
T R E I N T A Y C I N C O | C O N F E S I O N E S D O L O R O S A S 🌂
«Cuando vi el terror en su mirada, supe directamente quien tenía que haber sido ese hombre en su vida. Y mi furia empezó a crecer cada vez más»
Tiger Davenport.
Abril había comenzado y con ello el final de la actuación de Ava en el cabaret, ya que la profesora Bonnet le había dicho que actuase los 2 últimos fines de semana de marzo. Debido a ello, aquella misma noche donde Ava se despedía de sus compañeras en el cabaret, se encontraba sola en el camerino tras el subidón que había tenido de nervios y luego del público aplaudiéndola.
Se encontraba genial y la había ayudado mucho a superar un poco su miedo escénico, pero la prueba de fuego llegaría en mayo con la actuación de aquella obra de teatro. Tenía miedo, era un lugar enorme y con un público exigente y más numeroso.
No sabía como acabaría o como lo haría, pero aquella experiencia en el cabaret siempre la tendría y siempre lo recordaría con cariño aunque al principio no fuese totalmente fácil.
Su compañera y líder del grupo Victoria se acercó a ella y le dijo;
—Nunca pensé que diría esto, pero te echaré de menos, novata.
Ava, con una sonrisa deslumbrante en su rostro, la observó y contestó;
—Muchas gracias por todos tus consejos, Victoria.
Ava se levantó y varias compañeras se acercaron a ella para despedirse. Habían creado un pequeño vínculo. Aunque al principio no era del agrado de todas, sobre todo de Victoria, Ava había conseguido un lugar en el corazón de esas bailarinas expertas. Y aunque ahora ella se marcharía hacia otro camino largo y difícil, siempre tendría una amistad con ellas.
Todas sonrieron pero sintiendo una punzada porque la echarían de menos no tenerlas en el ensayo cada tarde.
—Estaremos apoyándote en la obra de Bella y Bestia —dijo una de ellas de cabello pelirrojo.
Una mujer de unos 26 años se acercó a Ava y le dijo;
—Así que no te olvides de nosotras cuando te hagas una bailarina famosa.
Ava sonrió feliz, aunque no se creía que algún día fuese una de esas bailarinas famosas. Tan solo quería cumplir su sueño que era dedicarse de lleno a bailar.
Fueron abrazándola cada una a la joven de 22 años y Ava se sentía mal porque le dolería alejarse de ellas. Fue ahí cuando Victoria le entregó un ramo de flores a la joven y la aplaudieron tras ello. Significando que su próxima aventura estaba por comenzar.
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Al día siguiente, el sábado por la noche, una Ava totalmente deslumbrante, se encontraba mirando tras la ventana de aquel land rover con los cristales tintados para que no se viese desde fuera. Llevaba un impecable vestido blanco con el cabello recogido, dejando su cuello al descubierto. Ese cuello que a nuestro magnate le volvía totalmente loco.
Pero esa noche, la joven bailarina se encontraba nerviosa como de costumbre cuando iba a un lugar como una gala. Aunque esa noche se encontraba peor, mucho más nerviosa que nunca porque aquella noche, en esa gala, iría el opositor político Jules Black y tenía miedo de que su mano derecha lo acompañase.
Sabía que había pocas posibilidades de encontrarse con él, ya que el otro solo iba a conferencias, ruedas de prensas y reuniones. Pero el nerviosismo estaba ahí.
Tiger, en cambio, se encontraba deslumbrante con su impecable esmoquin negro. Su cabello estaba peinado, más que de costumbre y sus ojos estaban puestos sobre el rostro de preocupación de Ava.
Sabía que era difícil entrar en su mente, en que ella pudiese abrirse a él y le confesara que es lo que tanto miedo tenía, quien demonios le había hecho tanto daño en el pasado y quien había sido el cobarde que le había creado aquellas cicatrices físicas y mentales.
Quería saberlo y el no saber nada lo volvía loco. Pero le iba a dar todo el tiempo que ella necesitara, aunque por dentro sus dudas crecían a más no poder.
—¿Estás bien? —preguntó dulcemente a su lado.
Mientras el chófer de siempre los guiaba por las calles de Londres hacia la estancia elegante donde se celebraría la gala, la noche en esa ciudad estaba más impresionante que nunca.
El ambiente londinense, la noche no tan fría como de costumbre y el cielo despejado de nubes después de semanas de apenas verse las estrellas, era tan increíble que podía verse la luna llena.
Ella se giró para mirarlo y asintió.
—Bien, porque hay varias personas que me gustaría presentarse hoy —respondió, elevando la ceja para hacerla sonreír un poco.
—Dime que una de ellas no es tu madre... —bromeó Ava, lo cual hizo reír a nuestro apuesto magnate.
—No, no te preocupes. —Se lo pensó unos largos segundos antes de volver a mirarla para decirle. —Pero la semana que viene quiero que vuelvas conmigo al jet privado. Vamos a salir nuevamente fuera del país.
Ava, que la anterior navidad no había salido del país, ahora su pasaporte estaba cada vez más decorado por los viajes que tenía con ese hombre. Y todo en cuestión de poco tiempo. Aunque us miedo a volar seguía ahí y siempre seguiría, le encantaba compartir esa experiencia con ese hombre.
—Nunca en mi vida he viajado tanto. Primero España, luego Italia... ¿Ahora donde, señor Davenport? —preguntó con ese tono que dejaba al señor Davenport con una sonrisa de oreja a oreja.
Sin pestañear ni un solo momento en ese rato en la parte de atrás del coche, le contestó;
—Francia, más concretamente París.
Y los ojos de Ava se le iluminaron. Porque su sueño desde siempre era viajar a esa ciudad que tantas veces había visto en películas y fotos.
Y no lo iba a hacer sola, sino con Tiger Davenport.
—Es la ciudad de amor —respondió sin pensar en lo que acababa de decir.
Pero el magnate sonrió feliz porque dijera aquello.
Tenía pensado Tiger en hacer las cosas bien con Ava, en cambiar esa relación que tenían y dejar clara las cosas que ambos tenían juntos desde que se habían conocido. Tenía claro lo que quería después de tanto tiempo y no quería algo rápido de una noche como acostumbraba antes de conocerla. Quería algo serio, solo con ella, nadie más entraba en la ecuación.
—Si... Tengo una conferencia para presentar mis futuros proyectos y quiero que vengas conmigo —confesó, aprovechando ese lugar para ambos—. Nos sacarán muchas fotos, pero eso no es problema porque siempre estás preciosa. —Su tono de voz era la que la hacía mojarse las bragas de tan solo escucharlo.
Había mucha cercanía y poco espacio. Y esa química que ambos tenían, esas ganas, estaban ahí.
—No soy muy fotogénica...
Tiger bajó sus ojos hacia los labios de ella, tan irresistibles como siempre y deseó saborearla de la forma más lenta y sensual que podría existir, sin importar que su chófer los estuviese mirando por el espejo retrovisor.
—Lo eres, lo que aún no eres consciente de ello, Bella. —La volvió a mirar a los ojos y preguntó. —¿Estás nerviosa por lo de esta noche?
—Un poco.
Ava, quien creía que era un libro cerrado, se sorprendió cuando Tiger le preguntó;
—¿Por lo del político Jules Black?
Ella se quedó quieta y negó, tras un buen rato sorprendida porque Tiger descubriese odio aquello.
—No es por eso... Aunque la última vez me comporté bastante mal en su presencia.
—No, Ava. Tenías miedo. Eso no es comportarse mal.
Tiger parecía demostrarle que no todo estaba mal, ni porque un comportamiento que tuvieses significaba el fin del mundo. Trataba de enseñarla desde que la había conocido que las cosas no eran así como Ava creía y eso era una gran ayuda para la joven.
Se miraron de esa manera, tan íntima y entonces Tiger la tomó del mentón y colocó, lentamente, sus labios sobre los de esa joven. Tan lentamente, los besó, los saboreó y succionó, haciendo el suficiente ruido para atraer cualquier mirada desprevenida. Con delicadeza, Tiger colocó sus labios sobre el labio inferior de la bailarina y con delicadeza los besó, para luego darle un leve mordisco que la volvió loca y la hizo mojarse al poco de empezar.
Él la encendía de tal manera que ella no estaba acostumbrada a tales cosas. Y Tiger estaba tan acostumbrado a otro tipo de mujer, que con ella nunca tenía suficiente. Y nunca tendría suficiente.
Ava, abriendo la boca, esperó a que Tiger metiese su lengua dentro de su boca, pero en vez de eso, él pasó su lengua por el lateral de sus labios para luego acercarse al oído de ella y murmurarle;
—Si seguimos así, vamos a necesitar más de 20 minutos, señorita Delacroix —sugirió, haciendo reír a la joven.
El coche aparcó y ahí ella giró la cabeza para divisar muchos periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión. Habían demasiados, más que nunca. Una alfombra roja decoraba la calle llegando por el lugar que se celebraba la gala y por los laterales habían muchas personas deseosas de ver gente famosa. Ava logró visualizar varias pancartas de mujeres con el nombre de Tiger y un corazón y otras con el nombre de Ava tachado y con dibujos que parecían simular la sangre.
Aquello la puso totalmente nerviosa y Tiger, que estaba viendo eso, no le gustaba para nada lo que leía en esas pancartas.
—Hay mucha gente fuera esperándote —respondió Ava sin mirarlo.
Y Tiger, preparado para todo eso, tenía bastante más seguridad que cualquier otro día y se acercó a ella para susurrarle;
—No te preocupes, tenemos seguridad para eso, Ava y nunca te dejaré sola —aclaró con los ojos fijos en ella—. Voy a abrirte la puerta.
Tiger se bajó, captando sobre todo la mirada femenina y ahí varias mujeres empezaron a gritar desesperadas por una foto con el poderoso empresario tecnológico. Tiger saludó algo serio, no gustándole nada las pancartas de algunas fans diciendo cosas horribles de Ava y luego se dirigió hacia la puerta del coche para abrírsela a Ava.
Y todos los periodistas, fotógrafos y cadenas de televisión, se acercaron a ambos como si nada, haciendo trabajar más a la seguridad.
Tiger tomó de la mano a Ava de tal manera, que se estuvo asegurando de que no se separaba de él ya que tenía miedo a esa avalancha de periodistas. Pero lo peor vino cuando un grupo de mujeres empezaron a abuchear a Ava por ser la novia de Tiger Davenport. Aquello la hizo sentir sumamente mal, tanto que su autoestima por todo lo que le estaban diciendo, volvió a caer en picado. Todo lo que trató de construir en meses, se derrumbó en segundos por fingir ser la novia de un poderoso y atractivo magnate.
—No te separes de mi —murmuró un Tiger bastante serio mientras trataban de dar varios pasos.
Pero los periodistas parecían estar más interesados en Ava que en Tiger. El tener el pase de prensa, tenían el privilegio de estar fuera de las vallas y acercarse a los famosos y empresarios. En cambio, los fans estaban alrededor del lugar, tras esas vallas llenas de seguridad, pero los gritos eran tan fuertes que se escuchaba por todo el recinto.
En un momento, todo se complicó cuando un cámara que caminaba de espaldas chocó contra el delicado cuerpo de Ava y su mano se separó de la de Tiger, quedándose atrapada frente a ese grupo de periodistas y canales de televisión los cuales muchos estaban en directo. Estaba sola y aquello la aterrorizó mucho más.
Se encontraba totalmente expuesta, abrumada y Tiger parecía no estar, no lo encontraba y trató de buscarlo, pero habían tantos periodistas agobiándola que ni siquiera vio a la seguridad personal de Tiger.
Aquello era terrorífico y no ayudaba a los gritos de odio que ella estaba recibiendo de mujeres que ni conocía.
—¿Ya tienen fecha para el casamiento, señorita Delacroix? —preguntó un periodista que estaba en directo con el micrófono en mano.
Ella empezó a ver que varios micrófonos se pusieron frente a ella y todo fue demasiado para la joven.
—¿Que me dice de la madre de Tiger? ¿Ya sabe lo vuestro? —preguntó una mujer con un móvil como grabadora.
Trataba de buscar a Tiger, pero habían tantas personas que probablemente él también estaría angustiado buscándola.
—¿Que me dice de la cena en Italia, Ava?
Sus nervios empezaron a salir a flote y sintió que le faltaba el aire.
—¿Tiger? —preguntó en apenas un susurro de voz, porque apenas podía hablar.
—¡Aléjate de Tiger, zorra! —gritó una mujer tras la valla que la miraba con odio.
—¡Eres una aprovechada asquerosa!
—¡Zorra!
Muchas la criticaban y Ava juró que iba a vomitar ahí mismo, de los nervios, de sentirse expuesta, de las luces molestosas de los flashes, de los insultos que estaba recibiendo. Quería salir de aquella marea de personas.
Hasta que Tiger, a los pocos segundos de sentir que la mano de Ava se había separado de la de él, empezó a buscarla desesperado.
—¡Ava!
Empezó a empujar a periodistas, cabreado con su seguridad al no haber hecho nada y, cuando después de un rato angustioso, de escuchar insultos de su pareja por parte de personas tras la valla y de que los periodistas metiesen las narices donde no los llamaban, la encontró.
Estaba en el centro de todo, agobiada, asustada, todos acorralándola para sacar información innecesaria.
Empezó a hacerse paso frente a esa avalancha de gente y mostró una faceta que nadie había visto frente a cámara. Empezó a empujar a periodistas, y cuando vio que uno estaba demasiado cerca de ella, le dio tal empujón que chocó contra un cámara que había tras él grabándolos. La tomó del brazo y la sacó de allí, esta vez asegurándose de que no se alejara de él nuevamente.
Con el corazón a mil, subieron las escaleras donde la seguridad los escoltaba y entraron al recinto cerrando la puerta para meterse en aquella entrada donde habían personas famosas charlando entre ellos.
Tiger apretó la mano junto con la de ella y miró de forma muy enfadada a sus guardaespaldas, los cuales han hecho un trabajo necio esa misma noche.
No era el momento de hablar con ellos, pero lo haría.
Ava se sintió mucho más tranquila tras ser rescatada por el magnate.
—¿Estás bien? —preguntó un Tiger aún asustado.
Ella asintió.
—Te dije que nunca te dejaría sola —aclaró Davenport.
Ella se giró para ver desde detrás de las puertas, como los fans seguían gritando su nombre con desprecio y sin mirarlo, murmuró;
—Creo que no le caigo bien a tus fans.
Tiger la jaló para que ella lo mirase a él y levantó su mentón, colocando sus manos en las mejillas y acercando su rostro al de ella.
—Las personas que insultan a la persona con la que estoy y no la aceptan, no son fans, Ava.
—Pero...
—Solo me importas tu... No dejes que meses de trabajo con tu autoestima se estropee en unos segundos... —murmuró, sin dejar de mirarla, aún con el susto en el cuerpo de girarse minutos antes y no verla a su lado.
Volviendo a tomarla de la mano, apretando más su mano con la de ella, entraron al impresionante sitio, lleno de alfombras rojas, decorados de color dorado y mucha gente vestida de gala. Ava juró ver algunos famosos, actores, cantantes... Y empezó a sentir que estaba en una entrega de premios.
Claro que había una entrega de premios previamente, pero Tiger se lo saltó para ir directo a la gala con ella.
Empezó a relajarse, sobre todo al lado de Tiger y este le sonrió con cariño después del susto que ambos habían tenido fuera. Ava porque creía que no saldría de allí ante su torpeza y novedad ante las cámaras y Tiger porque se angustió al verla rodeadas de personas que la empezaban agobiar.
—¡Tiger Davenport! —gritó una mujer bajando las escaleras para poder saludar al joven hombre de negocios—. Por fin te veo con novia. Pensé que cumplirías los 35 sin verte enamorado —respondió una mujer sumamente atractiva, rubia y Ava juraba que le sonaba de algo su rostro.
Sin duda, parecía sacada de una revista de moda y era mucho más alta que Ava, casi alcanzando por encima de la barbilla de Tiger. Pero el magnate era mucho más alto.
—Ava, te presento a la actriz de moda Amanda Maclean —respondió.
La rubia se dirigió hacia ella y le dio 2 besos en las mejillas.
—Encantadísima de conocerte por fin, Ava. He visto muchas fotos vuestras, sobre todo de esa escapada romántica a Italia. —Le guiñó el ojo mientras le decía aquello en voz baja.
Y Ava, que recordó lo que un periodista le dijo antes en la entrada, se preguntó que foto estaría hablando. Agrandó los ojos y preguntó;
—¿Fotos? ¿Italia? —Ava se encontraba abrumada.
—Claro, como para no verlo, cariño. Se les nota enamorados.
Ava miró a Tiger y este último le pidió perdón con la mirada. Cuando estaba con ella, se olvidaba de su status, de que era una persona pública y tan solo era él. Con Ava podía ser él mismo sin importar nada más y eso hacía que Ava tuviese menos privacidad. Eso a Tiger lo odió y es prometió que tendría más cuidado y que buscaría una solución para que ambos tuviesen una vida más privada juntos.
—Te la robo un segundo —dijo Amanda, tomándola del brazo—. ¿Estás bien, querida? Digo por lo de fuera.
—Si... Tiger me sacó de allí —murmuró aún algo temblorosa.
—Tiger nunca había hecho eso por nadie —aclaró, recordando que se encaró con los periodistas por ella—. Eres una persona con suerte en ese sentido por tremendo hombre.
Y entonces, las dudas se crearon en la mente de Ava.
—¿Tiger y tu...?
Amanda arrugó tanto su entrecejo que fue lo más llamativo para Ava en ese instante.
—Oh, no, nunca hemos tenido nada. —Parecía decirlo como si nunca se le ocurriese—. No me malinterpretes. Está buenísimo, pero mi tipo son los rubios y Tiger digamos que es un hombre bastante reservado.
Ava sonrió por ello.
—Si, lo sé.
—Y por lo de esas fans, no pienses que todos los fans son así, ¿vale? Sé que cuesta ignorarlos cuando hacen mucho ruido, pero con el tiempo eso se pasará —aclaró, tranquilizando a la joven.
Tiger apareció.
—Ya es suficiente, Amanda.
Tomó de la mano a su acompañante tan hermosa como siempre y la rubia preguntó;
—¿Ya te la llevas?
Tiger sonrió feliz, cosa que se notaba. No parecía el hombre que sonreía por sonreír, sino que ahora se le notaba feliz. Lo hacía sin obligaciones. Era un hombre totalmente nuevo y cuando miró a Ava, susurró;
—Quiero presentarla a más gente.
Amanda bromeó;
—La quieres solo para ti, eh.
Tiger no contestó, pero su sonrisa era más que llamativa por lo feliz que se le veía y como sus ojos brillaban.
Más tranquilos, subieron las escaleras y observaron el hermoso lugar.
Ava no podía creerse lo hermoso que era ese sitio. Con una gran sala de baile, mesas alrededor, lamparas de araña de colores dorados, cortinas rojas por todas las paredes y un escenario al fondo del lugar.
Se quedó un rato observándolo todo y luego Tiger empezó a presentarla a más gente y ella se sintió mucho más cómoda. Se relajó, habló, empezó a desenvolverse y a caer bien a bastantes personas por su personalidad dulce y tranquila. Cualquiera que viese a Tiger esa noche, podría jurar que lo veía enamorado por esa joven. Se notaba a lo lejos.
Esa noche cenaron con tranquilidad, charlando con más personas hasta que en un punto de la noche, donde Tiger estaba en una acalorada discusión con un empresario sobre negocios, Ava se acercó al oído de Tiger y le susurró;
—Tiger, necesito ir al baño.
—¿Quieres que te acompañe?
Tiger la miró, interrumpiendo la conversación con el otro hombre.
Ella negó.
—No. Puedo ir sola. —Le sonrió antes de darle un dulce beso en la mejilla de Tiger y continuar. —Sigue hablando.
Él le sonrió cuando ella se metió en el baño y suspiró. Nunca había vivido en lujo y esa noche parecía todo lujo y más lujo.
Lo estaba disfrutando, peor nunca se acostumbraría a fiestas así o galas, conferencias... Era algo tan nuevo para ella, que había vivido en la soledad, en momentos difíciles y con muy poco dinero que llegaba a fin de mes.
Suspiró una vez acabó en el baño y salió de allí, cuando su cuerpo chocó contra otra persona. Tan rápido como notó su torpeza, murmuró;
—Lo sien...
Al levantar la vista para mira hacia la persona con la que había chocado, su mundo se paró. Su corazón parecía que había dejado de latir por unos instantes y su cuerpo se quedó totalmente petrificado.
Frente a ella, un hombre más viejo, pero igual de como lo había visto la última vez, aquella fatídica noche, se encontraba mirándola. Y no de una forma amistosa, sino con odio y hasta repugnancia.
Ava, de todas las cosas que quería recordar, lo último era todo el maltrato sufrido en su pasado. No quería recordar aquella época, tan solo dejarla como algo que pasó y ya. Y no había sido fácil vivir su vida después de todo eso. Aún seguía sufriendo pesadillas, seguía sintiendo ese daño que esa persona que estaba frente a ella le había ocasionado.
Y su autoestima, su baja autoestima había sido por esa misma persona.
Todo cayó para ella quien creyó que ya estaría a salvo, cuando estaba totalmente equivocada.
—Mira quien está aquí, abriéndose de piernas fácilmente por un ricachón como Tiger —escupió como si lo hubiese estado deseando decir desde hacía meses.
Ava, sin habla, observó a ese hombre que pensó no volver a ver más.
Estaban cerca de los baños, junto donde la gente apenas los veía. Lo cual significaba estar lejos de la seguridad personal de Tiger, de esos guardaespaldas que no la habían salvado de la avalancha de periodistas en la entrada.
Mucho menos iban a ayudarla con la persona que la maltrató por años.
—Llevo años buscándote, maldita zorra... Años deseando encontrarte por lo que me hiciste.
Ella, temerosa por todo eso, empezó a dar varios pasos hacia atrás, pero chocó contra un cuadro que había cerca y ahora no tenía escapatoria.
Él la tomó del antebrazo y le dijo;
—¿No dices nada? —La miró con tanto odio, que era imposible notar otro sentimiento—. Te follas al hombre más poderoso que hay en estos momentos y ahora, ¿te callas?
Y lo único que logró susurrar fue;
—Ivan Sterling...
El hombre sonrió para preguntarle;
—¿Cuántas veces te he dicho que me llames papá?
Ella quiso alejarse. Todavía tenía muy impregnadas las marcas que él le había hecho y sentía que todo estaba dando vueltas.
Quería salir, buscar ayuda, que alguien la mirase de lejos y fuese a preguntar si estaba bien, si había algo que la molestase. Pero nadie acudió.
—El día que te fuiste... Cuando me dejaste inconsciente en el suelo... Juré que me pagarías todo lo que te he dado —contestó con mucha repulsa—. Te pagué tus mierdas de estudios, te dejé vivir bajo el mismo techo, tener una vida y... ¿Así me lo pagas?
Empezó a apretar mucho más su agarre en el brazo de ella, la cual dejaría otra marca más en su piel y Ava se quejó, soltando varias lágrimas al instante.
—Me haces daño.
—No tanto como me has hecho tu, zorra.
—Aléjate de ella —respondió con rabia Tiger a sus espaldas.
Ambos lo miraron y Tiger solo tenía ojos para ese hombre que agarraba de esa manera a su novia.
Ivan prefirió decir;
—Tiger Davenport. —La soltó rápidamente, fingiendo que solo hablaba con ella—. Llevaba tiempo queriendo hablar con usted.
Tiger se acercó mucho más peligrosamente a él y le contestó con dureza;
—Yo no tengo el mismo placer, Ivan. —Tiger miró a Ava y luego a Ivan y entendió todo—. Mano derecha de Jules Black, ¿verdad?
Ivan no dijo nada, pero por su mirada de chulesco, Tiger deseó partirle la cara en ese instante.
Al volver a mirar a Ava, vio lágrimas en ella, la cara de terror que tenía en su rostro y el miedo a una persona. A Ivan. Supo al instante que había algo con ese hombre, algo que ese hombre le había hecho o le estaba haciendo y deseó agarrarlo del cuello para hacerle ver como se trataba a una mujer.
—¿Que narices hacías tocando a mi novia? ¿Quien mierda te dio el permiso siquiera a acercarte a ella y hacerla daño?
Ivan sonrió de esa manera tan repugnante que asqueó mucho más a Tiger.
—Solo estábamos hablando.
Tiger se acercó a él y lo agarró de la estúpida corbata que se había puesto aquella noche. Apretándole por esa prenda de ropa, le amenazó;
—Pues no hables con ella en la vida. Ni te dirijas a ella nunca.
Ivan no dijo nada, tan solo se quedó un rato callado y luego miró a Ava amenazándola con los ojos, la cual ella estaba a punto de un ataque de pánico.
—Vete —respondió Tiger, pero Ivan seguía mirándola—. Que te largues —contestó con los dientes apretados.
Él se marchó, no sin antes darle otra mirada de advertencia a Ava y se quedaron solos.
Ella estaba en shock y él se acercó a ella, para saber su estado.
—Ava, por favor, háblame...
Esta levantó la mirada y murmuró;
—Tiger... ¿Puedes llevarme a casa?
Ella se sentía avergonzada por siempre salir de esa manera de las galas, pero Tiger le daba igual las malditas galas. Solo le importaba el bienestar de ella.
—No me lo tienes ni que decir 2 veces.
La tomó entre sus brazos y se la llevó por las puertas traseras sin que nadie los viese, metiéndola en el coche y alejándose de todo. Le daba igual la maldita gala, solo quería estar frente a ella.
Cuando se alejaron lo suficiente, él la analizó y la vio bastante mal.
—¿Quien era ese hombre para ti, Ava?
Pero ella no habló y él sabía que no iba a hablar. Era difícil romper esos muros y por cada paso que daba, venía algo que ella la hacía retroceder 5 pasos.
Era difícil y Tiger odiaba verla así, pero no iba a alejarse de ella.
—Vamos a mi casa. Allí estarás más tranquila.
Cuando llegaron, él la deja en su cuarto y le di ropa suya.
La dejó para que se cambiara y tras eso, tras un rato dándole intimidad, volvió para asegurarse si necesitaba algo y si quería hablar.
Llevaba una camiseta de él de color negro que parecía un pijama para ella de lo grande que le quedaba. La joven se había soltado el cabello y ahora caía en cascada por su esbelta espalda. Se estaba abrazando a sí misma sentada en la cama de él y Tiger no quería verla así, pero sabía que ella no quería hablar. Se lo había demostrado en muchas ocasiones.
—¿Necesitas algo?
Ava ni lo miró, sentada en esa cama tan grande de Tiger. El joven, sabiendo que era lo que significaba, asintió. Fue a cerrar la puerta para hacerle un chocolate caliente, cuando Ava le dijo;
—No te vayas...
Y no hizo falta decirlo 2 veces para meterse en el cuarto, cerrar la puerta y sentarse a su lado.
Cuando Ava habló;
—Tiger... Sé que soy muy cerrada... —Tragando saliva costosamente, concluyó. —Y no te merezco...
Tiger arrugó su frente, viendo el daño que esa gala de esa noche le había hecho a ella, sobre todo por la parte final de ese hombre que era la mano derecha de aquel político.
No le gustó verla de esa manera y quería que volviese a sonreír, a soltar bromas como las que acostumbraba. Pero no era fácil. Había sufrido mucho.
—¿Por que dices eso? —preguntó sin parpadear.
—Estar conmigo es un calvario —aclaró ella.
—No. No lo es en lo absoluto.
Tiger se acercó más a ella, deseando que ella se abriese a él, para que Tiger pudiese demostrarle que iba a estar a su lado. Que lo iba a estar costara lo que costara y no se iba a ir de su lado por nada de mundo. Solo si ella se lo pedía.
Ella suspiró y se levantó para caminar hacia la enorme ventana que recorría toda la pared de la habitación con tonos oscuros en aquella noche, en mitad del bosque. Podía ver como todos los árboles de alrededor se movían por el viento, como las estrellas que podía ver se iluminaban y todo era tan tranquilo que fascinaba a Ava. Deseó poder vivir ahí el resto de su vida, pero ambos, tanto Tiger como Ava, eran completamente de mundos diferentes y siempre lo serían.
Y deseó que por una vez, eso no fuese así.
—Ivan Sterling... ¿Lo conoces?
La pregunta de Ava hizo que Tiger respondiese sin filtros;
—No de hablar con él. Solo lo conozco de vista. Es la mano derecha del opositor —murmuró Tiger, sabiendo que todo el trauma de ella debía de ser por ese hombre por la reacción de ella—. No sé nada más.
No solo la reacción de esa noche, sino la reacción de la otra vez cuando hablaron con el opositor Jules Black meses atrás. Todo tenía que estar relacionado.
Y entonces, ella continuó;
—¿Sabías que fue alcalde de York?
No se giraba para mirarlo, parecía que aquellas vistas la tranquilizaban y, para lo que iba a contar, necesitaba tranquilizarse. Porque iba a llorar y mucho.
—Hace años de eso, ¿no?
Ella, sin mirarlo, le confesó;
—Es mi padre.
Tiger se quedó totalmente petrificado, sorprendido por lo que acababa de escuchar.
¿Su padre?
De todas las cosas que esperaba escuchar, lo último que creía era que ese hombre fuese su padre. Y por como ella estaba atemorizada frente a ese hombre, nunca pensó que ese hombre fuese familiar de esa joven llena de cicatrices físicas y mentales.
—¿Que?
Ava negó, cerrando los ojos mientras se abrazaba a sí misma, a esa prenda que Tiger le había dejado.
—Ni siquiera... Me dan ganas de vomitar de decir esa palabra.
Tiger se levantó, acercándose a la joven y dándole espacio, vio como ella seguía mirando hacia un punto, perdida.
Y luego ella se giró para mirarlo.
El magnate llevaba puesto tan solo un pantalón de pijama que colgaba de sus caderas en ese instante. Ambos estaban en ese momento de la noche, a las apenas 12 de esa noche de sábado y murmuró;
—Las cicatrices que has visto en mi cuerpo, las de la espalda... —Aguantó la respiración mientras trataba de confesarlo, de mirarlo a los ojos y de poder abrirse a él—. Me las hizo él.
La cara de repugnancia de Tiger fue más que suficiente.
Sus puños se cerraron y deseó propinarle aquella paliza que deseó hacerlo en aquel momento cuando lo vio agarrándola bruscamente de la mano. Y no podía imaginarse que un padre le hiciera eso a alguien de su misma sangre. No cabía en la cabeza todo eso para Tiger y apretó tanto la mandíbula que empezó a escucharse como los dientes rechinaban entre sí.
Pero a pesar de ello, le dio espacio, le dio tiempo a que se expresara y se abriese a él.
Después de tantos meses, ahora ella le estaba confesando sus traumas, su pasado, sus cicatrices...
—Fue un día que lo provoqué cuando estaba borracho. —Cerró los ojos, esperando no hacerle mucho daño al confesárselo, pero el miedo de su cuerpo, lo que sintió aquel día cuando ese objeto chocaba contra su piel... Fue tan doloroso—. Había llegado tarde del ensayo de baile con una amiga que me enseñó bailar... Y él, bueno... Tomó su cinturón y me lo hizo pagar.
Aquello era demasiado doloroso para Tiger.
—Joder... Joder, joder, Ava...
—Eso no es todo...
Silencio.
Hubo un largo silencio en ese momento.
Carraspeando mientras volvía a mirarlo, mientras dejaba de abrazarse para juguetear con su cabello.
—Algunas quemaduras, las hizo él estando enfadado conmigo con el cigarro.
Tiger y el rostro que tenía era el de cualquiera que escuchase aquella pesadilla.
Ahora entendía porque ella tenía pesadillas, porque su autoestima bajó, porque su manera de ser tan cerrada cuando la empezó a conocer. Y encima, no solo eso, sino aquel idiota de novio que tuvo... Ava había tenido una vida mucho más difícil de lo que cualquiera podría imaginarse.
—¿Nadie vio nada? ¿Hasta cuando viviste eso? —preguntó Tiger totalmente preocupado, deseando poder haberla conocido antes para que no viviese todo eso.
Llevársela lejos y que ese hombre no volviese a ver la luz de la calle.
—Hasta que pude marcharme de allí. —Empezó por lo último—. Hará cosa de 4 o 5 años... No quiero pensar en ello... Pero, respondiendo a tu pregunta... —Se mordió el labio y murmuró. —No, nadie vio nada porque él sabía dónde no hacer las marcas.
Y entonces, él dio varios pasos hacia ella.
—Ava... Tu no has provocado nada, mierda... —Estaba enfadado por todo, por lo que estaba escuchando—. Ava, tu no tenías ni la más mínima culpa. —Y entonces, cuestionó. —¿Y tu madre?
Ella bajó la mirada hacia el suelo, tocándose con más violencia el cabello.
—Murió cuando tenía 11...
Tiger cerró los ojos, rompiéndose por todo lo que ella había vivido en silencio.
Se acercó mucho más y vio como ella empezó a temblar al recordar cosas del pasado.
—Lo siento...
Ella negó y sus lágrimas salieron poco a poco, amenazando con salir con más violencia.
—Él la golpeó tan fuerte que no despertó.
Aquello fue mil veces peor y Tiger se le notaba en su rostro.
—¿Que? Mierda... Me ca... —Trató de no decir tantas palabrotas en ese momento, pero todo lo que sentía fue tan cruel que deseó encontrar donde vivía ese hombre—. ¿Y no fue a la maldita cárcel?
Ella lo miró.
—Era el alcalde... Tenía privilegios, amigos... Ocultaron todo eso y dijeron que había sido un ladrón que entró en la casa...
Ava se sentó en la cama y se tapó el rostro, viendo Tiger como ella daba pequeñas sacudidas en sus hombros, significado que estaba llorando y tratando de no hacer mucho ruido.
Tiger caminó rápidamente hacia ella para arrodillarse y colocar sus manos sobre las piernas de ella, en cada lado.
—Ese paraguas violeta con el que me conociste... Era de mi madre... —murmuró. —Estoy muy rota, Tiger... Todas estas cicatrices, todo... —Sin mirarlo, tan solo con sus manos tapando su rostro, contestó. —Ojalá nunca tuvieses que conocerme.
Entonces, él tomó las manos de ella y se las retiró con cuidado, acunando las manos de la joven en sus manos para preguntarle;
—¿Por que? ¿Por que dices eso?
El rostro de tristeza que tenía Ava, le rompió el corazón a Tiger. No quería verla así y se le notaba que estaba sufriendo mucho. Empezó a temblar y a hipar, tratando de quitarse con enfado esas lágrimas porque odiaba llorar delante de alguien. No quería mostrarse vulnerable frente a Tiger. No quería eso. Quería mostrarse como una mujer fuerte y segura de sí misma...
Pero no era nada de eso. Y le dolía mucho a ella.
Pero Tiger sabía que era una mujer fuerte y segura de si misma. Fuerte por todo lo que había vivido y lo que sobrevivió y segura porque, a pesar de todo, seguía luchando por cumplir sus sueños.
—Porque no quiero corromperte por mis traumas. —Soltó, llorando con fuerza ahora sí y tapándose los ojos para que él no la viese de esa manera.
Pero él se las retiró nuevamente y aupó el rostro de ella con sus enormes manos y, sin dejar de mirarla, le dijo;
—No me estás corrompiendo. Ava, quiero todo de ti... —respondió. —Y quiero saberlo absolutamente todo de ti... Aunque eso sea duro. Eres fuerte, valiente y aún así sigues luchando por tus sueños... Eres una mujer increíble, Ava —respondió y ella lo miró como si fuese algo totalmente reconfortante al escucharlo. Y entonces, Tiger con temor, le preguntó aquello que más miedo tenía—. Dime... Por favor, dime si te hizo algo más... ¿Te...?
Ava sabía a que se refería, pero dio gracias a que eso nunca sucedió.
—No... Nunca.
Tiger suspiró con fuerza, sacando todo el aire que tenía en sus pulmones y la volvió a mirar.
Entonces, le dijo lo que más preocupada le tenía.
—Hay algo que harás mirarme distinto...
—Dímelo. Nada de lo que me digas me hará mirarte diferente —aseguró.
—Yo... El día que escapé de él... —Tembló su labio inferior—. Estaba enfadado con un problema y lo pagó conmigo... Pero necesitaba marcharme, alejarme de todo y empezar de 0. Vi el primer objeto que encontré y lo dejé inconsciente... —Suspiró recordando aquel día, cuando creía que todo había acabado—. Me fui y, por un momento me sentí aliviada porque creía que... Que ya no volvería a verlo... Pero, luego recapacité y me sentí tan mal por haberle hecho daño a alguien.
Tiger negó rápidamente.
—No, Ava... Estabas defendiéndote. —Y Tiger le dijo. —Yo hace tiempo que hubiese ido a acabar el trabajo.
—Tiger...
—No. Él no volverá acercarse a ti —contestó con dureza y le preguntó. —¿Que te dijo esta noche?
Ella dudó si decírselo o no, se decantó por lo primero.
—Que pagaría lo que le hice, lo que le hice toda la vida.
Tiger sabía que tenía que hacer muchas llamadas y hacer lo posible para que ese hombre acabase en la maldita cárcel. Y le daba igual cuanto tiempo le costase, lo haría para hacer justicia, antes de que él fuese a hacer la justicia por su mano.
—No pienso dejar que te haga daño. Nunca más —prometió.
—No lo conoces, Ti...
—Él no me conoce a mi. —Se levantó para guiarla hacia la cama—. Ven.
Ambos se acostaron y Ava se colocó su cabeza sobre el duro torso de Tiger y la abrazó con amor. En ese momento íntimo de ambos, se quedaron mucho tiempo así, dejando que los minutos pasaran, solo siendo ellos.
Tiger rompió el silencio.
—Te prometo que nunca volverá a hacerte daño.
—¿De verdad?
—Te lo prometo.
Silencio.
Mientras Ava dejaba que las lágrimas que tanto tiempo tenía ocultas en su interior salieran, él le susurró;
—Ava.
—Dime.
Sin dudarlo, le dijo;
—Gracias por confiar en mí.
Él la abrazó más fuerte, prometiéndose que nunca se alejaría de ella. Solo Ava tenía ese poder.
***
Lo prometido es deuda. Ya que no pude subir el miércoles, subí hoy capítulo y el miércoles que viene volveré a subirlo ese día. Aquí tenéis un nuevo capítulo de la historia de Ava y Tiger.
¿Que les ha parecido?
Bueno, decirles que se acerca la recta final. Lo que significa que quedan entre 7-10 capítulos :(
¿La confesión de Ava?
¿Tiger?
¿La escena de los periodistas?
¿La angustia de Ava y Tiger en ese momento?
Nos leemos el miércoles :3
Patri García
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