestionó Ava, aguantando la respiración.

Tomó un mechón de su cabello y dijo;

—¿Es eso una cana?

Empezó a reírse al ver el rostro de tonta que se le había quedado a Ava y ella negó rápidamente con la risa, sabiendo que era una broma de su mejor amiga.

—Idiota.

Mientras Ava empezaba a caminar con sus globos en las manos para entrar en la academia, su mejor amiga parecía casi mearse de la risa.

—Tenías que verte la cara.

—Tener amigas para esto... —bromeó Ava, tomando de la mano a Grayson para darle las gracias por acordarse de ella.

—Venga, Ava... Nunca me olvidaría de tu cumple. Para eso están las amigas, aunque seas la persona más cerrada del mundo, cuando tengo un problema estás ahí, por idiota que sea mi problema —susurró ella.

Y la bailarina sonrió por ello.

—¡Felicidades, reina! —gritó Ryder en el marco de la puerta de la primera clase del día.

Ava, que no dejaba de sonreír, se acercó a Ryder y aceptó el abrazo que este le estaba dando y se quedaron durante unos minutos de aquella manera. Hasta que apareció Drake cerca de ellos, quien susurró algo despectivo contra Ryder y ninguna de sus amigas les gustó en lo absoluto. Grayson iba a decir algo, cuando Ryder le avisó que no merecía la pena.

Justo en ese momento, Logan, el bailarín con el que estuvo Ryder más allá, lo observó de una forma que parecía pedirle perdón con la mirada, pero él no quería saber nada de ese joven. Mucho menos después de lo que pasó entre ellos.

—Espero que esta noche celebremos tu cumple —susurró Ryder.

—Que va. Cierto magnate tiene una sorpresa para ella.

Ryder agrandó los ojos y miró para Ava, que parecía desear que la tierra la tragase.

—Quiero saber más sobre esa relación.

—Pero hasta el lunes olvídate, porque me da que va a tener una fiesta sudorosa con Davenport —respondió Grayson, dejando más roja a Ava y haciendo que ambos riesen por ello.

Pero agradecía que tuviese amigos así a su lado y quería disfrutar del momento siempre que pudiese. Aunque los últimos meses de academia estaban acabando y aquello significaba que había que disfrutar más cada momento con ellos.

🌂

El ambiente estaba cargado y todos los ejecutivos que se encontraban allí, observando al joven magnate de 29 años, esperando a que este diese el visto bueno al acuerdo que querían llegar.

Tiger, en cambio, no paraba de darle toquecitos a la inmensa mesa de roble del despacho de reuniones que tenía en su enorme edificio. No paraba de escuchar hablar a todos ellos, queriendo aquel acuerdo que decían que era perfecto para la venta de móviles tras la bajada que sufrió por culpa de aquellos falsos fallos que un trabajador de la empresa, enfadado, decidió hacer junto con la empresa enemiga.

—Un acuerdo de patrocinio entre tu empresa y la mía, hará que no solo recuperes las ventas iniciales, Davenport... Sino que la tripliques durante el tiempo que dure nuestro acuerdo.

El asesor del joven lo miraba, contrato en mano, de aquella cantidad sugerente de dinero para unirse con otro patrocinador y así aumenten las ventas. A pesar de que era una empresa de bebidas energéticas que nada tenía que ver con el producto tecnológico de Tiger, a veces unirse de esa forma con otra empresa podría conseguir subir las ventas.

Si, Tiger sabía que lo conseguiría, que no solo triplicaría, sino que hasta quintuplicaría las ventas. Pero no le gustaba para nada aquel acuerdo, no le gustaba en lo absoluto con que empresa iría hacer aquel acuerdo de patrocinio.

Davenport no paraba de observar las vistas que le ofrecía las enormes ventanas de ese despacho de reuniones. Pudiendo ver el centro de Londres como el sol se escondía tras las nubes por las que amenazaba con caer algunas gotas como un día cualquiera en esa ciudad.

Para no mentir, Tiger tenía en mente otra cosa en su mente. Más bien a una persona que deseaba ver aquella noche para la sorpresa que le tenía. Y sin duda, parecía sentirse más ilusionado de ese cumpleaños él que la propia Ava.

Él comprendía que Ava no estaba acostumbrada a que celebrasen su cumpleaños y no pensaba que era solo por una persona en la vida de la joven. Si bien ese tal Drake no le gustaba en lo absoluto, Tiger sabía que debía haber algo más, mucho más grave y que a ella la había marcado, tanto física como mentalmente. Y aquello, lo que vio la noche en Barcelona en aquella habitación... Aquellas cicatrices de ella en su espalda, lo hicieron sentirse mal.

De tan solo imaginarse que alguien le hubiese hecho daño a ella con tal magnitud... Le hervía la sangre por dentro y deseaba saber quien demonios había sido capaz de hacerle daño a Ava. Una persona llena de luz que tan solo quería vivir tranquilamente. Y Tiger se prometió que haría lo posible por conseguir que ella pudiese recuperar esa luz que ella creía perdida. Lo haría aunque sufriese él mismo en el camino, aunque viese que ella era cada vez más cerrada con él.

—Señor, es la oferta de su vida. Creo que pensarlo está de más sabiendo este jugoso acuerdo de patrocinio —respondió su asesor.

Tiger, que seguía dando toques con sus dedos, dejó de hacerlo para mirar el contrato y luego darle la vuelta sobre la mesa ante la atenta mirada de otras 10 personas que lo observaban. 2 mujeres hablaban entre ellas, otros trabajadores tan solo estaban callados mirándolo, pero el dueño de la otra empresa que pagaría tal cantidad tan solo miraba al magnate de una forma extraña, esperando a que le diese el visto bueno.

El joven levantó su cabeza y miró a dicho hombre.

—No pienso firmar este acuerdo, señor Langley.

Todos silenciaron y hubo un silencio enorme en ese despacho por el que cualquiera desearía que la tierra lo tragase. Pero Tiger sabía manejar muy bien ese tipo de situaciones, a pesar de que su asesor empezó a susurrarle cosas, él lo ignoró siendo fiel a sus principios y a sus ideas iniciales.

El dueño de la otra empresa empezó a reír como si nada.

—Venga, ese acuerdo nadie se lo dará, señor Davenport. Creo que es usted lo suficiente mayor para entenderlo, ¿no?

¿Acaso lo acababa de llamar que no era un adulto para los negocios? Un hombre como Tiger que había conseguido su fortuna a base de su cerebro y su inteligencia, a parte de sus dotes para negociar.

Tiger sonrió de forma burlesca, sin hacer ningún gesto extraño.

Se levantó tranquilamente metiéndose la mano en su bolsillo, mientras que con la otra tomaba el contrato de patrocinio y caminando por el largo recorrido de la mesa, frente a tantos trabajadores hasta llegar al otro extremo, donde se encontraba Langley.

—Langley... Ambos sabemos que usted carece de adultez para los negocios y, sobre todo, para hacer un producto bueno —soltó ante la sorpresa de 5 de los trabajadores de Langley, que no se esperaban aquello del magnate—. ¿Sabe por qué no acepto su patrocinio?

Langley giró su silla giratoria y empezó a remar delicadamente con chulería. A pesar de que se llevaban 30 años, sin duda Langley nunca supo manejar una negociación como lo hacía Davenport a sus casi 30 años.

Cuando tan solo escuchó el silencio del dueño de la otra empresa, Tiger continuó;

—Su producto de bebidas energéticas solo hace que las personas estén más nerviosas, sufran insomnio y, lo peor de todo, crea una adicción que les es imposible de dejar... La ciencia a comprobado que sus famosas bebidas energéticas producen el 30 por ciento de enfermedades graves e incurables... —respondió con soltura un Tiger que no iba a aceptar dicho contrato—. No voy a unirme con alguien que solo hace daño al consumidor.

Tomó el contrato y lo rompió en 2 para luego soltarlo en la mesa y caminar lejos de allí, tras despedirse educadamente de la reunión zanjando así el tema.

Caminó hacia su despacho mientras que su secretaria de 60 años se acercaba a él para decirle;

—Señor, tiene visita. ¿Le digo que pase?

—¿Quien es?

Su trabajadora le respondió;

—La inspectora Torres.

Sabiendo lo que significaba, este asintió metiéndose en su despacho y al poco de sentarse, la inspectora entró en el despacho con una carpeta en mano. Y por el rostro que ponía, lo que Tiger se imaginaba parecía ser cierto.

🌂

Una joven Ava se encontraba sola en el escenario del teatro de la academia de danza. Tenía una hora libre y quería despejarse, sabiendo que en ese momento nadie estaría ensayando en el teatro.

Quería entrar ahí, saber lo que se sentía estando sola en un escenario grande frente a tantas butacas. A pesar de que estas estuviesen vacías en ese momento. Pero la sensación era como si estuviese abarrotado de público hasta la última silla.

Sentada en el suelo de dicho escenario, absorbió aquel ambiente mientras se imaginaba como sería su vida más adelante. Si conseguiría solucionar su miedo escénico, si sería capaz de bailar en el escenario del cabaret sabiendo los bailes sugerentes que había en ese tipo de baile... No sabía ni siquiera si sería capaz de hacer alguna otra obra de teatro o si conseguiría algún papel o bailar en algún videoclip a futuro después de las clases. Quizás volvería a trabajar de camarera pero a tiempo completo o, quizás, tendría que estudiar otra carrera.

No lo sabía y la joven estaba echa un lío.

Escuchó varios pasos tras suya y sonrió, imaginándose que sería su mejor amiga Grayson. Por eso dijo;

—Llegas tarde, Gray... —Dejó de hablar en cuanto vio a Drake con las manos en los bolsillos de su chaqueta.

Su rostro cambió y al ver que estaba a solas con ese hombre, se levantó del suelo, tomando su mochila para marcharse. Porque lo último que quería era tener que enfrentarse a su ex y menos después de lo que ha estado viendo en las últimas semanas sobre esa toxicidad que él parecía tener escondido, aunque ya lo mostraba en su relación con Ava, a pesar de que ella no se diese de cuenta en dicha relación pasada.

—¿Que haces aquí?

Drake negó con la cabeza sin parpadear, mirándola de arriba abajo, centrándose más en la falda que llevaba puesta aquel día, para luego decirle;

—Observaba lo que alguna vez fue mío y que un día volverá a serlo —respondió.

Aquello a Ava no le gustó en lo absoluto, que empezó a caminar, pero Drake fue más rápido que ella, agarrándola salvajemente del brazo.

—No. Te. Vas. A. Marchar. —Decía una a una entre dientes cada palabra que soltaba y aquello hizo temblar a una Ava que le recordaba al pasado con aquel hombre, años atrás, muchos años atrás.

Lo cual hizo que ella se marchase de ese sitio por todos los malos tratos que sufrió por aquel hombre. Y ahora estaba Drake que se lo estaba recordando, empezó a temblar al sentir la misma sensación.

—Drake, ¿que quieres?

Trataba de apaciguarlo, porque no le estaba gustando esa reacción de él. Necesitaba que se calmase y así poder solventar ese momento para marcharse y hablarlo con su profesora de teatro lo que estaba pasando con Drake.

No pensaba que aquello pudiese pasar, menos después de estar separados. Pero Drake la estaba sorprendiendo a malas cada día que pasaba y el motivo era porque ella estaba saliendo con el apuesto magnate. Y aquello, en ese momento, ella lo dedujo aunque ya lo llevaba haciendo días.

—Que te alejes de ese tío. Solo quiere aprovecharse de ti, Ava... —susurró y por el tono de voz parecía que estaba algo bebido—. No sabes como son ese tipo de hombres de negocios.

Ella arrugó su frente y negó con la cabeza.

—Drake, deberías...

—¡No me digas lo que tengo que hacer! —respondió. —¿Quien te enseñó a follar? —preguntó, tomándola de la cintura y acercándola a él—. ¿Quien te enseñó todo lo que sabes? ¿Eh?

Ava empezaba a temblar cada vez más y estaba preparada para poder darle un golpe en seco con su rodilla entre las piernas de él. Necesitaba alejarse y marcharse corriendo, pero el miedo parecía ir más a por ella y aguantó la respiración mientras deseaba que su mejor amiga hiciera acto de presencia.

—¿Que... quieres? —preguntó con la voz temblorosa, aunque trataba de hacer que no le saliera de esa manera.

Entonces, el rostro de Drake se acercó al de ella, a punto de rozar los labios con los de la joven, que empezaba alejarse de él y empezó a oler el olor del alcohol en su boca.

Ava quería alejarse, pero él parecía tener más fuerza que ella en ese momento.

—Quiero que vuelvas conmigo.

—¡DRAKE MILLS! —gritó una mujer al fondo, justo en el centro de las escaleras del teatro.

Y ambos se giraron para mirar a la dueña de aquella voz.

La profesora Bonnet se encontraba allí, junto con Grayson que parecía venir corriendo como si le faltase el aire y ambas estaban juntas en ese instante. Porque Grayson vio la escena y llamó a la profesora para que viese lo que estaba sucediendo con Drake.

Grayson no le estaba gustando nada la actitud de ese hombre frente a su amiga nunca, pero menos aquellas semanas el cual parecía tener más interés en Ava que en ninguna otra y el motivo era porque no quería verla con ningún otro.

—¿Que demonios estás haciendo? —cuestionó Bonnet bajando las escaleras cabreada.

Pero fue ahí cuando, para sorpresa de todos, sobre todo, para la bailarina Ava, Drake se colocó tras ella, tomándola del cuello y sintió la punta fina y afilada de un arma blanca pegada a su garganta, amenazándolas a las otras que si se acercaban, haría lo que fuese necesario.

—Aléjense... Esto... Esto no va con ustedes —respondió con la voz tomada y con la mano del arma temblorosa.

Y Ava pensó que de aquello no lograría salir, porque de todas las cosas, nunca pensó que aquello fuese a pasarle a ella.


***

Aquí tenéis un nuevo capítulo de Ava y Tiger.

Y si, hasta a mi me dejó intrigada la parte final del capítulos e hoy.

¿Que les h parecido?

¿Tiger y Ava?

¿Los amigos de Ava?

¿Lo que le ha podido decir la detective a Tiger?

¿Lo que Drake hizo?

Nos leemos el miércoles :3

Patri García

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