T R E I N T A | L A C O N F E S I Ó N D E T I G E R 🌂
«Quería saber más de él y me destrozó saber que alguien le había hecho tanto daño en el pasado emocionalmente»
Ava Delacroix.
Una pareja joven se observaba uno frente al otro, en aquella cama no muy grande en el cuarto de un Tiger Davenport.
Se miraban en la penumbra de la habitación, con los rayos lunares iluminándolos tras aquella ventana donde se podía ver todas las hermosas vistas que aguardaban ese lugar. Y desde esa iluminación, ambos se miraban con una separación de menos de medio metro. No se tocaban, no estaban abrazados, pero estaban acostados de lado, mirándose con esa sonrisa de enamorados, aunque ellos no lo dijesen en alto.
Habían pasado 2 horas después de lo que habían hecho en el taller del tío Charlie y parecía que eso solo los había unido mucho más de lo que ya estaban. Tiger, con su rostro no tan expresivo, pero que se notaba los sentimientos hacia ella, tenía una sonrisa perfecta que enamoraba a cualquiera. En cambio, Ava parecía que sus ojos brillaban más que nunca.
Cosa que no pasó desapercibido para el magnate.
—Amo tus ojos, lo brillantes que se ven últimamente, la felicidad en tu rostro... Quiero que sea eterno —confesó él sin ningún pudor en decirlo.
—Nunca pensé verme así de feliz —afirmó ella.
Tiger dejó de sonreír pensando en todo el trabajo que le esperaba la próxima semana, sobre todo el fin de semana y que no quería alejarse de ella. Quería disfrutar cada momento de ese contrato, aunque fuese una relación falsa. Para él sentía que era tan verdadera que ya ni se acordaba de las reglas de ese contrato.
De tan solo pensar que faltaba cada vez menos para que ese contrato acabase, solo le hacía pensar que estaba todo a contrarreloj y su vida ya no era la vida aburrida que tenía. Disfrutaba de todo con ella, hasta de las conferencias más aburridas que tenía y que debía asistir por obligación.
Por eso y más le dijo;
—El próximo fin de semana iré a una reunión de negocios a Italia. Me gustaría que vinieras.
—¿Italia?
Se le iluminaron los ojos a la hermosa Ava, cosa que no pasó para nada desapercibido para un Tiger hipnotizado por ella.
Y él asintió, feliz de verla así.
Ahí, en la cama de Tiger, todo olía a él y Ava se empezaba a quedar dormida gracias a estar a su lado y al olor que él emanaba, tan perfecto y tan único. Las pesadillas apenas aparecían desde que estaba a su lado y desde que dormía a su lado, ya apenas las tenía, aunque habían noche que seguían ahí, tan vividas como nunca. Como la noche anterior, después del susto que tuvo con Drake.
—Sé que no te gusta volar, pero necesito que vengas conmigo para seguir cumpliendo el contrato.
En realidad él quería decir; me gustaría que vinieras conmigo. Pero Tiger todavía no quería pensar mucho en lo que podría ser, por cosas del pasado, por la desconfianza en las relaciones.
Y tanto fue así, que no se percató que a ella le dolió escuchar sobre el contrato, apenándola más. Porque eso le hacía recordar que todo era falso, que nada era real. Ni siquiera esa felicidad.
—Contigo vuelo más segura.
Se quedaron en silencio cuando ella le preguntó;
—¿Tiger?
—Dime.
Y entonces, se atrevió a preguntarlo;
—¿Que sucederá cuando acabe el contrato? Estamos a mediados de marzo y tan solo quedan 2 meses y medio.
Y Tiger entendió que ella le preocupaba, como a él también.
—No te preocupes por eso ahora, Bella.
Pero aquello no la ayudó para nada.
Y Tiger tomó la iniciativa, acercándose más, tomando el rostro de ella y le murmuró;
—Si lo que te preocupa es no verme más, estás muy equivocada, señorita Delacroix —respondió siendo totalmente sincero.
🌂
Una joven Ava se despertó temprano aquella mañana de domingo en aquel lugar recóndito del mundo. Y lo primero que vieron sus ojos fue el rostro perfecto y totalmente relajado de Tiger Davenport, el multimillonario más deseado por todos. Pero en cambio, Ava ya lo había visto varias veces de una forma que nadie vería nunca y se alegraba por ello.
Teniendo recuerdos de la noche anterior, en aquel pequeño taller sobre la mesa, la hicieron sonreír más y sonrojarse y se centró en lo guapo que se veía dormido. Juró que era la primera vez que lo veía dormir, ya que él decía que no solía dormir muchas horas y se despertaba temprano. Pero esa era la primera vez que Tiger había dormido más tiempo del necesario.
Su cabello totalmente desordenado en aquella hora de la mañana con sus ojos cerrados y la boca entreabierta que la dejaban sonriente a una hermosa Ava feliz de verlo. Aprovechando para levantarse y bajar hacia las escaleras dejando solo a Tiger, decidió que necesitaba desayunar y llegó a la cocina sin percatarse de que Charlie ya se encontraba allí, leyendo su periódico de todas las mañanas.
En cuanto lo vio en la mesa de la cocina con su café caliente sobre la mesa y platos de comida alrededor, este levantó la vista del periódico y la saludó, avergonzando a una Ava que pensó que no habría nadie, por lo que bajó en pijama.
—Buenos días, Ava. ¿Como has dormido anoche?
La joven se miró y luego susurró;
—Oh, lo siento... Pensé que no habría nadie en la cocina, sino me habría puesto otra cosa.
Charlie movió su mano y le dijo que se uniese a la mesa.
—No te preocupes. Aquí todos desayunamos en pijama. Sino mírame a mi el pijama tan anticuado que tengo —respondió y lo cierto si que parecía bastante anticuado para la edad que tenía.
Pero Ava quería quitarle hierro al asunto.
—No eres anticuado.
El tío de Tiger levantó la vista de su lectura y con sus gafas algo más bajas, cayendo por su nariz, la miraron haciéndola reír a carcajadas sin poder evitar aquel gesto humorístico de Charlie. Ella le pidió perdón por reírse.
—Nunca pidas perdón por ser tu misma, Ava —respondió, enseñándole su perfecta dentadura.
La joven, con su pijama, aquellos pantalones largos rosas de ositos y un suéter de mangas cortas, la hizo avergonzarse por elegir un atuendo algo nada conveniente para una mujer de 22 años. Pero parecía que a nadie le importaba, incluso a Tiger le encantaba los pijamas que ella solía ponerse y quería verla mucho más con ese estilo tan suyo.
Entonces ella miró la cafetera recién hecha, donde se podía oler ese olor tan característico a café.
—¿Puedo tomar café? —preguntó educadamente.
—Estás en tu casa. Las tazas están en el mueble de arriba.
Ella se acercó para tomar una taza, teniendo que colocarse de puntillas para poder alcanzar la taza, cuando su suéter se levantó un poco y Charlie se horrorizó al ver las cicatrices de ella que tenía en la espalda baja. El hombre retiró la mirada rápidamente, pero ya era imposible retirar la imagen de su mente con aquellas 6 marcas que se marcaban a la perfección en la piel delicada de Ava en su espalda. Y Charlie no dejó de pensar en la de cosas malas que haya podido pasar aquella joven.
Negó, tratando de centrarse en una noticia del periódico para poder desviar la atención, pero el saber que alguien como Ava, la cual conocía poco pero era una mujer increíble, hubiese pasado cosas terribles.
Cuando Ava, inocentemente, se sentó frente a Charlie con su taza de café, este dejó de leer para interrogarla;
—¿Como conociste a mi sobrino?
Elevó la ceja, para saber cuanto tiempo duraba la mentira.
—Fue... Bueno, nos chocamos en los pasillos de la academia de baile en la que estudio. —Sonrió como una idiota de recordarlo, aquel día hacía muchas semanas.
—Me ha dicho que eres muy buena bailarina... Dime, ¿como se te declaró? —Hizo la pregunta idónea.
Elevó más la ceja mientras tomaba un trago de su café, consiguiendo que Ava tartamudease por esa respuesta.
—¿Como...? Oh, pues...
¿Como podría decirle que todo era una farsa y que habían discutido un contrato y firmado para cumplirlo hasta final de mayo?
Y Charlie empezó a reírse para decirle;
—Jovencita, sé el secreto. Tiger no me oculta nada.
Volvió a tomar otro trago de su café y Ava, sorprendida por ella, preguntó;
—¿Sabe lo de la relación falsa?
Él asintió.
Ava suspiró ya que no sabía mentir y no sabía como iniciar aquella conversación.
Pero Charlie tenía mucha experiencia en relaciones largas. Amó con locura a su mujer y la seguiría amando aunque ya no estuviese en su vida. Por eso le respondió sabiamente;
—Pero, si me permites... Conozco muy bien a mi sobrino y solo tuvo una novia en su vida pero... Creo que nunca estuvo enamorado de ella. —La miró a los ojos de la joven para susurrarle. —En cambio, desde que te conoció, solo hay felicidad en su rostro y sus ojos brillan como cometas. Y nunca me había traído a una chica aquí —continuó. —Así que permíteme dudar de esa relación falsa.
Dejando a una Ava totalmente anonadada mientras que el tío de Tiger tomaba otro trago de su café mañanero.
Y entonces, bajando su mirada hacia el café que calentaba sus manos en aquella taza, susurró;
—No creo que Tiger quiera nada realmente conmigo.
Charlie, intrigado al escuchar aquello, empezó a ver que ella tenía muy poca autoestima. Quizás aquellas cicatrices tenían un pasado mucho más oscuro que la hacía sentirse así y Charlie no estaba para nada equivocado.
—¿Por que dices eso?
—Bueno... No pertenezco a su mundo y tengo muchas sombras en mi vida —contestó con la voz muy, muy baja.
—Todos tenemos sombras, Ava. Unos más que otros, pero Tiger no confía en las mujeres porque esa primera novia le hizo mucho daño... —confesó. —Pero desde que te conoce veo que esa espinita que tenía en su pecho se ha ido eliminando... Créeme cuando te digo que Tiger tiene sentimientos contigo y aunque te diga lo contrario, la realidad es que esa relación que ustedes tienen es mucho más real que muchas otras relaciones de otras parejas. Y eso de que no perteneces a su mundo... Lo siento, no es una respuesta válida.
Ava negó al mirarlo.
—No quiero hacerme ilusiones, Charlie.
—No te estoy dando ilusiones, Ava. Solo te estoy diciendo la verdad, porque conozco mucho mejor a mi sobrino que a nadie.
Y ella se quedó sin respiración en ese momento. No sabía si creer a ese hombre o, por el contrario, dejarlo pasar. Pero una pizca de ilusión en su corazón empezó a notarse. Fue ahí cuando los pies de Tiger bajaron por aquella escalera, cruzando hacia la cocina con su pijama puesto y dio los buenos días, saludándolos los demás y él se sentó al lado de Ava para tomar el desayuno de la mesa. Al mirar a Ava, se acercó a ella para preguntarle;
—¿Dormiste bien anoche?
El cabello de Tiger estaba desordenado, pero era tan él y tan perfecto no tan preparado, ni con esos trajes negros que siempre se ponía, que hasta el pijama negro le quedaba mil veces mejor que los trajes.
—Muy bien, ¿y tu?
Tiger, mostrando una sonrisa enorme, respondió;
—Mejor que nunca.
—Es raro que él se despierte más tarde que los demás. Normalmente se despierta a las 5, no a las 8 de la mañana —habló Charlie, volviendo su mirada hacia el periódico para ver el tiempo.
—No siempre me despertaré a esa hora, tío.
Charlie volvió a levantar su mirada, dejando que las gafas cayesen hasta la punta de su nariz y le dijo;
—De todos estos 29 años que te conozco, ni un solo día te has pasado de las 6. Quizás estás mucho más relajado por ciertas cosas de tu vida. —Charlie, sabiendo mucho más que nadie, le guiñó un ojo haciéndole un gesto hacia una Ava distraída por el delicioso desayuno.
Tiger arrugó su frente mirando a su tío para que se callara. Pero Charlie era todo lo contrario a él y no era de los que silenciaba para nada. Si era necesario, haría señales de humo para decirle a Ava que Tiger estaba enamorado de ella. Pero Tiger le volvía a hacer un gesto para que dejase de hacer el tonto.
Fue en ese momento que Ava le sonó el móvil y al ver el nombre en su pantalla, se levantó al ver que era la profesora Bonnet. Se disculpó con los presentes y se marchó al salón que estaba al otro lado para contestar. Ahí Charlie no se calló para nada y le dijo todo lo que tenía que decirle a su sobrino para animarlo a dar el siguiente paso. Mientras que el magnate observaba a Ava desde su lugar, hipnotizado por ella.
—Confiésale tus sentimientos, joven. No pierdas el tiempo.
Tiger, agrandando sus ojos, dejó de desayunar para decirle;
—¿Que? Charlie, sabes que yo y las relaciones no son una buena combinación.
—No es lo que demuestras a su lado. —Miró a su sobrino y le confesó. —Le conté lo de Lisa.
Peor se quedó Tiger.
—¿Todo?
Negó volviendo a dejar su taza de café vacía sobre la mesa.
—Eso te corresponde a ti decírselo. —Miró a la joven que estaba hablando en el salón y aprovechó ese momento para hablar seriamente con Tiger—. Ava se ve una mujer increíble. Lisa solo te utilizó por tu dinero, pero ella no. Si no te hubiese pedido dinero para ese contrato falso.
Obviamente, Tiger no le contó todo sobre el contrato, la relación sexual la dejó a parte porque considera que es algo privado entre ellos y quería que todo eso quedase en privado, porque lo que hacían en privado nadie debía importarle. Pero su tío tenía razón, Ava no le había pedido dinero.
—Todos los que te han rodeado, incluso tus padres, te han pedido dinero. Pero Ava no.
Tiger suspiró mirando a Ava mientras que ella empezaba a tomar un mechón de pelo con un dedo y empezaba a darle vueltas algo nerviosa por la conversación que estaba teniendo con su profesora.
—Tienes razón... Ni siquiera me dejaba pagar las cenas aunque no pudiese permitírselo —susurró, recordando las primeras cenas con ella, que sonrió como un estúpido.
—No le hagas daño. He visto sus cicatrices ahora mismo, se ve que ha sufrido mucho en esta vida. Merece toda la felicidad del mundo, Tiger.
Recordar aquello le hizo dar un puñetazo en todo el estómago y no pudo dejar de pensar en lo que vio aquella noche en Barcelona, en aquella suite y la desesperación de ella para que no supiera nada por el miedo que tenía. Ojalá algún día ella confiase tanto en él como para contarle sus secretos más profundos y las preocupaciones que más temía.
—Si, yo también las he visto y de tan solo pensarlo la ira me corroe por dentro.
—¿Sabes que le ocurrió?
Tiger negó.
—Nunca me cuenta nada de ella, solo algunas cosas. Pero... es muy cerrada.
Él se le veía preocupado por ella, realmente preocupado y quería saber mucho más de Ava, que estuviese bien y que nada le ocurriese. Que fuese feliz. Pero el pasado no se podía borrar, pero sí podía mejorar su futuro.
—Ya se abrirá a ti, tan solo demuéstrale que estas ahí para ella. —Tiger asintió por ello, hasta que Charlie le dijo. —Y confiésale tus sentimientos.
—Charlie...
—No pierdas el tiempo, porque la vida corre, Tiger... —Y entonces dijo lo que menos se esperaba Tiger de su tío—. Y lo mismo que le ocurrió con ese repugnante de su ex novio, le podría pasar un día caminando por la calle o en un accidente de tráfico y no tendrás la oportunidad de confesarle lo que sientes por ella.
Con esa frase, dejó aún peor a un Tiger que lo último que quería es que a ella le ocurriese algo malo. Pero Charlie conocía bien esa sensación y, aunque estuviese muchos años con su mujer, no fueron lo suficientes para él. El cual se habían prometido llegar hasta la vejez juntos. Pero la vida tenía otro destino para Charlie.
Tiger quedándose pensativo, Charlie continuó;
—Se ve que estás enamorado de ella. Y enamorarse no es malo, Tiger. Mis mejores años fueron junto a Martha y no cambiaría ni un solo segundo.
Ava acabó su llamada para llegar hacia la mesa de desayuno y sonrió a los 2 hombres que habían allí hablando de ella, aunque Ava no era consciente de ello.
—Perdonen, era mi profesora, la señora Bonnet. Me preguntaba que qué tal me encontraba y que había hablado con las bailarinas de cabaret —contestó la bailarina.
—Es verdad... Este viernes es tu primera vez en el escenario —respondió Tiger totalmente orgulloso de ella.
Pero el temor del escenario era algo que no había superado y, por mucho que tratase de pensar en ello y prepararse mentalmente, no la ayudaba en lo absoluto y solo pensaba que iba a caerse y ser el hazme reír de todo el público.
—No quiero recordarlo.
Tiger la tomó de la mano y le aseguró;
—Lo harás bien.
Charlie les sonrió a ellos porque sabía que había amor cada vez que se miraban, aunque ambos tratasen de negarlo continuamente. Las señales del amor nunca fallaban.
🌂
Ava estaba anonadada, mirando el hermoso lugar y la naturaleza cuando cierto magnate atractivo, perfecto y con una ropa algo distinta a la que se solía poner, se acercó a ella. Ava, que lo miró de arriba abajo viendo algo de color en su ropa, con un suéter de tiras blanco y un pantalón azul muy oscuro algo sucio de lo que parecía barro, le dijo;
—¿Blanco? Pensé que ese era mi color —bromeó, haciendo sonreír al magnate.
—Quiero enseñarte un sitio.
—¿Más? —Ava miró el hermoso lago tras el porche de la casa de campo y sonrió mientras la brisa le despeinaba el cabello—. Este lugar es precioso.
Y Tiger, embrujado por ella, susurró;
—Si, pero este lugar que quiero enseñarte es mi lugar seguro; mi refugio cuando tengo muchos problemas.
Dejando con las dudas a Ava, caminaron juntos un rato, caminando por la hierba recién cortada hacia una caseta de ladrillos no muy lejos de la casa de campo, como a unos 30 metros, dentro de la propiedad de Charlie y cuando este abrió con su llave la puerta, Ava se encontró con un taller hermoso y lleno de vasijas de barro hechos a mano. Era un lugar de alfarería casera, con estanterías por todas las paredes y en el centro el lugar para hacer las vasijas de barro.
—Wow... ¿Es de Charlie? ¿A parte de hacer muñecos de madera también hace vasijas de barro? —preguntó Ava, acercándose a unos jarrones perfectamente decorados.
Cuando Tiger dijo;
—En realidad es mío.
Sorprendida, la bailarina se giró para mirarlo a los ojos y este sonrió por la sorpresa en los ojos de ella.
Y preguntó;
—¿No te esperabas eso, verdad? A parte de ver dibujos animados, hacer cosas de esta hace que me olvide de lo demás.
—Me sorprendes, Tiger —murmuró orgullosa de él.
Rozando con la yema de sus dedos una vasija que había hecho Tiger, este último dijo;
—No tanto como tu me sorprendes a mi, Ava.
Ava sonrió, mientras miraba las vasijas hechas cuando Tiger se acercó a la espalda de ella y le colocó un collar en el cuello, extrañando a Ava. Este habló;
—No tuve la oportunidad de dártelo el viernes y ayer estabas agotada del viaje... Pero esto es mi regalo por tu cumpleaños.
Ella lo miró y al ver el collar, vio su nombre con zapatos de bailarina. Ella, muy feliz por ese regalo tan perfecto para Ava, que encajaba con la joven, se giró para abrazarlo y Tiger empezaba a acostumbrarse a los abrazos sorpresa de ella.
Y entonces, recordando la conversación con su tío, empezó a dudar de si confesárselo o no.
—Mi tío te contó lo de mi primera y única novia, ¿verdad?
—Si, pero no tienes porque decirme nada, Ti.
Ambos se separaron y él caminó hacia una de las vasijas más antiguas que tenía, rozándola con la yemas de sus dedos.
—Tenía 18 años y estuvimos unos pocos meses juntos. Creía que estaba conmigo porque quería, por mi personalidad... No por mi dinero, que fue lo que resultó ser.
—Oh, Tiger...
Ava silenció para que él siguiera hablando y vaya si lo hizo. Se estaba abriendo a ella, demostrándole a la joven sus sentimientos por ella.
—Ahí empecé a perder la confianza en las personas, exceptuando a Charlie y Martha... Ellos eran los únicos en los que confiaba...
Ava lo escuchó, mientras que él está teniendo un jarrón en su mano y lo miraba.
—Un día me llamó, quería que fuese a su casa y eso hice. Cuando llegué, la puerta estaba abierta y entré. Creía que había sido ella, ya lo había hecho antes el dejarme la puerta abierta... —susurró recordando todo aquello—. Pero cuando llegué a su cuarto la vi con otro hombre sin nada de ropa, en su cama. Me estaba siendo infiel y quería que lo viese para dejarme por otro.
Él se quedó callado un rato, teniendo esa cicatriz en su interior, recordando como le habían roto el corazón en el pasado. Desde ahí decidió tener aventuras rápidas de una noche y ya. Al mirar a Ava le dijo;
—Era mi mejor amigo con el que estaba.
Aquello la sorprendió mucho más.
—Lo siento... —murmuró Ava triste de imaginarse esa escena, de alguien a quien querías y que te hiciera tal cosa horrorosa.
Y Tiger, mirándola sin rastro de dolor, contestó;
—Yo no. Porque supe que no eran personas en las que debía fiarme. —Y era cierto, pero la herida seguía ahí—. Lo último que supe es que se habían ido a Australia y después de eso no quiero saber nada de relaciones, ni de amistad, ni de amor...
—Por eso me pediste que fuese tu novia falsa...
Tiger no hizo ningún gesto, pero se lo estaba confesando, se estaba abriendo a ella emocionalmente.
—Pero, quizás... Quizás esté cambiando de idea —susurró con la voz algo temblorosa.
Algo muy extraño en el magnate, que nunca se ponía nervioso.
Estaban empezando a acercarse, pero él no se atrevió a confesarle a Ava lo que sentía. Porque quizás ella no quería, porque quizás era muy temprano, porque quizás... Quizás era un simple cobarde para confesarle a ella lo que sentía.
Y entonces miró el taller de él, donde tenía algunas ventanas donde veía los árboles alrededor de lugar y las vistas del lago. Y cambió de tema.
—Te voy a enseñar a hacer una vasija.
Ambos se sentaron juntos, con Tiger tras Ava. Durante ese momento, Tiger tomó las pequeñas manos de Ava y las colocó sobre el barro que empezaba a girarse frente a ellos. Ava, sin saber por donde empezar, se dejó guiar por las manos expertas de Tiger, mientras sus cuerpos estaban muy pegados, sin dejar nada de aire entre ellos. Manchándose las manos de barro, empezaron a hacer algo allí, aunque no se asemejase en nada a una vasija. Pero se divirtieron, se miraron y sintieron absolutamente todo. Tan solo dejaron pasar el momento juntos.
Habiendo cada vez más acercamiento entre ellos.
Mientras, muy lejos de allí, se encontraba un hombre mirando las revistas y había una portada llamativa deL famoso magnate Tiger Davenport y una tal Ava. El hombre la miró casi arrugando la revista y sonriendo después de tantos años buscándola.
Estaba ahí... ¿Cuantos años habían pasado? ¿5? Acababa de encontrarla y con un magnate como Tiger.
—¿Te has enterado sobre lo de Tiger Davenport? —preguntó con aquella voz gruesa y ronca.
Jules, el opositor político que se presentaría a las próximas elecciones de país, miró a su mano derecha levantando la vista de estadísticas y le preguntó;
—¿El que?
Le enseñó una foto preciosa de ambos bailando juntos y mirándose.
—Tiene novia.
Jules, que le había dado nula importancia a ese echo, asintió volviendo a mirar los papeles para prepararse para la próxima entrevista que tendría al día siguiente.
—Ah, si. Conocí a la encantadora Ava Delacroix en una fiesta en Barcelona hace semanas —susurró sin darle la menor importancia.
Pero su mano derecha se enfadó y de la peor manera, haciendo que el político lo mirase sin comprender absolutamente nada.
—¿Y no me habías dicho nada?
Jules, elevando la ceja, preguntó;
—¿Por que? Conozco a muchas personas al día, no te voy a decir con quien hablo o no —contestó cortante.
Y entonces, saliendo la vena de controlador, preguntó;
—¿Donde vive ella?
Jules, sin dar crédito a lo que estaba escuchando, preguntó;
—Ivan... ¿Por que demonios quieres saber donde vive la novia de Tiger?
Se encontraban en el norte del país, preparándose para una entrevista que tendrían cada uno en un sitio aparte.
Pero Ivan empezó a perder los nervios.
—¡Tan solo dímelo, joder!
Pero Jules ni se inmutó. Solo se acercó a su mano derecha y le respondió en baja voz;
—Ni lo sé, ni es de nuestra incumbencia. Así que relájate y ponte a trabajar. Mañana tienes una entrevista y quiero que veas las cifras que te he pasado. —Miró a Ivan y continuó viéndolo de aquella manera tan repugnante—. Eres mi mano derecha, no un idiota que se dedica a mirar donde vive una mujer.
Pero se quedó callado Ivan, echándose el cabello canoso hacia atrás mientras Jules no daba crédito a lo que estaba escuchando.
Y empezó a atar cabos.
—¿Acaso la conoces?
Ivan miró la foto y la rabia que tenía en los ojos de él mientras observaba la revista y el nombre de Ava y lo feliz que se la veía después de haber sido una astilla en su vida.
—Hace tiempo y me debe una.
Jules negó sin poder creerse en lo que estaba escuchando.
—Olvídate de eso. Eres político, no puedes meterte en cosas del pasado, así que deja esa estupidez, Ivan respondió cuando su secretaria entró apresurada.
—Señor Black, tiene que venir enseguida.
El político asintió volviendo a mirar a su mano derecha.
—Tengo que irme.
Se acercó a su compañero y le quitó salvajemente la revista para que dejase de mirar dicha foto, dejando mucho pero a un Ivan deseoso de poder encontrarla después de todo. Después de que esa joven se escapara de aquel piso.
Jules le señaló los papeles que tenía que estudiar para luego cerrar la puerta y marcharse junto a su secretaria. En cuanto Ivan estuvo solo en su despacho, miró todo el lugar rabioso, pensando en la foto de ella y en que no estaba con un cualquiera, sino con un maldito multimillonario que con un chasquido podría hacerlo que deseara. Y golpeó la mesa con tanta rabia que rompió el jarrón que había al lado de él, dejándolo hecho añicos.
Se le veía rabioso.
—Puta... Voy a descubrir donde estás y esta a vez no te vas a escapar como la última... Ya no, Ava Delacroix.
Se levantó de la mesa para ir hacia su móvil y hacer unas cuantas llamadas mientras miraba hacia la ventana las vistas del lugar en aquella noche ajetreada, esperando encontrarla después de tantos años.
***
Y aquí tenéis un nuevo capítulo de Ava y Tiger.
¿Que les ha parecido?
¿Charlie?
¿Ava y Tiger?
¿La escena de Ivan?
Nos leemos el miércoles :3
Patri García
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