V E I N T I D Ó S | E S A N O C H E 🌂
«Siempre había creído que no era nada buena en la intimidad. Pero Tiger me demostró que no había tenido un buen compañero de baile y ahora, con él, todo era al compás de la música»
Ava Delacroix.
—¿Que? ¿Muy cansada, novata? —cuestionó una Victoria con sus manos cruzadas mientras una joven Ava estaba apoyada de manos en sus rodillas.
Tratando de recuperar el aliento mientras que todas las del grupo parecían burlarse de ella era algo que no le gustaba en lo absoluto. Pero el mundo del baile no era un camino de rosas y sabía que debía aprender a enfrentarse a ese tipo de caminos, de rivalidades y continuar con la cabeza alta.
Así se lo había enseñado la profesora Bonnet y no era para menos, ya que Chloe le estaba enseñando todas las cosas que debía pasar, todo lo malo antes de que la vida se lo pusiera frente a sus ojos. Y, aunque ahora tan solo le parecería algo muy difícil, algo que le gustaría abandonar. En el futuro la joven Ava lo agradecería y se lo agradecería siempre su profesora de baile Chloe Bonnet.
—Si quieres, déjala un rato. ¿No ves que no está muy en forma? —bromeó otra rubia que pasaba por su lado contoneando las caderas.
Pero Ava no iba a rendirse y menos cuando unas idiotas como aquellas que parecían olvidarse cuando habían sido novatas, la humillaban de aquella manera. No, no iba a abandonar aunque su mente y cuerpo lo deseara, pero si iba a demostrarse a si misma de lo que era capaz de hacer.
—Quiero repetirlo —respondió una Ava dispuesta a todo para cumplir su sueño, aunque el sudor la estuviese empapando completamente, aunque su cuerpo no pudiese más.
Iba a repetirlo tantas veces hiciera falta hasta conseguir su objetivo, que era aprender y continuar disfrutando del baile.
Victoria, elevando la ceja por lo que estaba escuchando, no hizo ningún gesto extraño ni burlesco. Tan solo la miró como si se reflejase en ella años atrás, cuando más le hizo falta aquel trabajo y todas la trataban de novata.
Cuanto había odiado que la tratasen así, pero parecía haberse olvidado porque ahora ella era la que estaba tratando de manera despectiva a aquella bailarina que tan solo quería superar su miedo escénico.
—Vale. Desde el giro —respondió Victoria mientras las demás dejaban de bailar mientras se acercaban desde sus posiciones para mirar aquella joven valiente que estaba plantando cara a una líder del grupo de lo más dura.
Ava miró a Victoria una vez más antes de que su profesora de baile en ese momento que era Victoria, le diese el inicio para que empezara.
Una vez lo hizo, la señorita Delacroix comenzó a dar un giro tras otro, para luego dar varios pasos de piernas bastante complejos que se le habían dificultado pero que, tras tantos intentos y repeticiones, su mente se había acostumbrado junto con sus piernas y ahora parecía hacerlo mucho mejor que antes. Continuó con aquel paso de baile, elevando sus piernas para luego dar otro giro mientras se miraba al espejo y luego caer con sus piernas estiradas.
Un paso de lo más difícil para una novata que, en su primera semana de ensayos, ninguna de ellas había conseguido y Ava Delacroix si.
Con todas las bailarinas de aquel show admirando lo que acababa de hacer una novata como Ava, la joven se quedó ahí unos segundos antes de que se levantase sin problema del suelo y se acercase a Victoria, la cual no dejaba de mirarla. Con Victoria, que su mirada parecía ser de completo odio, Ava se relajó un poco y, dulcificando su rostro, dijo;
—¿Mejor ahora, señora Brown? —cuestionó una joven que parecía querer y desear aprender más y no iba a rendirse en ningún momento.
Con todas mirando hacia ambas mujeres, Victoria empezó a temblar del enfado su labio inferior y, mirando la hora que era, la cual ya había pasado la hora del ensayo, muy a su pesar y con la boca pequeña, murmuró;
—Un poco mejor.
Dándole la espalda, se dirigió hacia sus bailarinas las cuales conocía desde hacía años y dijo;
—A descansar, chicas. El lunes volveremos a vernos —concluyó.
Ava, totalmente exhausta apunto de echar sus pulmones de todo el ejercicio que había hecho aquel día, caminó hacia su mochila. La cual descansaba en un rincón y empezó a guardar sus pertenencias antes de que escuchase como las demás del grupo se marchaban, despidiéndose de cada una, exceptuando a Ava. Todas la ignoraban por completo y aquello la hacía sentir mal, pero debía pensar que solo iba a estar un mes ahí, hacer 2 shows y luego marcharse otra vez a continuar con su vida como si nada. No iba a hacer amigas, aunque para Ava hacer amigas había sido algo muy difícil de conseguir.
Toda su vida había sido complicada, desde que empezó hasta ahora y seguiría caminando hasta conseguir sus objetivos.
Cuando colgó su mochila en el hombro y se giró, casi se choca con la líder del grupo, la cual la observaba de aquella manera que no gustaba en lo absoluto.
—Que hayas aguantado durante tu primera semana, no implica que vayas a estar mucho tiempo aquí, novata —respondió como si nada.
Pero Ava, con toda la elegancia que tenía, respondió;
—No pretendo quitarte tu trabajo, Victoria. Si estoy aquí es por mi profesora de baile en la academia para superar mi miedo escénico —aclaró mientras estaba la seguía mirando de aquella manera—. No quiero ser un estorbo para ustedes.
Empezó a caminar, cuando la voz de Victoria la frenó.
—Ya lo eres y me da igual tu puto problema del miedo escénico —respondió burlesca—. ¿Una bailarina con miedo escénico? Es como si un cantante tuviese miedo a cantar frente a su público.
Ava, sin ni siquiera molestarse en girarse, dijo;
—Al menos estoy luchando por conseguir superarlo. —Ava se giró para mirarla unos segundos con la mirada clavada de la líder del grupo de bailarinas clavada en ella—. ¿Tu haces algo para quitarte ese rencor que tienes encima? —Soltó, dejando a Victoria petrificada por lo que acababa de escuchar—. No sé que es lo que te ha pasado para que me trates así, pero novata hemos sido todas. Nadie nace sabiendo, Victoria y tu lo sabes mejor que nadie —susurró, dejándola a entender que para que llegase a ser líder de un grupo de baile tuvo que pasar por muchas cosas.
Sin decirle nada sobre ese tema, se despidió respondiéndole;
—Nos vemos el lunes, Brown.
Y se fue con su puño totalmente cerrado y empezando a temblarle el labio inferior del enfado y de lo mal que se sentía por como la estaban tratando allí.
Pero lo que no sabía es que había dejado totalmente sorprendida a una Victoria que miraba como se marchaba aquella bailarina tan joven y que parecía ser más sabia que todas ellas juntas.
Ava, una vez se quedó fuera de allí, se apoyó en la pared suspirando mientras se tapaba el rostro, deseando que ese mes tan tortuoso acabase de una maldita vez. Que consiguiera hacer ese show a pesar del miedo, de pavor que le tenía a tener que bailar delante de varias personas. Pero prefería terminarlo ya antes que seguir aguantando así mucho más tiempo rodeada de gente llena de rencor por motivos distintos.
Pero, a pesar de ello, Ava era el vivo ejemplo de pasarlo mal en la vida y no hacerle la vida imposible a la gente.
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El sol de la tarde se filtraba entre las copas de los árboles, creando un mosaico de luz y sombra sobre el sendero que serpenteaba a través del bosque.
Ava caminaba con pasos lentos y deliberados, permitiendo que la serenidad del entorno la envolviera como un manto reconfortante.
El taxi la había dejado en la entrada del camino, y ahora se encontraba inmersa en un mundo completamente diferente al bullicio de la ciudad. Cada paso la alejaba más de las preocupaciones que la habían perseguido durante el día, como hojas secas arrastradas por el viento.
El suave crujido de las hojas bajo sus pies se mezclaba con el canto de los pájaros y el susurro de la brisa entre las ramas. Ava cerró los ojos por un momento, dejando que los sonidos de la naturaleza la envolvieran. El aroma a tierra húmeda y pino llenaba sus pulmones, purificando no solo el aire que respiraba, sino también su mente agitada.
Un arroyo cercano añadía su melodía cristalina a la sinfonía del bosque, su murmullo constante como un bálsamo para sus nervios tensos. Ava se detuvo un instante, escuchando con atención el concierto natural que la rodeaba. El contraste con el caos y el ruido de la ciudad era tan marcado que casi podía sentir cómo la tensión abandonaba su cuerpo con cada respiración profunda.
Sin embargo, ni siquiera la belleza serena del bosque podía borrar completamente los recuerdos del día que dejaba atrás. El ensayo con el grupo de cabaret había sido particularmente agotador, no tanto por el esfuerzo físico, sino por la carga emocional que conllevaba.
Victoria, la líder del grupo, parecía haber hecho de su misión personal hacer sentir a Ava como una intrusa. Sus comentarios mordaces y miradas despectivas eran como pequeñas dagas que se clavaban en la confianza de Ava. La perspectiva de pasar un mes entero ensayando bajo esa atmósfera hostil le provocaba una sensación de náusea que se asentaba en la boca de su estómago como un peso frío y pesado.
No quería hablarle así a Victoria, y ni siquiera elevó la voz, pero tener que aguantarla un mes entero en marzo no era algo que Ava deseara con muchas ganas.
Pero todos esos pensamientos se desvanecieron como la niebla matutina cuando finalmente llegó a la impresionante casa del magnate. Y la escena que se encontró allí hizo que su corazón diera un vuelco y su respiración se entrecortara.
Tiger se encontraba en un lateral fuera de la casa tan lujosa, pero para sorpresa de Ava estaba cortando leña con movimientos fluidos y poderosos. Vestía un suéter holgado negro de tiras que dejaba al descubierto parte de su torso trabajado. Los músculos de sus brazos se flexionaban con cada movimiento, brillantes por el sudor que también hacía que mechones de su cabello se pegaran a su frente.
Por cada movimiento al partir leña de aquella manera mostrando la fuerza que poseía, ver esos músculos moviéndose a medida que más movimientos hacía, la hacía tragar muy lentamente.
Su cabello revuelto y con los mechones cortos pegado a su frente por el sudor que hacía brillar toda su dura piel, la hizo tener que pararse para saber si lo que estaba viendo era un maldito ángel caído o un magnate.
No ayudaba en lo absoluto como sujetaba aquella herramienta mientras se limpiaba el sudor con su antebrazo mientras que se colocaba el suéter tan holgado que llevaba puesto y que Ava deseaba arrancárselo de una vez con sus dientes.
Ava se quedó inmóvil, incapaz de apartar la mirada de aquel espectáculo de fuerza y gracia masculina. Tuvo que tragar saliva nuevamente, sintiendo de repente la boca seca.
Tiger, al percatarse de su presencia, detuvo su tarea y la saludó con una sonrisa que hizo que las rodillas de Ava se debilitaran.
—¿Necesitas una servilleta para las babas? —bromeó él con sus ojos brillando con diversión.
Ava rio, negando con la cabeza y desviando la mirada, súbitamente consciente de su falta de educación al admirar semejante hombre de aquella manera. Y juraría que estaba escuchando como sus bragas empezaban a resbalarse por sus piernas.
Tratando de ignorar lo que acababa de decir, preguntó;
—¿No tienes frío? —Tratando de desviar la atención de su evidente admiración.
—Para nada —respondió Tiger, dejando el hacha a un lado y acercándose a ella.
Mientras se acercaba a la bailarina, Ava observaba el pedazo hombre que se acercaba a ella y que deseaba poder sentir su cuerpo desnudo sobre el de ella. Por todos lados, sin dejar ningún lado sin explorar.
Tuvo que apartar varias imágenes de su cabeza para que no siguiera mojándose de tan solo ver a ese hombre con aquella ropa.
Entraron juntos a la casa. Y el contraste entre el aire fresco del exterior de Inglaterra y el calor del interior creando una sensación acogedora. Tiger se excusó para darse un baño rápido.
No tardó mucho, porque en menos de 7 minutos ya Tiger había salido con la el cabello húmedo y con una toalla secándose mientras Ava veía la leña que él cortaba en una esquina de la impresionante chimenea que tenía en uno de los rincones de aquella lujosa y hermosa casa.
—¿Qué tal tu día? —preguntó con un tono casual pero sus ojos revelando un interés genuino.
Ava suspiró, dejándose caer en uno de los cómodos sillones de la sala.
—No muy bien —admitió. —El cabaret... No creo que sea lo mío.
Tiger la escuchó mientras ella le contaba sobre las dificultades con la líder del grupo, sobre cómo se sentía fuera de lugar y la ansiedad que le provocaba pensar en el mes de ensayos que tenía por delante.
Pero el pensar tan solo que tendría que bailar delante de tantos desconocidos...
—No te rindas. —Le animó Tiger con una voz suave pero firme—. A veces, los mayores desafíos nos llevan a los mayores triunfos. Quizás este sea tu momento de brillar, de demostrarles a todos, especialmente a ti misma, de lo que eres capaz.
Sus palabras, cargadas de confianza y apoyo, calentaron el corazón de Ava. Por un momento, se permitió ver la situación a través de los ojos de Tiger, como una oportunidad en lugar de un obstáculo.
—¿Y qué hay de ti? —preguntó Ava, cambiando de tema—. ¿Cómo va el asunto del móvil?
La expresión de Tiger se ensombreció ligeramente.
—Creemos que fue un trabajador que despedimos la semana pasada por acoso —explicó. —Al parecer, vendió información privada a la empresa de la competencia poco después del despido—. Hizo una pausa, pasándose una mano por el cabello aún húmedo—. Todavía estamos lidiando con la mala imagen que generó el incidente, pero con el tiempo, la gente lo olvidará.
Ava podía ver el estrés en sus ojos, en la tensión de sus hombros. Sabía que llevaba días sin salir, esperando que pasara la tormenta mediática.
Ella tomó la mano de Tiger mientras este levantaba la mirada para observarla.
—Todo saldrá bien, Tiger —respondió. —Sé que no estás pasando un buen momento, pero no lo estás pasando solo.
Aquello le alegró a Tiger, quien la miraba de aquella manera y le hacía desear poder quitarle la ropa y demostrarle como era tener un buen compañero de baile en la cama.
A medida que hablaban, Ava se dio cuenta de que algo estaba cambiando en el ambiente. La atmósfera se volvía más densa, cargada de una tensión que no tenía nada que ver con los problemas del día. Era una energía palpable entre ellos, una química que hacía que el aire pareciera chispear.
Ava sintió un calor creciente en su interior, una excitación que nacía en lo más profundo de su ser y se extendía por todo su cuerpo. Cada movimiento de Tiger, cada mirada, cada palabra pronunciada en esa voz profunda, alimentaba esa sensación.
Tiger debió sentirlo también, porque de repente estaba más cerca, su presencia llenando todos los sentidos de Ava. Cuando habló, su voz era un susurro ronco que envió escalofríos por la columna de Ava.
—¿Sabes lo hermosa que te ves cuando te sonrojas así? —murmuró con sus ojos fijos en los labios de Ava.
Aquellos labios carnosos y llenos de pecado que le hacían desear a Tiger pasar el resto de sus días en el infierno si así podía besar esos labios por horas.
Ava sintió que le faltaba el aire, su corazón latiendo tan fuerte que estaba segura de que Tiger podía oírlo. Porque la mirada de ese hombre la hacía derretirse y eso que aún no habían llegado a esa parte de la intimidad que habían firmado. Porque todos había sido Tiger quien le había dado una orgasmo, pero él no había recibido ni uno. Quería responder, pero las palabras se atascaron en su garganta.
—Llevo días deseando volver a probar esos labios, Ava.
Y entonces, sin previo aviso, los labios de Tiger estaban sobre los suyos.
El beso fue tórrido, apasionado, liberando toda la tensión acumulada entre ellos. Ava se derritió en sus brazos, respondiendo con igual fervor, perdiéndose en la sensación de sus labios, en el calor de su cuerpo.
Fue un beso que prometía más, mucho más. Un beso que marcaba el inicio de algo nuevo, emocionante y potencialmente peligroso. Pero en ese momento, mientras el mundo exterior se desvanecía y solo existían ellos dos, ni Ava ni Tiger pensaban en las consecuencias.
La joven, dejando la vergüenza de lado, se colocó encima de Tiger mientras que este tomaba las caderas de ella y estrujaba sus manos sobre la piel tan perfecta de ella. Aquello no ayudaba en lo absoluto a calmarse, porque los había encendido más y ya estaban deseosos de probarse de esa manera. En ese baile que ambos deseaban tener juntos.
Aunque Ava solo había tenido experiencia con un hombre de cual no la satisfacía sexualmente, pensaba que quizás con Tiger sería distinto. Aunque en ese momento no lo pensaba, su miedo a hacerlo por fin con Tiger era el miedo que le había causado su ex pareja Drake, quien no había dejado de decirle que no servía en la cama. Y aquello le hacía tener miedo a que Tiger descubriese que no servía en la intimidad, que era una perdida de tiempo aquel contrato, aquella relación falsa.
En ese momento no lo pensó porque Tiger la calentaba de tal manera que la hacía desear más, mucho más. Y no ayudó en lo absoluto a que sintiera la enorme dureza de Tiger entre sus piernas y, sin poder aguantarlo más, como si su mente manejase todo en ella sin pensar en nada más, empezó a mover sus caderas, restregándose su intimidad sobre el miembro erecto de Tiger que estaba escondido tras aquellos pantalones vaqueros que llevaba puestos.
Tiger gimió, diciéndole entre susurros;
—No me ayudas en nada, Ava...
Pero Ava estaba en otra galaxia, disfrutando de ese momento mientras que las manos de Tiger se posaban sobre el trasero buen definido y redondo de la joven Ava, mientras la animaba para que se moviese más.
Llevaba un vestido cómodo, por lo que sentía mucho mejor aquel miembro bajo aquella falda que Tiger empezaba a levantar cada vez más, hasta tener acceso a su ropa interior y, sin más, metió ambas manos debajo de aquella prenda tan íntima y empezó a apretar los glúteos perfectos de la bailarina mientras que esta empezaba a gemir en voz alta.
El beso se prolongó, intenso y ardiente, hasta que la necesidad de aire los obligó a separarse. Se miraron, jadeantes, los ojos oscurecidos por el deseo y la promesa de lo que estaba por venir.
—Te necesito, Ava...
Ella asintió, mientras volvía a besar los labios pecaminosos de ese hombre. Mientras él la levantaba, caminando hacia su cuarto que estaba a pocos metros, continuaba aquel recorrido de besos mientras que las ganas que se tenían continuaba ahí, de esa manera.
Pero cuando este llegó a su cuarto y la dejó sobre su cómoda cama, empezando a besar el cuello de la joven, esta empezó a tener recuerdos de las palabras despectivas de su ex novio. De como la trataba, de las palabrotas que utilizaba hacia ella en la intimidad y de la repugnancia que le daba cada vez que Drake lo hacía.
Por no hablar de como se burlaba de ella diciéndole que ni para eso servía.
Entonces, no queriendo que Tiger también hiciera eso, lo apartó mientras se levantaba de la cama para empezar a caminar hacia la enorme ventana que poseía Tiger en su cuarto con unas increíbles vistas hacia el despeñadero que daba unas increíbles vistas al bosque y al agua que rodeaba el lugar a varios metros hacia abajo.
Con Ava colocándose la tira de su vestido y colocándose la falda, se abrazó mientras no dejaba de recordar aquellas palabras, aquellas miradas y esa manera de ser tan repugnante que tenía Drake con ella.
En cambio, Tiger totalmente asustado y preocupado por ella, se levantó de la cama para caminar hacia ella y, dándole todo el espacio que tenía mientras trataba de calmarse, preguntó;
—Ava, ¿hice algo malo?
Ava quería decirle que no, que era maravilloso y ella una idiota sin experiencia que no sabía. Pero las palabras no salían de sus labios. No salían y temía que él se marchase en cuanto viese lo mal compañera que sería en ese momento que hicieran el acto.
Y, sin poder hacer nada, sus lágrimas empezaron a resbalarse por sus mejillas, sin poder contenerlas como acostumbraba.
Tiger, al ver lo afectaba que estaba, se colocó frente a ella y, levantando sus manos, las colocó sobre sus mejillas para limpiar las lágrimas que caían sin previo aviso.
Podía ver lo dolida que estaba, lo herida que se encontraba y sabía que él no había hecho nada malo. Que tenía que haber sido el daño psicológico y físico que el idiota de su ex pareja le había hecho a ella. Pero quería asegurarse de que él no había sido el causante de aquello.
—Ava, no tenemos que hacerlo —susurró él—. Tan solo dímelo, lo comprenderé.
Pero ella negó rápidamente, alejándose de él mientras que Tiger se quedaba en su sitio para asegurarse de que le daba todo el espacio que le hacía falta.
—No... No es eso, Tiger... —murmuró Ava—. Estoy deseando hacerlo contigo.
Tiger no dijo nada, tan solo dejó que ella se expresara de la forma más cómoda que existiese, que tuviese su espacio y que él pudiese comprenderla.
Estaba muy preocupado por ella, porque sabía que tenía muchas cicatrices internas y externas. Pero no iba a alejarse de ella y quería que ella lo supiera. Que iba a quedarse ahí hasta que estuviese lista y que no se iría de su lado cuando más falta le hacía.
Fue ahí cuando ella lo miró y, al ver los ojos de Tiger, ella se sintió mal por estropear un momento como aquel, en un sitio tan romántico como ese lugar, en aquella noche.
Esa noche.
Y cuando Tiger analizó los ojos de ella, vio miedo a la vez que vergüenza y no quería que ella se sintiese de esa manera. No quería verla así nunca.
—Acabo de recordar las cosas que hacía mi ex... Y Tiger... —murmuró temerosa—. Yo no... No soy nada buena en...
—No digas más —respondió un Tiger algo brusco de tan solo escuchar lo dañada que estaba por un tío tan idiota que ni siquiera sabía follar.
No quería ni imaginarse las cosas que le había dicho a Ava tan solo para sentirse más hombre cuando la realidad es que era un completo idiota por ni siquiera saber darle placer a una mujer y faltarle el respeto haciéndole ver a ella que la que no sabía era ella misma. Y aquello lo enfureció.
—Es la verdad, Tiger.
—No —murmuró él—. Es la falsa verdad que él te hizo ver. Pero la realidad es que no es así.
—¿Y como estás tan seguro de eso si ni siquiera lo hemos hecho? —preguntó temerosa.
Y Tiger, con esa manera de hablar que él tenía y que conseguía que Ava se tranquilizada, dijo;
—Porque para hacer un buen baile, hace falta que ambos sepamos bailar —respondió con sus ojos fijos en esa joven—. Y tu, Ava... Yo ya sé que eres la perfecta pareja para ese baile.
***
Aquí tenéis un nuevo capítulo de Ava y Tiger.
¿Que les ha parecido?
¿Que sucederá?
¿Comprenden a Ava?
¿Y cómo se comporta Tiger con Ava?
Nos leemos el miércoles :3
Patri García
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