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V E I N T I N U E V E | E S E S E N T I M I E N T O 🌂

«Cada vez sentía esto mucho más. Más que nunca»

Tiger Davenport

El sol del atardecer bañaba el paisaje con tonos dorados y anaranjados. Tiger rodeó el vehículo y abrió la puerta del copiloto, extendiendo su mano para ayudar a Ava a bajar. Ella la tomó distraídamente, aún cautivada por la belleza que la rodeaba.

—Es... Es como sacado de un cuento —murmuró Ava con sus ojos brillando con asombro—. Parece el escenario perfecto para una película romántica.

Tiger sonrió, complacido por la reacción de Ava.

—Me alegra que te guste —dijo suavemente, guiándola hacia la casa con una mano en la parte baja de su espalda.

Mientras se acercaban, Ava notó a un hombre mayor de pie en el porche. A medida que la distancia entre ellos se acortaba, la similitud entre el hombre y Tiger se hizo evidente. Era como mirar una versión futura de Tiger. Los mismos rasgos fuertes, pero suavizados por la edad y la experiencia. Su cabello, una vez oscuro como el de Tiger, ahora estaba salpicado de gris, dándole un aire distinguido. Las arrugas en su rostro era solo el significado de todo lo que había vivido durante toda su vida, recuerdos, experiencias...

Ava no pudo evitar pensar que si Tiger se vería así en el futuro, seguiría siendo irresistiblemente atractivo.

—Ava, te presento a mi tío Charlie —dijo Tiger cuando llegaron al porche.

Charlie extendió su mano con una sonrisa cálida.

—Es un placer conocerte al fin, Ava —dijo con voz amable—. Tiger me ha hablado mucho, pero mucho de ti. —respondió, avergonzando un poco a su único sobrino que no esperaba que le dijera aquello a Ava—. ¿Cómo te encuentras? Me enteré de lo que sucedido —murmuró preocupado por la joven.

Ava se sorprendió por un momento, pero luego recordó que Tiger probablemente había llamado a su tío para avisarle de su llegada y explicarle la situación. Y se imaginó que su tío era como un padre para Tiger, por como lo nombraba, por la sonrisa de Tiger al lado de ese hombre.

—Mucho gusto, señor Charlie —respondió Ava, estrechando su mano—. Estoy... Estoy mejor, gracias. Y le agradezco mucho su hospitalidad.

El mangante no dejó de mirarla, angustiado por ella mientras que Charlie se percataba de la forma que Tiger tenía de mirar a esa joven y le recordó a él años atrás cuando empezó a enamorarse del que fuese la mujer de su vida y su esposa por más de 20 años, antes de que la enfermedad los separase físicamente.

—Por favor, solo Charlie —insistió el hombre con una sonrisa afable—. Y no hay nada que agradecer. Esta casa siempre ha sido un refugio para Tiger, y ahora lo es para ti también.

Ava sonrió como nunca y empezó a sentir aquella sensación de paz de ese lugar, tan lleno de vida y donde no había absolutamente nada de ruido molesto como el de la ciudad. Ahora entendía porque Tiger le gustaba vivir en el bosque en aquella casa que tenía y no pudo evitar recordar aquella noche ardiente que tuvieron ambos y que deseaba volver a repetir una y otra vez.

Charlie hizo un gesto hacia la puerta.

—Vamos, entren. Deben estar cansados y hambrientos después de tantas horas en la carretera. Dejen sus cosas y pasemos al comedor. He preparado algo especial.

Tiger tomó las maletas y guió a Ava al interior de la casa.

Nada más entrar, Ava se sintió envuelta por una atmósfera de calidez y nostalgia. Las paredes estaban decoradas con fotografías familiares y recuerdos acumulados a lo largo de los años. Cada rincón parecía contar una historia, y Ava se encontró deseando conocer cada una de ellas.

Nunca tuvo una familia así, ni mucho menos un lugar llamado "hogar" donde poder disfrutar de todo ello. Sintió una pequeña punzada de dolor en su pecho al ver que nunca había experimentado algo como la familia y deseó poder vivir esa experiencia algún día.

Por eso dijo con total trasparencia;

—Es hermoso —susurró, deteniéndose frente a una fotografía de un Tiger mucho más joven sonriendo junto a su tío—. Se nota que hay mucho amor en este lugar.

Tiger asintió, una sonrisa nostálgica en sus labios.

—Este lugar ha sido más hogar para mí que cualquier otro —confesó en voz baja—. Ese día fue cuando me gradué de la universidad —respondió, sorprendido a Ava.

—¿Tan pronto? Ahí deberías de tener 18 años...

—Fui un muchacho bastante inteligente para mi edad —respondió con cierto tono divertido—. Vamos, te mostraré donde nos quedaremos.

Subieron por una escalera de madera que crujía suavemente bajo sus pies. El pasillo de la planta superior estaba flanqueado por varias puertas, todas cerradas excepto una al final. Tiger se dirigió hacia ella, y Ava lo siguió, curiosa.

La habitación era espaciosa y acogedora, con una gran cama de matrimonio como pieza central. Las paredes estaban decoradas con pósters de bandas de rock y algunos trofeos deportivos. Una ventana amplia ofrecía una vista espectacular del lago y los bosques circundantes.

Estaba tan lleno de paz, colores y alegría que deseó poder haber disfrutado de una adolescencia así años atrás.

—Este es mi cuarto —explicó Tiger mientras dejaba las maletas junto a la cama—. O al menos lo era cuando vivía aquí. Pasé más tiempo con mis tíos que con mis padres durante mi adolescencia, así que este lugar es como mi verdadero hogar.

Ava recorrió la habitación con la mirada, absorbiendo cada detalle. Podía imaginar fácilmente a un joven Tiger pasando horas en ese espacio, escuchando música, estudiando o simplemente soñando con el futuro.

—Es perfecto —dijo con una sonrisa—. Se nota que es tu espacio... Siento que no tuvieses tan buena relación con tus padres... Según me has hablado, veo que no has disfrutado de ellos.

Tiger negó ante ello.

—Ava, eso es agua pasada... Mis padres siempre se interesaron por mi dinero, por mi inteligencia que podría llevarlos lejos a ellos... —susurró bajando la mirada con sus manos en los bolsillos y Ava deseó abrazarlo para que no se sintiera de esa manera—. Charlie y Martha me daban todo el cariño que mis padres nunca me dieron, así que para mi ellos fueron como unos padres.

La joven bailarina bajó su mirada, algo triste por lo que estaba escuchando y, cuando Tiger la vio, se acercó a ella saltando sus manos de sus bolsillos y la tomó del mentón para que pudiese mirarlo a los ojos.

—Eso es pasado, Ava... Tengo cicatrices emocionales, pero apenas son nada... —Acarició con dulzura las mejillas de ella para luego murmurar. —Lo que odio es saber que tu tienes muchas cicatrices, tanto internas como externas...

Ava hizo un pequeño gesto con sus labios para luego notar como Tiger acariciaba con dulzura el labio interior de ella con su pulgar. Consiguió que ella entreabriese los labios y tanto fue así que, al mirar los ojos tan perfectos de Tiger, deseó saborearlo como él había hecho con ella.

Y Tiger no quería meterse en un terreno oscuro para ella recordando su pasado. Tan solo quería que olvidase el estrés y lo ocurrido y viviese algo totalmente relajante en ese hogar, en ese lugar donde nunca había traído a una mujer a casa. Por eso cambió de tema.

Tiger pareció dudar por un momento antes de continuar.

—El problema es que no hay más habitaciones disponibles —dijo, rascándose la nuca con nerviosismo y alejándose un poco de ella—. Tendremos que compartir este cuarto, pero no te preocupes. Dormiré en el sofá. —Señaló un cómodo sofá frente a la cama.

Ava sintió una oleada de ternura ante la consideración de Tiger. Sin pensarlo dos veces, negó con la cabeza.

—No tienes por qué hacer eso, Tiger —dijo con suavidad—. Somos adultos y, bueno, ya hemos dormido juntos antes. Compartir la cama no será un problema. Ya hemos roto esa regla, ¿no?

Tiger la miró sorprendido por un momento, antes de que una sonrisa se dibujara en su rostro.

—Tienes razón —murmuró, acercándose a ella—. Supongo que ya hemos cruzado esa línea.

Y el magnate la volvería a cruzar si Ava se lo permitía, como se lo estaba permitiendo en ese momento.

Estaba deseoso de volver a desnudarla, de tomarla, de llevarla a la cama y hacérselo durante horas, como aquella madrugada en su casa, con las vistas del bosque. Necesitaba sentirla, escucharla como gemía su nombre y volverse loco con las vistas de su cuerpo. Necesitaba eso y más, mucho más, pero no era el momento y ella necesitaba tiempo para recuperarse de lo que le había ocurrido.

Ava se giró hacia la ventana, admirando la vista del atardecer sobre el lago. Fue ahí cuando volvió a sentir a Tiger acercarse por detrás con su presencia cálida y reconfortante.

—Quiero que tengas un fin de semana diferente, Ava —susurró Tiger cerca de su oído, enviando un escalofrío por su columna—. Quiero que te olvides de todo lo malo, aunque sea por unos días.

Ava se giró para mirarlo, encontrándose con sus ojos llenos de preocupación y algo más, algo que no se atrevía a nombrar. La intensidad de su mirada la dejó sin aliento.

—Gracias, Tiger —respondió en un susurro—. Gracias por todo lo que estás haciendo por mí. No sé cómo podré pagártelo.

Tiger negó con la cabeza, llevando una mano a la mejilla de Ava.

—No tienes que pagarme nada —dijo con firmeza—. Lo hago porque me importas, Ava. Más de lo que te imaginas.

El momento se cargó de una tensión eléctrica, sus rostros a centímetros de distancia. Ava podía sentir el aliento de Tiger en su piel, y por un instante, creyó que iba a besarla. Su corazón latía desbocado, una mezcla de anticipación y miedo.

Pero el momento se rompió cuando la voz de Charlie resonó desde la planta baja.

—¡La comida está lista! ¡Bajen antes de que se enfríe!

Tiger se alejó lentamente, una sonrisa tímida en sus labios.

—Será mejor que bajemos —dijo, ofreciéndole su mano—. Conociendo a mi tío, subirá para saber que estamos haciendo.

Ava asintió sonriente, tomando su mano y permitiendo que la guiara fuera de la habitación. Mientras bajaban las escaleras, no pudo evitar pensar en lo que casi había sucedido y en las ganas que deseaba sentirlo nuevamente.

El comedor era tan acogedor como el resto de la casa. Una mesa de madera maciza dominaba el espacio, cubierta con un mantel a cuadros y repleta de platos humeantes que desprendían aromas deliciosos. Charlie los esperaba con una sonrisa, haciendo un gesto para que se sentaran.

—Espero que les guste —dijo mientras servía un guiso aromático en sus platos—. Es una receta familiar, la favorita de Tiger cuando era pequeño.

Tiger sonrió con nostalgia.

—El estofado de la tía Martha —dijo, inhalando profundamente—. Nadie lo hace como tú, tío.

Comenzaron a comer, y Ava se sorprendió por lo delicioso que estaba todo. Disfrutó al completo de todo ese momento familiar, aunque en el fondo sabía que era solo una desconocida y que esa relación falsa con Tiger no duraría mucho y eso era lo que a veces la hacía sentir vacía.

La conversación fluyó fácilmente, con Charlie contando anécdotas de cuando Tiger era más joven, haciéndolos reír a ambos.

—Así que, Ava —dijo Charlie después de un rato—. Tiger me ha dicho que eres bailarina. Debe ser fascinante.

Ava asintió, tragando un bocado antes de responder, mientras que el magnate la miraba de vez en cuando, una de esas miradas que su tío Charlie le hacía sonreír porque sabía lo que significaba.

—Lo es —dijo con una sonrisa—. Tiene sus desafíos, pero no puedo imaginarme haciendo otra cosa. Es mi pasión.

Y el joven multimillonario contestó con una voz suave y perfecta;

—Se nota —intervino Tiger, mirándola con admiración—. Deberías verla bailar, Charlie. Es... Es como si la música cobrara vida a través de ella.

Ava sintió que sus mejillas se sonrojaban ante el cumplido. Charlie los miró a ambos con una sonrisa conocedora.

—El arte tiene ese poder —dijo el hombre mayor—. Nos permite expresar lo que las palabras no pueden. Ya sea a través de la danza, la música o la pintura.

La conversación continuó mientras terminaban la cena. Después, a pesar de las protestas de Charlie, Ava insistió en ayudar a limpiar.

—Es lo mínimo que puedo hacer para agradecer su hospitalidad —dijo mientras recogía los platos y Tiger se unía a ellos.

Una vez que la cocina estuvo limpia, Charlie se excusó para ir a dormir, aunque en realidad sabía exactamente lo que quería y era dejarlos solos para que la magia del ambiente hiciera el resto, dejando a Tiger y Ava solos.

—¿Quieres dar un paseo? —propuso Tiger—. La noche está hermosa y el lago se ve precioso bajo la luz de la luna.

Ava asintió, emocionada ante la idea. Salieron de la casa y caminaron hacia la orilla del lago. La luna llena se reflejaba en la superficie cristalina, creando un espectáculo de luz y sombras. Con la mano de Tiger colocándola sobre la de ella, la guió hacia un pequeño lugar, como un taller que su tío tenía para hacer muñecos de madera y hacer las reparaciones de la casa donde estaban todas las herramientas.

No había puertas, era una caseta al lado de su casa, donde quería mezclarse con la naturaleza y lo hermoso del lugar. Frente a esa caseta podía ver todo el lago desde esa posición por la noche.

—Este es el taller de mi tío, donde pasa varias horas para hacer muñecos de madera —murmuró feliz mientras entraban.

—¿Hace muñequitos de madera? —cuando Tiger asintió, ella sonrió mientras entraban al taller y Ava empezaba a rozas con sus dedos la mesa de madera.

—Pasó una muy mala época cuando murió mi tía Martha... Fue un duro golpe para él.

—Oh, lo siento...

Tiger negó mientras se acercaba a ella y cortaban todo el espacio que había entre ellos.

—La amaba como nunca te imaginarías que alguien amaría a otra persona. Es ese tipo de pareja por el que uno sueña —susurró y los dedos de él se colocaron sobre los de ella en aquella mesa de madera.

Ava sintió todo aquello con esos dedos de él. Quería besarlo, decirle más cosas, pero las palabras no salían. Y lo que acababa de decir le dolía, el amar a alguien tanto y que la vida te lo arrebatase.

No supo que le ocurría, pero podía sentir esa electricidad de ambos, esa sensación de amor que por ahora se negaban a decir en voz alta. Y entonces Ava necesitaba decirle algo, necesitaba dar un pequeño paso más en esa relación falsa, porque él era el hombre adecuado y quería agradecerle todo lo que hacía por ella y lo que le había hecho.

—Quiero devolverte el favor, Tiger.

Aquello hizo elevar su ceja al magnate.

—Ava, si es lo que pienso... No creo que sea un buen momento después de lo de ayer.

Pero la bailarina negó.

—Quiero hacer esto, Ti...

Ella se acercó mucho más, mordiéndose el labio y se quedó muy cerca de él, mientras que Tiger tragaba costosamente mientras la observaba.

La mano de Ava se posó sobre el torso de Tiger, tras aquella camisa negra que llevaba puesta y cuando empezó a apoderarse de uno de esos botones, ella lo miró con sus ojos más brillantes que nunca y murmuró;

—Quiero mucho más contigo.

Y sin más, le desabrochó algunos botones para luego empezar a arrodillarse frente a él. Tiger no parpadeó, mirándola por cada gesto que hacía para luego ver como empezaba a desabrocharle el pantalón y de pronto, logró liberar la dureza de Tiger. La que había sentido varias veces en su cuerpo, pero esa noche era la primera vez que lo sentía de esa manera y estaba deseosa de empezar.

Tiger le echó el cabello a un lado mientras se ponía más duro de verla de rodillas ante él, con aquellas vistas de la naturaleza dentro de aquella caseta. Con la mirada seria, Tiger esperó impaciente a lo que ella iba a hacer, sin apenas pestañear.

Tomando el control entre sus manos, Ava se acercó su boca a su miembro erecto y listo para ella y empezó a pasar su lengua por la punta de él, haciendo que Tiger empezara a temblar de sentirla en ese momento y gruño por lo alto al notarla. Lentamente empezó a hacerlo, sin prisas mientras que Tiger la observaba desde su posición.

Sin dejar de hacer movimientos con su lengua en su punta, empezó a chuparla lentamente, aún sin metérsela al completo en la boca y aquello lo volvía completamente loco.

—Bella, me estás haciendo sufrir... —respondió, poniéndome a mil cada cosa que decía.

Sin dejar de mirarlo desde su posición, abrió la boca y comenzó a hundirse poco a poco, viendo Tiger como le daba placer de aquella manera, en aquel lugar, muy lejos de Londres. Empezó a moverse, poco a poco, fastidiando al magnate que necesitaba mucho más de ella.

Y no ayudaba a como ella lo miraba, desde esa zona mientras pestañeaba.

El sabor de él la inundó en sus labios, sobretodo en su lengua, haciendo movimientos más rápidos, notando lo caliente que estaba y como algunas gotas de sus fluidos escapaban.

Quería sentirlo en su máximo esplendor, necesitaba saborearlo al completo y que se corriese en su boca, lo necesitaba y él parecía querer eso.

—Joder, Ava... Ojalá pudieses tener las vistas que tengo yo ahora mismo de ti —respondió mientras su rostro era de pura satisfacción, de excitación.

Continuó, una y otra vez, cada vez más rápido, consiguiendo que su cabello se colocase frente a sus ojos y que él lo retirase hacia atrás para verla por completo.

—Ava... Si no quieres... Joder, estoy a punto —murmuró totalmente ido.

Pero Ava seguía con su tortura y no ayudaba a la perfecta y erótica imagen que Tiger tenía de ella y que soñaría con ella durante muchas noches, más de las que podría admitir. Y menuda sensación que él estaba sintiendo por ella.

—A... Ava...

Pero Ava quería que acabase en ella. Quería eso de él.

Cuando empezó a sentir un ardor en su boca, como él temblaba y empezaba a dar pequeños espasmos, supo que estaba a punto, hasta que terminó, corriéndose por completo y no dejando que nada se escapase fuera.

Al acabar, se separó de su miembro, y él, mirándola desde su posición, le limpió la boca con su pulgar y le decía a ella, solo a ella, una de las mejores sonrisas dulces que ella nunca podrá haber visto.

—Ava...

Levantándola del suelo para acostarla sobre aquella mesa, la beso con furia, con deseo, mucho más que nunca y necesitaba más de ella, en aquella noche estrellada frente aquel espectáculo de naturaleza.

Con Ava deseando más, Tiger se separó de ella para murmurarle mientras metía sus manos bajo la falda de ella para romperle las bragas y quitárselas.

—Me toca, Bella... Necesito saborearte al completo y lo quiero todo —respondió con aquella voz que atraía a una Ava a la desesperación.

Sus labios se posaron nuevamente sobre los de ella y sintió perderse mientras su cabello tan oscuro caía sobre la mesa. Sin poder soportar ni un minuto más, terminéó de rodillas frente a ella, levantándole la falda y abriéndola de piernas en aquel lugar, en aquel sitio tan íntimo. Empezó a ascender sobre sus piernas desnudas y sedosas que tanto lo volvían loco.

—Quiero adorar cada centímetro de tu piel —susurró contra su piel—. Quiero descubrir cada punto que te hace temblar, cada caricia que te hace gemir. Y todo lo que hemos explorado es solo una pequeña prueba de lo que me queda por enseñarte, señorita Delacroix.

Sus manos se deslizaron sobre sus caderas, trazando patrones sobre la piel desnuda de ella y Ava arqueó la espalda, ansiando más el toque del magnate.

—Tiger... —gimió, en cuanto notó su lengua en su punto más sensible, en el centro de su sexo.

Movió su lengua en su clítoris mientras que ella parecía no poder estarse quieta, quizás porque ansiaba eso tanto como él. Y cuando deseaba saborearla y sentirla por completo.

Empezó a lamerla como un helado, disfrutando de su sabor único, hasta que empezó a meter su lengua en su interior, succionando y jugueteando lentamente, para maldad del multimillonario. Pero amaba cuando gemía, cuando se retorcía debajo de él pidiéndome más. Recordaba cada momento que había vivido juntos así y tenía ,ucho juegos que hacer con ella. Muchos y estaba deseoso de seguir con ella de esa manera.

Lo demás le dio igual en ese momento, donde se encontraban, los problemas... Todo. Tan solo necesitaba sentirla, poder hacerlo absolutamente todo con ella y aunque solo fuese una relación falsa, ambos parecían tener una relación tan real como la vida.

Cuando levantó su mirada para observarla, juró que vio lo mejor que había visto en su maldita vida. Aún ella no estaba acostumbrada a que un hombre le prestase esa atención que Tiger le ponía y se prometió a sí mismo a hacerlo más continuamente para mal acostumbrarla.

—Ti... —murmuró, consiguiendo que Tiger amase cada vez que ella le susurraba de esa manera su nombre, solo a ella

Y yo no frenó, dejándola totalmente asombrada y consiguiendo que ella se corriese en su boca al completo, saboreándola hasta la más mínima y disfrutó de esas vistas mientras ella gritaba. Agradeció que se encontraban fuera de la casa, para que su tío no los escuchase, pero aún así a él parecía importarle bien poco aquello. Necesitaba demostrarle todo a Ava y de la mejor manera que conocía era mediante el placer carnal.

Y cuando acabó de gemir, Tiger se acercó a su rostro para admirarla lo hermosa que se veía después de aquello y le susurró;

—Te ves tan hermosa de esta manera... —concluyó, antes de volver a besarla en esa noche estrellada, en algún lugar de Inglaterra, alejados de toda la civilización.


***

Aquí tenéis un nuevo capítulo de Ava y Tiger.

¿Que les ha parecido?

¿Tiger y Ava?

¿El tío de Tiger?

¿El lugar en en qué se encontraran?

¿Un poco de tranquilidad antes del drama?

Nos leemos el miércoles :3

Patri García

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