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U N O | A U D I C I Ó N 🌂

«La manera en como su cuerpo se movía, como disfrutaba del baile y se metía de lleno en su papel... Era digno de ver»

Tiger Davenport.

Londres, Inglaterra. Actualidad;

Una hermosa joven guardaba su paraguas de color violeta para poder entrar apresuradamente a la prestigiosa academia en la que cursaba para poder ser la bailarina que siempre había deseado ser.

Ya llegaba demasiado tarde, pero el día tan lluvioso y con tormenta no la ayudaba, cosa que la hizo llegar tarde por todas las complicaciones que había tenido. Y eso que ella jamás llegaba tarde a sus clases de danza. Como si el destino aquel día deseara que llegase unos 10 minutos tarde.

Con los zapatos viejos mojados y llenos de barro, entró a la academia, tratando de secarse la suciedad del barro en una alfombra mal puesta que habían puesto en la entrada del lugar tan enorme y lleno de estudiantes. Pero claro, nuestra protagonista no tenía tiempo de limpiarse adecuadamente, por lo que entró al centro corriendo, sabiendo la regla básica de no correr por los pasillos.

En ese momento le daba exactamente igual.

El sonido de sus viejos zapatos corriendo por los pasillos tan amplios de la academia en pleno enero, con restos del agua todavía metidos en la suela irregular de sus zapatos y que la hicieron resbalar en 2 ocaciones.

Estaba a punto de llegar al escenario, donde tenía su próxima clase, donde debían hacer un casting para la próxima obra de baile que harían, cuando algo estorbó en su camino, haciendo que su pequeño cuerpo se chocase contra un objeto bien duro y casi terminando por resbalarse y caerse de espaldas.

Pero aquel objeto duro, el cual no resultaba ser un objeto, sino un hombre joven, la sujetó por la parte baja de su espalda, para así evitar que cayese al suelo.

La muchacha, colocando sus manos sobre los fuertes brazos del hombre, miró aquellos ojos de color castaño claro que la observaban, quedándose asombrada por el atractivo joven que la sujetaba.

Su cabello negro, algo rebelde y peinado hacia atrás, lo suficientemente corto para que no le molestase por los lados, pero suficientemente largo por arriba como para echarse las manos a su cabello. Y menuda imagen que tuvo nuestra joven protagonista de tan solo imaginarse teniendo que tocar aquel cabello tan cuidado, brillante y sedoso que parecía.

No ayudaba para nada el rostro esculpido por los mismos dioses de ese joven, con unos impresionantes ojos castaños que la observaban de una manera intrigante. Algunos mechones de ese pelo perfecto caían sobre su frente, casi sobre uno de sus hermosos ojos. Y su sonrisa... Oh, su sonrisa. Como mostraba sus hermosos y perfectos dientes, fueron lo que la dejaron peor de lo que ya estaba al ver a ese hombre parecido a un modelo de Calvin Klein sujetándola con sus fuertes brazos.

—¿Se encuentra bien? —preguntó con una voz joven, algo ronca que fascinó a nuestra protagonista.

La joven, carraspeando, asintió, tratando de ponerse en pie sin responder al joven elegantemente trajeado.

El muchacho, ayudándola a ponerse en pie, siguió mirándola totalmente intrigado por la hermosa y angelical joven que tenía a escasos centímetros de él. Oliendo aquel aroma natural de ella y sintiendo una electricidad energética en su cuerpo.

La muchacha de cabello negro, se agachó para recoger su mochila donde tenía la ropa de ballet y una carpeta, en el cual había esparcido papeles por toda la zona. Arrodillada frente a ese hombre que parecía ser un magnate de los negocios, empezó a recoger todo, hasta que ese hombre se arrodilló junto con ella para ayudarla.

Aún sin entender que hacía aquel joven a escasos centímetros de ella, trató de no mirarlo para no sonrojarse más. Pero el aroma de un perfume tan famoso inundaba sus fosas nasales, imposible de olvidarse de ese tremendo hombre.

—Creo que la audición puede esperar... —murmuró el joven con una sonrisa ladeada, mirándola de vez en cuando. —¿Como te llamas?

La educación de ese hombre era lo que chocaba a la joven en cuestión, ya que los hombres que había conocido en su vida no habían sido nada educados con ella.

Al mirarlo, fue a abrir la boca, cuando miró el reloj que había sobre una pared y, abriendo sus ojos como platos, dijo;

—Lo siento, llego tarde a la audición. —Se apresuró en decir, terminando de recoger sus cosas y marchándose corriendo hacia la audición.

Mientras, el joven empresario se quedó de rodillas en el pasillo, girando su cabeza y mirando de espaldas a esa joven que se metía dentro de la sala, no pudiendo evitar observar el trasero bien definido de la joven bailarina. Pero claro, todavía la persona con la que hablaba por su móvil continuaba esperando ante la pregunta que le acababa de decir al joven.

Mientras, la muchacha abrió las puertas y empezó a bajar las escaleras del teatro apresuradamente, pero a la vez con algo más de cuidado para no romperse una pierna o algo similar. Pudiendo fastidiarle el final de curso que estaba a punto de llegar, siendo finales de enero y que en los próximos 5 meses serían sus últimos en esa academia que tantos años había pasado.

La profesora de baile, hablando en voz alta con sus alumnos sentados ya en el escenario, giró su cabeza y se cruzó de brazos junto con su carpeta, mirando a la joven en cuestión.

—Señorita Delacroix, jamás creí verla llegar tarde —dijo la mujer con unas curvas espléndidas y una sonrisa que contagiaba a absolutamente a todos.

Su cabello pelirrojo, envuelto en un moño de lo más alto, era lo que más llamaba la atención. No era una profesora mala, pero si era estricta y odiaba la impuntualidad. Por eso, y por conocer a Ava, lo dejó pasar por una vez.

Su compañera, la coreógrafa que siempre la acompañaba, observaba también a la joven Ava Delacroix mientras esta acababa de llegar al escenario, dejar sus pertenencias y cambiarse rápidamente de zapatos por los de ballet.

—Perdóneme, señora Bonnet —murmuró con las mejillas sonrojadas.

Su amiga, haciéndole un hueco a su lado, le hizo gestos para que se sentase a su lado, mientras que algún que otro joven la miraba, sobre todo uno que la conocía casi a la perfección. Pero Ava ni quería mirarlo. Se había prometido a sí misma no volver a dirigirle la mirada fuera del escenario, si no fuese estrictamente necesario para la academia o para cualquier obra musical que tuviese que hacer.

—Nunca llegas tarde —contestó Grayson, su mejor amiga desde que habían empezado en aquella academia.

La joven protagonista carraspeó mientras trataba de tomar el aire y, al mirar a la joven, asintió para decir;

—Un pequeño incidente, nada más.

La joven Grayson con su piel sepia mostrando más que otras veces, observó con cara de pocos amigos al guaperas de la clase. Un joven de cabello oscuro y algo largo que dejaban a todas suspirando y que no le quitaba la mirada a la joven Ava Delacroix. El típico chico malo que a todas les gustaba, exceptuando a las 2 amigas, sobre todo, a nuestra joven protagonista que no podía ni mirarlo.

—El idiota de Drake lo voy a tirar un día por las escaleras de forma accidental —respondió Grayson, dejando de mirarlo para observar a la profesora. —No te quita la vista de encima el muy idiota.

Ava prefirió no responder, primero porque no quería nombrarlo y, segundo, porque no quería volver a saber nada de él después de todo lo que habían vivido. Bastante había sufrido con hombres para ahora tener que pensar en el daño que ese joven le había hecho a nuestra protagonista.

La profesora se puso frente a todos sus alumnos, bajo el escenario mientras que cada uno trataba de calentar antes de empezar la pruebas para saber quien sería quien en la siguiente obra musical.

—Como sabéis, tendremos el privilegio de poder hacer la maravillosa obra de "La Bella y La Bestia" en un musical de ballet y este será la última obra que haréis como alumnos de esta prestigiosa academia —contestó la profesora, quitándose las gafas mientras colocaba una mano en su cadera.

Caminando de un lado al otro, la profesora continuó hablando, mientras los alumnos tan solo querían saber quienes serían en la siguiente obra y que papel desempeñarían.

—Yo les guiaré, elegiré junto con mi compañera Giselle Mallet quienes serán en esta mítica obra de ballet. La coreógrafa Mallet se hará cargo de lo demás... Pero tenéis que dar todo —murmuró la mujer. —Porque eso no es todo. Esta obra la haremos el último fin de semana de mayo en el teatro London Coliseum.

Todos los alumnos empezaron a hacer sonidos de asombro, pero también de terror de imaginarse tal magnitud en un teatro como era ese. La primera fue Ava, quien le había costado y mucho conseguir superar su miedo escénico y que todavía seguía con ese miedo a pesar de todas obras que había participado.

Temerosa, suspiró mientras observaba a su mejor amiga Grayson, que era la que más le apoyaba.

—Y todo esto es posible gracias al que costeará todos los gastos de la obra; Tiger Davenport, que... Oh, ahí está —dijo la profesora.

Todos observaron al hombre que bajaba las escaleras con aquel elegante traje de color azul marino. Con un cuerpo espectacular que le quedaba perfectamente aquel traje sin corbata. Pero ninguna de todas las mujeres que habían allí pudieron dejar de mirar otra cosa que no fuese en lo bien que le quedaba aquella ropa y lo guapo que era ese joven.

Los 2 primeros botones de su camisa blanca estaban desabrochados, más el chaleco del mismo color de su ropa, que le daba un toque mucho más elegante. Echándose el cabello hacia atrás, muchas suspiraron mientras que nuestra joven Ava tragaba saliva costosamente al ver nuevamente a aquel hombre con el que se había tropezado minutos antes.

Cuando ya el hombre llegó frente a ellos, los saludó con aquella espectacular sonrisa y achinando un poco los ojos, mostrándose tan perfecto como ya acostumbraba a las cámaras.

—Buenos días, alumnos. Es un placer para mi poder estar aquí para ver la audición y de poder costear esta obra —contestó con aquella voz.

Ava no dejó de mirarlo con aquellos ojos y, cuando creyó que pasaría desapercibida, los ojos del magnate se posaron sobre los de ella, castaño con castaño. Y la sonrisa del joven se hizo más ancha al verla.

Algo hubo ese ese preciso instante al mirarse, en mitad de aquella audición y en esa charla, mientras que los demás esperaban cualquier cosa que dijese aquel hombre tan atractivo para las mujeres y para algún que otro hombre. Pero Tiger se tomó todo el tiempo que deseó mirando hacia aquella hermosa joven que tenía a escasos metros de él.

—Tan solo disfruten y den lo mejor de ustedes. Que estoy seguro que lo conseguiréis —concluyó, mientras era guiado por la coreógrafa para que se sentase en una de las butacas rojas de la primera fila para verla audición.

Mientras, tanto profesora como coreógrafa, se sentaron en la mesa que había al centro bajo el escenario, con papeles alrededor y listas para poner la música que era necesaria.

—Grayson Reed; empezamos contigo —contestó Chloe Bonnet, profesora y una de las míticas bailarinas de danza contemporánea antes de dedicarse de lleno a la academia de danza.

—Suerte —contestó Ava sonriente mientras se alejaba del escenario, sentándose en los asientos rojos, alejada del hombre de negocios.

La joven no dejó de mirarlo durante los próximos 3 minutos, observando lo perfecto que era incluso de perfil, pero el joven en ningún momento la miró. Estaba tan inmerso en la audición que era imposible mirar hacia otro lado, pero lo cierto es que el enigmático joven estaba intrigado por aquella muchacha de cabello lacio y oscuro, tan largo como una cascada de agua.

Durante el resto de la hora, los alumnos participaron para la audición. Todos tendrían un papel, ya fuese protagonista como todo lo contrario, pero estaban todos deseosos de continuar en esa obra y aprender mucho más para futuros proyectos que tuviesen.

El mundo del bailarín no era para nada fácil y en eso era muy consciente la joven Ava, pero lo intentaría, costase lo que costase. Sabía que sacrificaría una vida llena de amigas, de salidas, aunque realmente Ava no era una mujer de muchas amigas, mucho menos de salir. Se dedicaba de lleno al baile y a su trabajo como camarera para poder pagar sus gastos a la vez que cumplía su sueño.

Cuando Ava ya estaba pendiente para salir, la profesora la llamó, llamando la atención del enigmático Tiger Davenport.

—Ava Delacroix; te toca —contestó con una sonrisa de las suyas y Ava, de lo más nerviosa, se alejó de su asiento para meterse dentro del escenario.

Tiger, que en ningún momento dejó de mirarla durante su llegada al escenario, sonrió al conocer el nombre de aquella muchacha que tanto le intrigó cuando chocó con ella. Ante la atenta mirada de él, deseoso de ver como bailaba, la joven se quedó de pie frente a todos, a pesar de que su miedo escénico no estaba del todo quitado y notaba como el estómago se le revolvía de tan solo ver a todos sus compañeros, profesoras y aquel hombre tan elegante mirándola.

Suspiró y cerró los ojos, esperando que la música sonara y cuando la profesora tocó el botón para iniciar la canción, el cuerpo de ella se desconectó de todo lo demás para unirse a ella, olvidándose de todo, de donde se encontraba para centrarse tan solo en bailar.

Los movimientos, la delicadeza que tenía, era digna de ver.

Y Tiger lo sabía muy bien en cuanto la vio. Era como ver a un ángel bailando en un mundo lleno de sombras y oscuridades, como si hubiese caído del mismo cielo hacia un lugar difícil de manejar. Pero había algo en ella, en su mirada que le trasmitía algo extraño, lejos de la fuerte conexión que sintió nada más chocar con ella, como su cuerpo pedía más y deseó volver a estrecharle la mano o rozar con la yema de sus dedos la palma de su mano, sintió algo extraño en ella.

Lo intrigó, pero más cuando la vio bailar de esa manera, mostrándose tal cual era ella, relajándose, olvidándose de todo mientras que mostraba a todos su increíble talento y que realmente quería dedicarse al baile, como todos los demás.

Ella lo hacía parecer completamente fácil, más cuando se ponía de puntillas y lograba manejarse de aquella manera en medio de escenario. Tiger no pudo dejar de mirar las curvas de ella, lo bien definido de sus piernas tras aquel pantalón negro tan ceñido y ese rostro. Tuvo que tragar costosamente saliva y se mantuvo quieto en la butaca roja del teatro de la academia.

Cuando la canción acabó, solo aplaudieron 4 personas, entre ellas las profesoras y su amiga Grayson. Había mucha rivalidad en esa clase y más cuando veían bastante fuerza entre las mejores bailarinas. Ava había demostrado con galantería que valía para un papel protagónico, aunque ella jamás había sido la protagonista en una obra. A lo máximo que había llegado era a la de coprotagonista. Aunque en ese momento no había adicionado para ganar el papel principal, sino para demostrar a sus profesoras que quería acabar en aquella academia con la cabeza bien alta.

—Muchas gracias, señorita Delacroix.

Con el pecho agitado de tanto movimiento, observó por unos segundos al enigmático magnate que la observaba con los ojos algo oscuros, apretando su mandíbula sin poder dejar de mirar lo hermosa que se veía de aquella manera.

Tras bajar y dejar de mirarla, se quedó quieto mientras miraba unos segundos su móvil lleno de mensajes y llamadas de su trabajo para luego ignorarlo y esperar para conocer todo sobre aquella audición.

Las profesoras se pusieron a hablar entre ellas por un largo rato, en una discusión acalorada sobre el papel que desempeñarían cada uno de sus alumnos. Fue tanto el tiempo que estuvieron de aquella manera, que los alumnos, acostumbrados de que les diesen los resultados ese mismo día, empezaban a dudar de que les diese alguna respuesta en ese momento.

Pero fue ahí cuando la profesora Bonnet se levantó, cerrando su carpeta y girándose a sus alumnos, quienes estaban sentados en las butacas rojas del lugar.

—Muchas gracias a todos, alumnos —contestó con voz bien alta. —Daremos los resultados mañana debido a que estamos teniendo una discusión sobre quien será el joven que protagonizará a Bestia.

—Pero, ¿y los demás? ¿Ya saben quien hará de Bella? —preguntó una joven llamada Natalia Moon.

Ava, que no podía ni mirar para ella ni para su ex pareja, prefirió quedarse quieta, mirando su carpeta mientras la profesora continuaba recogiendo.

Se colocó las gafas y dijo;

—No hemos tenido ninguna duda de quien interpretará a Bella y ya sabemos quien lo hará, señorita Moon. Pero deberéis ser pacientes hasta mañana, ¿vale? —murmuró tranquilamente. —Nos vemos mañana y vayan directo a las siguientes clases, que tienen mucho trabajo hasta final de curso.

Algunos alumnos dieron su fastidio al saber aquello y más porque tan solo faltaba un solo papel para conocer el resultado. Pero a Ava no le importó. Había hecho su audición en su última obra en aquella academia, lo demás ya era algo más fácil y ensayar lo suficiente para aprender todo lo que necesitaba y ganar experiencia.

—Señor Davenport, venga conmigo para que conozca las instalaciones de la academia —contestó Bonnet mientras Tiger se levantaba, colocándose el traje.

Por unos segundos, ambos jóvenes se volvieron a mirar por unos segundos antes de que Ava le diese la espalda para marcharse de ese lugar hacia su siguiente clase, pero dejando completamente intrigado al hombre de negocios que la observaba alejarse por aquellas enormes escaleras.


***

Y aquí está el inicio de esta intensa novela.

¿Que les ha parecido?

¿Que esperan en esta historia?

¿Quieren que sea bastante larga?

¿Y el primer encuentro?

¿Tiger Davenport?

¿Ava Delacroix?

Nos leemos el próximo miércoles ;)

Patri García

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